En agosto de 2012, recién comenzada una serie de entradas en mi sitio en la red sobre la deplorable situación de la ciudad de Cáceres, bajo el epígrafe “Cáceres, cerrado por falta de uso”, incluí al Espacio para la Creación Joven, realizado por el gobierno socialista en la legislatura anterior (2007-2011).
El actual equipo de gobierno, del Partido Popular, que goza de una mayoría absoluta aplastante, se encontró, en junio de 2011 el ECJ terminado en el antiguo Molino de Aceite de la Ribera del Marco.
Desde entonces, de junio de 2011 hasta ahora han pasado tres años en los que la mayoría aplastante del Popular ha demostratado una aplastante incompetencia.
Hoy, un concejal de esos de la mayoría absoluta publica un artículo lleno de lugares comunes y un tufo de soberbia propios de otros tiempos.
Uno de los lugares comunes, frases hechas o tópicos, como se les quiera llamar es que “a partir de septiembre van a tomar la temperatura de los jóvenes de la ciudad”. ¿Colaboración con el colegio de enfermería, algún centro de salud próximo, práctias de la Escuela Universitaria?
El concejal, que en ningún momento dice que el edificio se lo encontraran terminado, se refiere a a que han tenido que pedir socorro a la Junta de Extramadura para finalizar las obras (¿no han tenido tiempo en tres años de asfaltar el acceso, que era lo único que faltaba?
Que se tarden tres años en asfaltar 80 metros de camino demuestra la temperatura política de una mayoría aplastante de los concejales.
Pero es más. Ese mismo concejal que hoy se marca el farol de que van a poner en marcha el ECJ para que los jóvenes de la ciudad… ese mismo, y todos sus correligionarios votaron el jueves (¿el mismo día que el técnico del área de juventud redactó el escrito para la firma del concejal que hoy publica el HolaPP?) en contra de una propuesta de la oposición que pedía mayor participación de los jóvenes en los asuntos de la ciudad.
Que ahora se anuncie que el dinero para poner en marcha el ECJ venga de la Junta de Extremadura, quiere decir que la mayoría aplastante de los concejales del Partido Popular han estado desde junio de 2011 tocándose las narices con este y con otros muchos asuntos. Y ahora, cuando ya se vislumbra la cuenta atrás de la legislatura, piden socorro al gobierno de Iván Redondo para que les lance un salvavidas, un salvavotos.
Eso de tomar la temperatura de los jóvenes para poner en marcha el ECJ es una solemne estupidez, propia de quien no tiene ni puñetera idea de lo que los jóvenes necesitan y llevan tres años en el ¿gobierno? pasando olímpicamente de ellos. Porque además, parece que lo que pretenden es que la concejalía del área esté en ese espacio. Esto es otra mayúscula estupidez. El EJC se concibió para los jóvenes, para que pudieran tener un espacio en el que desarrollar sus capacidades creativas y culturales. Y meter el poder que sobre estos asuntos representa la concejalía es condenar al fracaso el conjunto.
Porque si los jóvenes “huyen” de algo es de tener en el pescuezo el aliento “de los que mandan” cuando se trata de arrancar ideas, de crear, de ensayar… Y la burocracia de la concejalía será un yugo sobre los jóvenes. A no ser que sea eso lo que pretenden… someter a los jóvenes con un yugo.
Mientras el Partido Popular se dedica a rechazar iniciativas de la oposición para que los jóvenes tengan más participación en los asuntos públicos, el propio partido es el encargado de querer vender lo que otros hicieron. Y lo venden mal.
Mientras Cáceres está cerrado por falta de uso, uno se va dando cuenta que lo que está falta de uso es la capacidad de la mayoría aplastante de los concejales del Ayuntamiento de Cáceres.
https://cercadelasretamas.com/2012/09/15/caceres-cerrado-por-falta-de-uso-vi/
La abdicación de Juan Carlos de Borbón ha resultado un detonante para que muchos miles de españoles, en las calles, exijan un referéndum sobre la forma de estado. Otros muchos reclaman un proceso constituyente.
Mientras tanto, mañana, 3 de junio, el Consejo de Ministros, en realidad, consejo de tramposos, aprobará el Proyecto de Ley Orgánica que contenga el procedimiento de abdicación y asunción de la jefatura del Estado por el heredero a la Corona, conforme a la vigente Constitución de 1978l.
Este proceso iniciado hoy con las declaraciones institucionales del Presidente del Gobierno y del propio Juan Carlos, y que mañana impulsará el Consejo de Ministros requerirá, por tratarse de Ley Orgánica, una mayoría cualificada. O lo que es lo mismo, requerirá que el PSOE apoye al PP para sacarla adelante. Y, desgraciadamente, eso va a suceder.
En este contexto, la convocatoria de un referéndum sobre la forma de Estado debería llevarse a cabo con carácter previo a la aprobación en las Cortes de la Ley Orgánica que prevé aprobarse mañana en Moncloa. O lo que es lo mismo, el referéndum debería convocarse ya, mañana mismo, y llevarse a cabo en el mes de julio. Si quieren, incluso, que sometan a referéndum la Ley Orgánica que pergeñan.
Como esto no va a suceder y las peticiones de referéndum van a continuar y pueden enquistare, con consecuencias difíciles de prever, con un gobierno acorralado por la corrupción, sometido a decisiones que se adoptan en Bruselas o Berlín y dirigido por un Mariano Rajoy, declarado incompetente, cuyas reacciones son imprevisibles. Baste tener en cuenta los intentos de Ley Mordaza o la infantil, por ignorante, criminalización de las redes sociales.
En todo caso, y en el mejor de los supuestos, someter la forma de Estado a referéndum, y que gane la república, nos llevaría a un necesario cambio constitucional. Esto es, a que la actual constitución se someta unos cambios, cuyo control escaparía al auténtico control de los ciudadanos.
En mi opinión, un simple referéndum sobre la forma de Estado (simple pero complejo) no resolvería más problema que ese, que la forma de Estado, monarquía o república. Y sería la puerta que abriría modificaciones de calado, del tipo que la llevada a cabo con el artículo 135 de la vigente Constitución.
Por ello, es necesario, sería necesario un proceso constituyente que incluyera la forma de Estado. Porque la forma de Estado no es, ni con mucho, el mayor problema que tenemos. Porque el paro, la crisis económica, la corrupción política, el desprecio de los políticos y grandes empresarios hacia ciudadanos y trabajadores, no dependen de monarquía o república.
Desde luego, para los ciudadanos, que quienes ostenten la jefatura del Estado sean merecedores de esa magistratura por genética o lo sean por eleccin democrática, es un bien a conseguir. Porque significa un símbolo en el que se refleje que la soberanía reside en el pueblo.
Cambiar sólo la forma de Estado puede suponer dar carta blanca a unos políticos, los actuales del PP, la derecha de siempre, que han demostrado de modo suficiente su incapacidad para tomar decisiones que mejoren la vida de los ciudadanos, pero sí la de los grandes empresarios y el gran capital, y una oposición mayoritaria, la del PSOE, que no se ha enterado en toda la legislatura de las tropelías del PP y se ha limitado a los juegos de manos de Rubalcaba en las ruedas de prensa.
Por ello, frente a la idea de un referéndum exclusivamente sobre la forma de Estado, mucho más eficaz, quizá más largo, pero más seguro, un proceso constituyente que termine en una nueva Constitución que, sí, se someta a referéndum y que permita elegir la forma de Estado.
Vale.