Archivos para Ayuntamiento de Cáceres

En la larga serie de entradas con este mismo motivo de “Cáceres, cerrado por falta de uso”, he tenido en varias ocasiones comenzados textos sobre la Casa Mirón, en cuya fachada figura un metacrilato que la define como “Museo Municipal”. No he completado las entradas porque siempre había creído que el hecho de que no estuviera abierto de modo permanente, se había debido a diversas obras de reforma, en una primera fase, y otras posteriormente, en la creencia de que cuando la situación económica mejorara, pudiera, finalmente, dedicarse a lo que dice el metacrilato.

Sin embargo, ahora que parece que hay crédito presupuestario para unas obras que serían las finales,  resulta que esas obras están encaminadas a que el edificio se ceda (con los eufemismos contractuales que se quiera poner) el edificio a una asociación privada.

En primer lugar, si eso se hace así, debe eliminarse la placa de la fachada, porque no lo podrán llamar museo municipal.

En segundo lugar, porque parece que el actual equipo de gobierno (el PP, claro) definitivamente hace abandono de sus obligaciones y larga el edificio, convenientemente reformado, para sea una asociación la que haga y deshaga según sus criterios, y por mucho que ahora publicite que estará abierto a todas las iniciativas, no será así. Su chiringuito.

¿Por qué Cáceres no tiene ni va a tener un museo municipal? Son múltiples las razones. La principal, la desidia de los que han gobernado y gobiernan la ciudad. En estos días, dentro de las publicaciones del Museo de Cáceres (Museo Provincial) se publica un trabajo del profesor Cerrillo, que analiza el manuscrito que con el título “Abreviatura histórica”, el licenciado Juan Rodríguez de Molina redactó para compilar, hasta la época en la que él vivió la historia de la ciudad.

De aquella historia quedan pocos materiales para llevarlos a un Museo, salvo los que se conservan en el Provincial de la Casa de las Veletas y algún objeto (el pendón de la ciudad) en el Ayuntamiento y poco más.

Cuando en la información publicada en el diario Hoy sobre las “negociaciones” del Ateneo con el ayuntamiento se habla del edificio se dice que son 500 m2 la superficie del inmueble. La ficha catastral detalla que son 432 m2 de superficie del solar y 1.062 m2 la construida. O la información del periódico es errónea o lo es la ficha catastral.

Un inmueble de estas características, con una amplia superficie, aunque sea incómoda (ya cuenta al menos con un ascensor para ayudar en la accesibilidad) debiera ser objeto de un esfuerzo (¡qué cosas se le piden a los concejales!) que lleve a que la ciudad, que pretende ser referente cultural, cuente con un museo propio.

¿Tan pocos bienes muebles de valor cultural o histórico tiene el Ayuntamiento para que no se pueda, sobre ellos, ampliar con cesiones o donaciones particulares para que pueda conseguirse?

¿Tan escasa es, de verdad, la historia de la ciudad como para que no pueda ser exhibida, a través de sus vestigios museables, de sus documentos históricos, de los propios bienes muebles de propiedad municipal?

¿Tan magros son los esfuerzos que quienes gobiernan el Ayuntamiento abandonen la historia de la ciudad a su suerte? Porque en la misma información de prensa se dice que, cuando el Ateneo gestione el inmueble (1.062 m2 construidos) “el proyecto contempla que haya una sala de almacenamiento de enseres de Cultura, pero ya no se exhibirán las piezas que forman parte de la historia de la ciudad. Albergaba 140 piezas históricas relacionadas con la vida de la ciudad, con valor sentimental, algunas poco conocidas como la espada del General Ezponda, los trajes de los maceros del siglo XVII o la maquinaria antigua del reloj del Ayuntamiento.

Si la gestión de la cultura por parte de los que ahora gobiernan es deshacerse de ella, arrinconar a una sala oscura de almacén la historia de la ciudad, para que un colectivo de sabios haga de su capa un sayo, y por parte de quienes están en la oposición la respuesta a esa dejación de obligaciones sea el silencio, estaremos concluyen que, de verdad, hemos terminado por cerrar la ciudad por falta de uso y arrojado a un pozo siniestro las llaves.

Vale.

Hace ya tiempo, en una de las primeras entregas de la serie “Cáceres, cerrado por falta de uso” me refería al Bloque C, de la Calle Ródano, en la barriada de Aldea Moret (https://cercadelasretamas.com/2012/10/13/caceres-cerrado-por-falta-de-uso-viii-rechace-imitaciones/) . Era el año 2012, con el gobierno municipal del Partido Popular desde 2011 y que ya se encontró con el bloque desalojado y tapiado. Ahora, 6 años después, parece que por la vía de los “presupuestos participativos” les puede llegar una solución: la Asociación de Vecinos de la zona plantea que sea demolido. No he podido ver si la Asociación plantea un uso alternativo al solar que resulte.

Parece muy interesante que los vecinos del barrio más abandonado de la ciudad prefieran la demolición de un inmueble que es un baldón para su dignidad. Porque los vecinos de Aldea Moret también tienen dignidad y prefieren olvidar lo que significó la corta historia de ese bloque de viviendas sociales.

Claro que la propuesta parece que cojea si no hay una alternativa viable para el solar que resulte. No corresponde a los vecinos plantear la alternativa, corresponde al propietario del solar resultante. Al Ayuntamiento.

También cabría plantearse si en vez de demolerlo, no podría rehabilitarse para otros usos distinto al de viviendas. Por ejemplo, para que se ubiquen allí las diversas asociaciones culturales que carecen de local, que son bastantes. O que el Ayuntamiento lo subaste para que se establezca en esa zona un Hotel, que amplíe la oferta de plazas turísticas ya que parece que la apuesta de futuro de la ciudad pasa por el turismo. (#ironíaON).

Los vecinos prefieren la demolición como un ejemplo de borrar las huellas de unos años turbios transcurridos entre las 36 viviendas y plazas de garaje del “maldito Bloque C”.

Pero volveríamos a lo mismo: ¿qué hacer con el solar resultante? De momento, habría que sanearlo muy bien, rellenar el hueco que dejen las plazas de garaje, igualar y apisonar bien el relleno, vallarlo a conciencia para que no se convierta en nido de nada… Y mientras tanto, en el Ayuntamiento, las iniciativas y las ideas para determinar su uso futuro volverían a ser nubes pasajeras.

Otro uso interesante que se podría dar al actual inmueble, sin demolerlo, sería vendérselo a cualquier empresa para que lo convierta en hospital privado en el que podrían recibir asistencia, por ejemplo, los funcionarios municipales que no quieren pertenecer a la Seguridad Social. No sería un mal uso.

Vale.

Ayer, 14 de julio, el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Cáceres anunciaba la apertura de un expediente a una concejala del grupo de gobierno, Montaña Jiménez, por vulneración de la Ley de Transparencia. Curioso, muy curioso, cuando la vulneración, la ilegalidad cometida por la concejala ha sido por la legislación de régimen jurídico de las administraciones públicas.

Ocurrió que en una comisión se estudiaba un asunto urbanístico (qué si no, el urbanismo) que afectaba a terrenos propiedad del padre de la concejala. Por supuesto, todo esto con el Partido Popular.

La concejala en cuestión voto a favor de que la propuesta de que en los terrenos propiedad, entre otros, de su padre, se convierta en un parque de medianas superficies comerciales. La vulneración de la ley es clara y flagrante y no cabía otra solución que la de la dimisión de la concejala y de la anulación del acuerdo.

Inmediatamente la respuesta pública fue que el voto de la concejala no era determinante y que el asunto se iba a aprobar de todas maneras. Y en los dos medios escritos que se cuelgan en los quioscos de Cáceres aparecieron opiniones de juristas avalando la nimiedad del asunto. Con un par.

Si el asunto no era tal y ya parecía hasta amortizado, ¿a qué viene ahora que la alcaldesa del PP, Elena Nevado, impulse la incoación de un expediente por vulneración de la Ley de Transparencia?

Y a todo esto, ¿dónde carajos se esconde el PSOE, en una oposición que cada vez parece más que merecida?

Veamos.

La primera pregunta que surge no es si los terrenos son propiedad del padre de la concejala, que está confirmado, si no saber si sobre dichos terrenos tiene algún derecho familiar la concejala. Cuestión de herencias. ¿Ha preguntado alguien algo sobre esta posibilidad? ¿Y si dentro de unos meses, con todo el asunto ya aprobado definitivamente, el negocio ya formalizado, resulta que a concejala hereda las plusvalías?

Menos mal que el asunto era una cosa sin importancia…

La segunda pregunta que surge es si la concejala sabía los pasos que su padre estaba dando para mejorar y desarrollar la condición urbanística de los terrenos. Lo mismo se trata de una familia desestructurada, en la que padres hijos y hermanos no se hablan y eso podría justificar desconocimiento. O no, o en la familia se habla de los intereses de todos.

Menos mal que el asunto era una cosa sin importancia…

La tercera cuestión es, siguiendo el hilo de la segunda, si la concejala se enteró de momento de que el asunto de los terrenos de su padre se iba a ver en la comisión y no le dio tiempo a cumplir la ley y abstenerse.

Menos mal que era una cosa sin importancia…

La cuarta cuestión es si los propietarios de los terrenos, incluido el padre de la concejala del PP, habían mantenido reuniones con técnicos municipales o habían realizado consultas con ellos para preparar la documentación a presentar, algo que es habitual en la tramitación de documentos urbanísticos, que suelen ser complejos y que requieren de puntos de vista previos por técnicos municipales. Si las ha habido, como es seguro, a la oposición le cabe la obligación de conocer de esos técnicos las reuniones habidas, las cuestiones planteadas, la opinión que ellos han dado a los propietarios.

Porque, ¿seguro que la concejala del PP e hija de uno de los propietarios de los terrenos no ha asistido a esas reuniones, no se ha interesado personalmente por el asunto? Yo, no me lo creo, y sostengo que la oposición debería hacer que los técnicos afirmen o desmientan si la concejala ha participado en alguna reunión previa, si ha asistido a alguna toma de contacto entre propietarios y técnicos municipales, si se ha interesado personalmente por el asunto.

Menos mal que era una cuestión sin importancia…

Además, lo que se ha vulnerado por la concejala, del PP, por supuesto, es la legislación de régimen jurídico de las AAPP, y todo el asunto debería haberse anulado. Porque la ley no distingue entre un asunto menor o mayor, o un asunto en el que un voto sea o no decisorio. La ley es taxativa y la concejala debería haberse abstenido de participar en la reunión y de votar el asunto. No se trata de un asunto banal: es OBLIGACIÓN de la persona incursa en incompatibilidad la de abstenerse. Y si no lo hace y después se conocen las causas de esa incompatibilidad, deben anularse todas las actuaciones, todas.

Menos mal que era una cuestión sin importancia…

La oposición debe exigir la anulación de las actuaciones, la dimisión de la concejala del PP e investigar cuál ha sido su nivel de intervención en el asunto, si ha pedido a los técnicos municipales información interesada, si ha participado en reuniones previas a la presentación de la documentación, si después de presentada esta se ha interesado por su tramitación y por los sucesivos informes que se han emitido.

La actuación de la alcaldesa parece más un escudo por si luego suceden otras cosas. O es que alguien se puede creer que la concejala del PP no ha, al menos, comentado con la alcaldesa que estaba en tramitación un propuesta sobre terrenos de su familia. Increíble.

Vale.

Las imágenes que aparecen en esta entrada se corresponden con la decisión del Ayuntamiento de Cáceres de colocar unos contenedores de recogida de basuras compartiendo el espacio con una parada del autobús urbano. Todo un síntoma.

Seguramente, si alguien preguntara al concejal de turno, diría que es una cosa que han decidido los técnicos, y los técnicos, que es una petición de la empresa concesionaria de basuras, y la concesionaria, que es una decisión… y así ad infinitum.

La realidad es otra. La realidad es que en el Ayuntamiento de Cáceres abundan los sociópatas. Y eso no es más que responder a aquel dicho: “los niños, lo que ven en casa”. Al equipo de gobierno, del Partido Popular con la inestimable colaboración de los gorrillas de Ciudadanos, la apatía del PSOE y la inanidad aparentemente utópica de Podemos, los ciudadanos (ahora súbditos, tras el triunfo justiciero de Urdangarín) se la traen al pairo.

Los mismos servicios técnicos que pueden argumentar, como excusa inadmisible, que colocar las mierdas en la parada del autobús urbano, es una petición de la concesionaria de basuras, son los mismos que deciden dónde ubicar las paradas. Los mismos sociópatas que ignoran que hay personas que utilizan el transporte público. Se la sudan. Y luego, cuando alguien les critican, se hacen los ofendidos. Como si pudieran, valientes son. Y en Cáceres son valientes herederos de valientes.

Los concejales del Partido Popular, con la alcaldesa Nevado al frente, si son preguntados, se escudarán en los servicios técnicos. En esos servicios técnicos que dependen de ellos y que están a su servicio antes que al de los ciudadanos.

Estas imágenes son una muestra de la sociopatía que quienes detentan el poder (los técnicos) y quienes lo ostentan (nominalmente, los concejales) demuestran y exhiben cuando disponen de los resortes que permiten hacer ver ante los demás quién manda. Y así engordan.

No sería normal que estas cosas se produjeran si quienes toman las decisiones no fueran otra cosa que lacayos del poder, entendido como relaciones de poder contra la mayoría.

Por eso, cuando estas situaciones se producen, los gorrillas de Ciudadanos se alinean, siempre, con el poder. Porque es más fácil recibir dádivas de quienes lo ostenta que de quienes lo sufren.

Estas imágenes son, sencillamente, una falta de respeto, un sirvengonzonería que se reparte entre quienes aparentemente toman las decisiones (los técnicos, la concesionaria de basuras) y los miembros del equipo de gobierno. Con la particularidad de que el equipo de gobierno, los concejales del PP y la alcaldesa al frente saben bien lo que hacen: deciden no colocar un punto limpio de recogida de escombros en Macondo (su gente, su clase) y colocarlo en El Junquillo (desharrapados, entienden).

La falta de respeto de las imágenes son la muestra inequívoca de que el Partido Popular, en compañía de una casta “valiente” de técnicos, son sociópatas.

Vale.

A comienzos de diciembre de 2012, al hilo de una información que publicaba el diario regional HOY, publiqué una entrada sobre el edificio propiedad de Caja de Extremadura en el número 15 de la calle San Pedro, de Cáceres (https://cercadelasretamas.com/2012/12/06/caceres-cerrado-por-falta-de-uso-xiii-caja-de-extremadura/). Ahora, nuevamente el diario Hoy publica una información sobre el mismo inmueble y el mismo motivo: el desalojo de casi todo el inmueble y su disponibilidad “para el mercado inmobiliario”.

Ya en aquella entrada me refería a que la ficha catastral disponible en la web pública del Catastro se refería a un inmueble con una superficie construida de 1.620 m2. Y también el Catastro señalaba el año de construcción: 1968. Ha de entenderse, por tanto, que ese inmueble debería estar incluido en el correspondiente censo de Contribución Urbana (ahora, Impuesto de Bienes Inmuebles) devengando el gravamen referido a los 1.620 m2.

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Ficha catastral. 2012.

Sin embargo, ya en aquella entrada calculaba que la superficie construida era muy superior, y, según medición poco exacta, pero sí aproximada, realizada sobre la planimetría del Catastro en internet, la superficie construida estaría en torno a los 3.840 m2. Es decir, una diferencia de 2.220 m2, cuya tributación ha sido escamoteada a las arcas municipales, ¿con conocimiento o sin él del Ayuntamiento?

La información que publica el Diario HOY señala que la superficie es de 4.032 m2, es decir, 192 m2 más de los que calculé para mi entrada de diciembre de 2012.

Consultada al día de hoy la misma fuente, la Oficina Virtual de Catastro, la ficha del inmueble arroja la superficie citada por el Diario Hoy (http://www.hoy.es/caceres/201612/19/liberbank-vacia-trabajadores-edificio-20161219003145-v.html) pero aporta algún dato interesante.

Mientras que la información catastral de 2012 señalaba como año de construcción el de 1968, en la actual se mantiene el año de construcción, pero se apunta el de 1975 como año de reforma. La diferencia de superficie construida entre ambas fichas es de 2.412 m2.

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Ficha catastral. 2016.

Si tomamos como referencia el año de 1975, el año que el Catastro señala la reforma última (seguramente el año de construcción del actual inmueble), hasta el que se hiciera la revisión de los datos (siendo generosos, aproximadamente en 2013 o 2014, cuando se produjera el traspaso de activos de Caja de Extremadura a Liberbank), han sido casi 40 años los que ese inmueble ha sido gravado con una superficie dos veces y media menor de la real.

¿Cuánto dinero ha dejado de ingresar el Ayuntamiento por esa diferencia de superficie construida? ¿Puede acreditarse por el Ayuntamiento los impuestos devengados en concepto de IBI por ese inmueble y si se corresponden con la superficie real? ¿Ha tenido, a lo largo de estas casi cuatro décadas algún responsable político municipal de la situación? ¿Se ha intentado alguna vez por el Ayuntamiento que este inmueble figurara en el censo catastral de Contribución Urbana y abonara los impuestos correspondientes a su superficie real?

Vale.

En agosto de 2015 escribí en esta misma Cerca sobre el uso, creía y creo, que indebido, de la terraza superior de la Plaza de San Jorge (https://cercadelasretamas.com/2015/08/07/la-terraza-de-mi-tasca-es-particular/).

Ahora, otra terraza viene a confirmar el desbarajuste, falta de respeto al entorno monumental y, sobre todo, incompetencia, que el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Cáceres luce en cualquier gestión que le toca.

Me refiero al disparate visual que supone la autorización de colocación de la terraza de otra tasca en la parte superior de la escalinata que lleva al Arco de la Estrella. Un despropósito que produce sonrojo por cuanto, de entrada, es una falta de respeto a la puerta de acceso de los cacereños y turistas al recinto monumental.

El impacto visual es grande y da lugar hasta que, como en muchas otras cuestiones, nos lo tomemos a guasa (mientras la incompetencia siga campando por los despachos municipales, es una opción que tenemos para hacer más llevaderas las alcaldadas) y creamos que no es real, que es imposible que ni haciéndolo adrede, se cometan estas tropelías.

Arco de la Estrella

Pero, como sucede en estos casos, las explicaciones (las excusas más bien) superan con creces lo que uno puede pensar. Así, en el Diario HOY de hoy mismo aparece una información que, en lo referido al turno de explicaciones desde el consistorio, agravan el asunto.

En principio, la razón por la que se autoriza en ese lugar la colocación de la terraza es porque el espacio que venía utilizando, sobre los soportales de la antigua farmacia de Escribano, amenaza ruina y ha sido precintado. Por tanto, estaríamos ante una utilización provisional. ¿No cabía otra solución? Claro, que cabe: que no haya terraza.

Esta opción, que no hubiera terraza, sin duda, puede acarrear alguna cuestión económica, desde la más sencilla devolución de las tasas por ocupación del espacio público que hubiera abonado la tasca, hasta que, decretada la anulación de la autorización, la tasca reclamara del Ayuntamiento no solo la devolución de las tasas sino el lucro cesante. Pánico para las arcas municipales llenas de telarañas.

Sin embargo, según el mismo medio de comunicación, que transmite lo que le dicen sin evaluar el valor de la “información” señala que el portavoz del equipo de gobierno, del Partido Popular, “también dijo que el Ayuntamiento aún tiene que determinar si ese espacio dañado es de titularidad pública o privada.” ¡Acabáramos!

Ahora resulta que el lugar en que ha venido, durante años, colocándose la terraza no sabe el Ayuntamiento si es de titularidad pública o privada. ¿Cómo ha cobrado las tasas hasta ahora… si las ha cobrado? ¿Si es de titularidad privada y el Ayuntamiento ha cobrado tasas “por utilización privativa o aprovechamiento especial del dominio público local”, no tendrá que pagar al propietario lo cobrado? ¿Podrá el propietario reclamar al Ayuntamiento por, incluso, apropiación indebida de un espacio que no es suyo?

Que el portavoz del equipo de gobierno no sepa si ese espacio es público o privado es otra vez la muestra de que en el Ayuntamiento de Cáceres no hay… gobierno. ¿No hay un inventario de bienes y derechos? ¿No hay un Negociado de Inventario o una Sección de Patrimonio? Parece que sí, pero parece que no.

Y mientras, el atentado contra el Patrimonio Histórico estará ahí, no se sabe por cuánto tiempo, o hasta que la vergüenza, si la hubiera en algún despacho municipal, aparezca. Aunque lo dudo.

Y a todo esto, como el machacón eslogan de Elena Nevado en la pasada campaña municipal: ¡Qué bonito es Cáceres! ¡Qué bonito es Cáceres! ¡Qué bonito es Cáceres! Y ya está.

Vale.

 

El 20 de marzo de 2009, el Ayuntamiento de Cáceres, tras una inversión de 88.000 euros, ponía El Refugio a disposición de la Asociación de Reporteros Gráficos de la ciudad, que junto con la Asociación Enfoca, abrieron una exposición para dar contenido al inmueble. Creo que si no fue la última fue la penúltima.

Desde hace mucho tiempo el inmueble permanece cerrado, como otros muchos. En este caso, además de ser un punto más en la larga lista de espacios cerrados, es un síntoma de una ciudad que dormita entre rotonda y rotonda.

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Una ciudad cuyos líderes (los concejales son los líderes “más cercanos”) se aventuran a querer para la ciudad, gratis, por supuesto, la vieja cárcel, que tiene 11.000 m2 construidos y que tiene un pequeño inmueble de menos de 200 m2 sin saber qué hacer con él.

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Claro que… como no se destine a usos culturales, no parece que haya ningún otro uso posible. La Asociación de Reporteros Gráficos se hizo con El Refugio, pero a día de hoy, y desde casi al día siguiente de la primera exposición, no tiene uso.

Las razones no se conocen porque la Asociación no ha vuelto a pronunciarse sobre lo que parece todavía (¿o no?) su sede social, ni ha vuelto a organizar nada en el lugar. Prefiere lugares más céntricos, más cercanos.

Organizar actividades culturales en cualquier barrio no parece de interés. Quizás porque quienes en esta ciudad, en este pueblo con rotondas, tienen intereses culturales esperan que los espacios que de verdad pueden ser atrayentes no estén en el quinto coño o en lugares tan extraños como El Refugio.

A estas alturas, no se sabe si el inmueble está ocupado o vacante, ya que no aparece en el listado de locales que puede verse en el portal de transparencia del municipio. Tampoco se sabe si está plenamente incorporado y en qué condiciones jurídicas al inventario municipal. No sería el primer caso.

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Ahora que el Ayuntamiento ha sacado la convocatoria de subvenciones para asociaciones culturales, en las que tendrán preferencia las que tengan más de 15 años de antigüedad (básicamente, solamente hay una, y santa, por cierto) o las que dediquen actividades a cuestiones solidarias (básicamente, en ese sur de Europa solamente hay una), ahora sería el momento de saber para qué quiere el Ayuntamiento determinados espacios. Sin duda, ni la asociación santa ni la del sur de Europa querrían tener que dar uso a El Refugio.

En Cáceres, la iniciativa cultural no va por barrios. Ni va por los barrios. Llevar una exposición de casa de cultura en casa de cultura no es programar cultural, es cubrir desconchones en las paredes.

¿No hay ninguna asociación cultural a la que no le importe dar uso real a El Refugio? ¿No hay nadie en el Ayuntamiento a quien le inquiete la cultura y que esté dispuesto a que la creatividad tenga acogida en un espacio público?

Me atrevo a decir, ya, una respuesta para las dos preguntas. Para la primera, sí, pero poquito, poco tiempo. Para la segunda, rotundamente, no.

Vale.

Pasar por algunas calles céntricas que en su día eran pasos obligados para muchos cacereños y visitantes, pone en estos últimos años un punto de nostalgia, cuando no de malhumor. La calle de Moros, bautizada, paradojas de los callejeros, como General Margallo, era hasta hace pocos años la salida natural del centro de la ciudad (Plaza Mayor, Ciudad Monumental) en dirección a la Plaza de Toros. Hoy, muy pocos vehículos y menos viandantes la caminan. Y en ese caminar uno se tropieza con inmuebles cerrados, en venta, en mal estado, junto a otros cuyos vecinos se esmeran en mantener.

Así, a media calle, en los números 45-47 (o 49-51, según el Catastro) nos encontramos con dos edificios, uno completamente demolido, el número 45, y otro, que hace esquina con la calleja Palafox, demolido hasta su planta primera. La imagen es desoladora. No se trata de una demolición previa a la reconstrucción de los edificios que allí hubo, sino una demolición que muestra, como un auténtico monumento, que el paso del tiempo es inexorable también para las ruinas. Y la imagen es de pura ruina.

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La suma del suelo de los dos inmuebles es de 279 m2 y la superficie que hubo construida, según el Catastro, de 744, es decir, el equivalente a unas siete viviendas.

Si los datos disponibles no son erróneos, el inmueble más pequeño, y que lleva demolido varios años, es propiedad de la Fundación Valhondo. Se trataba de una casa de dos plantas, con fachada encalada, y de construcción de finales del siglo XIX. La casa de mayor superficie y alturas, en su momento, parece una construcción posterior, del primer cuarto del siglo XX.

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Afortunadamente, como señalaba al principio, la vieja calle de Moros ya no es paso obligado para visitantes y la visión del abandono y la dejadez causa menor daño a la imagen de la ciudad.

Además, ese abandono, esa dejadez, pueden ser el origen, son el origen de una situación que puede dar lugar, si no lo es ya, a un nido de suciedad, de ratas, de focos de infección.

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Existen muchas opciones para que desde el Ayuntamiento, en manos del Partido Popular gracias a Ciudadanos, si no estuviera el equipo de gobierno sin cabeza y sin rumbo, se obligara a los propietarios a adecentar los restos, las ruinas, y a mantener la limpieza y la higiene. Pero el Ayuntamiento, con su equipo de gobierno al frente, está en otras batallas: en la de empeñarse en subvencionar los toros, en perseguir a una arrendataria de un local municipal, en pelearse con la Junta de Extremadura o en creer que cambiando tres cosas de nada el servicio de autobuses recuperará usuarios….

La ciudad, cerrada por falta de uso y, sobre todo, por falta de liderazgo desde el Ayuntamiento, no puede mantener en esta vieja calle de Moros, como en otras, edificios ruinosos, aunque sean de particulares, sin que haya el más mínimo atisbo de oposición y de capacidad de oposición.

Vale.

En una pequeña capital de provincia, con una hacienda pública local bajo mínimos, y con un ambiente ciudadano cabizbajo, resignado, cualquier cosa parece un inmenso mundo que va a resolver el futuro, pero que en una semana, o menos, desaparece tapado por la rutina y los pasos perdidos de los vecinos. Si a eso añadimos una administración municipal que no solo está contagiada de la tristeza, sino que parece que es un foco irradiador de melancolías, tenemos el escenario perfecto de una tarde de lluvia: calles vacías, autómatas bajo paraguas…

Así es Cáceres. En este mismo blog puede seguirse una serie de entradas bajo el título genérico de “Cáceres, cerrado por falta de uso”. Una de esas entradas está dedicada, en agosto de 2012, a la ahora llamada “cárcel vieja”.

https://cercadelasretamas.com/2012/08/25/caceres-cerrado-por-falta-de-uso-iii/

Hoy, los periódicos locales hacen altavoz de las “gestiones” que viene realizando el Ayuntamiento (gobernado por el Partido Popular gracias a Ciudadanos). Unas gestiones que los periodistas trasladan lo que les dicen en el consistorio a los lectores. Así, en uno de ellos se lee: “El gobierno municipal ha solicitado al Estado la cesión gratuita del edificio de la cárcel vieja” y en otro: “Eso sí, confirman que se ha solicitado una «cesión a título gratuito».

http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/caceres/ayuntamiento-pide-estado-cesion-carcel-vieja_916654.html

http://www.hoy.es/caceres/201601/29/ayuntamiento-gestiona-hacienda-recuperar-20160129000632-v.html

Más adelante, uno de los periódicos dice: “Sobre la utilidad que se daría al inmueble, en el caso de que la petición del ayuntamiento prosperase, todavía no se ha definido.”, y en el otro: Queda definir si eso es posible y, en ese caso, qué uso se le daría.”

O lo que es lo mismo, el Ayuntamiento de Cáceres, con servicios jurídicos y técnicos cualificados, y dirigido por cargos políticos con estudios de derecho ha solicitado una cesión gratuita de un inmueble propiedad de la Administración General del Estado sin saber cuál es el estado del inmueble, sin saber para qué lo reclaman, sin haber evaluado los costes para un hipotético uso desconocido, sin saber si va a tener fondos para recuperarlo y ponerlo en ¿qué servicio o servicios?.

Claro, que el titular de la portada de un periódico viene bien. Conviene a los intereses de los miembros del equipo de gobierno municipal, con su alcaldesa a la cabeza: un poco de propaganda vale. Otra cosa es que los periodistas, digo relaciones públicas, tuvieran cierta curiosidad crítica. Vamos, que les han dicho que estamos haciendo esto y que lo pongáis.

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La realidad es otra. Si en vez de hacer de transmisores de la propaganda municipal los periodistas hubieran tenido alguna curiosidad podrían haber consultado la Ley de Patrimonio de las Administraciones Públicas se refiere a las Cesiones Gratuitas de bienes de los organismos públicos.

Así, el artículo 145 dice: Concepto

  1. Los bienes y derechos patrimoniales de la Administración General del Estado cuya afectación o explotación no se juzgue previsible podrán ser cedidos gratuitamente, para la realización de fines de utilidad pública o interés social de su competencia, a comunidades autónomas, entidades locales, fundaciones públicas o asociaciones declaradas de utilidad pública.

Pero es que, además, esa misma Ley, en su artículo 148, titulado “vinculación al fin”, establece: 1. Los bienes y derechos objeto de la cesión sólo podrán destinarse a los fines que la justifican, y en la forma y con las condiciones que, en su caso, se hubiesen establecido en el correspondiente acuerdo.

En este asunto falta solamente saber cómo se realiza, cuál es el procedimiento. Y la Ley lo establece en el artículo 149: “Artículo 149 Procedimiento

  1. La solicitud de cesión gratuita de bienes o derechos del patrimonio de la Administración General del Estado se dirigirá a la Dirección General del Patrimonio del Estado, con indicación del bien o derecho cuya cesión se solicita y el fin o fines a que se destinará, acompañado de la acreditación de la persona que formula la solicitud, así como de que se cuenta con los medios necesarios para el cumplimiento de los fines previstos.

A la vista de lo que señala la Ley, parece que el Ayuntamiento sencillamente hace un anuncio sin contenido, o lo que es lo mismo, un señuelo para que parezca que gestiona.

Si no tienen ni idea de qué uso se le puede dar, si no tiene capacidad financiera para recuperar un inmueble muy deteriorado y si no tiene previsiones financieras para conseguir fondos para los usos, para qué anunciar algo que está tan tan lejos. Quizás los periodistas, digo relaciones públicas, sepan qué publican.

Finalmente, un detalle: la vieja cárcel de Cáceres se construyó sobre terrenos cedidos gratuitamente por el Ayuntamiento (que tuvo que comprar, previamente, los terrenos a propietarios particulares) y con aportaciones económicas del propio Ayuntamiento de Cáceres, de la Diputación y de muchos pueblos de la provincia para conseguir tener una Prisión provincial en la que los detenidos purgaran sus penas con dignidad o esperaran, como le ocurrió al alcalde Antonio Canales y a Dionisia Sánchez Martín, su ajusticiamientos por los golpistas.

Vale.

En nuestro país, las legislaturas duran cuatro años, los que transcurren entre las fechas electorales, salvo, por supuesto, casos en los que se adelantan. Pero partimos de un duración de cuatro años.

Cuatro años para poner en marcha y cumplir el programa electoral del partido ganador. Y, sin embargo, cuatro años no es nada. No da tiempo para nada. Los primeros seis meses se pasan entre tomar posesión, distribuir competencias entre los miembros del equipo de gobierno y enterarse, ligeramente, de cómo funcionan los servicios técnicos y administrativos del organismo que se va a gobernar. O lo que es lo mismo, los cuatro años se convierten, de entrada, en tres años y medio.

Y tres años y medio, no son nada.

En esos tres años y medio, el partido que gobierna tiene que aplicar su programa. Y para ello, lo primero es tener un presupuesto. El heredado, por ejemplo, junio, fue aprobado por el anterior gobierno (fuera o no del mismo partido), no le vale, porque las inversiones prometidas ya no son las mismas, las promesas electorales del programa son distintas. Por tanto, las promesas electorales se retrasan hasta al menos el marzo, abril, del año siguiente si las elecciones han sido en mayo. Casi el primer año se pierde en ordenar plazos, ordenar presupuestos, redefinir promesas, priorizar qué promesas electorales se van a cumplir, si se fuera a cumplir alguna.

Cuatro años no son nada.

Y menos si descontamos el primer año de poner orden. Nos quedan tres años realmente para gobernar. Bueno. Tres años, no, dos, porque el último año ya no sirve para gobernar, sino para cumplir aquello que en los USA se dice del último año del mandato del presidente: el pato cojo.

Pongamos el caso de Cáceres, que me cae más cerca.

El actual equipo de gobierno llegó al poder con las elecciones de mayo de 2011. Tomó posesión a mediados de junio. En julio estuvieron probando las puertas de los despachos, mirando algunos cajones y mirándose al espejo, encantados de haberse conocido. Agosto de 2011, cerrado por vacaciones. Septiembre y octubre, paralizados porque la alcaldesa resultó candida al Senado y había campaña electoral en noviembre. Diciembre se dedicó a festejar las fiestas y el éxito electoral del partido en las elecciones de noviembre.

Durante 2012 y 2013, a vueltas con la herencia, pobre herencia de crisis recibida. Y a tratar por todos los medios de que la mayor baza con la que jugaban, El Corte Inglés, dijera, definitivamente, que sí. Pero también resultó fallido. No quedaba nada de aquellos efluvios electorales de mayo y noviembre de 2011.

Con la crisis encima, con un gobierno de mayoría absoluta de su partido en el Ayuntamiento y en el Gobierno central, no consiguieron el placet del Ministerio de Montoro y, en la práctica, el ayuntamiento de Cáceres está intervenido, razón por la cual, antes del 1 de octubre de 2014 la alcaldesa ha debido informar al Ministerio de Hacienda de las líneas generales del presupuesto para 2015. Líneas generales que sus votantes, los ciudadanos de Cáceres no son dignos de conocer. Practica lo mismo que hace su gobierno de Madrid: a “la superioridad” da una información, a los votantes se la hurta.

Y en estas estamos ya en el último año de legislatura. Cuatro años no son nada.

Porque en la política municipal, la más cercana a los ciudadanos, los resultados se tienen que ver. Es el último año el que determina los éxitos o los fracasos. Es el año de las inauguraciones, de los cortes de cintas.

Hemos llegado a ese último año y todavía no encontramos la tijera para cortar la cinta de inauguración de nada. De nada. No podemos celebrar la primera piedra de El Corte Inglés, dudamos de la continuidad del Cefot, esperamos que la peatonalización de San Pedro de Alcántara no tenga contratiempos, que el dinero de la Junta de Extremadura permita inaugurar el Espación para la Creación Joven del Molino de la Ribera del Marco (que se encontraron terminado y tardaron tres años en conseguir unas migajas de euros de la Junta para los accesos…). Esperamos que el comienzo de las obras del parking de Primo de Rivera (si comienzan) no resulte traumático para el tráfico y tránsito porque el agujero junto al Múltiples podría convertirse en el pozo en que cayeran los votos y no en las urnas.

A menos de un año vista, el balance de la gestión del Partido Popular en Cáceres no puede estar más vacío.

Y en los meses que quedan ya no hay tiempo. Quizás la peatonalización de San Pedro de Alcántara le permita una alegría entre sus más allegados pero que sin duda la aleja de los más de los ciudadanos.

De ahí que el año que nos queda sea un año baldío.

Cuatro años no son nada. Y el último, además, es inhábil a efectos de arreglar lo que no se ha hecho.

Vale.