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Ayuntamiento de Zorita (Cáceres)

En marzo de 2010, la municipalidad de Chacao, en el área metropolitana de Caracas, aprobaba la Ordenanza sobre la Condecoración “Don José Solano y Bote”, una condecoración que tiene tres modalidades:

– La Primera Clase, denominada “El Gran Cordón”, consta de banda, medalla dorada, botón, miniatura, barra dorada y roseta.

– La Segunda Clase, denominada “El Comendador”, consta de corbata, medalla plateada, botón, miniatura, barra plateada y roseta.

– La Tercera Clase, denominada “El Oficial”, consta de medalla de bronce, botón, miniatura, barra de bronce y roseta.

La municipalidad de Chacao cuenta con unos 61.000 habitantes, y fue fundada el 30 de Septiembre por José Solano y Bote, administrador colonial español desde 1763, quien al producirse una serie de epidemias y calamidades en la ciudad de Caracas, comenzó, en 1764, a desplazar parte de la población de la capital venezolana a Chacao, ciudad que fundó en 1769 y que actualmente pertenece al área metropolitana caraqueña. Solano promulgó en 1768 el decreto de legalización del pueblo San José de Chacao, y en 1769 concedió la licencia para construir la primera iglesia de la localidad, dándole a los pobladores de Chacao un nuevo enfoque para impulsar su desarrollo.

No deja de ser significativo que en 2010 una localidad venezolana ensalce los méritos de un gobernador de la corona española y denomine con su nombre los más altos reconocimientos que la ciudad puede hacer a sus habitantes. Ese gobernador, José Solano y Bote, era un marino de la Armada real española, nacido tierra adentro, en el secano cacereño de Zorita (Cáceres), el 11 de marzo de 1726.

José Solano Bote. Museo Naval.

Situada al sur de Trujillo, en el camino entre esta villa y la de Guadalupe, Zorita tenía en 1850, uno 90 años después de nacer allí José Solano, 530 vecinos, unas 2.903 almas, como recoge Pascual Madoz en en el Tomo XVI (1850) de su Diccionario Geográfico, Estadístico e Histórico de España y sus posesiones de Ultramar. También señala que “este pueblo se hizo v. [villa] en el año 1643; mas no pudiendo pagar los derechos y oponiéndose la c.[ciudad] de Trujillo, que compró el terreno de la jurisd.[jurisdicción], perdió al siguiente año aquel título y quedó tributario de aquella ciudad”.

 José Solano y Bote, era hijo de Agustín de Solano y Carrasco y María Bote y Carrasco. Se casó con Rafaela Ortiz de Rozas y Ruiz de Briviesca y tuvo once hijos: José María de las Mercedes, María de la Merced, María del Rosario, María del Carmen, Francisco José María, María de la Concepción, María Manuela, Josefa Ramona, Estanislao Ramón José, Joaquín José Ramón, Antonio y Eulogio.

Pero antes de los hijos, antes, mucho antes… tras realizar estudios de geografía y política, Solano ingresó en la Real Armada Española con 16 años, y el empleo de guardiamarina, y tras finalizar su formación tuvo su primer destino en el navío Soberbio, perteneciente a la escuadra del Mediterráneo, y estaba mandado por Juan José Navarro, que luego sería Marqués de la Victoria.

El primer combate naval en el que participó Solano fue en el  cabo Sicié, (Tolón) el 22 de febrero de 1744 contra la Marina Real Británica, entonces mandada por el almirante Thomas Mathews, en el marco de la guerra entre España y Francia contra Gran Bretaña, tras la firma del Segundo Pacto de Familia.

Solano fue ascendido por su actuación en aquel hecho a alférez de fragata. Posteriormente, fue escogido como uno de los oficiales que acompañarían a Jorge Juan y Santacecilia en un viaje por Inglaterra y Rusia encargado por el marqués de la Ensenada con el fin de estudiar los adelantos de su ciencia naval y organización de sus respectivas armadas con regreso a España en 1754.

Ascendió a capitán de fragata en 1754 y fue destinado a la Provincia de Venezuela como comisario nombrado por el rey Fernando VI con el objeto de asistir a la demarcación de límites entre España y Portugal al norte del río Amazonas, mediante Real Cédula expedida en el Palacio del Buen Retiro el día 20 de diciembre de 1757. Dicho trabajo le ocupó siete años viajando por el río Orinoco y sus tributarios y en varias oportunidades llegó a Santa Fe de Bogotá para rendir informes al virrey de la Nueva Granada. A la conclusión de la expedición en 1761 fue ascendido a capitán de navío

Fortín Solano

En 1762, al declararse la guerra con Inglaterra, se le dio el mando del navío Rayo y al firmarse la paz es nombrado al año siguiente gobernador y capitán general de la Provincia de Venezuela, por Real Cédula del 12 de junio de 1763. Combatió el contrabando de ingleses y holandeses que azotaban las costas del litoral venezolano. Durante este esfuerzo logró apresar 103 embarcaciones y desalojó a los ingleses de las islas vecinas de Sotavento reduciendo el contrabando de tal manera que en 1770 cuando terminó su gobierno el ingreso de las rentas se había duplicado. Se le nombra Caballero de Santiago, por título extendido en San Lorenzo el 11 de noviembre de 1763.

Navío de 112 cañones

Durante su período al mando de la Provincia de Venezuela dio la orden en 1766 para la construcción del Fortín Solano con la finalidad de reforzar la defensa de Puerto Cabello que ya contaba con el castillo San Felipe. Fundó la población de Chacao, hoy parte del área metropolitana de Caracas, en abril de 1768, con la intención de poblar el sitio y defender a sus pobladores e indígenas. Solano impartió justicia y por ello tuvo fama de ser un gobernante muy justo y respetado durante su mandato colonial venezolano. Fundó asimismo varias escuelas y fue un temible enemigo del contrabando y el vandalismo.

El 20 de septiembre de 1770 es nombrado capitán general de Santo Domingo y presidente de su Real Audiencia. En 1773 fue ascendido a brigadier de la Armada. Concluida la designación de límites con los franceses, que ocupaban el oeste de la isla, solicitó licencia para continuar sus servicios en la Armada, siendo promovido a Jefe de Escuadra en 1779.

Aliada como estaba España con Francia por los denominados Pactos de Familia, en plena guerra de independencia norteamericana la escuadra española debió unir fuerzas con la escuadra francesa de Orvilliers cuando en junio de 1779 fue declarada la guerra a Inglaterra. Solano fue destinado a la escuadra de Antonio González de Arce, saliendo con ella de Ferrol rumbo al canal de la Mancha. La escuadra combinada franco-española, en la que se contaban 68 navíos, logró ejecutar un exitoso bloqueo naval a Gran Bretaña; los buques ingleses se refugiaron en sus puertos causando el colapso del comercio británico. Solano tomó parte en las acciones destinadas al apresamiento del poderoso navío de línea británico Ardent, de setenta y cuatro cañones.

El 22 de febrero de 1780 se le confiere el mando de una escuadra de 12 navíos para escoltar 140 velas con carga a los principales puertos de América y además los acompañaban otros con 12.000 efectivos de tropa con sus equipos militares para la defensa de esas posesiones. Zarpa de Cádiz el día 28 de abril y logra conducirlo y desembarcar el ejército sin novedad en La Habana el 4 de agosto. Contra esta expedición se encontraba una escuadra de 33 navíos ingleses al mando del general George Rodney a las cuales se logró burlar gracias a la pericia y arrojo del almirante Solano.

Iglesia de San José (Madrid)

Colaboró eficazmente en la conquista de la Florida y en la toma de Pensacola, donde acudió en ayuda de Bernardo de Gálvez, gobernador de la Luisiana, en marzo de 1781. En reconocimiento a dichos servicios, Solano fue ascendido a Teniente General de la Real Armada el 4 de agosto de 1781. También retuvo el mando de la Escuadra del Apostadero de la Havana el cual desempeña por dos años.

Solano volvió a España con sólo cuatro navíos y se trasladó a Madrid, donde en 1802 se le dio el encargo de ir a Nápoles para traer a Barcelona a María Antonia de Borbón-Dos Sicilias, prometida del príncipe Fernando, y a Francisco I de las Dos Sicilias, prometido de la infanta de España Isabel de Borbón. Por esta acción el Rey de Nápoles le nombró caballero de la Orden de San Jenaro. Fue ascendido a capitán general de la Armada y continuó en Madrid como consejero de Estado, falleciendo el 24 de abril de 1806.

Firmó un testamento recíproco con su mujer en el que se le otorgaba el poder para testar.

Por concesión especial del rey Carlos IV, se le rindieron honores militares. Su muerte fue honrada a nivel nacional e incluso el rey levantó la prohibición de rendir honores fúnebres en la residencia del monarca, suponiendo un reconocimiento muy especial. Fue sepultado en una capilla del convento de los Carmelitas Descalzos de la Villa y Corte en Madrid en medio de una ceremonia de gran importancia. El convento fue destruido y en su lugar hoy sólo queda la iglesia de San José en la calle de Alcalá.

Zorita (Cáceres)

Sigue siendo un misterio si las bóvedas donde fue sepultado Solano se salvaron y sus restos fueron trasladados a la Parroquia; al parecer el sacristán de dicha iglesia dejó constancia escrita que todos los restos fueron reunidos y enterrados debajo del piso de la iglesia después de un incendio ocurrido en 1930..

A su regresó a España en 1782 y en fecha 1 de mayo de 1784, el rey Carlos III le concedió el título de marqués del Socorro, con un documento en el cual se hace una exposición de los méritos y servicios prestados en la guerra contra Inglaterra, incluyendo lo siguiente: «que fue vuestro mando en la guerra de tanto acierto, que no solo impedisteis al enemigo de hacer aquella conquista, echando los enemigos del Seno mejicano y costas de Honduras y tomarles la isla de Providencia y demás Lucayas o de Bahamas; y además mantuvísteis el comercio marítimo de aquellos mis Dominios entre sí y con estos mis Reinos, ya con el todo de mi Escuadra o parte y ya con escoltas de ellas; habiendo sido vuestra conducta gran causa de la ventajosa paz con que he determinado la última guerra; y finalmente que finalizada habéis conducido de aquellos mis Dominios a estos la Escuadra que habéis mandado y cargada de tesoros míos y del Comercio». Solano fue posteriormente condecorado con la gran cruz de la Orden de Carlos III el 9 de abril de 1791 y fue también nombrado caballero de la Orden de San Jenaro.

En su libro “Zorita, Una antigua villa de la penillanura trujillano-cacereña”, publicado por la Excma. Diputación Provincial de Cáceres en 2016, el historiador José Antonio Ramos Rubio recoge una relación de Reales Despachos, Títulos, Cédulas y otros documentos que resumen perfectamente la trayectoria militar de José Solano y Bote:

– Real Cédula de Fernando VI, comisión dándole para el establecimiento de la nueva línea que con arreglo al tratado de límites concluido con Portugal, debía hacerse por el río Marañón, expedida en el Buen Retiro, a 20 de diciembre del año 1757.

– Real Cédula nombrándole el día 12 de junio de 1763 para el Gobierno y Capitanía General de Venezuela.

– Título de Caballero de Santiago, extendido en San Lorenzo, el día 11 de noviembre de 1763.

– Título de Gobernador, Capitán General de la Isla Española y la ciudad de Santo Domingo, expedida el día 20 de septiembre de 1770, en San Ildefonso.

– Título de Presidente de la Audiencia de la mencionada villa.

Certificación del día 27 de julio de 1775, dada por el Supremo Consejo de Indias, sobre sentencia aprobatoria de su residencia en América.

– Título de Teniente General de la Real Armada, el día 4 de agosto de 1781.

– Oficio comunicándole don Antonio Valdés, como secretario de S. M., la merced de Título de Castilla, por sus relevantes servicios, especialmente en la rendición de Pensacola, de fecha 1 de mayo de 1784.

– Título de Consejero de Continua Asistencia del Consejo de Guerra, de 28 de agosto de 1789. Ese mismo año fue nombrado socio emérito de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País.

– Título de Caballero de la Gran Cruz de la Orden de Carlos III, expedido el día 9 de abril de 1791.

 – El día 4 agosto de 1793 le llega un oficio en el que el rey le comunica haberle concedido plaza del Consejo de Estado, con sueldo y casa de aposento.

– Título de ingreso en la Real Orden de María Luisa, a favor de la señora Marquesa del Socorro, el día 2 de agosto de 1794.

– Nombramiento de Capitán General , el mando político-militar de tierra y mar, de las islas de Santo Domingo, Puerto Rico y Trinidad, de la Presidencia de la Real Audiencia, de la primera de ellas a favor del Marqués del Socorro, el día 4 de enero de 1795.

– Nombramiento de gentilhombre de cámara, con ejercicio, fechado el día 8 de septiembre de 1795.

– Título de Caballero de Gran Cruz de la Sagrada Religión de San Juan, fechado el día 12 de febrero de 1725.

La ciudad de Cáceres, capital de la provincia en la que se encuentra la localidad de Zorita, dedicó en los años 70 del siglo XX una calle al Almirante Solano y Bote. Quizás, en aquel momento no se encontró en el Ayuntamiento de la capital la suficiente información y documentación sobre la figura de este eminente militar y marino, porque la calle que lleva su nombre se encuentra en una barriada dedicada al Perú, con las calles Lima, Arequipa…, pero que no guardan relación suficiente con el almirante al que en su tiempo se le conoció con el sobrenombre de El Terror del Atlántico.

La reciente, y aún incipiente, recuperación de la figura de Bernardo de Gálvez, contemporáneo y compañero de armas de Solano, hace cada vez más necesario que Extremadura rinda el homenaje que se merece un militar que fue una figura fundamental en su tiempo, y que, singularmente, contribuyó con su socorro a Bernardo de Gálvez en la batalla de Pensacola.

Un marino de secano, un militar de renombre, con escaso nombre en su tierra. Y muy poco reconocimiento.

Vale.

  • Artículo publicado por el autor en el nº 24 de la Revista Santa Ana. 2017.

Hace unos pocos meses, con motivo de las primeras tentativas de encontrar futuros usos para el Hospital Virgen de la Montaña, ganaba fuerza, según encuestas a ojímetro, la idea de que se destine a una residencia de mayores. Por supuesto, nadie de los que proponía esa loable idea describía quién debería afrontar los presupuestos para la transformación, aunque se intuía que estos recaerían en la Junta de Extremadura.

En Cáceres, actualmente, hay dos residencias públicas. Una, la denominada Cervantes, con 204 plazas, aunque actualmente tiene una planta reformada para destinarla a residentes asistidos, sin presupuesto para ello. La otra, la denominada asistida, de mayor capacidad.

También existen varias residencias privadas (Gervida, Ciudad Jardín, La Hacienda, Care en el Seminario…) en las que, a salvo de datos concretos, residen mayores en plazas concertadas con la administración.

Ahora, cuando las monjas que regentan el asilo Mi Casa anuncian que la falta de vocaciones religiosas anuncian su marcha de la ciudad, queda vacante de empresa que gestione esa residencia, de unas 115 plazas. Según los datos facilitados a través de los medios, el número de residentes es de 94, y cuenta con 43 empleados. También se conoce que la congregación religiosa pone en venta el inmueble, en pleno centro de la ciudad, si bien parece que aún no cuentan con una tasación que fije su precio.

El edificio, con una superficie construida, según Catastro, de 12.457 m2, sobre una superficie de suelo de 5.772 m2, en una ubicación que en tiempos de “bonanza” inmobiliaria hubiera supuesto una desmedida avaricia económica. Actualmente, la realidad económica de la ciudad no parece que eso sea posible. También se hizo hincapié por las monjas propietarias del inmueble que este no podría ser destinado a un uso distinto del genérico asistencial. Algo, sin duda, encajable en un afán de la congregación religiosa de huir de cualquier ánimo económico. El planeamiento urbanístico es susceptible de ser modificado, como también se ha publicado.

En la prensa económica española se vienen publicando informaciones sobre la atención que grupos financieros o empresariales vienen centrando en el “negocio” de las residencias de mayores. Por supuesto, esas informaciones tienen dos objetivos: uno, avivar el mercado inmobiliario, y, otro, dirigir desde grupos interesados en determinadas zonas.

Foto. Catastro.

No parece que las necesidades reales de plazas para mayores en la ciudad de Cáceres y su entorno, unidas a la capacidad económica de los ciudadanos, puedan resultar muy atractivas para importantes desembolsos.

Un estudio de mercado (de eso, en realidad se trata) tiene que tomar en consideración el target, el grupo social destinatario, su volumen, su capacidad económica, todo ello para ponerlo en relación con los costes del inmueble, los gastos si fueran necesarios para cumplir con toda la normativa, y un horizonte asequible de amortización de la inversión. Además, por supuesto, un buen análisis de necesidades de personal, tanto en número como en cualificación.

Finalmente, lo que no parece sencillo es que la congregación religiosa pudiera enajenar el inmueble por menor valor que una tasación profesional, por lo que, si la marcha de las monjas se lleva a cabo con celeridad, sí podría darse el caso de que una empresa especializada estuviera en disposición de asumir la plantilla y gestionar por un tiempo la residencia.

Vale.

Canteras

cercadelasretamas —  enero 11, 2020 — Deja un comentario

Cáceres, y su entorno más inmediato fue una potente ubicación de la industria calera, que estuvo activa hasta bien entrados los años 60. Los hornos caleros se surtían de canteras normalmente de pequeño tamaño, pero cercanas unas de otras. Algunas de esas canteras ya desapareció, “asumida” por el desarrollo de la ciudad, como la que existía en el espacio que ahora ocupa el Pabellón multiusos, o en la primera mitad de los años 70, la cantera sobre la que asienta la Residencia de Mayores «Cervantes».

Sin embargo, a medida que las industrias calera iban desvaneciéndose, comenzaron a tener importancia las canteras destinadas a la extracción de piedra para las obras de infraestructura, ya fueran zahorras de carreteras, hormigonados, etc.

Ahora, con el proyecto de la Mina de Litio al sitio de Valdeflores, parece que hemos retrocedido en el tiempo. La empresa de la mina “ofrece” en su plan de recuperación la construcción de un auditorio sobre el hueco que dejaría el litio.

Y eso me suena.

Pero antes, un breve repaso descriptivo sobre las canteras. Ya he citado la existente en el actual Pabellón Multiusos. También está recuperada la llamada cantera de Tapia, sobre el Cerro de Cabezarrubia o Cerro de los Pinos. Actualmente, en uso, están las canteras de Cipriano Gallego o los Núñez, sobre la vertiente sur del Cerro del Arropez. Existe otra, no visible ni conocida, en la finca Alcor del Roble, que está lentamente recuperándose con vertidos del CEFOT 1, ya que es en sus terrenos donde se encuentra. Y la más conocida de todas (eso debería ser) la Cantera de Maltravieso.

Y vamos a lo que me suena. Recuperada la del Cerro de Los Pinos y también, aunque sin prácticamente uso, la de Maltravieso, está pendiente de recuperar el cráter de la Cantera de Olleta.

Sí, esa cantera sobre la que se “proyectó” en torno a 2005-2007 un magnífico auditorio con capacidad para 37.000 espectadores, diseñado por el reciente Premio Nacional de Arquitectura 2019, Alvaro Siza, en unión de J.M. Hernández León.

De aquel proyecto inmenso nada más se supo. Seguramente sucumbió por la crisis económica que se desató en esos mismos años, o también por el efecto gaseosa tan querido a algún cargo público.

Estos días nos encontramos otra vez con un auditorio magnífico… a construir cuando el período de ¿18-20 años? de explotación de la mina de litio hubiera concluido.

Si para la única cantera (exceptuadas la del Multiusos y la de la Residencia de Mayores Cervantes) que se ha recuperado con una finalidad más o menos similar a la de un auditorio al aire libre, la de Maltravieso, no tenemos ni idea de cómo usarla, y eso que como mucho podría albergar unos 300 o poco más espectadores sentados, unos cuantos, no muchos, más de pie, cómo vamos ser capaces de gestionar ni en la modalidad de gestión pública o eso que se lleva ahora de “gestión público-privada” un auditorio como el desaparecido de la cantera de Olleta (37.000 espectadores) ni el futuro muy futuro hipotético de la mina de litio de Valdeflores.

Pero eso sí, como ocurrió con el auditorio de Siza & Hernández León sobre la cantera de Olleta, la oferta de la empresa minera dará para rellenar algunas páginas de los periódicos. Pero, eso sí, sin ninguna capacidad de análisis crítico por parte de los medios. ¿Para qué?

Vale.