Archivos para agosto 2019
En el diario de la tarde “Nuevo Día” se publicaba el 24 de diciembre de 1927 una entrega, la VII, que bajo el título “Hidrología del Calerizo de Cáceres”, firmaba Julián Rodríguez Polo. Una entrega que sitúa en un lugar preeminente del Calerizo cacereño el lugar conocido como el Sapillo, donde, además, existía un Horno que aprovechaba la roca para la producción de cal.
Julián Rodríguez Polo fue un profesor de Física y Química, que participó en la Misiones Pedagógicas y se jubiló como profesor numerario de la Escuela de Magisterio de Cáceres en 1952.
Escribía el profesor Rodríguez Polo en 1927 sobre las aguas existentes en el Calerizo “se hacen bien patentes en las perforaciones, ‘tales como las canteras junto a la ermita del Espíritu Santo, con nivel constante de líquido a los 425 metros de altitud; pozo del Horno del Sapillo; pozos y galerías de la mina la Labradora, a los 423; galería de arrastre de la mina la Esmeralda, a los 420, etc.”
Escribe también el profesor Rodríguez Polo que las aguas del Calerizo tenían cuatro puntos “desaguadores”, situados más o menos al mismo nivel de altitud: a 425 metros el más potente, el del Marco; el del Arropez, a 413, que entonces regaba una zona de huertas; el de la Alberca, a 430 metros y el de la ermita de Santa Ana, a 420. Este último se encontraba en el primer cuarto del siglo XX reducido por los trabajos de las minas de fosforita. En este “desaguadero” es donde se establece la empresa de aguas potables que suministraba a la ciudad de Cáceres.
Hacia la zona del pozo del Sapillo llegaban, además de las aguas subterráneas por la infiltración, aguas superficiales provenientes del llamado regato Plata o de la Plata, por su ubicación junto a la antigua calzada romana, otras correntías y aguas procedentes de la fuente de la Labosilla.
Encontrar hoy el pozo del Sapillo puede ser complicado, aunque su ubicación sea pueda establecer por formar parte de la misma finca del horno. No obstante, habrá que “confiar” en el azar, el mismo que ha aflorado unas cavidades durante las obras de la Ronda Sur Este. Un azar que puede darse en cualquiera de las parcelas para viviendas que hay en el entorno del horno, o bien, si su ubicación más exacta fuera entre el horno y las edificaciones que lo completaban, mediante una búsqueda no excesivamente complicada. Seguramente, en la documentación de las fincas aportadas para la redacción del Plan Parcial SUNP-8, “Vistahermosa”, pueda encontrarse la ubicación más exacta si el citado pozo hubiera estado incorporado al catastro. Será cuestión de localizar el plan parcial.
El mismo Nuevo Dia publicaba en febrero de 1928 un anuncio de arrendamiento del horno del Sapillo, en dos cercas, casa de recreo con cinco habitaciones y cocina, además de un pozo inagotable y un edificio con gran establo para cuarenta reses.
Las imágenes provenientes de las ortofotos de 1945 y 1956 señala en la zona las edificaciones, si bien, en 1930 se dio de baja en la contribución a los hornos, al constatarse la inactivad, aunque es probable que volvieran a ser utilizados tras la guerra civil por la demanda de cal para la construcción.
Vale.
Es habitual que la aparición de vestigios arqueológicos o prehistóricos dé lugar a que por los responsables de patrimonio y cultura de las administraciones públicas se actúe diligentemente (o no) para establecer los mecanismos mínimos de protección hasta que los estudiosos en cada una de las materias emitan sus informes.
Es menos habitual que cuando se está elaborando un documento tan importante para una ciudad como su Plan General Municipal, los redactores olviden incluir cuantos elementos heredados del pasado en otros documentos similares que merezcan ser preservados, y añadir otros en los que los nuevos criterios y estudios se considere aconsejable su protección.
En cambio, sucede a veces que los redactores de los documentos urbanísticos tengan ante sí elementos que deberían ser tenidos en cuenta por su singularidad y no hayan apreciado su valor, quizás por su aparente carencia significativa.
Imagen parcial del SUNP-8, Vistahermosa, incorporado al PGM de 2010, vigente. Imagen del SIG.CACERES, obtenida por Carlos Sánchez Franco
Esto último, seguramente, es lo que pudiera haber ocurrido a los redactores del Plan Parcial del Sector SUNP-8, Vistahermosa, del PGOU de Cáceres de 1999. Y no solo a los redactores del documento urbanístico, sino a aquellos organismos y entidades a los que por ley les correspondía haber emitidos los consiguientes informes, como la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura y, especialmente, a los servicios técnicos municipales. Esta omisión, sin duda involuntaria, es la que ha impedido que el Horno del Sapillo no esté incluido, con un adecuado perímetro de seguridad, en el Catálogo del Plan General Municipal de Cáceres.
En el libro “Caleros”, editado en 2003 por la Universidad Popular del Ayuntamiento de Cáceres, con los textos de Francisco García Moya y Fernando Jiménez Berrocal (este último actual Archivero municipal), se fija la importancia social, económica y cultural que tuvo para la ciudad de Cáceres el oficio de caleros, la industria de la cal.
La ordenación establecida en el Plan Parcial SUNP-8, Vistahermosa, está incorporada al vigente PGM, que en lo que respecta al Horno del Sapillo, una parte está incluida en una parcela de uso deportivo público y la otra en una parcela de espacios libres.
Dado que la inclusión del Horno del Sapillo, previos los estudios específicos que procedan, desde la datación de su antigüedad, con documentos públicos, notariales y similares, hasta la definición de su arquitectura, corresponde al Ayuntamiento, la necesaria Modificación del PGM para incluir la construcción en el Catálogo puede instarse de oficio, definiendo técnicamente tanto el perímetro de la edificación y el perímetro necesario para su protección.
Una vez definidos estos perímetros, y sus superficies, procederá modificar tanto la parcela de equipamiento deportivo como la de espacios libres, buscando el mejor equilibrio dado que el Horno se encuentra, aproximadamente, en el centro del conjunto de las dos parcelas.
Poner en valor el pasado, sobre todo cuando ha tenido tanta importancia económica y social como la industria de la cal, en la ciudad de Cáceres es, también, una obligación de los agentes intervinientes en los procesos urbanísticos y su desarrollo.
Vale.
Durante muchos años, la “industria” de los hornos de la cal tuvo gran importancia en Cáceres, hasta casi comienzo de los años 70 del siglo XX, cuando la utilización del cemento fue desplazando a la cal morena de los morteros, dejando una utilización residual en los conocidos “morteros bastardos”. Coincidió esta menor utilización de la cal en la construcción con el auge del sector, de manera que a medida que se iban realizando más edificios con los morteros de cemento iban desapareciendo los caleros, una profesión muy esclava por cuanto la producción de un horno requería normalmente 3 días y 2 noches, en los que había que alimentar el fuego para la producción del que había sido durante siglos, junto con la arena o la tierra, el aglutinante de argamasas para levantar muros, enfoscar paredes o, con la cal blanca, para encalar fachadas en primavera que, en los meses más calurosos, servían para matar los insectos que las corrientes de aire del sur traían a la península enfermedades y epidemias.
Cáceres, Vuelo Americano 1945-1946. Fuente: SITEX http://www.juntaex.es
La calle de Caleros es el recuerdo de la ciudad a aquellos trabajadores que, incluso, extraían la piedra de las canteras para abaratarse los costes o recurrían a su compra a canteros cercanos a los hornos. Hubo hornos en el Calerizo, lógicamente, en las proximidades de la antigua estación de Renfe, o en el Carneril y el Espíritu Santo. Muchos de estos hornos, con el tiempo, cuando una familia dependía de ellos para su sustento, tenían muy cerca la casa familiar, para poder atender mejor la permanencia del fuego. La industrialización del sector de la construcción hizo que muchos caleros pasaran a ser albañiles, dejando sus hornos abandonados.
Cáceres. PNOA 2016- Fuente SITEX http://www.juntaex.es
La importancia del Calerizo no radica solamente en ser el acuífero del que nace la Ribera del Marco, o ser “la capa” que cubre cuevas como Maltravieso, El Conejar o Santa Ana, sino que sus piedras servían para producir cal para los morteros con los que los palacios, las casas fuertes, las iglesias… De la extracción de piedras mediante la preparación de barrenos de dinamita nació la entrada de Maltravieso.
Horno del Sapillo. 15 de agosto de 2019.
No muy lejos de esta Cueva, a unos 650 metros en línea recta, se conserva bastante bien el Horno del Sapillo, uno de los que se tiene constancia, al menos en la tradición popular, con más años de antigüedad.
Horno del Sapillo. 15 de agosto de 2019. Clickeando en las fotos se pueden ver ampliadas
El profesor Sanguino Michel anotó en su cuaderno de “Notas referentes a Cáceres”, publicado por Mercedes y Montaña Pulido y Abelardo Martín, en edición facsímil de “Ediciones Norba 1004”, una “Tradición referente á Isabel la Católica”, Dicha nota hace referencia a la publicación por la Revista de Extremadura de un monográfico sobre el IV Centenario de la reina católica, en el que el Marqués de Torres Cabrera relata lo siguiente:
“… En estas atenciones el tiempo se iba y vuelta la Reina de su viaje a Alcántara, llegó el mes de mayo y en uno de sus días se acordó entre los festejos en honor de la Soberana una cacería en el sitio que hoy llaman del Espíritu Santo y en una tierra que hoy está labrada vino a morir un hermoso venado a los pies de los Reyes. Una fuerte tormenta obligó a la Reina a guarecerse en un horno de cal en la falda de la Sierra de la Montaña, con lo que se dio por terminada la cacería, dando los Monarcas vuelta a la población”.
“Esta tradición, continúa Sanguino Michel en su cuaderno de Notas, se la he oído también a mi amigo Hurtado [Publio], no discrepando en lo esencial más que con la añadidura de que el horno en se refugió la Reina fue en el abandonado del Sapillo. Recuérdese que según el ms. [manuscrito] que publiqué de Bartolomé Sánchez Rodríguez, en el siglo XVI sonaba ya con este nombre.”
Horno del Sapillo. 15 de agosto de 2019. Clickeando en las fotos se pueden ver ampliadas