Archivos para Bush

Hoy se ha hecho público el dato del paro del mes de mayo: 24.741 personas han abandonado la lista de desempleados. Siendo prudentes, no es un mal dato. Siendo ideológicos, demuestra que la intervención del Estado (papá Estado) con el Plan E es necesaria no sólo en tiempos de crisis como ahora, sino siempre. Siendo personas, es una buena noticia para esos 24.741 parados menos. No hay que ser excesivamente optimistas, ni triunfalistas.
Sin embargo, algún declarado cristiano (esos que apoyan a las familias normales, que están en contra del aborto, que callan ante noticias como las de Irlanda…) no tiene ningún ápice de comprensión. La crisis es un argumento político. Los orígenes de la crisis (desregulación, ultraliberismo, neocons, Bush, Aznar) no son analizados. Cuando el Estado ha desaparecido, el mercado se ha convertido en una selva, y la selva se ha incendiado. Los mantenedores del incendio se frotan las manos, pero el Estado ha tenido que salir al rescate.
José Antonio Monago, presidente del PP de Extremadura, al conocerse el buen dato (aunque solamente se refiera a un mes, el de mayo) del paro, ha reaccionado como se esperaba: con una frase que es todo un programa electoral, que es una confesión de parte ideológica. Esos 24.741 parados menos deben ser un borrón en su línea argumental.
¡Pobres parados que encuentran trabajo, que encuentran el pan, volverán a perderlo, volverán a pasar hambre! Así da gusto, con reaccionarios como Monago, con individuos que no se alegran de las alegrías de los demás, sino que sienten que sus úlceras ideológicas se revuelven, se «tumorizan».
Para un individuo como Monago, un dato positivo (mínimo, si se quiere) es «pan para hoy, hambre para mañana». Esos 24.741 trabajadores han traicionado los esfuerzos que la derecha, derechona, ultraderecha vienen haciendo para hacer de esta crisis su cruzada contra el infile Zapatero.
Esos 24.741 trabajadores que en mayo han encontrado su pan deben, según Monago, volver inmediatamente a pasar hambre para que su partido pueda ganar las elecciones.
Vale.
Los estados occidentales, en aplicación de la doctrina Bush tras los atentados del 11-S, vienen aplicando una filosofía consistente en anteponer seguridad a libertad, de forma que justificándose en la seguridad se recortan derechos y libertades. Esta situación, a la que parece que quiere dar alguna solución la administración Obama, que al menos equilibre ambos criterios (es decir, que la seguridad no sea coartada para disminuir derechos y libertades), no tiene correlato en otros campos.
En estos momentos de grave crisis financiera (que nos ha abocado a una grave crisis económica en general), se ha puesto de manifiesto que la inexistencia de controles y la negligencia de los organismos reguladores (más bien de las personas que han de aplicar los criterios de supervisión) ha sido inversamente proporcional a los excesivos controles en materia de seguridad y a la disminución de derechos y libertades.
Los países occidentales están dando ligeros pasos en aumentar los controles financieros y en asegurar que la supervisión funciona. Mientras que los derechos y libertades individuales de las personas se han visto coartados para “garantizar” la seguridad, se ha permitido, consciente e inconscientemente, la desregulación de los mercados financieros y se han suprimido los controles.
Esta filosofía neoconservadora y ultraliberal en lo económico ha permitido comportamientos políticos que, en análisis filosófico, habrían sido calificados de neofascistas (lo son en Italia, con un gobierno dirigido por un sujeto como Berlusconi) de no ser por la fuerte presencia del capitalismo salvaje dominando todos los medios de comunicación.
Ahora, cuando esas teorías y prácticas ultraliberales se han demostrado culpables de la situación económica crítica, los estados buscan métodos para salir de ellas.
Lo mismo que a partir del 11-S se hizo creando registros de organizaciones terroristas, en algún caso con el sólo ánimo de aumentar controles políticos sobre organizaciones extraparlamentarias en algunos países o sobre movimientos antisistema, debería hacerse con los paraísos fiscales.
No se trata de “hacer una lista” con paraísos fiscales, sino de aislarlos y de aislar sus movimientos económicos para evitar que utilicen los medios y mecanismos financieros ordinarios para sus actividades delictivas.
En este sentido, el registro de paraísos fiscales debería tener la consideración de terrorismo económico y perseguir policialmente a todos aquellos individuos y organizaciones que los utilicen y prohibir expresamente cualquier transacción financiera con ellos.
Es evidente que es imposible aplicar estas restricciones, similares a las que se aplican sobre individuos y organizaciones terroristas, porque gran parte de los movimientos de capitales que se llevaron a cabo en los años de la administración Bush y sus satélites son, por un lado, los culpables de la actual situación financiera, y, por otro, fueron realizados, dirigidos, consentidos y aprobados por los mismos reguladores y supervisores del sistema. Los mismos que, sin duda, serán los encargados por los estados de reordenar la situación financiera.
Declarar a todos aquellos “paraísos fiscales”, ya sean estados (Liechtenstein, Mónaco, Barbados…) o lugares (Gibraltar, sin ir más lejos), como organizaciones terroristas financieras debería ser el primer paso. Y perseguir a todos aquellos individuos que los han venido utilizando en los últimos cinco años y los utilicen en la actualidad como incursos en delitos de terrorismo financiero intelectual debería ser una medida higiénica importante.
Seguro que los mismos dirigentes de bancos y entidades financieras y aseguradoras que han recibido ingentes cantidades de dinero para su salvación son los mismos que controlan los mayores y más fructíferos paraísos fiscales.
Vale.
En su despedida, Bush, el señor de la guerra de Iraq, ha repartido medallitas de la libertad a sus amigos. A sus verdaderos amigos: Toñín Blair, el australiano Howard y Álvaro Uribe, de Colombia. A ellos les concede Bush, el monstruo de las galletitas que atragantan, sus premios de despdida. ¿Y a nuestro Ansar? ¿Y al profesor de Georgetown que tanto hizo por él? Pobre Jose.
Bush debe tener un problema de memoria cuando se olvida de su fiel escudero, de su cabo de la remonta, y no le da una medallita de la libertad. ¿Se la merece nuestro Jose? ¿Se la merece?
Yo creo que sí, que Bush es un ingrato, que Bush se olvida de los servicios prestados por Aznar, y esa ingratitud dará lugar sin duda, a reeditar las canciones de Pimpinela. Ahora, cuando el azar les haga coincidir, se subirán a los escenarios y se cantarán como Pimpinela. O mejor, para dar gusto a Jose Mari, parecerán Juanito Valderrama y Dolores Abril (dejo a la libre elección cuál de los dos será Valderrama, aunque por tamaño, le tocará a Jose).
Sin embargo, Bush no se ha olvidado de Aznar. Según fuentes confidenciales de toda solvencia, la comunicación de la Casa Blanca para conceder la medallita de libertad de Bush llegó a la sede de FAES y el topo que ha conseguido colar allí Mariano se puso enseguida a localizar al jefe interino del PP que, con la ayuda de Moragas y Thais Villas de tapadera para no llamar la atención, consiguieron llegar a la Casa Blanca y convencer a Jorgito de que anulara la medalla para Jose.
La pujante presencia internacional de Mariano, los buenos oficios de Moragas y la maniobra de distracción de Thais Villas, han conseguido que Bush, finalmente, olvide a Aznar.
Sí parece que tiene previsto resarcirle invitándole a su rancho de Crawford para que se pueda hacer otra foto con la melena al viento y la botas de cowboy en la mesa. Eso, para Aznar, para el soldado de la remonta de Bush, ya será un gran premio.
Vale.

Armas en Irak

cercadelasretamas —  diciembre 14, 2008 — Deja un comentario

El irresponsable Bush no ha tenido reparo alguno en presentarse en Irak para despedirse de su mayor vergüenza. Y, claro, le han llamado perro, el mayor insulto que un musulmán puede proferir. Hoy mismo, que papeles del Pentágono clarifican que además de las mentiras perpetradas por Bush y sus Mamporreros también han mentido en los «avances» en la reconstrucción de un país devastado.

Vale.
No es en absoluto comprensible que la derecha española, dizque liderada por Mariano Rajoy, no sea capaz de acallar a su anterior dirigente, que cada vez que habla hunde un poco más al PP y da ánimos a la ultraderecha. Ahora, con motivo de una reunión de NNGG se ha largado un discurso con dos partes diferenciadas: una, para asestar mandobles al Gobierno, y otra, para deslegitimar a su heredero a título de nada, Mariano.
Lo que Aznar diga de su partido o de su presidente, allá él, allá ellos, si no fuera porque el PP tiene que jugar un importante papel constitucional. Claro, que eso, la Constitución, a Aznar, se la trae floja. Nunca ha creído en ella ni nunca creerá. Para él, la única constitución política son los principios fundamentales del movimiento y los discursos que su abuelo le escribía a Franco. Y para él, la única constitución efectiva en la que cree es en el dinero, el que «gana» por haber sido presidente del gobierno y en el que le hace ganar su yernísimo, Agag.
Sí es más importante que Aznar se dedique a deslegitimar al Gobierno, porque cada vez que habla se pone en evidencia. Que el joven inspector de hacienda en Logroño que escribía cartas a los periódico blasfemando contra la constitución se dedique a descalificar al presidente del Gobierno es una garantía de que Zapatero lo está haciendo bien.
Cuando Aznar critica que se vaya a reuniones por ahí de prestado, en referencia a la cumbre reciente de Washington, tiene su gracia. Si se es políticamente correcto, habría que decir que Aznar se coló de prestado en la foto de las Azores. Pero si se juega a lo mismo que él, habrá que recordarle que en la guerra de Iraq, su trabajo, al tratarse de una guerra, era el de mamporrero de Bush. Que Aznar quiera descalificar a Zapatero, ahora, después de las consecuencias nefastas de un nefasto Bush y de la política seguida por los neocons en EEUU y los neofascistas en España, tiene su gracia.
Dejemos de ser políticamente correctos con Aznar, porque él no lo es, porque él no cree en la Constitución y llámemosle por su nombre y por su comportamiento: fascista. Para él, lo importante no es ganar unas elecciones o gobernar. Para él, lo único importante es mandar, que no es lo mismo. Y si no hubiera elecciones y mandara él siempre, mejor. Ese es su pensamiento político. El pensamiento económico está en la contabilidad de FAMAZTELLA.
Vale.
Un leader politique doit assumer ses responsabilités, en toute loyauté et en faisant preuve de courage, de même qu’il est tenu de faire avancer des causes nobles et justes. (Un dirigente político debe asumir sus responsabilidades con toda lealtad, y mostrando coraje, ya que se requiere para avanzar en las causas justas y nobles.)
Así comienza el artículo de homenaje a Bush que firma en Le Figaro el exPresidente Aznar: un homenaje de lealtad… a Bush, claro.
Porque cuando el señor Aznar afirma, sin ruborizarse (mejor dicho, sin sentir ni un ápice de vergüenza) que las responsabilidades se asumen con total lealtad no se está refiriendo a la lealtad que le obligaba con los ciudadanos españoles que le eligieron como presidente del gobierno. Él se refiere a la lealtad a los señores más poderosos que él. En la práctica, cuando Aznar habla de Bush se refiere a él como a su señor.
Aznar no fue leal con los ciudadanos españoles, embarcando a nuestro país en una guerra ilegal, a mayor gloria del más nefasto presidente de los EEUU, según todos los estudios que se vienen haciendo en ese país. Y ser pelota mayor del universo del más nefasto, viene a ser lo mismo que ser el más ridículo de los pelotas del universo.
Unir en dos líneas conceptos como lealtad y coraje con las causas nobles y justas, y atribuyendo a Bush la toma de decisiones en causas nobles y justas (guerra de Irak, Guantánamo, torturas, desregulación financiera…) y atribuyéndose el mismo Aznar la lealtad a esas causas es una falacia propia de quien atesora un elevado concepto de sí mismo, de quien es, en realidad, un ególatra.

Aznar resume, en ese artículo, algo que es propio de los acomplejados, de los psicológicamente acomplejados: se muestra fuerte con el débil (para él, todos los que no le adoran, son desleales y, por tanto, débiles) y débil con el fuerte (con Bush, claro).
De todas formas, en España tenemos la suerte de que su sustituto, que no sucesor, en el PP, el tal Mariano Rajoy, tiene una acusada personalidad, tiene fuerza de carácter y cada vez que su homo antecesor la caga, como en el artículo de Le Figaro, él, superMariano, de manera inmediata se desmarca de esas opiniones y da instrucciones en su partido para que todo el mundo abjure de Aznar, abjure de ÉL.
Vale.

Hace ya muchos años, Chumy Chúmez reclamaba el derecho a votar en las elecciones americanas, porque si todo lo que pasa allí nos afecta, ¿por qué no tener derecho a votar en el país que marca nuestras vidas?
Yo reclamo, exijo, tener derecho a votar en las elecciones presidenciales USA para desalojar a los ultraliberales, los necons, los fascistas que consideran al dólar como la raza superior, de los centros de poder.
EXIJO EL DERECHO A VOTAR EN LAS PRESIDENCIALES USA para desalojar a esos ultraliberales de la política que consideran que el Estado no debe intervenir en nada, que los mercados se regulan por sí mismos y ahora lloran porque ese Estado opresor salve sus cuentas corrientes.
EXIJO EL DERECHO A VOTAR EN LAS PRESIDENCIALES USA para desalojar a esos neocons que aconsejaron al incapaz Bush invadir Iraq y arrastrar con ellos a megalómanos como Blair y Aznar (¿por cierto, tanta fuerza física que exhibe el bigotín ahora no será debida a algún dopaje?), y meter al mundo entero en la ratonera de Iraq, de la que no saben cómo salir.
EXIJO EL DERECHO A VOTAR EN LAS PRESIDENCIALES USA para desalojar a esos fascistas del billete verde, al que adoran como modernos dioses, al que consideran la raza superior de la economía y no es más que un papel con el que ellos, esos que lo adoran, utilizan para mofarse de los trabajadores.
Estos neocons, ultraliberales y fascistas del billete verde son los que nos impiden votar, los que eligen a sujetos impresentabes como Bush, como McCain, para manejarlos como marionetas sin personalidad alguna, sin formación política y cultural.
EXIJO VOTAR EN LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES USA porque en ellas se juegan mis derechos, y no quiero que caigan en manos de inútiles, incompetentes e incapaces.
Vale.
De nuevo, como cíclicamente sucede, aparece una situación de crisis. En este caso, con un comienzo claro en las hipotecas basura con unas entidades estadounidenses Freddie Mac y Fanny Mae, nacidas como consecuencia del crack del 29. Y originada esta crisis como consecuencia de la supresión de los mecanismos de control (o reguladores) del mercado realizada progresivamente por la administración Bush, ahora los neocons, los ultraliberales están escondidos.
Estos ultraliberales, incluidos unos individuos llamados José María Aznar (Centaurus Capital) y Rodrigo Rato (Banco de Inversión Lazard), están ahora escondidos, parapetados tras las montaña de noticias que como consecuencia de sus decisiones políticas están sacudiendo un día sí y otro también los medios de comunicación.
En esencia, estos liberales, ultraliberales o neocons lo que planteaban es que el mercado por sí mismo se puede autorregular y no es necesaria la intervención del Estado. En los EE.UU., con motivo del huracán Katrina, hubo muchos ciudadanos de Nueva Orleáns que decidieron, en el ejercicio de su libertad (es decir, de su liberalismo), permanecer en sus propiedades. Las consecuencias: miles de muertos. Ahora, cuando eran la tormenta Hanna o el huracán Ike amenazaban Nueva Orleans o Tejas, la administración ultraliberal Bush decretó la evacuación de las zonas afectadas, advirtiendo a los ciudadanos que aquellos que no la obedecieran sobre algo muy sencillo: si no evacuaban, el Estado no tendría ninguna obligación sobre las consecuencias que para ellos tuvieran los fenómenos meteorológicos.
Algo así debería haber hecho Bush y su corte de ultraliberales y neocons: eliminar los mecanismos reguladores del mercado debería tener como contrapartida que el Estado no pondría ni un duro, ni un dolar, para «rescatar» a ninguna entidad si se producían problemas.
Sin embargo, esos ultraliberales de un país en el que no existe la seguridad social universal, han de invertir miles de millones de dolares, muchos miles, para que un banco de inversiones como Merryl Linch pueda ser absorbido por el Bank of America, pero ya para salvar a otro del mismo tipo, Lehman Brothers, no había, y lo dejaron caer.
Y después la aseguradora AIG (la de la publicidad del Manchester United, por cierto), que ha necesitado algo así como 85.000 millones de dolares para evitar su quiebra.
Todo este panorama mientras los «ideólogos» ultraliberales, los neocons, Rato y Aznar incluidos, escondidos.
Por cierto, ¿qué dirían los medios conservadores en España, que se alinean normalmente con las más claras tesis ultraliberales si el «hedge funds» Centaurus Capital o el Banco de Inversión Lazard tuviera problemas?
Vale.
La noticia de hoy en Texas es la ejecución de la sentencia a muerte de un inmigrante hondureño, Heliberto Chi. Es el segundo inmigrante ejecutado en el estado de Texas, en el profundo sur americano, en cuarenta y ocho horas, después de que lo fuera el mejicano José Ernesto Medellín.
En el profundo sur americano, en el estado del que Arbusto (Bush para sus amigos) fue gobernador, la pena de muerte está vigente y se aplica incluso por encima de los derechos humanos: a José Ernesto Medellín se le negó la ayuda consular de su país.
Pero en el profundo sur americano, en la tierra en la que se ejecuta a inmigrantes y a negros, la vida es bella, sobre todo en Crawford, con mesas diseñadas a la altura de los más bajitos, para que sus pies puedan llegar a ellas.
La historia de la condena a muerte y ejecución de José Ernesto Medellín y Heliberto Chi no es común ni paralela. La realidad, sí, la realidad ha hecho que ambos presos coincidieran en el mismo penal, que ambos se hicieran amigos, porque les unían las mismas cosas: una lengua común, el castellano, y una sentencia a muerte.
La pena de muerte es una aberración del ser humano, que los Estados Unidos mantiene sin ruborizarse, y que no suscita críticas de otros países, mientras que súbditos norteamericanos, muy concienciados ellos, se manifiestan en Pekín para pedir libertad religiosa en China.
Es la muestra palpable de una sociedad, la norteamericana, que ha hecho de la hipocresía su única razón de existir.
Vale.