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Con motivo de las elecciones estadounidenses a la presidencia, tres grandes cadenas de televisión desconectaron una emisión en directo en la que el todavía presidente Trump se afanaba en calificar de fraude el proceso electoral sin ninguna prueba. El paso siguiente, en esa lógica será, si finalmente es Biden el elegido, en tildarlo de presidente ilegítimo. Algo que conocemos bien en España, donde fascistas iletrados y medios de “comunicación” afines vienen haciendo con el gobierno de la Nación.

En estas estamos cuando este Gobierno de la Nación ha iniciado el proceso para definir la Estrategia de Seguridad Nacional, haciendo públicos, en el BOE del 5 de noviembre, tres acuerdos del Consejo de Seguridad Nacional. Y uno de estos acuerdos, el denominado “procedimiento de actuación contra la desinformación”, parece que ha causado una honda impresión entre los practicantes de la misma.

Hablan de censura, de control de los medios, y otras simplezas propias de quienes acuden a la simpleza de su público habitual para manipularlos. Sin embargo, no he visto en las “informaciones” sobre el asunto que ninguno de esos medios hayan aludido a que el Consejo de Seguridad Nacional requiera de ellos, y de todos los medios y de la sociedad civil la colaboración necesaria para que la desinformación no siga arrastrando y polarizando a todos.

El Procedimiento de Actuación Contra la Desinformación” señala, literalmente lo siguiente, entre los “Órganos, organismos y autoridades responsables»:

  1. Sector privado y sociedad civil. Los medios de comunicación, las plataformas digitales, el mundo académico, el sector tecnológico, las organizaciones no gubernamentales y la sociedad en general juegan un papel esencial en la lucha contra la desinformación, con acciones como la identificación y no contribución a su difusión, la promoción de actividades de concienciación y la formación o el desarrollo herramientas para su evitar su propagación en el entorno digital, entre otras. En este sentido, las autoridades competentes podrán solicitar la colaboración de aquellas organizaciones o personas cuya contribución se considere oportuna y relevante en el marco de la lucha contra el fenómeno de la desinformación.

La situación actual, en líneas generales, es que un importante número de medios y profesionales de la información se dedican a fabricar falsas informaciones, manipular informaciones, o directamente crear bulos que luego son repicados como campanas de un pueblo llamando a rebato.

La finalidad política (comercial, industrial…) de la desinformación es la crear un beneficio político (comercial, industrial…) del que obtener prebendas. Es decir, quienes crean bulos desde medios de comunicación (ya sean audiovisuales, digitales o escritos) buscan, de inmediato, una  ventaja política. En nuestro país se está continuamente viendo. Un segundo efecto de esa desinformación es que los partidos políticos (o las empresas comerciales, industriales…) se lanzan a su utilización, con lo que el esfuerzo intelectual (comercial, industrial…) propio disminuye, con lo que disminuyen todas sus consecuencias. De ahí el ínfimo valor de muchos “debates” políticos, o de las propias “tertulias” radiofónicas o televisivas, en las que quienes participan se van convirtiendo cada vez más en caricaturas de sí mismos. Muchos de esos tertulianos parecían payasos de circo cuando comenzaron y ahora ya son payasos que ni en una esquina de un parque cerrado por el viento merecen credibilidad.

Sin embargo, hay un elemento de toda esa industria de la desinformación que merece ser tenido en cuenta: los medios o los manipuladores que las crean buscan, además de su efecto político, un beneficio económico. Muchos ciudadanos que utilizan las redes sociales (twitter, facebook, etc.), atrapados en un aparente deseo de conocer, pinchan en los links que se anejan a los mensajes, sin saber que cada link, cada click, genera dinero.

Es decir, los creadores de desinformación, en España la prensa convencional, las televisiones privadas en sus informativos o magazines, además de muchos medios digitales, se aprovechan ahora de la simpleza (en su sentido de ignorancia/indefensión/ingenuidad) de quienes, sin saberlo, no solo contribuyen a crear inseguridad (llevada a su extremo, inseguridad nacional), sino que contribuyen a hacer ganar dinero a quienes les mienten valiéndose de la ignorancia.

Yo siempre tenía, y tengo una pregunta cuando alguien me cuenta una noticia, una información: ¿y eso, dónde lo has escuchado? Si los ciudadanos dejáramos la simpleza a un lado y nos informáramos medianamente de quienes dominan los medios de comunicación y sus satélites, probablemente dejaríamos de ser carne de desinformación. Y la seguridad nacional mejoraría.

Basten dos ejemplos. Si los ciudadanos conociéramos que periodistas utilizan sociedades mercantiles para gestionar sus ingresos, probablemente pondríamos en cuarentena lo que nos cuentan. Qué sé yo, “Enhorabuena por su programa, S.L.” o “Lalianda Infocon, S.L.”. Y otro ejemplo más llamativo. Algún medio o periodista o grupos de medios y periodistas ha investigado el entramado empresarial de Florentino Pérez, que lo mismo construye megainfraestructuras en USA, que gestiona los semáforos de Cáceres.

Vale.

Ahora que el PSOE celebrar su Congreso Extraordinario para ratificar en la Secretaría General a Pedro Sánchez Castejón, que ganó las primarias, y que debe marcar de este Congreso una línea de actuación política de futuro, desde la distancia que da ser socialista y no ser militante socialista, me parece interesante hacer alguna reflexión.

En primer lugar, viendo cómo se desarrollaron las primarias y cuál fue el resultado, la primera es que las ganó el que más gustaba a la derecha. Y ello es así no sólo por el recibimiento cordial que Sánchez Castejón ha tenido en las manifestaciones de miembros del gobierno y del Partido Popular, sino, especialmente, entre los medios de comunicación.

Y en los medios de comunicación, un inciso: cada vez que me refiero a ellos englobo a todos los llamados convencionales, que en España son los grupos Prisa, Vocento, Planeta, Unión Editorial, Mediaset, Zeta… Todos.

En segundo lugar, en relación los medios de comunicación y el PSOE, hay una malsana dependencia de los dirigentes nacionales, autonómicos y locales hacia ellos. Viven y se manifiestan esperando el qué dirán de ellos esos medios, cuando la realidad informativa y de comunicación no tiene nada que ver con ellos. Y no se atreven a señalarlos.

Ahora que el PSOE dice que empieza un nuevo camino, sería bueno si ese camino, en relación con la derecha (económica, política y mediática) que manda, va a ser de colaboración, de cooperación o de oposición.

No creo en los prejuicios, pero sí creo en aquellas cosas que se han demostrado reales al cabo del tiempo: piensa mal y acertarás.

Los gestos, en su inmensa mayoría de cara a la galería mediática, de Sánchez Castejón no auguran nada bueno. Es más, cuando uno zapea por los distintos canales de televisión o ve las imágenes que sacan en los periódicos, no ve gestos políticos, ve poses solamente dirigidas a ver qué tal “dan” fotogénicamente.

Corresponde al PSOE, y, singularmente a su nuevo Secretario General definir cómo va a actuar en el futuro. Le corresponde definir si ese futuro va a ser de colaboración con el Partido Popular, si va a ser de cooperación con el Partido Popular o si va a ejercer la oposición.

Colaborar con el PP sería hacer seguidismo de un partido que ha demostrado estar dirigido por sociópatas y desalmados. Cooperar con el PP sería ser coartada de la derecha para seguir haciendo lo que la patronal manda, que para eso financia.

Ahora se espera del PSOE, esperamos los que somos socialistas, es que haga oposición. Oposición contra una derecha ladrona, corrupta, desalmada.

Ahora se espera del PSOE, esperamos, que rompa su dependencia enfermiza de los medios de comunicación y señale con claridad no que la derecha los haya comprado, sino que se han vendido por un plato de lentejas.

Ahora se espera del PSOE, esperamos, que Sánchez Castejón defienda, si tiene agallas, a los trabajadores, a las clases trabajadoras, que el PSOE recupere la lucha de clases como objetivo político y no nos venga con monsergas de que es un “partido de gobierno”.

Ahora se espera del PSOE, esperamos, que su nuevo Secretario General sea, sencillamente, socialista.

Pero, desgraciadamente, la realidad, los gestos, las poses, la dependencia que se constata del “qué dirán”, del “cómo me sacarán”, no hacen albergar ninguna esperanza.

Solo desearía estar equivocado.

Vale.

 

La no convocatoria de Izquierda Unida al debate postelectoral de La Sexta, siendo la tercera fuerza política, aún con la excusa (siempre una excusa) de que, posteriormente, en el mismo programa se iba a entrevistar a Alberto Garzón, demuestra algo que viene siendo una realidad en los medios de comunicación convencionales de nuestro país: que sus propietarios (es decir, las empresas de comunicación entrampadas hasta las cejas con los bancos) manejan un aspecto esencial de la democracia: la política y su comunicación con los ciudadanos.

Para esos propietarios de los medios, Izquierda Unida, tercera fuerza a nivel nacional, ha alcanzado su techo. Pero no no porque puedan ser capaces de ganar más cuota electoral, no. Ha alcanzado el techo que a los propietarios de las empresas de comunicación les interesa. Con el nivel actual, se ha convertido en el contrapeso fundamental, en la cuña de la misma madera que necesitaban para terminar de domesticar, aún más, al PSOE como partido de gobierno. Ahora, esos propietarios saben que si los socialistas quieren volver a gobernar, necesitarán, irremediablemente, a Izquierda Unidad, y ya se encargarán ellos de entorpecer cualquier acuerdo.

En la noche del sábado, mientras en La Sexta se silenciaba a IU en el debate, se hacía un incensario, bruñido de improperios dignos del Callejón de los Gatos, a Podemos y a su líder carismático, Pablo Iglesias Turrión.

Esto es así porque interesa a las empresas de comunicación dos cosas: la primera, que Podemos se convierta en una nueva cuña en la izquierda política que dificulte, aún más, cualquier tipo de acuerdo que pudiera poner en peligro lo que consideran muchas legislaturas necesarias de gobierno del Partido Popular para conseguir un marco jurídico y fiscal que convenga a sus insaciables ansias de beneficios. La segunda, porque saben que el ensalzamiento abrumador, el triunfo mediático explosivo que generan las pantallas de televisión terminan generando rechazo.

Con Pablo Iglesias estamos asistiendo a su conversión en figura de masas, en una figura que a todas horas, con cualquier motivo, con cualquier excusa, aparezca… hasta convertirla en aborrecible. Lo poco agrada, lo mucho cansa.

Es de pensar que el líder de Podemos tenga un suficiente cuajo de personalidad que le permita, por un lado, no sucumbir al “precio de la fama”, y, por otro, a soportar esa fama.

A las empresas de comunicación les viene muy bien Podemos, les interesa que se convierta en la fuerza política que cuestione el puesto que ahora ocupa Izquierda Unidad. Cuanto más cerca estén unos de otros, más difícil será el acuerdo, como más difícil será el acuerdo con el PSOE, sobre todo si este partido no cierra bien su crisis organizativa y de liderazgo.

Que el voto mayoritario en las últimas elecciones europeas haya sido a las izquierdas, no puede repetirse en las próximas elecciones municipales y autonómicas, ni mucho menos en las generales de 2015. Es necesario hacer crecer, como sea, a Podemos, controlar a IU y mecer al PSOE en su crisis. Con ello, con el susto de un crecimiento “demasiado izquierdista”, se garantizará una movilización del voto de la derecha. Y una fragmentación mayor de la izquierda.

Quien paga en los medios de comunicación, manda. Y en estos tiempos, además, quien paga, manda y el gobierno del Partido Popular hace el resto. Por eso es necesario domesticar a la izquierda, a los grupos emergentes como Podemos, bailándoles del agua, y mandando el mensaje a IU de que saldrán en los medios cuando a sus dueños les venga bien.

Mucho me temo que si, como decía antes, Pablo Iglesias flaquea en su cuajo político, y, sobre todo, personal, se vea llevado a convertirse, por su abusiva presencia en cualquier programa, con cualquier excusa, en la Belén Esteban de la izquierda.

Vale.

 

La excusa

cercadelasretamas —  mayo 17, 2014 — Deja un comentario

El homicidio de la presidenta de la Diputación de León y su repercusión informativa, son la excusa perfecta que necesitaba el Partido Popular, el que gobierna (mejor dicho, manda) por la gracia de Dios para dar una vuelta de tuerca en el garrote vil de la represión.

El 11M de 2004, Arriola (el gurú de la prensa y propaganda de Aznar) dijo: “Si ha sido ETA, arrasamos en las elecciones”. No fue ETA, se empeñaron en que lo fueran y han quedado condenados al rincón de la mentira de la historia.

El pasado lunes, cuando se conoció la noticia de la muerte de la dirigente del PP leonés, las noticias corrían de un medio a otro, con la asepsia de desconocer cualquier móvil, cualquier atisbo de autoría. De ahí a que aparecieran PP (presuntos periodistas) asociando escraches, acosos políticos y similares con el homicidio, no se tardó nada. Pero…

Pero como en el 11M de Arriola, la realidad pudo más que los deseos: el homicidio lo había cometido alguien del PP, vinculado al PP. Cualquier otra teoría de instrumentalización política se venía abajo. Ni siquiera valían los escraches como legitimación de orige para acusaciones.

Circunscrito el asunto a una cuestión entre personas vinculadas al mismo partido político, la cuestión era, y es, cómo obtener rédito político para quienes quieren hacer del miedo y la represión el instrumento único de su gobierno (de su ordeno y mando).

Y, por supuesto, rápidamente encontraron la causa de todos los males, incluido en ese totum revolutum hasta el homicidio de la pasarela sobre el Bernesga: twitter.

El homicidio leonés ha sido y es la excusa que la derecha fascista, cada vez más envalentonada en la impunidad que les da saberse legítimos (por la gracia de Dios) detentadores del poder, para tratar de silenciar cualquier atisbo de crítica hacia sus ajustes de cuentas contra el estado del bienestar, contra los trabajadores. En el Partido Popular se ha desatado una carrera represora contra las redes sociales (básicamente, contra twitter y, en menor medida, contra facebook).

Encabeza esa carrera el Ministro del Anterior, opusdeísta, sectario y reaccionario a partes iguales, en una cruzada (cuánto le gustan a estas gentes las cruzadas) contra los comentarios en twitter. La excusa: comentarios sobre la presidenta de la Diputación de León y su muerte violenta. Pero es una excusa. A esa cruzada se han sumado políticos de alto nivel intelectual del PP, como los de Extremadura, que consideran, como Monago, que twitter es un pudridero de enfermos, pero que no dudan en crear (¿utilizando los ordenadores de la administración regional?) para tratar de ganar en esa red el debate de la moción de censura.

Ahora, perdida toda esperanza de ganar en la opinión el control de las redes sociales, quieren ganarlo en la represión. A este paso, su ideal del triunfo de la cruzada es poner concertinas en la red y crear campos de concentración de internautas.

A esa cruzada se han sumado con evidente alborozo los medios de comunicación convencionales. Porque… claro, la información (lo que ellos dicen que es información) es patrimonio suyo. Los periódicos, las radios y las televisiones, perdida la batalla de la verdad, escondidos en la basura de la manipulación, aplauden con las orejas los intentos fascistas del gobierno en acallar las redes.

Periodistas que tuitean con argumentos como “el que tengas una cámara de fotos y una cuenta de twitter no te convierte en periodista”, no dejan de traslucir la realidad. Esos periodistas están diciendo que para serlo es preciso tener un título, pero, sobre todo, tener un pesebre del que comer todos los días.

Ahora, cuando las redes sociales se han convertido en verdaderos transmisores de información, que los usuarios, los receptores, deben y saben discernir los que es verdadera información o noticia de lo que es basura, los medios de comunicación convencionales ven en peligro su oligopolio. No todo lo que sale en los periódicos, dicen las radios o sale en TV es verdad (de hecho, cada vez menos cosas son verdad), del mismo modo que no todo lo que sale en internet (de hecho, una mínima parte) la verdad.

Pero cuando el poder político basado en el miedo y la represión se alía con un poder de comunicación basado únicamente en la cuenta de resultados, la conclusión es clara: vamos camino de un fascismo que ríete tú de lo que está pasando en Turquía, sin ir más lejos.

Ah, y que partidos como el PSOE o, como he leído hoy, IU en Extremadura estén de acuerdo en censurar las redes sociales desde la Asamblea regional, tampoco es moco de pavo.

Con la excusa de que no se pueden consentir según que comentarios en twitter sobre la muerte de la dirigente leonesa del PP, hay que tapar mierdas como, por ejemplo, el mal ejemplo dado por los concejales de ese mismo partido en el Ayuntamiento de Toledo. La censura, política, del Partido Popular debería ir contra sus correligionarios que han tenido ese comportamiento políticamente delictivo, o contra las declaraciones machistas (¿no existe el delito de enaltecimiento del machismo? estamos tardando en regularlo) de su candidato a las europeas del 25 de mayo.

Pero no. La excusa del homicidio de León es tan buena como otra cualquiera para repartir represión y miedo a manos llenas.

Vale.