La reciente publicación en una prestigiosa revista internacional de un estudio firmado por Eduald Carbonell, Toni Canals y otros arqueólogos, bajo el apadrinamiento de la Fundación Atapuerca, ha puesto en un primer plano, muy importante, los trabajos y hallazgos que se vienen produciendo en la Cueva de Santa Ana.
Ello me ha llevado a buscar alguna referencia histórica sobre esa cueva y en su entorno inmediato. Porque la mayor referencia que tenía, venía por la ermita erigida y por algunas referencias toponímicas de los Caños de Santa Ana, como uno de los desaguaderos del Calerizo. Eso sí, si los datos los ponemos en contexto con lo que ahora sabemos del Calerizo y, sobre todo, de la Cueva de Santa Ana, pueden arrojar algún conocimiento sobre un espacio que deberá, sin duda, convertirse en inexcusable para que los estudios que ya vienen realizándose desde los Primeros Pobladores, continúen tanto para ampliar el conocimiento arqueológico tanto a nivel de información antropológica, como a un nivel más inmediato sobre la ciudad de Cáceres.
Coetáneo con Simón Benito Boxoyo, se llevó a cabo un interrogatorio por mandato real hacia 1780-1890, realizado por el geógrafo de S.M. don Tomás López, y en nuestra ciudad pudiera ser que al menos un borrador fuera contestado por el mismo Boxoyo.
Las preguntas y respuestas al interrogatorio están recogidas por Tomás Pulido y Pulido, en una publicación de la Revista Alcántara, de 1991 «Notas para la Historia de Cáceres».
Así, a los efectos de esta entrada, me interesa transcribir parte las preguntas 4 y 14, y sus correspondientes respuestas.
4ª Dirá si está a orillas de algún río, arroyo o laguna; si a la derecha o izquierda de él, bajando agua abajo. Dónde nacen estas aguas, en dónde y con quién se juntan y cómo se llaman. Si tienen puentes de piedra, de madera o barcas, con sus nombre y por qué lugares pasan.

R. No está Cáceres fundado a orillas de algún río, pero al mediodía y distancia de dos tiros de bala de la población, en un pequeño valle, nace un caudaloso raudal de agua llamado Fuente del Rey. Su corriente se dirige al pueblo pasando inmediato a él; beneficia una legua de huertas, que producen con abundancia hortalizas y frutas, muelen 25 piedras harineras, sirve a varios batanes, tintes, lavadero de lana, queden lavar 60.000 arrobas cada año, gran número de tenerías; sin advertirse disminución en su corriente, siempre cristalina en su nacimiento. Este [El Marco o Fuente del Rey] tiene un muro de piedra y cl, sin entrada, cosa de 50 pasos en cuadro.
(…)
14ª Si tiene aguas minerales, medicinales o de algún beneficio para las fábricas, salinas de piedra o agua, canterías, piedra preciosas, minas, de qué metales, árboles y hierbas extraordinarias.
R. Demás del famoso venero de agua que va explicado en el 4º capítulo, son innumerables las fuentes minerales y medicinales de todo el territorio, siendo la más especial una que está cerca de los muros de la villa [Fuente del Concejo], de donde se surte casi todo el vecindario, y de la que aún se conserva en el archivo del Ayuntamiento, una porción en un frasco hace más de 40 años sin corrupción. Es tan abundante, que en los dos años anteriores de 93 y 94, de gran sequedad, servía, no sólo para beber, sino pata todo el gasto de las casas, y se hizo juicio, que cada 24 horas se extraían de ella 15.000 cántaros. No vierte fuera, sino que luego que llega a la altura de su peso, no aumenta. Está adornada de seis arcos de bóveda piedra berroqueña, y suelo de lo mismo, por que sale el agua, teniendo tres varas de profundidad y más de 12 de largo; está al oriente de Cáceres. Al poniente está otra llamada de Aguas Vivas, adornada de arcos y bóveda de piedra berroqueña, reedificada modernamente; muy abundante y aunque los vecinos de aquellos barrios usan de ella; pero más particularmente sirven sus aguas para lavar ropas. Cerca de ella hay otras dos, que sirven para los enfermos que tienen inapetencia a los manjares, siendo éstas, en circuito de cuatro leguas difíciles de numerar, beneficiando sus corrientes muchas huertas.

Las canteras que hay en el distrito de Cáceres son piedra berroqueña, y otras en que se advierten venas de algunos metales, especialmente de hierro; pero la más útil y abundante es el mineral calizo de que se surte la mayor parte de la provincia por su exquisita calidad y variedad de especies de cal para distintos usos y fábricas. Su extensión es de tres leguas desde poniente a mediodía del pueblo, principiando a pocos pasos de distancias; el terreno que ocupa tiene profundas cavernas, unas ocultas y otras manifiestas; la mayor se cree una que principia en un valle al mediodía, cerca de la ermita de Santa Ana, a media legua de Cáceres y es un cerro de más de una milla de longitud, caminando a poniente, por cuyos dos extremos se ha visto correr muchos meses gran cantidad de agua capaz de moler piedras, no siendo esto todos los años, porque algunos falta; por la parte del lago la arroja por dos aberturas de piedras calizas y también por ellas se ha visto recibida, llamánse los Caños de Santa Ana; y por la parte de poniente, junto a la casería de Corchuela, cuando ha salido, ha sido abriendo la tierra y levantando con fuerza su agua en forma de columna, con grande abundancia. Cerca de esta caverna oculta, por cima del valle, y en un promontorio está otra abierta, que algunas personas han examinado con luz artificial, caminando muchos pasos, bien que sin atreverse a llegar a su fin.

No hay árboles extraordinarios porque ha faltado la aplicación a plantíos; de los frutales que hay y alamedas se advierte lo bien que produciría todo género de ellos, si se plantasen, especialmente morales para la seda, y serían de utilidad y adorno al público. Acaba de plantarse una alameda al paseo de San Francisco que hermoseará mucho aquel sitio.
Que en 1780-1790 se conocieran los que sin duda eran los desaguaderos del Calerizo, por ejemplo, los Caños de Santa Ana, que fue el primero en perder un nivel suficiente por la ejecución del Pozo de la Esmeralda, que supuso por su utilización para las minas de fosfatos, una primera sobreexplotación, siquiera puntual, que ya puede considerarse que el Calerizo tiene limitaciones de capacidad y que necesita, cada vez más, un plan de mantenimiento de caudales y niveles para su preservación.
Vale.