El pasado 7 de septiembre, el presidente de la Junta de Extremadura entregó las Medallas de la región. Entre ellas, no-entregó la medalla concedida por él mismo a Adolfo Suárez, a título póstumo. Y no la entregó porque nadie de la familia o del entorno más cercano al que fue presidente del Gobierno acudió a recogerla. Solamente una carta firmada por Adolfo Suárez Illana y leída por el presidente de la Asamblea regional. Una carta en la que el hijo de Suárez decía que le hubiera gustado haber acudido a recogerla acompañando a su padre.
La pregunta era, y es, porque no he leído o escuchado a nadie que la haya formulado: ¿Desde cuándo sabía José Antonio Monago que nadie de la familia o del entorno más cercano a Adolfo Suárez acudiría al acto del 7 de septiembre en el Teatro Romano de Mérida? Y la siguiente pregunta es si la oposición preguntará por el tema.
El ridículo se acrecienta si comparamos, ¡qué le vamos a hacer!, con los actos que va a celebrar San Fernando para conmemorar el 204 Aniversario de las Cortes Constituyentes de la Isla del León, cuando se entregará el VII Premio de las Cortes de la Isla del León a Adolfo Suárez, a título póstumo. Este premio será recogido por José Manuel Otero Novas, que fue Ministro de la Presidencia y que es una persona muy próxima al entorno familiar de Suárez.
La pandilla de inútiles que campa por los despachos de la Junta de Extremadura en Mérida debería hacérselo mirar o preguntarle a Ivancito si merece la pena hacer el ridículo de esta manera.
Ayer, 16 de septiembre, la Vicejee, como la llama Tomás Martín Tamayo, compareció en rueda de prensa, tras el consejo de gobierno, ataviada con una camiseta blanca en la que estaba impresa la candidatura del Puente de Alcántara. Y en esa rueda de prensa dio a conocer que, precisamente el monumento de la localidad cacereña había ganado el concurso del Mejor Rincón de 2014, convocado por la petrolera Repsol. Dijo que faltaba la confirmación oficial. La Guía Repsol había informado que ayer daría a conocer el ganador entre los finalistas, que además del puente alcantarino, era la ermita riojana de San Felices.
A lo largo del día y especialmente de la tarde, las noticias comenzaron a ser contradictorias, a pesar de lo cual Región Digital mantuvo hasta bien entrada la tarde noche la noticia dada por la Vicejeje la noticia en portada como si fuera cierto lo balbuceado por Cristina Teniente.

Fuente: GOBEX
A finales de la tarde, la Guía Repsol anunciaba que retrasaba hasta hoy el fallo del premio. Y hoy, la petrolera concede el premio a los dos finalistas, en una solución salvomónica (por si acaso se llamara Mónica alguna persona de la Guía).
Claro está que, como todo el mundo dice ahora en Extremadura, el Puente de Alcántara iba ganando de largo. En concreto, el día 15 de septiembre, según informaba el Diario Regional Hoy (http://www.hoy.es/prov-caceres/201409/15/puente-alcantara-necesita-votos-20140915181835.html ) al sitio cacereño le faltaban 4.500 votos. Eso, 24 horas antes del cierre de las votaciones.

Captura de pantalla de la edición digital de HOY.ES
Por eso, que la Vicejeje saliera ataviada de tal guisa en rueda de prensa oficial demostró que hay cosas que no se deben hacer. Y menos desde tal altura.
La pandilla de inútiles que es incapaz de pagar la renta básica, que es incapaz de devolver el dinero a los pensionistas, y muchas incapacidades más, debería hacerse mirar eso de hacerle caso a todo lo que se le ocurre al César Milian aposentado junto al Guadiana.
Vale.
Ayer, con motivo de la entrega de las Medallas de Extremadura, pasaron algunas cosas de interés en el Teatro Romano de Mérida. Los agradecimientos de Monago a los feladores de Izquierda Unida, la promesa de los 300 euros, la propia entrega de las medallas…
Me voy a detener en dos de estos asuntos.
El primero, la promesa de “dar” 300 euros a 35.000 mujeres mayores de 75 años, que, según el discurso de Monago, sufrieron la Guerra Civil. El segundo, la entrega de la Medalla a Adolfo Suárez.
En el discurso de Iván Redondo Bacaicoa, que leyó su ahijado publicitario José Antonio Monago, se dice que 35.000 mujeres extremeñas que sufrieron la Guerra Civil y la posguerra recibirán 300 euros. Y el que lo leyó se quedó tan pancho. Y los medios de comunicación repiten, como loros, la promesa.
Es una promesa que divide. ¿Quiénes serán esas 35.000 extremeñas mayores de 75 años que recibirán los 300 euros al año, 25 al mes? Seguro que el que lo escribió, un señor muy de derechas, de extrema derecha, diría yo, pensaba en que hay 35.000 mujeres extremeñas mayores de 75 años que pueden acreditar su afección al régimen, su adhesión al glorioso alzamiento nacional. Y el que lo leyó. El que lo leyó también piensa lo mismo.
Porque viendo los titulares de la cosa esa que antes se llamaba prensa, parece que serán todas las extremeñas mayores de 75 años las que recibirán la dádiva, oh, señor, del señor Monago. Pero…
Según el I.N.E., Instituto Nacional de Estadística, a 1 de enero de 2013 había en Extremadura 71.279 mujeres mayores de 75 años. Quiere esto decir que Monago, el que se dice presidente de los extremeños está discriminando, eso sí, con el corazón, como dice el HolaPP (portavoz oficial de Monago), a más de 36.000 mujeres extremeñas mayores de 75 años. Ni el que escribió el discurso, ni quien lo leyó ni los voceros de la prensa tienen corazón ni vergüenza.
Visto cómo no.funciona el “gobierno de los mejores”, visto que discriminan ya desde la estadística, habrá que leer la letra pequeña para comprobar los “méritos” que habrán de acreditar las interesadas en recibir tal “regalía”.
A las mujeres que de verdad sufrieron la guerra y la posquerra, que les den. Esas no le importan ni un bledo, hablando con el corazón como dice el HolaPP, a Monago ni a la derecha. A las mujeres que, como Dionisia Sánchez Martín, de 23 años, fue fusilada en la navidad de 1937, ni un recuerdo ni una mención, ni un honor.
A las que eran de familias afectas al alzamiento, a las que confortaban a los piquetes de fusilamiento, les queda recibir un regalo de 300 euros.
Ni un atisbo de crítica al anuncio/propaganda que Iván Redondo Bacaicoa pone en boca de su portavoz, José Antonio Monago. ¿Para qué? No vaya a ser que esos 300 euros de dádiva los descuenten de la dádiva que dan a los medios por hacer de altavoces de las chorradas, gilipolleces y tonterías que Monago dice, que Iván le ordena decir.
¿Por qué, por ejemplo, se elige a una terrateniente, criadora de animales destinados a la tortura, y no se elige a una maestra, a una enfermera, a una jornalera? Es ideología, pura ideología. Fascismo en toda su extensión.
La segunda cuestión es la Medalla de Extremadura a Adolfo Suárez. A título póstumo. Tiene cojones que la derecha que le llamaba traidor (Alianza Popular y sus causahabientes y herederos) se haya lanzado a homenajear a Suárez. Le tocó al presidente de la Asamblea el marrón de leer la carta que Adolfo Suárez Illana remitió. Porque nadie recogió esa Medalla. Porque el hijo de Suárez, con mucha mayor dignidad que el gobierno de la Junta de Extremadura, dice en su escrito, le hubiera gustado recogerla personalmente con su padre.
Vergüenza les debería dar a los que, en el escenario del Teatro Romano hacían el papel de representar a los extremeños ver cómo el hijo de Adolfo Suárez les demuestra lo que es tener dignidad.
Claro que los medios, otra vez, despachan el asunto con faena de aliño o desvegüenza. Obedecen la voz de su amo, la voz del que los mantiene.
Vale.