Los resultados del 20D nos han devuelto a unos partidos que, ante la perspectiva de pactos necesarios, nos han devenido en novatos. Unos, novatos porque a lo largo de los años no han tenido necesidades imperiosas por obtener acuerdos. Otros, porque son novatos, sin más. En esta situación tenemos, vistos los cabezas de lista, el siguiente panorama.
Don Tancredo, al frente del PP, que ha gozado de una amplísima mayoría absoluta que no ha sabido conservar, por incompetente, y que durante cuatro años se ha dedicado a arrojarla contra los adversarios, impunemente, convirtiéndose en un partido completamente carcomido por la corrupción.
Pedro Sánchez, que llegó al cargo de Secretario General en unas primarias, con el voto mayoritario de los militantes de un partido especializado en, al día siguiente de elegir Secretario General ya tiene ganas de cargárselo, pero que la propia estructura del partido va calmando. Eso sí, dejándose jirones por el camino.
Pablo Iglesias, verdaderamente un novato salido de un laboratorio creado en la Facultad de Políticas y que, ante la necesidad de mirar a través de varias ventanas por las que asomarse a acuerdos con otros partidos con las herramientas que esos partidos llevan utilizando años, ha encontrado el camino por el que imponer (de eso se trata, de imponer) sus postulados (lo de ideas es un concepto de nivel superior) en el adanismo: el nuevo, Pablo Iglesias, quiere y necesita que las normas y las relaciones (los reglamentos) se adapten a sus intereses.
Albert Rivera que ha encontrado en el desgajamiento de la militancia del Partido Popular un filón por el que encaminarse a los centros de poder, desde que hace 9 años comenzara a ser “alguien” en el Parlament de Catalunya. En el plano nacional es, como Pablo Iglesias, un novato.
Con estos cuatro elementos, la posibilidad de un acuerdo que garantice un gobierno de estabilidad es realmente complicada. Por un lado, el abuso que el PP hizo de su mayoría absoluta, con desprecio hacia los demás partidos, imposibilita cualquier acuerdo con el PSOE y le pone en una situación muy complicada con Ciudadanos, ya que un acuerdo con Rivera metería un caballo de Troya impredecible en el propio Partido Popular.
Por otro, el PSOE, con el peor resultado de su historia en términos reales (eso sí, en un contexto totalmente distinto a todo el desarrollo político desde 1978), no tiene por sí mismo capacidad de conformar un gobierno si no es con acuerdos con otras fuerzas, siendo insuficiente en la aritmética parlamentaria un gobierno de coalición con Podemos si no hay abstención de Ciudadanos. Y viceversa.
Podemos no pretende, en su adanismo, llegar a acuerdos de gobierno, de investidura o de legislatura. Podemos quiere el poder, quiere poder sentar en sillones confortables de gobierno a su dirección, compuesta por penenes universitarios. Solamente garantizándose cuotas de poder personal para sus dirigentes están dispuestos a llegar a acuerdos. En su filosofía adanista, el acuerdo no existe, sino la rendición del otro.
Ciudadanos no suma ni con Partido Popular ni con PSOE si no existen abstenciones de unos u otros. Y conseguir que tras la legislatura de mayoría absoluta desperdiciada por el PP, el PSOE se abstenga es imposible. Y que Don Tancredo dé un paso al lado (se abstenga) en favor del PSOE es tan imposible como la opción inversa.
En todo caso, los dos inconvenientes que imposibilitan un acuerdo tienen caminos distintos. La abstención de PP y/o PSOE en favor uno otro solamente sería posible si ambos partidos renuncian en beneficio de los intereses generales (esta opción se ve más factible si hay nuevas elecciones con similares resultados a los actuales).
El escollo mayor está en un pacto PSOE – Podemos. Porque los adanistas no están dispuestos a renunciar a ninguna opción de sentarse en sillones de poder, y para ello, no valoran que a los ciudadanos nos puede hartar una nueva convocatoria electoral y más un resultado similar.
Además, en el caso de Podemos, el adanismo de su dirección se ve acrecentado por algo que es realmente peligroso: el culto a personalidad que profesan los seguidores del Amado Líder, Pablo Iglesias. El culto a la personalidad cuando se transmite por personas que pasan por tener algún atisbo de intelectualidad (y hay muchos “intelectuales”) es el primer paso en el camino a la alienación de las masas. ¿Os suena?
Vale.
Hoy, diversos medios recogen informaciones y/o conjeturas sobre la actividad de Mariano Rajoy, presidente del PP y del Gobierno en funciones, desde el 20D, centradas básicamente en dos líneas: su intento de evitar a toda costa que haya debate de investidura, incluido el suyo propio, y en la necesidad en la que se ve ahora de participar, de algún modo, en el proceso de negociaciones que lleva a cabo Pedro Sánchez, tras el encargo del Jefe del Estado.
La actitud seguida hasta ahora por Rajoy ha sido, en el primer caso (no a cualquier debate de investidura) lo más parecida a lo que en términos taurinos se denomina “hacer el Don Tancredo”. Veamos lo que dice la Wikipedia sobre esta suerte:
El don Tancredo, o la suerte de don Tancredo, era un lance taurino con cierta afición en la primera mitad del siglo XX. Consistía en que un individuo que hacía el don Tancredo, esperaba al toro a la salida de chiqueros, subido sobre un pedestal situado en mitad del coso taurino. El ejecutante iba vestido con ropas generalmente de época o cómicas, y pintado íntegramente de blanco. El mérito consistía en quedarse quieto, ya que el saber de la tauromaquia afirmaba que al quedarse inmóvil, el toro creía que la figura blanca era de mármol y no la embestía, convencido de su dureza.
Normalmente el Tancredo era interpretado por personas desesperadas a la búsqueda de ganar dinero fácil y con poco que perder, ya que eran numerosas las cogidas que se producían.

Aguafuerte. Picasso. 1957
Efectivamente, quedarse parado en medio de la incertidumbre esperando que todos los vientos soplen a favor, es hacer el Tancredo. Incluso cuando no hay viento.
Lo que ha aparecido ante los ojos de los ciudadanos como una actitud indolente del presidente del Partido Popular, el más votado el 20D, no era tal, sino una decisión desesperada que la decisión del Jefe del Estado de proponer a Pedro Sánchez pareció no verse afectada en un principio, pero que los acontecimientos y las noticias de la posibilidad de que las remotas opciones que tiene el Secretario General del PSOE se puedan convertir en reales, han hecho tambalear el pedestal en el que se había subido la noche del 20D Mariano Rajoy.
Bajarse del pedestal, por voluntad propia o empujado por los suyos que le quieren mover la silla, será el momento en el que veamos qué capacidad tiene de llegar a acuerdos, de negociar alguien que nunca lo ha tenido que hacer: esperó, paciente, que el dedo todopoderoso de Aznar le designara, y se parapetó en su mayoría absoluta del 20N de 2011 para sentirse tan seguro como que no necesitaba acordar nada con nadie.
Ahora, Don Tancredo ha de mezclarse con los que despreció desde el pedestal de sus 186 escaños, y habrá de recibir los reproches por la situación de podredumbre de su partido, acosado por una retahíla de casos de corrupción generalizada.
¿Qué podrá ofrecer y recibir en términos de acuerdos y desacuerdos quien, más allá de las imposiciones de la llamada troika –imposiciones económicas- se ha dedicado a la destrucción del sistema de derechos y libertades? Quien ha promovido la Ley Mordaza o la LOMCE o ha convertido la radio y televisión públicas en un reducto de manipulación a su servicio, no tiene políticamente bagaje alguno con el que mostrarse a los demás.
La fantasmagórica “recuperación económica” tampoco le puede servir de aval, ya que se debe en gran parte a nuestra dependencia energética aliviada y mucho por la bajada de los precios del petróleo. Fantasmagórica recuperación porque solamente unos cuantos privilegiados parecen verla y no el común de los ciudadanos.
Ahora, cuando la realidad parece aplastarle, consiga o no Pedro Sánchez formar gobierno, Mariano Rajoy sale de la casa okupa de La Moncloa sin saber si a la vuelta de cualquier reunión tendrá ya hecha las maletas.
Quien ha hecho todas sus comparecencias como candidato desde el 20D desde la presidencia del gobierno cuando es un presidente prestado, tendrá que ir ahora adonde le llamen, tendrá que ser él que sea recibido previa cita.
Ahora, Don Tancredo, bajado de su pedestal, pero vestido con las mismas prendas cómicas que le han hecho carne de memes, vagará por donde le lleven y verá como los miembros de su cuadrilla buscan unos acomodo en los burladeros y otros incluso amagan con echarse al ruego para apartarlo en sus pasos perdidos.
Vale.

Portada de ABC de 02 de Septiembre de 2015
El Partido Popular, esto es, Mariano Rajoy, pretende modificar por la vía de urgencia la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional con la finalidad exclusiva de utilizarlo como arma (en un sentido belicoso) contra Artur Mas tras las elecciones catalanas del 27S. El diario ABC de hoy confirma ese lado belicoso que el PP quiere para el alto tribunal.
Lo que pretende Rajoy no es otra cosa que dotarse de un arma con la que amedrentar a un rival político, porque, no se olvide, el mal llamado “desafío soberanista” de Mas no es más que una estrategia política de un político de derechas (Artur Mas) al que otro político de derechas (Mariano Rajoy) no ha opuesto ninguna otra estrategia que no sea la de “cumplir la ley”.
Pero… ¿cómo es posible que durante más de dos años todo lo que ha planteado Tancredo Rajoy haya sido “cumplir la ley” y ahora, a un menos de un mes de las elecciones, se da cuenta que no tiene ley con la que hacer cumplir su inamovible posición?
Si finalmente el Gobierno remite el proyecto de modificación de la L.O. del Tribunal Constitucional para su aprobación inmediata por la vía de urgencia, estaremos ante un caso de utilización de las leyes y los procedimientos legales en una democracia formal con la única finalidad de derrotar a un oponente político. Vamos, en una utilización claramente fascista del poder.
La cuestión es saber qué van a hacer los partidos políticos en la oposición. De entrada, han dicho que no están de acuerdo, pero habrá que ver cómo evolucionan con el desarrollo de los acontecimientos.
Y aquí, en saber qué harán los grupos de la oposición es donde está la cuestión. Porque está claro que la mayoría absolutista del PP (¿alguien tiene la memoria suficiente para recordar el “rodillo socialista”?) sacará adelante la Ley. Solamente faltará saber si esa nueva Ley que permitiría al PP eliminar a un contrincante político será legal y legítima.
Legal sería, porque estaría aprobada por la mayoría de los miembros de las Cortes Generales (Congreso y Senado), pero legítima…
Si finalmente todos los partidos políticos en la oposición, en Congreso de los Diputados y Senado, estuvieran de acuerdo (aunque con motivaciones o explicaciones ideológicas diversas, como es normal) en rechazar la pretensión dictatorial, bolivariana, de Rajoy, la única y la mejor manera de demostrar la ilegitimidad de esta pretensión no está en votar en contra (lo que sí legitimaría la cuestión), sino en no participar absolutamente en ninguno de los pasos parlamentarios que pudiera dar el proyecto, en ausentarse de plenos y comisiones cuando estuviera incluida en las correspondientes convocatorias.
Negarse a participar, aunque fuera para rechazar el proyecto, en la tramitación y votaciones, es la manera de demostrar, con fuerza y con capacidad política, que la pretensión del Partido Popular no encaja en una sociedad democrática. Que no es de recibo que se utilicen las mayorías parlamentarias para legislar ad hominem y mucho menos para tapar la incompetencia propia.
Si hasta ahora toda la respuesta de Tancredo Rajoy y sus mayordomos al “desafío soberanista de Mas” era la de “cumplir la ley” y darse cuenta de que las cuestiones políticas solamente se resuelven políticamente, pero ser incapaz de articular argumentos y recurrir a la violencia legal para tapar la incompetencia, no puede ni debe ser legitimado.
Todos los partidos de la oposición, contrarios a semejante atentado a los principios democráticos, deberían, creo, negarse a participar en todo el proceso: no dar por recibido el proyecto, abandonar las mesas de Congreso y Senado cuando se trata el asunto, las mesas de las Comisiones si fuera preciso, no asistir ni a plenos ni a comisiones y, si se quiere, no hacer ninguna declaración pública sobre el asunto: el mayor desprecio es no hacer aprecio.
Vale.
Desde hacía tiempo, una llamada Fundación Cáceres Capital se convirtió en un lobby aeronáutico hasta conseguir del Partido Popular, en los gobiernos local, autonómico y estatal que se creara la necesidad política de que la ciudad de Cáceres cuente con una comunicación aérea, y ahí aparece otra Fundación, la Valhondo Calaff, que dispone de unos terrenos entre la capital y Malpartida de Cáceres, a unos 6 km de distancia. De Malpartida de Cáceres son quienes eran presidente de la Asamblea de Extremadura (el pomposo Parlamento) y número 2 del PP regional, y el Consejero de Medio Ambiente. Esta confluencia de una reivindicación, de unos terrenos estratégicamente situados, unos políticos ávidos de proyectos vendibles y un halo del gobierno de los mejores hizo que la Administración regional (PP) realizara la compra de los terrenos, encargara el proyecto de un Aeródromo de uso restringido que sería la mayor gloria a poner en portadas, sobre todo del HolaPP y se encargara además de todos los trámites.
Y claro, un asunto con tantos vuelos, en manos del gobierno de los mejores tenía que tener un resultado: un auténtico fiasco.
En enero, el consejero de Medio Ambiente, Víctor del Morral, decidió que para el asunto bastaba con una Declaración simplificada medioambiental, lo menos que se despacha en estos asuntos, seguramente en la creencia que con dos papeles y medios, el Partido Popular en el gobierno de la nación, gobierno amigo, aprobaría sin más el asunto. Y en esa creencia licitaron el proyecto, su redacción y su adjudicación (provisional).
El 24 de junio (un mes después de las elecciones), el BOE publicó la resolución del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente diciendo, en resumen, que el papelito enviado por el gobierno de los mejores no sirve, que hay que presentar un cuaderno gordo.
Desde entonces, los sustentadores del proyecto de altos vuelos se han dedicado a despotricar contra los ecologistas, obviando que las cuestiones que planteaba ADENEX pueden tener solución con medidas correctoras (o como dice la propia organización ecologista, desplazando la ubicación solamente 2.000 metros), pero hay dos puntos en la resolución del MAGRAMA que demuestran la incompetencia manifiesta del gobierno de los mejores, encabezado por un tal Monago: no se justifica la necesidad de la infraestructura y no se estudian alternativas que justifiquen la elección del espacio sobre el que se plantea.
O lo que es lo mismo: lo de los ecologistas, las alegaciones de ADENEX es lo de menos. Lo peor es que los incompetentes del gobierno del Partido Popular no han podido justificar la existencia de espacios alternativos sobre los que asentar la infraestructura ni por qué se ha elegido la finca de la Fundación Valhondo ni, mucho menos, se justifica que sea necesaria la infraestructura, el aeródromo.
Ahora, instaladas las fuerzas vivas de barra de tapería pija, en la pulsión de anatemizar a la organización ecologista ADENEX, conviene recordar que las dos razones de mayor peso en la denegación del papelito de estudio de impacto ambiental no son la existencia de aves esteparias, sino del pasto político de incompetentes que pensaron que entre amigos el asunto pasaría sin problemas.
Ahora, los pijos de tapería fina seguirán culpando del “parón del proyecto” a los putos ecologistas, mientras que los restos de poder político que le queda al PP después de las elecciones del 24M, se lamentarán de que siempre le toca a Cáceres (en público) y pelotearán a la nueva Junta de Extremadura (en privado) para ver si se hace o no el proyecto.
O lo que es lo mismo: un capricho innecesario para, lleguen 4 o 5 vuelos diarios. Un aeródromo con un tráfico mayor en 5 veces a la suma de los Aeropuertos de Ciudad Real y Castellón (sin contar Albacete, Huesca o Lérida). Lo de calificación como “Aeródromo de Uso Restringido” es un subterfugio para hacer una pista de aterrizaje por si algún avioncito cargado con cuatro pijos de tapería fina se acercan a pegar cuatro tiros a la finca de un amigo.
Vale.