Bulos, desinformación y seguridad nacional

cercadelasretamas —  noviembre 6, 2020 — Deja un comentario

Con motivo de las elecciones estadounidenses a la presidencia, tres grandes cadenas de televisión desconectaron una emisión en directo en la que el todavía presidente Trump se afanaba en calificar de fraude el proceso electoral sin ninguna prueba. El paso siguiente, en esa lógica será, si finalmente es Biden el elegido, en tildarlo de presidente ilegítimo. Algo que conocemos bien en España, donde fascistas iletrados y medios de “comunicación” afines vienen haciendo con el gobierno de la Nación.

En estas estamos cuando este Gobierno de la Nación ha iniciado el proceso para definir la Estrategia de Seguridad Nacional, haciendo públicos, en el BOE del 5 de noviembre, tres acuerdos del Consejo de Seguridad Nacional. Y uno de estos acuerdos, el denominado “procedimiento de actuación contra la desinformación”, parece que ha causado una honda impresión entre los practicantes de la misma.

Hablan de censura, de control de los medios, y otras simplezas propias de quienes acuden a la simpleza de su público habitual para manipularlos. Sin embargo, no he visto en las “informaciones” sobre el asunto que ninguno de esos medios hayan aludido a que el Consejo de Seguridad Nacional requiera de ellos, y de todos los medios y de la sociedad civil la colaboración necesaria para que la desinformación no siga arrastrando y polarizando a todos.

El Procedimiento de Actuación Contra la Desinformación” señala, literalmente lo siguiente, entre los “Órganos, organismos y autoridades responsables»:

  1. Sector privado y sociedad civil. Los medios de comunicación, las plataformas digitales, el mundo académico, el sector tecnológico, las organizaciones no gubernamentales y la sociedad en general juegan un papel esencial en la lucha contra la desinformación, con acciones como la identificación y no contribución a su difusión, la promoción de actividades de concienciación y la formación o el desarrollo herramientas para su evitar su propagación en el entorno digital, entre otras. En este sentido, las autoridades competentes podrán solicitar la colaboración de aquellas organizaciones o personas cuya contribución se considere oportuna y relevante en el marco de la lucha contra el fenómeno de la desinformación.

La situación actual, en líneas generales, es que un importante número de medios y profesionales de la información se dedican a fabricar falsas informaciones, manipular informaciones, o directamente crear bulos que luego son repicados como campanas de un pueblo llamando a rebato.

La finalidad política (comercial, industrial…) de la desinformación es la crear un beneficio político (comercial, industrial…) del que obtener prebendas. Es decir, quienes crean bulos desde medios de comunicación (ya sean audiovisuales, digitales o escritos) buscan, de inmediato, una  ventaja política. En nuestro país se está continuamente viendo. Un segundo efecto de esa desinformación es que los partidos políticos (o las empresas comerciales, industriales…) se lanzan a su utilización, con lo que el esfuerzo intelectual (comercial, industrial…) propio disminuye, con lo que disminuyen todas sus consecuencias. De ahí el ínfimo valor de muchos “debates” políticos, o de las propias “tertulias” radiofónicas o televisivas, en las que quienes participan se van convirtiendo cada vez más en caricaturas de sí mismos. Muchos de esos tertulianos parecían payasos de circo cuando comenzaron y ahora ya son payasos que ni en una esquina de un parque cerrado por el viento merecen credibilidad.

Sin embargo, hay un elemento de toda esa industria de la desinformación que merece ser tenido en cuenta: los medios o los manipuladores que las crean buscan, además de su efecto político, un beneficio económico. Muchos ciudadanos que utilizan las redes sociales (twitter, facebook, etc.), atrapados en un aparente deseo de conocer, pinchan en los links que se anejan a los mensajes, sin saber que cada link, cada click, genera dinero.

Es decir, los creadores de desinformación, en España la prensa convencional, las televisiones privadas en sus informativos o magazines, además de muchos medios digitales, se aprovechan ahora de la simpleza (en su sentido de ignorancia/indefensión/ingenuidad) de quienes, sin saberlo, no solo contribuyen a crear inseguridad (llevada a su extremo, inseguridad nacional), sino que contribuyen a hacer ganar dinero a quienes les mienten valiéndose de la ignorancia.

Yo siempre tenía, y tengo una pregunta cuando alguien me cuenta una noticia, una información: ¿y eso, dónde lo has escuchado? Si los ciudadanos dejáramos la simpleza a un lado y nos informáramos medianamente de quienes dominan los medios de comunicación y sus satélites, probablemente dejaríamos de ser carne de desinformación. Y la seguridad nacional mejoraría.

Basten dos ejemplos. Si los ciudadanos conociéramos que periodistas utilizan sociedades mercantiles para gestionar sus ingresos, probablemente pondríamos en cuarentena lo que nos cuentan. Qué sé yo, “Enhorabuena por su programa, S.L.” o “Lalianda Infocon, S.L.”. Y otro ejemplo más llamativo. Algún medio o periodista o grupos de medios y periodistas ha investigado el entramado empresarial de Florentino Pérez, que lo mismo construye megainfraestructuras en USA, que gestiona los semáforos de Cáceres.

Vale.

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