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Desde el próximo 1 de enero, el transporte público de viajeros en Extremadura deja de estar subvencionado. No se trata de eliminar una subvención a empresas que prestan esos servicios, sino que es un recorte que afecta a miles de extremeños que dependen de esos transportes para desplazarse a localidades donde hay servicios que en sus pueblos de residencia no tienen, ya sean consultas médicas, oficinas administrativas, centros comerciales con mayor surtido y variedad que las tiendas del pueblo.
En una Comunidad Autónoma como Extremadura, cuya seña demográfica específica es la dispersión de la población, eliminar el apoyo al transporte de viajeros por carretera es un recorte social hecho por quien se mueve en vehículos oficiales (desde el presidente de la Junta hasta el último de los primos que han colocado con la connivencia culplable del VIH).
Monago, ¡córtate un dedo!
¿Cómo se quiere promocionar el transporte público en una región como la nuestra si la administración lo abandona? ¿Cómo se quiere favorecer el acceso de los ciudadanos a todos los servicios públicos si se les cercena el transporte?
Mientras consejeros, presidentes de asambleas, directores generales se mueven con el dinero de todos en vehículos oficiales, con la gasolina pagada por los presupuestos públicos, los ciudadanos corrientes habrán de ingeniárselas para ir a Coria desde San Martín de Trevejo a una consulta médica, o desde Oliva de Mérida a la capital del reino a resolver un asunto administrativo.
Monago, ¡córtate un dedo!
De esto, los consejeros sin cartera de la Junta de Extremadura no dicen ni pío. Uno, porque está más interesado en salir y coleccionar portadas del BOPP, otro, porque aspira a ser la reina madre con casco y el tercero porque se dedica a los tejemanejes porque sus ¿compañeros? le dicen que “para otra cosa novales”.
Un gobierno apoyado en el VIH que hace recortes sociales debería tener la decencia de decirlo.
A no ser que el que le escribe (o le escribía) los discursos al candidato a la presidencia ya haya cobrado lo suyo y se haya ido. En este caso, el DOE debería haber publicado ya el cese del 8º Pasajero.
Monago, ¡córtate un dedo!
Vale.
En la mañana de hoy, 20 de enero de 2011, el secretario general del partido gurtelar en Extremadura ha realizado unas declaraciones políticas de sumo interés. El asunto, la ausencia del presidente de la Junta de Extremadura del pleno que se celebraba en la Asamblea. El titular de la información, de Europa Press, es: “El PP lamenta la «ausencia» de Vara en el pleno de la Asamblea por hacer «primar» su condición de candidato socialista”.
En la información, no sé si declaraciones a un periodista o un comunicado de prensa, el interfecto tilda la ausencia de Guillermo Fernández Vara de “desconsideración parlamentaria” y, tras algunas consideraciones más y metiendo en el mismo paquete a varios consejeros del gobierno autonómico, señala que “se encontrarán -suponemos- también desayunando o de campaña electoral, desatendiendo, también, sus responsabilidades políticas y despilfarrando el dinero público que cobran como consejeros».
Muy interesantes las apreciaciones del sr. Manzano, que así se llama el secretario general del partido gurtelar de extremadura, porque sobre ausencias sonadas las tiene muy cerquita, en el despacho de su jefe, y muy cerquita en el tiempo. ¿No se acuerda el señor Manzano que su jefe político cogió su morral, abandonó, como un controlador aéreo cualquiera, su puesto de trabajo (ja ja) en el Senado y se fue a cazar oryctolagus cuniculos en coto ajeno.
El señor Manzano debería haber guardado un prudente silencio. No está su partido para dar ejemplos de nada, ni siquiera de que es un partido político.
Cuando tienes tan reciente un asunto como el crucero de placer del presidente regional de tu partido, abandonando para ello sus obligaciones, que pagamos todos los ciudadanos, incluidos los que no les votamos.
Que el Presidente de la Junta de Extremadura atienda a medios de comunicación de implantación nacional, acudiendo cuando se le llama, el día siguiente en el que el Senado (ese lugar que abandona por placer su jefe, señor Manzano) aprobara el nuevo Estatuto de Extremadura, es atender obligaciones que interesan a todos los extremeños.
Que consejeros de la Junta de Extremadura mantengan reuniones, en Mérida, en Madrid, o donde sea, para tratar asuntos relevantes y de interés para Extremadura, no es comparable al abandono de obligaciones por placer.
El señor Manzano (¿le recuerdo también su papelón cuando aquella campaña del CJEx sobre educación sexual?) ha perdido una magnífica ocasión de haberse callado y no haber reavivado, con su torpeza, la llama prendida en el crucero.
Vale.
La finalidad de la moción presentada por el PP no era apoyar la continuidad de la unidad militar en la ciudad, sino atacar directamente a la alcaldesa de la ciudad, que había firmado junto con el Presidente de la Junta y la Ministra de Defensa un Protocolo de Intenciones sobre la reordenación de inmuebles del ministerio en la ciudad entre otras cosas. El portavoz del PP, autor confeso de la moción perpetrada, estuvo presente en la firma del Protocolo y pasó un mal trago, sus gestos y su actitud durante todo el acto protocolario debieron ser dignos de una grabación para verlos.
En ese uso de la continuidad de la instalación militar, el portavoz del PP jugaba con la pretensión de que la moción fuera rechazada, para así tener argumentos (quiero decir, artillería política) con los que seguir atacando al gobierno municipal. Pero la aprobación de su propuesta desarmó su estrategia.
Por otra parte, y ante el desconocimiento profundo de los temas de militares y de Defensa en general, alguien debió aleccionarle y en una rueda de prensa convocada para asuntos de participación ciudadana volvió a cargar contra la alcaldesa, llegando a pedir su dimisión con una frase: «no puede estar ni un día más al frente de la ciudad», porque según el portavoz popular, “nos están robando el regimiento de ingenieros”.
Agotada en sí misma la finalidad de la esperpéntica moción aprobada por el pleno, la estrategia continúa como si esa aprobación no hubiera tenido lugar, y se suma alegremente el presidente regional del PP, con la misma finalidad, pero en este caso, para atacar al Presidente de la Junta de Extremadura.
A Monago y a Castellano les da exactamente igual que el CIMOV nº 1 continúe o no en la ciudad, les da exactamente igual que el compromiso del ministerio de ampliar los terrenos del acuartelamiento para mejorar las condiciones de formación de soldados siga adelante, a ellos les da exactamente igual. Es más, desearían con todas sus fuerzas que finalmente la decisión fuera la que el PP adoptó en la legislatura del peor ministro de Defensa de la historia de España, un tal Trillo. Esa decisión les vendría como… de perlas.
A Monago y a Castellano, cuando hablan, se les nota una profunda carencia en materia de Defensa, que no es una carencia debida a que hayan o no tenido experiencia militar, sino a una profunda falta de capacidad de conocer cómo funciona el Estado, ya que los asuntos de la Defensa Nacional son, constitucionalmente, el Estado puro y duro, y eso, a cargos (iba a poner dirigente o líderes, pero sería elevarlos a una categoría a la que nunca podrán llegar por incompetencia) políticos tan limitados, les sobrepasa.
Las comunicaciones recibidas por la Alcaldesa de Cáceres y el Presidente de la Junta, en contestación a las peticiones de información, y alguna que ha sido remitida desde el ministerio sin petición previa, son argumentos, no artillería política, que desmontan la estrategia que ha iniciado el PP de cuanto peor, mejor.
Castellano y Monago, pero sobre todo el primero, están deseando que el CIMOV nº 1 se cierre, y su forma de actuar no ofrece dudas. Y no las ofrece porque su incultura no le permite discernir entre deseos y realidades.

Los bancos (todos dirigidos por conspicuos dirigientes antisistema) se niegan a financiar las obras que empresarios de la construcción (todos rojos peligrosos) quieren poner en marcha para las viviendas del Plan 60.000 (adjudicadas por riguroso orden de recomendación a amigos, primos, sobrinos, nietos, hijos y ahijados del Consejero de Fomento, todos, los 700 ocupantes de los futuros pisos).

La vuelta del asunto Alarcón viene cargada de novedades. Ahora no es el secretario general del PSOE y presidente de la Junta el que presta votos de concejales, ahora es el presidente del único partido de la oposición (de toda la oposición histórica de la autonomía) el que, por su condición de católico ATS (lo que antes era un católico practicante), pretende realizar el milagro de la bodas de Caná: donde antes se prestaba un voto, ahora se prestan… ¡12!
No se conoce de ningún prestamista que trabaje gratis. Que preste gratis. Es más, los prestamistas están fuera del mercado financiero para prestar, a muy altos intereses, lo que los bancos no fian. ¿Por qué sus concejales no son de fiar y tienen que recurrir al prestamista para sacar un poquito la cabeza?
Vale.