Archivos para enero 2017
Dice el diccionario de la Real Academia Española en su acepción segunda para el vocablo mártir:
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m. y f. Persona que muere o sufre grandes padecimientos en defensa de sus creencias o convicciones.
El enfrentamiento entre un denominado grupo de “barones” y otros miembros de la Ejecutiva Federal del PSOE y el propio Secretario General y otra parte de cargos públicos y orgánicos del partido culminó con la salida de Pedro Sánchez de la Secretaría General, la disolución de la Ejecutiva y el nombramiento de una Comisión Gestora.
Como todos los sucesos, en los que se produce una acción (el enfrentamiento), tiene lugar una reacción. Y en este caso presenta singulares características. La primera, es la resistencia de un grupo de militantes (incuantificable hasta tanto no se produzcan primarias) que se han posicionado al lado del dimisionario SG. La segunda, la conformación de un grupo de militantes en torno a la Comisión Gestora, también incuantificable.
Sin embargo, es muy interesante desde el punto de vista de la sociología política, desde el punto de vista del conocimiento de la militancia política, cómo se ha producido un curioso fenómeno, inesperado cuando se considera que la militancia política, y más en partidos de izquierdas, debiera tener unas connotaciones más de razonamiento crítico que de posicionamiento de fidelidad, más cercano a la creencia.
Las formas y todos los elementos que rodearon a la salida de Pedro Sánchez de la Secretaría General del PSOE, singularmente las informaciones publicadas, los apoyos en que se sustentaron quienes decidieron desalojarlo de su cargo, y, por qué no, las connotaciones de cierto nivel de conspiración, han convertido a Sánchez en un mártir político. Incluso se ha llegado a escribir que su desalojo ha constituido una “operación de Estado” para evitar su pretensión de formar gobierno apoyado en Podemos y los partidos nacionalistas.
Ahora, cuando ya parece que la Comisión Gestora, con demasiada parsimonia y, a mi juicio, falta de estrategia ante la estrategia que parece seguir Mariano Rajoy (las alusiones permanentes a que es necesario apoyar los PGE si no…), convoca el Congreso del partido y las primarias, han acentuado los actos de fe. Que no otra cosa.
Pedro Sánchez fue el primer SG del PSOE elegido directamente por los militantes, y su desalojo ha constituido para sus seguidores (quizás mejor decir fieles seguidores) un acto de traición. Es probable.
La carrera hacia el próximo congreso socialista la ha iniciado Patxi López, anunciando su candidatura de modo inmediato a que la gestora anunció un calendario. De momento, López es el único candidato.
Pedro Sánchez, cuya cabeza política fue públicamente expuesta por la Gestora y aplaudida a rabiar por los “medios de comunicación” (los convencionales), es ahora el mártir al que siguen fieles que esperan su anuncio de candidatura. Esos fieles, que no tienen otro horizonte que apoyar la candidatura de su guía espiritual, esperan sin otra opción posible esa candidatura. No contemplan, en modo alguno, que su faro pudiera no optar por presentarse.
La conversión de Pedro Sánchez en mártir a los ojos de sus fieles me inquieta. Y me inquieta por una razón: no se conocen, al menos, yo no conozco, profundas reflexiones políticas e ideológicas de Sánchez. No encuentro, por más que busco, definiciones políticas, referencias ideológicas más allá de los mensajes simplistas que se transmiten por las redes sociales: #NoesNo, #MilitantesenPie. Mensajes que más tienen que ver con tácticas coyunturales, inmediatas, que reflexiones y proyectos a largo plazo.
Que Pedro Sánchez sea un mártir político que suscita fieles adhesiones es mérito de quienes lo desalojaron, y que sus fieles pretendan que un mártir político les represente, reduce al mínimo el debate político.
Ahora mismo, salvo alguna reflexión que refulge como fuera de contexto, la única filosofía que anima a los seguidores de Sánchez es que se presente. Lo que pueda pensar su guía, su faro, no importa. Primero, la situación: que se presente a primarias. Luego ya, si eso, el discurso, que será “a la contra” de lo que pueda decir (que tampoco ha formulado grandes ideas o conceptos políticos) Patxi López, o, si finalmente, se presenta, Susana Díaz.
Los discursos de los tres candidatos (Patxi ya anunciado) que se barajan en los medios se construirán sobre la base de la situación, en ningún modo sobre la esperanza de futuro, sobre la construcción de una formulación ideológica que plantee un verdadero proyecto.
Los ladrillos que utilizarán los candidatos son los mismos. Ninguno de los tres da para más allá de discursos retóricos ya leídos. Y de los tres, solamente Pedro Sánchez presenta las heridas del martirio.
Vale.
Si tras la defenestración de Pedro Sánchez y la elección de una Comisión Gestora en el PSOE se pudiera haber pensado que la pacificación entre los distintos sectores era posible, la realidad parece señalar todo lo contrario.
No haré remembranzas de épocas históricas del partido en las que las divisiones y los enfrentamientos produjeron resultados duros, asentando a lo largo del tiempo una soterrada corriente cainita que fluye con facilidad. Las intrigas palaciegas en la confección de listas o en la elección de miembros de comités locales, provinciales, regionales o federales han estado a la orden del día.
Ahora estamos en un duro enfrentamiento de momento cainita (entre dos, Caín y Abel, sin saber quién es uno y quien es otro), esperando la entrada de algún miembro más de la familia a la pelea. Pelea de gallos, que no ya de hermanos. Hace mucho que las distintas familias socialistas dejaron de tener relaciones entre sí.
De este enfrentamiento cainita (de momento con las figuras visibles de Patxi López y Pedro Sánchez), de las intrigas y trampas nada soterradas que se tienden parientes políticos de uno u otro, solamente nace el desamparo.
Vergüenza debería darles a todos los dirigentes del PSOE, desde los de las más recónditas agrupaciones locales hasta el comité federal, cargos orgánicos o cargos públicos, posicionarse en bandos, banderías, parapetados con la munición suficiente para atacar o para defenderse atacando.
Vergüenza les debería dar a todos, a los que insultan y a los que repelen con insultos a los insultos que les profieren. A los que, revestidos de una pátina invisible de aparente superioridad (como el traje del emperador), dejan que sean sus segundones o sus fieles seguidores (fieles a unos, desleales al partido) los que profieran insultos, acusaciones, diatribas contra “los otros”.
Vergüenza debería darle a TODO el PSOE el desamparo con el que están dejando a sus votantes, varios millones de personas que asisten atónitas a peleas de patio de colegio que solamente tienen la finalidad de saber quién es el dueño de la pelota.
El desamparo de los votantes del PSOE que ahora se vislumbra no desaparecerá si salta al ruego algún candidato más a dirigir las ruinas del partido. No desaparecerá el desamparo porque la división, profunda, se ha instalado y terminará con un desmembramiento. Sin duda. Y ello porque a fuer de formar cuadros del partido (gentes de una sola trayectoria, la del carnet y la fontanería), han desaparecido los líderes.
No desaparecerá el desamparo porque la tradición de intrigas, de cainismo en el PSOE, ha aflorado como un tsunami y ahora es el manto, espeso, que cubre los escombros de lo que fue el edificio socialista. Aplíquense a hacer partido, a formar partido y abandonen la incuria y la inquina personal, que son la demostración palpable de agotamiento de cualquier proyecto político y, mucho más, ideológico.
El desamparo de votantes y simpatizantes tendrá la consecuencia de la desaparición de un referente en la izquierda (aunque fuera tibia izquierda) y tendrá consecuencias salvajes sobre los derechos, cada vez más escasos, de los trabajadores y de las clases (¡sí, de las clases! ¿o es que os habéis olvidado?) más desfavorecidas.
Si quedaran cenizas, no tendrán la fuerza suficiente para reconstruirlo.
Abandonen dirigentes (todos) y militantes (todos) las navajas, enfunden los puñales, que hay varios millones de españoles que necesitan un partido que pueda intentar ser contrapeso contra la derecha, encantada, exultante, de ver como cuatro paniaguados socialistas se pegan por unas migajas.
Vale.
Hoy, la Ministra de Defensa, en sede parlamentaria, ha pedido perdón a los familiares de las víctimas del Yak-42, en nombre del Estado. Y el tono en el que lo ha hecho y están repicando los medios serviles, ha sido el de “pelillos a la mar”. Claro, que la señora Cospedal, ministra del gobierno y abogada del Estado de profesión, lo que ha hecho ha sido cargarse todas las teorías de derecho político y administrativo.
La ministra de Defensa ha confundido, a sabiendas, gobierno y estado, o estado y gobierno. Solamente desde la premeditada conculcación de los valores democráticos se puede hacer esa simbiosis.
La Real Academia de la Lengua dice del concepto “Estado”, en sus acepciones 6ª y 7ª:
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m. Forma de organización política, dotada de poder soberano e independiente, que integra la población de un territorio.
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m. Conjunto de los poderes y órganos de gobierno de un país soberano.
Por su parte, la acepción 2ª del vocablo “Gobierno”, dice:
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m. Órgano superior del poder ejecutivo de un Estado o de una comunidad política, constituido por el presidente y los ministros o consejeros.