Cuando hoy se han dado los datos de la EPA, Mariano Rajoy no ha tardado ni un minuto en atribuirse un enorme éxito y ha dicho que llevaba, desde que ganó las eleccions, esperando dar una noticia como la de hoy. Y la pregunta es, ¿de qué está orgulloso Rajoy?
Que dice el INE que disminuye el paro en 300.000 personas en el segundo trimestre de 2014. Y Rajoy, rodeado de fieles feladores, se masturba en público.
Cuando los contratos son miserables, cuando los patronos, insaciables, siguen exigiendo a Rajoy, su siervo en La Moncloa, que siga destuyendo los derechos de los trabajadores, hasta convertirlos en esclavos, un presidente de gobierno no puede salir, orgullos, a decir que eso es lo que quería. O es un desvergonzado o es un psicópata.
Cuando muchos jóvenes emigran con sus títulos universitarios bajo el brazo a servir pintas en bares de Londres, un presidente del gobierno de un país no puede declararse ufano por ese éxito. O es un desvergonzado o es un psicópata.
Cuando a los jóvenes no les espera ningún futuro, cuando la formación y la capacidad no sirven para nada, un presidente del gobierno de un país no puede declararse satisfecho. O es un desvergonzado o es un psicópata.
Cuando a los mayores de 50 años no les espera ya ninguna posibilidad de trabajar, de encontrar un trabajo que le puedea llevar a una jubilación digna, un presidente del gobierno no puede presumir, si no es ante sus sumisos o sus amos de la patronal, de ningún éxito.
Cuando su único programa de gobierno es la publicidad y la propaganda al más puro estilo del franquismo de los años 60, y los medios de comunicación, entrampados hasta los ojos, y siervos vendidos al poder, un presidente del gobierno debería ser más comedido y no aparecer ante los más de 5.600.000 parados como un psicópata que parece que les está diciendo: “¿Veis? gilipollas, zánganos, no trabajáis porque no queréis.”
Cuando los contratos que se hacen son miserables en sueldos, en horas de trabajo, fraudulentos en sí mismos. Cuando el gobierno ha vendido a las empresas privadas de trabajo temporal (que no son otra cosa que aquellos antiguos vendedores de esclavos, pero con programas informáticos) lo de tratar de encontrar un trabajo a cada parado, un presidente de gobierno no puede presumir de nada, salvo que sea un psicópata o un desvergonzado.
Cuando la publicidad se enfrenta con la realidad y se demuestra que lo que pretende hacer creer el presidente del gobierno es una mentira (aumenta el empleo, pero necesita sacar dinero de la hucha de las pensiones), un presidente del gobierno no puede decirnos, a la cara, que si no le creemos es porque somos antipatriotas, porque en realidad él se está mostrando como un psicópata o un desvergonzado.
Cuando en un país se pretender engañar, un día sí y otro también, desde el gobierno, desde el partido que lo sustenta, con la connivencia servil del Grupo Prisa, del grupo Unión Editorial, del Grupo Planeta, del Grupo Mediaset, del Grupo Vocento…, no podemos, los ciudadanos preocupados, de verdad, por el futuro, especialmente de nuestros jóvenes, que pensar que el máximo responsable del gobierno que basa todo su discurso en la propaganda (en el más puro concepto goebbeliano), es un psicópata o un desvergonzado.
Vale.
Ahora, después de la sesión de maitines de la famiglia genovesa del lunes, Mariano Rajoy lanza una propuesta inspirada por Arriola: “Si ha sido Podemos, barremos en la elecciones”, recordando su gran análisis del atentado del 11-M.
A Mariano Rajoy alguien, Arriola i supose, le ha dicho que diga que en las próximas elecciones municipales de mayo de 2015 (que coincidirán con las autonómicas y las generales, no se olvide) será alcalde el cabeza de la lista más votada. Como Ana Botella, mismamente.
A esa idea le han dicho a Mariano que la llame “regeneración democrática”. Pero quien se lo ha dicho ha echado números tras el susto de las europeas y ha llegado a la brillante y regeneradora conclusión de que como en la derecha (incluyendo la extrema derecha) está solo el Partido Popular y el bipartidismo social va a seguir existiendo, considera que la suma de todos los votos de la derecha siempre será la lista más votada ante la fragmentación de la izquierda.
Hacer juegos de manos con las leyes electorales ahora que el juez Ruz está demostrando que los juegos los hacían con la financiación ilegal vuelve a ser norma de una derecha enfangada de mierda hasta las cejas de Mariano. La propuesta del Partido Popular tiene de regeneración lo que Mariano de demócrata.
Solamente es de esperar que la “construcción legal de la propuesta” la explique Carlos Floriano. Perdón, esta frase se me ha colado de rondón.
Cuando los números electorales de las europeas se trasladan, tal cual, a un futuro escenario municipal, el pánico ha entrado entre los analistas, que pagamos todos, a sueldo de Génova. Y se han dicho: “si en la izquierda esa tienen a Podemos, nosotros podemos hacer la ley como nos salga del níspero”. Y dicho y hecho.
“Venga, Mariano, tú sal ahí y lo dices. Dices que en las próximas elecciones municipales será alcalde el cabeza de la lista más votada”. Ni coaliciones de rojos, sociatas, podemistas y otros similares.
Cuando a esta propuesta “a beneficio del inventario de la izquierda atomizada” se atreven a llamarla regeneración, demuestran la falta de creencia que tiene Mariano Rajoy en la democracia. Los ciudadanos votamos las propuestas que consideramos más acordes para la gestión municipal. Por ejemplo, los madrileños votaron mayoritariamente a Ana Botella, y ahí la tienen, poniendo bicis de alquiler por las calles para que los guiris vaya a la Plaza Mayor a tomarse una relaxing cup.
Las elecciones son la expresión del sentir político de los ciudadanos, no la elección del consejero delegado de una empresa del IBEX 35. ¿O sí?
Para el Partido Popular, se vote lo que se vote (en el actual panorama electoral) siempre resultará su lista la más votada. O lo que es lo mismo: han echado cuentas y le sale que tienen el paquete accionarial más grande, frente a pequeños accionistas. Y quieren blindar a sus consejeros delegados frente a aventuras de unos cuantos grupillos que tienen acciones no se sabe por qué.
Que a la supresión de algo tan importante en política, los acuerdos entre partidos y coaliciones, el tal Mariano Rajoy le llame regeneración demuestra hasta qué niveles está llegando la derecha en su afán de destruir la democracia.
Vale.