Archivos para Susana Díaz

Tras el debate entre los tres candidatos a la Secretaría General del PSOE (debate que no pude ver, obviamente, por razones de trabajo), y tras hacerme una composición de lugar atendiendo a lo que dicen los medios convencionales y los no tanto y las redes sociales, creo que parece claro que cada uno de los candidatos representó un modelo de partido distinto. Y lo siguen representando.

Un modelo claramente ortodoxo, unificador y unitario, representado por Patxi López. Un modelo de claro corte electoral (el partido como maquinaria electoral), representado por Susana Díaz y un modelo pudiéramos decir (para entendernos) “presidencialista”, el de Pedro Sánchez.

Así, mientras Patxi López se esfuerza en hacer entender que la primera tarea, ahora mismo, es la de recomponer las estructuras y los modos de gobernar el partido. Más adelante, como segunda prioridad, hacer del partido un instrumento para ganar al PP las elecciones. Pero, como plantea el propio López, la primera tarea es ardua, puede ser larga y no permite entrever cuándo podría decirse que el PSOE estaría en condiciones de disputar, de nuevo, el poder a la derecha.

Para Susana Díaz, las primarias supondrán, en caso de su triunfo, el punto de partida electoral, sin mayor necesidad de recomposición interna, ya que el mero hecho de celebrarse las primarias serán como el bálsamo de Fierabrás, que todo lo cura. Para la candidatura de Susana Díaz, ganar las primarias supondrá poner al partido ya, sin más, en la pista de salida electoral, como si nada hubiera ocurrido a lo largo de 2016 y 2017, especialmente entre el 1 de octubre de 2016 y el 21 de mayo de 2017.

El tercer modelo de partido lo representa Pedro Sánchez, que compareció el 1 de octubre para dimitir como Secretario General tras ser derrotado democráticamente, al perder la votación que planteó. Esta es la realidad del 1 de octubre. Pedro Sánchez, con la inestimable ayuda de varios dirigentes de segundo nivel (orgánico e ideológico), y con algunos medios especialmente interesados, consiguió convertirse primero en mártir y luego en Dios. Mártir, porque como él mismo ha reconocido en el debate, perder la votación del Comité Federal de 1 de octubre lo dejó en el paro, y, ahora, convertido en el dios de los suyos, pretende ganar la Secretaría General para dejar la cola del INEM.

Se está dando el caso de que los proyectos de Patxi López y Susana Díaz tienen en común el elemento de lo colectivo (el partido o el partido maquinaria electoral), el de Pedro Sánchez es la presentación de un modelo personalista, basado en sí mismo, en el carisma del “líder”, copiando modelos, estrategias (incluidas las hordas de seguidores o vasallos en las redes sociales) y marketing no de Podemos, sino de Pablo Iglesias. Las “apariciones” públicas de Sánchez copian, plano a plano, las de Iglesias. Pedro Sánchez es Pablo Iglesias sin coleta. Lo demás son lo mismo.

Los modelos políticos expresados por Patxi López y Susana Díaz responden a la ortodoxia del partido. El modelo presentado por Pedro Sánchez, redactado por Manu Escudero y José Félix Tezanos, a partir de recortes y desechos del Programa 2000 (un tremendo fracaso político e ideológico del partido), para hacerlos pasar por “nueva socialdemocracia”.

El líder único, Dios Sánchez, seguramente tendrá dificultades para debatir fundamentos ideológicos más allá de cuatro eslóganes, porque todavía está por saber cuál es el poso ideológico de Sánchez. El poso ideológico de Patxi López y Susana Diaz (sin muchas formulaciones teóricas) está marcado por sus experiencias de gobierno, de manera que los hechos llevados a los boletines oficiales son sus cartas de presentación.

El mayor fundamento ideológico que puede presentar Pedro Sánchez es el reconocimiento de que aprobar la reforma, con nocturnidad y alevosía, del artículo 135 de la Constitución fue un error. Claro que reconocerlo ahora demuestra que cuando tuvo ocasión de apretar el botón en el escaño no tenía algo tan importante en un referente ideológico y político: capacidad crítica.

Vale.

Dice el diccionario de la Real Academia Española en su acepción segunda para el vocablo mártir:

  1. m. y f. Persona que muere o sufre grandes padecimientos en defensa de sus creencias o convicciones.

El enfrentamiento entre un denominado grupo de “barones” y otros miembros de la Ejecutiva Federal del PSOE y el propio Secretario General y otra parte de cargos públicos y orgánicos del partido culminó con la salida de Pedro Sánchez de la Secretaría General, la disolución de la Ejecutiva y el nombramiento de una Comisión Gestora.

Como todos los sucesos, en los que se produce una acción (el enfrentamiento), tiene lugar una reacción. Y en este caso presenta singulares características. La primera, es la resistencia de un grupo de militantes (incuantificable hasta tanto no se produzcan primarias) que se han posicionado al lado del dimisionario SG. La segunda, la conformación de un grupo de militantes en torno a la Comisión Gestora, también incuantificable.

Sin embargo, es muy interesante desde el punto de vista de la sociología política, desde el punto de vista del conocimiento de la militancia política, cómo se ha producido un curioso fenómeno, inesperado cuando se considera que la militancia política, y más en partidos de izquierdas, debiera tener unas connotaciones más de razonamiento crítico que de posicionamiento de fidelidad, más cercano a la creencia.

Las formas y todos los elementos que rodearon a la salida de Pedro Sánchez de la Secretaría General del PSOE, singularmente las informaciones publicadas, los apoyos en que se sustentaron quienes decidieron desalojarlo de su cargo, y, por qué no, las connotaciones de cierto nivel de conspiración, han convertido a Sánchez en un mártir político. Incluso se ha llegado a escribir que su desalojo ha constituido una “operación de Estado” para evitar su pretensión de formar gobierno apoyado en Podemos y los partidos nacionalistas.

Ahora, cuando ya parece que la Comisión Gestora, con demasiada parsimonia y, a mi juicio, falta de estrategia ante la estrategia que parece seguir Mariano Rajoy (las alusiones permanentes a que es necesario apoyar los PGE si no…), convoca el Congreso del partido y las primarias, han acentuado los actos de fe. Que no otra cosa.

Pedro Sánchez fue el primer SG del PSOE elegido directamente por los militantes, y su desalojo ha constituido para sus seguidores (quizás mejor decir fieles seguidores) un acto de traición. Es probable.

La carrera hacia el próximo congreso socialista la ha iniciado Patxi López, anunciando su candidatura de modo inmediato a que la gestora anunció un calendario. De momento, López es el único candidato.

Pedro Sánchez, cuya cabeza política fue públicamente expuesta por la Gestora y aplaudida a rabiar por los “medios de comunicación” (los convencionales), es ahora el mártir al que siguen fieles que esperan su anuncio de candidatura. Esos fieles, que no tienen otro horizonte que apoyar la candidatura de su guía espiritual, esperan sin otra opción posible esa candidatura. No contemplan, en modo alguno, que su faro pudiera no optar por presentarse.

La conversión de Pedro Sánchez en mártir a los ojos de sus fieles me inquieta. Y me inquieta por una razón: no se conocen, al menos, yo no conozco, profundas reflexiones políticas e ideológicas de Sánchez. No encuentro, por más que busco, definiciones políticas, referencias ideológicas más allá de los mensajes simplistas que se transmiten por las redes sociales: #NoesNo, #MilitantesenPie. Mensajes que más tienen que ver con tácticas coyunturales, inmediatas, que reflexiones y proyectos a largo plazo.

Que Pedro Sánchez sea un mártir político que suscita fieles adhesiones es mérito de quienes lo desalojaron, y que sus fieles pretendan que un mártir político les represente, reduce al mínimo el debate político.

Ahora mismo, salvo alguna reflexión que refulge como fuera de contexto, la única filosofía que anima a los seguidores de Sánchez es que se presente. Lo que pueda pensar su guía, su faro, no importa. Primero, la situación: que se presente a primarias. Luego ya, si eso, el discurso, que será “a la contra” de lo que pueda decir (que tampoco ha formulado grandes ideas o conceptos políticos) Patxi López, o, si finalmente, se presenta, Susana Díaz.

Los discursos de los tres candidatos (Patxi ya anunciado) que se barajan en los medios se construirán sobre la base de la situación, en ningún modo sobre la esperanza de futuro, sobre la construcción de una formulación ideológica que plantee un verdadero proyecto.

Los ladrillos que utilizarán los candidatos son los mismos. Ninguno de los tres da para más allá de discursos retóricos ya leídos. Y de los tres, solamente Pedro Sánchez presenta las heridas del martirio.

Vale.