Archivos para Pedro Sánchez Castejón
Pensaba titular este post “Fidelización del voto”, pero caminar con la lámpara de minero en la cabeza me ha iluminado un titular mejor. Viene a cuento por la reacción, que no para, que ha tenido José Antonio Monago ante la boutade de Sánchez Castejón (ya aclarada) de suprimir el Ministerio de Defensa.
Monago busca que sus feladores transmitan una imagen de hombre de Estado con su defensa del Ministerio de Defensa (las tautologías no son buenas consejeras). Bueno, Monago, no. Es su jefe, el titiritero que mueve los hilos de la Marioneta de Estado que esta cruzada está haciendo de él.
Básicamente, Iván Redondo piensa (él sí, Monago no sabe) que todos los militares y sus familias son votantes del PP. Probablemente no vaya desencaminado. O sí. Y lo que está haciendo es campaña para fidelizar ese voto. Y, como suele sucede cuando un lego se mete donde no sabe, pues eso, se hace un Castejón: la caga.
Estos muchachos del PP han presentado una propuesta en la Asamblea de Extremadura defendiendo al Ministerio de Defensa y, sobre todo, defendiendo a los 4.000 militares y sus familias que moran en Extremadura, que no a los “militares extremeños”. Pero, ¿hay 4.000 militares en Extremadura? Rotundamente, no. Hay más, muchos más. Porque en ese número, el que maneja los hilos de la marioneta de Estado olvida a los guardias civiles, que también son militares, y cuyas circunstancias personales (orgánicas, diríase) dependen del Ministerio de Defensa, aunque sus circunstancias funcionales estén adscritas al Ministerio del Interior. La primera, por tanto, en la frente. En Extremadura hay más, muchos más, de 4.000 militares.
Pero toca fidelizar el voto. Monago, digo Iván Redondo, le está diciendo a su partido que necesita esos 4.000 votos de militares y los de sus familias desesperadamente. Hay que arañar como sea, que las cosas no pintan bien. A Monago, digo a Ivancito, le da igual las “infraestructuras” que Defensa tenga en Extremadura, le interesan los 4.000 votos que cree que son suyos, que son de su patrimonio, que son votos fieles. De esos 4.000 votos, solamente menos de un 4%, una miseria, vamos, están en Cáceres, en el CEFOT 1. A Monago, digo a su titiritero, le dan igual, son muy pocos. Quieren la suma gorda.
Porque a Monago, a Iván Redondo y a todo el Partido Popular, los militares, ciudadanos de uniforme, les traen sin cuidado. Solamente los quieren para que les voten. Seguro que sí ahora mismo, a palo seco, se le pregunta a Monago, o mejor dicho, a su mentor, Iván, sobre la capitán juez Moncada, sobre la capitán Cantera, sobre el teniente Segura, no tienen ni puta idea de qué se habla.
Por si a Monago, a Iván o a cualquier dirigente del PP de Extremadura se le pregunta por ATME, por ASFASPRO, por AUME, por AUGC, no tienen ni puta idea. Y lo que es peor, ni les interesa.
Los militares, debería saberlo esta marioneta de Estado, son ciudadanos, de uniforme, pero ciudadanos, que cada día más creen que sus derechos no existen, a pesar de sentencias ya firmes incluso del TEDH. Los ciudadanos de uniforme son personas, como diría un tronista de MYHYV, son personas humanas.
¿Qué sabe Monago de lo que denuncia en su libro “Un paso al frente” el teniente Segura? ¿Qué sabe Monago de lo que le ha ocurrido a la capitán Cantera por denunciar a un coronel por acoso? ¿Qué sabe Monago de que a una juez, capitán por más señas, un coronel le impidiera el ejercicio de su función, sagrada, de juez?
¿Qué sabe Monago, ni Iván, de qué futuro le espera a muchos militares “extremeños” que en los próximos años irán cumpliendo los 45? ¿Sabe qué futuro les ofrece su partido, “su” Ministerio de Defensa?
¿Qué sabe Monago, qué sabe Ivancito, de la contestación que la Ley de la Guardia Civil está teniendo? ¿Por qué a Monago “se le olvida” que los guardias civiles son militares?
Buscar la fidelización del voto de quienes se creen que son votantes suyos por la gracia de Dios, puede tener efectos perversos.
Decirle a “su” Ministerio de Defensa que me dan igual los 150 militares “extremeños” del Cefot de Cáceres, que yo lo que quiero es que haya 4.000, me da igual dónde estén, es muy tranquilizador para ese Centro cacereño.
Buscar la fidelización del voto y convertirse en marioneta de Estado solamente le puede pasar a un indocumentado en manos de un titiritero que le mueve los hilos de feria en feria, de pueblo en pueblo, de portada en portada.
Vale.
Ahora que el PSOE celebrar su Congreso Extraordinario para ratificar en la Secretaría General a Pedro Sánchez Castejón, que ganó las primarias, y que debe marcar de este Congreso una línea de actuación política de futuro, desde la distancia que da ser socialista y no ser militante socialista, me parece interesante hacer alguna reflexión.
En primer lugar, viendo cómo se desarrollaron las primarias y cuál fue el resultado, la primera es que las ganó el que más gustaba a la derecha. Y ello es así no sólo por el recibimiento cordial que Sánchez Castejón ha tenido en las manifestaciones de miembros del gobierno y del Partido Popular, sino, especialmente, entre los medios de comunicación.
Y en los medios de comunicación, un inciso: cada vez que me refiero a ellos englobo a todos los llamados convencionales, que en España son los grupos Prisa, Vocento, Planeta, Unión Editorial, Mediaset, Zeta… Todos.
En segundo lugar, en relación los medios de comunicación y el PSOE, hay una malsana dependencia de los dirigentes nacionales, autonómicos y locales hacia ellos. Viven y se manifiestan esperando el qué dirán de ellos esos medios, cuando la realidad informativa y de comunicación no tiene nada que ver con ellos. Y no se atreven a señalarlos.
Ahora que el PSOE dice que empieza un nuevo camino, sería bueno si ese camino, en relación con la derecha (económica, política y mediática) que manda, va a ser de colaboración, de cooperación o de oposición.
No creo en los prejuicios, pero sí creo en aquellas cosas que se han demostrado reales al cabo del tiempo: piensa mal y acertarás.
Los gestos, en su inmensa mayoría de cara a la galería mediática, de Sánchez Castejón no auguran nada bueno. Es más, cuando uno zapea por los distintos canales de televisión o ve las imágenes que sacan en los periódicos, no ve gestos políticos, ve poses solamente dirigidas a ver qué tal “dan” fotogénicamente.
Corresponde al PSOE, y, singularmente a su nuevo Secretario General definir cómo va a actuar en el futuro. Le corresponde definir si ese futuro va a ser de colaboración con el Partido Popular, si va a ser de cooperación con el Partido Popular o si va a ejercer la oposición.
Colaborar con el PP sería hacer seguidismo de un partido que ha demostrado estar dirigido por sociópatas y desalmados. Cooperar con el PP sería ser coartada de la derecha para seguir haciendo lo que la patronal manda, que para eso financia.
Ahora se espera del PSOE, esperamos los que somos socialistas, es que haga oposición. Oposición contra una derecha ladrona, corrupta, desalmada.
Ahora se espera del PSOE, esperamos, que rompa su dependencia enfermiza de los medios de comunicación y señale con claridad no que la derecha los haya comprado, sino que se han vendido por un plato de lentejas.
Ahora se espera del PSOE, esperamos, que Sánchez Castejón defienda, si tiene agallas, a los trabajadores, a las clases trabajadoras, que el PSOE recupere la lucha de clases como objetivo político y no nos venga con monsergas de que es un “partido de gobierno”.
Ahora se espera del PSOE, esperamos, que su nuevo Secretario General sea, sencillamente, socialista.
Pero, desgraciadamente, la realidad, los gestos, las poses, la dependencia que se constata del “qué dirán”, del “cómo me sacarán”, no hacen albergar ninguna esperanza.
Solo desearía estar equivocado.
Vale.