Una vez que se han convocado las elecciones autonómicas y municipales del 28 de Mayo, y se ha aderezado el guiso con propuestas y declaraciones, todavía sin asomar programas políticos de las listas presentadas, conviene hacer alguna reflexión.
Parecería que en el caso de Cáceres ciudad, todo va a girar en torno a la posición que sobre la presunta mina de litio, adopten las diferentes candidaturas. Creo que, como todo reduccionismo, sería un error creer que ello va a ser así. La situación actual en torno a la tramitación del expediente de la presunta mina es la que se marca desde el procedimiento, más o menos claro, según por donde se mire, sigue transcurriendo en la Consejería de Transición Ecológica y Sostenibilidad.
A lo largo de muchos años de conocer la evolución del electorado cacereño, los posibles efectos electorales de cualquier punto polémico, no han sido finalmente los causantes de debacles de cualquiera de los dos partidos mayoritarios. Porque en dos procesos distintos, tanto el PSOE como el PP vieron reducida su representación a 7 concejales, si bien, el PP ha sido más veces el más votado, incluso con mayorías absolutas en la capital, aunque en el ámbito regional no se correspondiera igual resultado.
En términos de realidad, el escrutinio de la noche electoral del 28-M dará el resultado que la voluntad de los cacereños quiera, pero no me atrevo a afirmar que la posición contraria o favorable a la mina sea determinante.
El PSOE, en el gobierno, guarda un prudente silencio (desde su perspectiva), porque estando el asunto, delicado, en trámite, cualquier posición favorable o contraria podría interpretarse de imposición a los técnicos que tienen que informar, lo que podría dar lugar a engorrosos procedimientos.
Sin embargo, que el PP guarde silencio, cuando no gobierna ni en la ciudad ni en la región es una muestra de incapacidad. De incapacidad de asumir que su posición pueda jugar a su favor en las urnas o en su contra. Mientras el PSOE sabe, por ser gobierno, que cualquiera de las dos posiciones posibles adopte, siempre jugará a su contra, en función del electorado que sea más favorable o contrario a la mina.
En el caso del PP, su incapacidad de tomar una decisión está reflejada en las listas publicadas por la Junta Electoral de Zona. Y lo están en un caso concreto: el PP no se atrevió en su día a echar del partido a Aguilera, alcalde de Malpartida de Cáceres, que había sido condenado en firme por un delito de violencia de género. Ahora, cuando llega el momento de hacer las listas electorales, nos encontramos con que el PP no se presenta a las elecciones en Malpartida de Cáceres, municipio muy importante, porque no se atrevió en su momento a expulsar a Aguilera y no se atreve, ahora, a presentarlo en sus listas.
Pues lo mismo sucede al PP con su posición sobre la mina: ahora no se atreve a oponerse (sin explicar las razones) y no se atreve a apoyar la implantación de la presunta mina (también si explicar las razones). Sucederá, entonces, que si se decide la explotación minera, el PSOE solamente pagará con votos la decisión final, mientras que el PP pagará con votos cualquiera que se sea esa decisión.
Respecto a los demás partidos, Podemos recogerá el voto contrario a la mina si para el 28M no hay una decisión ejecutiva tomada, es decir, recogerá el descontento, que entonces podremos cuantificar.
Los demás partidos, los regionalistas y localistas, no tendrán nada que decir en este asunto. Los resultados que obtengan no podrán ser, como en el caso de Podemos, atribuidos a una posición clara sobre el asunto.
Reducir las elecciones a un solo elemento a considerar, por muy importante que este sea, tendrá, a mi juicio, poco recorrido demográfico, electoral si se quiere, pero ver la ansiedad que se deriva de la presencia en las redes sociales de los contrarios a la mina, si llegamos al 28M sin una decisión ejecutiva (sí o no) tomada, puede ser muy perjudicial para quienes están en posiciones contrarias, si de aquí al 28M sigue in crescendo la ansiedad, el deseo de ganar la partida.
Una partida, que, por otra parte, a mi juicio, ni se gana ni se pierde en las elecciones locales y autonómicas del último domingo de mayo.
Vale.