Archivos para November 30, 1999

Cuando hace casi tres semanas Ida Díaz Ayuso anunció que llevaría a los tribunales al Consejo de Ministros por el reparto de las ayudas europeas, sobre una partida de 9.000.000 €, para cuatro CCAA, Navarra, Extremadura, País Vasco y Comunidad Valenciana, el todavía presidente del PP de Extremadura guardó silencio. Igual le daba que el ataque de su compañera y sin embargo amiga fuera frontal contra nuestra región, Monago ha guardado un silencio sepulcral, cómplice con su partido de tratar de cercenar una ayuda finalista destinada a programas de empleo joven.

Monago, y con él su partido en Extremadura, con su silencio cómplice con Díaz Ayuso, se ha retratado como un dirigente que no quiere a su tierra, al que lo único que le interesa es su propio aparentar lo que no es, aparentar que se preocupa por esta tierra.

Sin embargo, ¡oh milagro! ha hablado sobre el asunto. Lo ha hecho para atacar con todas sus fuerzas al presidente de la Junta. Porque claro, que Diaz Ayuso no tiene nada contra esta tierra, que la exnovia del peluquero tiene razón, toda la razón para lanzarse contra el gobierno de la nación por el reparto de las ayudas europeas, que Pedro Sánchez y su gobierno están dando a dedo.

Bueno, en realidad, Monago ha disparado contra las escopetas y creo que se ha pegado un tiro en el pie. Un disparo con una escopeta que no sabe usar. Monago, o alguno de sus compinches, ha encontrado un hueco para atizar al gobierno regional. Porque, es cierto, la Junta de Extremadura tiene que devolver, o ha devuelto ya, 53.000.000 € de las ayudas para autónomos y pymes. Un escandalazo que es la muestra de que el gobierno socialista extremeño merece todas las maniobras que lleven a cabo el peluquero de cabecera de Diaz Ayuso, y el presunto presidente del PP, el ágrafo Pablo casado.

Todos los males, todos los infiernos y todos los calificativos despreciativos se merece Fernández Vara. A saber. Ineficiente en la gestión, y que esos 53 millones irán ahora a Madrid, a Castilla y León y Andalucía, por poner algunos ejemplos. Dice Monago que a él le duele Extremadura. Y Canarias, añado. Además pone en boca de sus correligionarios de otras CCAA que deben estar estupefactos (estupefacientes) de que Extremadura, esa región que es tan pobre, tan pobre, pero tan pobre, que solo tiene Monagos.

Pero ese Monago, tan viajero él, demuestra que sus diatribas contra Fernández Vara por esa devolución debería haberlas dirigido a sus compinches de Galicia, Castilla y León, Andalucía, Madrid, Murcia… Porque el jesusero que le haya dado el recorte de prensa de los 53 millones de €, le ha engañado como a un chino.

Al hacer esas declaraciones agarrado solamente a una liana, la de los 53 millones de €, en realidad lo que ha hecho ha sido cantar como un canario desechado de un concurso pajarero.

Y es así porque no solo Extremadura está en esa historia de las devoluciones de fondos, sino que Monago debería descalificar a Moreno Bombilla, a Fernández Muñeco, al colega de Dorado… Porque las devoluciones de esos fondos en realidad ha pillado a prácticamente todas las CCAA, y a algunas malgobernadas por el PP, sí, las gobernadas por los compinches de Monago. Y si no, pasen y vean.

Vale.

Hoy vuelven las derechas, las tres derechas, a reunirse en la Plaza de Colón de Madrid, esta vez con la excusa de protestar contra los indultos a condenados por el procès en Catalunya. Cambia, poco, la excusa, pero la burra sigue volviendo al trigo.

Ante la convocatoria de 2021, la situación ha variado: las derechas han perdido el relato de cuanto peor mejor (la pandemia va tocando a su fin, la vacunación ha cogido una buena velocidad de crucero, los fondos de la recuperación comenzarán a llegar pronto…), y el Gobierno de coalición, con más aciertos que errores, está bastante afianzado.

Además, las tres derechas se presentan con motivaciones diferentes: los restos del naufragio de Ciudadanos se ven arrastrados por sus fotografías de versiones anteriores, los fascistas porque pretenden hacerse con el discurso aglutinador de todas la derechas, y el PP, ay! el PP.

A diferencia de versiones anteriores, el Partido Popular no tendrá la misma representación de otros años, incluso han sido los primeros en desmarcarse de querer salir en la foto. Ya saben que no les compensa, y, además, será muy llamativos los huecos que no podrán rellenar.

De hecho, faltará en la Plaza de Colón Moreno Bombilla, por problemas de agenda y porque no le interesa a su imagen de presidente de Andalucía. Faltará en la Plaza de Colón Alberto Núñez Feijóo, también por problemas de agenda de su cargo de presidente de Galicia o por alguna fiesta de relumbrón dorado. Faltará también en la Plaza de Colón Alfonso Fernández Mañueco, por problemas de agenda al coincidir actos de su presidencia de la Junta de Castilla y León con las fiestas de Salamanca, que son en septiembre.

Si estarán dos miembros de la intelligentsia del PP, Ida Díaz Ayuso y López Miras, el murciano, que lo mismo aprovecha el viaje para darse una vuelta por First Dates a ver si hay suerte.

Muy llamativa será la presencia de Monago, el antiguo barón rojo del PP, reconvertido en cliente de youtube tras fracasar su negocio de importador-exportador de plátanos. ¿Y por qué Monago sí estará?

Parece sencilla la respuesta, y seguramente lo sea. Están fase de renovación los órganos provinciales y regionales del partido, y ya se sabe que en la provincia de Cáceres el león volverá a rugir (bueno, menos, que al periodista que tituló así la noticia se la hicieron levantar), mientras que en Badajoz se va Fragoso, sin partido, sin alcaldía y probablemente sin concejalía en virtud de los pactos. En estos congresos provinciales se juegan dos líneas de poder, una estable, continuista, y otra continuista pero inestable. Vamos, poco.

Sin embargo, al propio Monago parece que le ha salido un competidor, Fernando Pizarro, alcalde de Plasencia, con una imagen pública estable, conocida, muy poco desgastado, y que ya ha declarado que se presentará a la presidencia regional del PP.

Monago no ha ido a Madrid a apoyar a su partido contra los indultos, ni ha ido a otra cosa que no sea a lo de aquel chiste: – ¿A qué vino Jesús al mundo? – A por dos kilos de patatas.

A eso va Monago a Madrid, a comprar a Casado dos kilos de patatas que le hacen falta para volver a presidir el PP extremeño. Y, a ser posible, que Casado le venda a él todas las patatas que tenga y ninguna a quien se presenta como su contrincante.

Vale.

El periódico EL NORTE DE EXTREMADURA publicaba el 9 de octubre de 1903 una información muy interesante sobre cómo se afrontaba en España la formación de trabajadores manuales, en industria y artesanía. Se refería la información a una Real Orden próxima a publicarse, del Ministerio de Agricultura, que convocaría la adjudicación de 100 pensiones de estancia en fábricas e industrias extranjeras, para que 100 trabajadores, previamente seleccionados, realizasen su formación, por dos años, en empresas de Francia y Bélgica, en aquella primera convocatoria.

Algo que hoy podríamos entender como una convocatoria de Erasmus laboral. Sin duda, una información que debió resultar muy interesante.

Cabecera. El Norte de Extremadura. 9 de octubre de 1903.

Obreros al extranjero.

Por el ministerio de Agricultura se ha dictado recientemente una importante real orden, cuyo interés indudable nos impele á facilitar á nuestros lectores un amplio extracto.

Se establecen cien pensiones para obreros manuales que en el estudio y aleccionamiento de la producción é industrias extranjeros deseen perfeccionar los medios propios de trabajo y habilidad artística ó ampliar los conocimientos ya adquiridos.

Hasta disponer de mejores recursos para organizar nuevas expediciones, los elegidos para la de ahora son Francia y Bélgica.

Cada pensión será de 150 francos abonables por mensualidades cumplidas.

La concesión de las pensiones se hará individualmente por dos años, ampliable por uno más, á propuesta del ingeniero jefe de la expedición, teniendo en cuenta la aplicación y méritos del pensionado.

Los gastos de viaje de ida y vuelta serán de cuenta del Estado.

También les será entregado, á su definitiva vuelta á España, el importe de los jornales que obtengan en los centros de producción extranjera. Entretanto, esos jornales los recibirá, á nombre del pensionado, el ingeniero jefe, el que los depositará trimestralmente en los Consulados de París y Bruselas.

Por urgente necesidad personal ó por atenciones familiares bien justificada, se les concederá el percibo de alguna modesta suma ó un giro mensual á España no superior á la mitad del salario mensual.

Al terminar la pensión el ingeniero expedirá al obrero una certificación en que se acredite la labor realizada, sin emplear calificaciones de ninguna clase, pero sí expresando circunstancias de oficio, género de industria y lugar de ésta.

Al obrero que más se distinga en cada grupo se le concederá un premio extraordinario de 1.000 pesetas.

Para solicitar las plazas no hay límite de especialidad. Todas las industrias y todo el trabajo manual están comprendidos en el llamamiento.

La peticiones, sin embargo, deberán de obtener un informe favorable de una Sociedad obrera ó industrial, legalmente constituídas, y de cuyo registro, con arreglo á la ley de Asociaciones, certifiquen los gobernadores ó alcaldes.

Se admitirán también la referencia á las propuestas escritas, autorizadas por las Escuelas Industriales y de Artes y Oficios, Cámaras de Comercio y Agrícolas y fábricas y talleres del Estado.

Los aspirantes no contarán menos de diez y ocho años de edad ni más de cuarenta.

Las solicitudes, que se dirigirán indistintamente á los gobernadores ó al ministerio, podrán ser presentadas desde esta fecha hasta el 20 de Octubre próximo.

Ocho días después de terminado este plazo se constituirá en Madrid una junta encargada de resolver en definitiva las industrias y oficios que han de estar representados en la expedición, y los obreros que han de formarla.

Antes del 10 de Noviembre deberá hacer esta junta la elección de industrias y pensionados. Sus acuerdos se publicarán en la Gaceta.

Con la mayor brevedad recibirán los designados las cantidades, instrucciones y documentos necesarios para emprender la excursión.

Al frente de ésta irán dos ingenieros, uno de ellos industrial, quienes se encargarán de distribuir á los pensionados en grupos, por oficios afines, cuidando de su instalación en los establecimientos previamente elegidos.

Estos ingenieros se trasladarán periódicamente de unos á otros puntos en donde los diversos grupos tengan su residencia para inspeccionar los trabajos y cada tres meses comunicarán al ministerio las observaciones y noticias que estimen oportunas, sin perjuicio de redactar al final de la expedición una Memoria de los resultados obtenidos.

Vale.

En el año 2017 se celebró una Exposición con el pintor Sorolla y su relación con Extremadura como tema. Una exposición, como correspondía a la obra del pintor valenciano, colorida y colorista, en la que, como elemento más distintivo de su relación, incluía su cuadro El Mercado, pintado en Plasencia en 1917.

Fue en ese año, 1917, cuando el artista visitó la región. La primera vez, en enero, cuando llegó primero a Mérida y luego a Cáceres, para terminar su viaje en Plasencia.

Bocetos. Museo Sorolla. Madrid.

El propio pintor define así algún elemento de ese viaje en una carta a Clotilde, su mujer: «Hicimos el viaje en automóvil desde Sevilla, vimos Mérida: el teatro romano es una cosa interesantísima y muy hermosa. La ciudad nada de particular. De allí fuimos a Cáceres que es muy hermoso de monumentos del siglo XV, dormimos allí y por la mañana a las 12 tomamos el tren para venir a este pueblo [Plasencia, que es] menos importante que Cáceres, pero es más amable, más íntimo..»

De esa estancia en Extremadura, y de la posterior del otoño del mismo año 1917, son, además del ya mencionado y famoso cuadro de El Mercado de Plasencia, diversos bocetos de edificios o rincones de la ciudad de Cáceres, y que, en la referida exposición de 2017 ocuparon, algunos, un panel explicativo.

Esos bocetos, que nunca fueron traspuestos a cuadros, dejan algunas pinceladas del genio de Sorolla con la ciudad de Cáceres de fondo.

Así, por ejemplo, la Torre de Bujaco, por dos veces, la Casa del Sol o la torre de los Espaderos.

De su estancia en Plasencia, hay memoria fotográfica, con imágenes captadas por Arte-Photo Diez, un fotógrafo placentino, mientas que no la hay de su estancia en Cáceres, al menos en imágenes en las que se vea al artista trabajando o contemplando algunos edificios. En la exposición de 2017, se señala la existencia de fotografías tomadas por el hijo de Sorolla, y, si bien existen fotografías de las mismas fechas, depositadas en el Museo Sorolla, en las mismas no se atribuye autoría, señalándose como fotografías de autor anónimo.

El mismo museo Sorolla se refiere a alguna fotografía tomada en Cáceres, que pudo ser identificada como la ciudad en que sucede el cuadro de la imagen, por tener el mismo encuadre que una de Ruth Matilda Anderson. Es evidente que, a la vista de las fotografías con ese mismo encuadre, cualquier cacereño de mediana edad en adelante las puede identificar al momento. Son las que captan a aguadoras en la fuente del Concejo y que, además, se encuentran recogidas en bocetos de Sorolla, no sé si a la vista de las fotografías o directamente del natural. En todo caso, el encuadre de los bocetos y las fotografías son similares.

Además de esas imágenes captadas por la cámara del anónimo fotógrafo de las aguadoras en fuente de Concejo, el museo Sorolla guarda imágenes de las mismas fechas de otros puntos de la ciudad.

Vale.

En realidad, no son cuatro, son ocho los años en blanco y negro para la ciudad de Cáceres, con un gobierno local del Partido Popular, encabezado por Elena Nevado, que a lo largo de estos ocho años no ha podido y no ha sabido crear ni un atisbo de ilusión en la ciudadanía.

Consiguió, en su primera legislatura (2011-2015) que la Junta de Extremadura (entonces pomposamente llamada Gobierno de Extremadura) le diera dinero para privatizar una calle, la de San Pedro de Alcántara, con el señuelo (falso, como todos los señuelos) de privatizarla, y se ha quedado en una calle privada para acceso a los garajes de varios edificios y con la catetada de que alguien de su equipo dijo que sería como la calle Larios, de Málaga. Catetada. Ahora solamente es una calle privada con terrazas de tres o cuatro tascas.

Consiguió en esa primera legislatura que Monago (la Junta de Extremadura) financiara la reforma del mercado de Ronda del Carmen, con el añadido de un espacio gastronómico que es incapaz, ella y todo el Partido Popular, de ponerlo en funcionamiento y al día de hoy está… tapiado.

Como consiguió el éxito con el mercado de Ronda del Carmen, en el programa electoral para las elecciones de 2015 prometió:

“Recuperación del  Mercado de la Dehesa de los Caballos como espacio cultural y de creación artística para el desarrollo y difusión de proyectos culturales.”

Tal cual. Con la particularidad que el citado mercado es más conocido como el de la Avenida de la Bondad. Cerrado a cal y canto, no ha sido capaz de endosárselo a nadie, ni de cumplir su promesa electoral. Y mientras el dinero público del mercado de Ronda del Carmen está tapiado, el edificio del mercado de la Bondad solamente sirve para que cuando pasa algún vecino diga que está para caerse, que eso es abandono, y, resignados, saben que gobernando la derecha no tendrá solución, porque a la derecha catovi/cateta no le interesan ni los barrios y mucho menos la cultura.

El mercado de La Bondad está abandonado y no hay perspectivas de darle uso, ni se preocupan siquiera cuando algún vecino tuvo que llamar a la concesionaria del agua para avisar de una fuga de agua considerable que llevaba varios días, o cuando los vecinos vieron que se sacaban elementos de las antiguas cámaras frigoríficas del mercado. O cuando algún vecino dice que ha habido alguien interesado pero que nada de nada.

El mercado de La Bondad es la muestra palpable de ocho años pasados en blanco y negro, del abandono que se somete a los barrios de trabajadores que no se tapan con un grafiti de encargo (en el sentido mercantil de la palabra encargo).

El mercado de La Bondad no se cae por… por los pelos. Ahí sigue, siendo una muestra de cómo una ciudad entera se olvida de que existe, se olvida de que una vez tuvo asentadores, un bar, una pescadería en la planta baja…

Habría que saber, aunque fuera redundante porque sabemos la respuesta, qué entienden el Partido Popular y Elena Nevado en particular por un “espacio cultural” y, más aún “creación artística”. No digamos ya de “proyectos culturales” si cuando se presentó el proyecto de hotel para el Palacio de Godoy, alguien del equipo de gobierno dijo que sería muy bueno para Cáceres y que en su entorno se establecería el Montmartre local, otra catetada como lo de la calle Larios o el mercado gastronómico.

En blanco y negro, el mercado de la Bondad debería ser la esquela que la ciudad de Cáceres publique el 26 de mayo, pasando al Partido Popular a mejor vida y recuperando, si queda algo, el resuello para afrontar el futuro.

Vale.

En una coyuntura convulsa como la actual, en la que la crisis económica sigue golpeando a los más desfavorecidos, mientras que los detentadores del poder económicos y sus voceros de los gobiernos afirman, sin pudor, que ya ha terminado, en tierras como la extremeña no se ven atisbos de mejora.

Y es en una situación convulsa como la actual cuando se aprecia, con absoluta nitidez, la indefensión en la que está sumida Extremadura. Indefensión frente a los golpes económicos, sociales y políticos que llegan desde fuera. E indefensión ante la apatía política y social de los propios extremeños.

Un pueblo adormecido por años de marginación y opresión, llevadas a cabo con la fuerza del poder económico, han convertido al extremeño en un dócil habitante de la tierra que, de prestado, ocupa.

Cuando nos vanagloriamos de ser un tesoro natural, de tener un medio ambiente envidiable, olvidamos, por ejemplo, que en gran parte esa situación de “conservación” del medio natural se debe a la oligarquía ejercida por la nobleza feudal, que dispuso de enormes superficies de tierras por las que discurría un venero de caminos de distintos tamaños, que comunicaban las enormes propiedad. La Mesta y su dominio sobre bienes y haciendas, solamente dejaba pequeñas ganancias en los burgos por los que discurría cañadas, caminos y veredas que eran la red por la que se movían las cabezas de ganado de los señores, reyes, marqueses y condes.

La Mesta y su pervivencia durante siglos, junto con los grandes conventos que disponían de sus latifundios inmensos, han sido una de las claves del subdesarrollo, de la pobreza secular de esta tierra. Ni siquiera ahora, en pleno siglo XXI podemos hacer de aquellas cicatrices de dominación una oportunidad de negocio. Las cañadas, caminos, veredas, y las enormes dehesas son ahora igualmente indisponibles para la sociedad. Lo que los siglos precedentes era dominación de la nobleza que impedía su utilización en beneficio de los súbditos, ahora está teñido de una capa de verde ecológico que impide que esos enormes recursos sean puestos al beneficio de todos.

La influencia de la Mesta sigue siendo crucial. Como lo es la imposición en estas tierras del poder económico. Cuando se construyó la Central  Nuclear de Almaraz hubo tímidas protestas, que se acrecentaron contra la de Valdecaballeros, que finalmente se paralizó. Hoy en día, ese triunfo social sigue siendo objeto de venganza por el poder económico. La continuidad de la “vida de Almaraz” se va a decidir aunque ello ponga en riesgo la vida de miles de extremeños. El poder económico.

También el poder económico, que había apoyado sin vergüenza alguna, como hizo la Iglesia también, el golpe de estado de Franco recibió sus beneficios a costa de esta tierra. Mirar para otro lado cuando se hace público el dato de que 650.000 extremeños viven fuera de su tierra, es miopía de unos y cobardía de otros. La gran mayoría de esos extremeños fueron objeto de un genocidio económico por el franquismo, bajo la apariencia de un llamado Plan de Estabilización, de 1959, que no era otra cosa que poner los recursos, limitados, del país, al servicio de las burguesías vasca y, sobre todo, catalana. Y de esos recursos, lo único que podía aportar Extremadura era mano de obra barata, hombres y mujeres que, en sus mejores años de vida, fueron “emigrados” y que se convirtieron en mano de obra productora y reproductora.

Hoy nos encontramos con una tierra empobrecida a pesar de no ser pobre. Y con una población adormecida, anestesiada, cuyo único leit motiv vital parece quedar reducido a un “Virgencita, que me quede como estoy”.

Hoy, Extremadura está indefensa ante la potencia de los poderes económicos, dominantes en todas las escalas mundiales, y está indefensa ante una situación política nacional igualmente convulsa, en la que un presidente del gobierno está apoyado por un partido político que es más una banda organizada de ladrones y corruptos que otra cosa. Una situación política convulsa en la que los partidos políticos “emergentes” son incapaces de realizar un diagnóstico de la situación regional, porque están sometidos la vorágine interna de acaparar mínimas parcelas de poder insustancial. Una situación política en la que el partido que gobierna en la región forma parte de un partido que a nivel nacional elige a un inane ideológico sustentado por “ideólogos” que están de vuelta de casi todo y que tienen como único reclamo haber sido los muñidores de un olvidad, por inútil e ineficaz “Programa 2000”, con cuyos restos han armado un caparazón (que no un esqueleto) con el que revestir al rey desnudo. A la primera ráfaga de viento, el endeble caparazón volará y el rey  Pedro quedará desnudo en su inanidad.

Y en todo esto, a todo esto, con una historia de sometimientos a nuestras espaldas, los extremeños seguimos indefensos.

Indefensos ante los poderes dominantes que nos atenazan, e indefensos, sobre todo, ante nuestra propia incapacidad de gobernarnos, de alzar la voz (o de hacer propio el himno de Portugal, “as armas, as armas”), de mostrarnos, aunque fuera por una sola vez, fuertes ante el poder y fuertes ante nosotros mismos.

Así, mientras el brazo adormecedor del poder (las televisiones, los medios) se dedican a hacer diatribas contra las migajas que caen en tierras empobrecidas, esconden los manás multimillonarios que caen sobre sus benéficas industrias. Baste recordar el caso del hijo de emigrantes extremeños, Jordi Évole, que monta un demagógico programa contra Extremadura y el PER pero que no se atreve (no tiene agallas) porque no le dejan dar a conocer los miles de millones que el franquismo, y posteriormente la democracia han enterrado en Martorell. Porque la burguesía catalana, que es la que le paga no se lo permite, y él, que es agradecido (servil), no va a morder la mano que le da de comer. Y muy bien, por cierto.

Hacer que “nuestros tesoros naturales” sean de verdad nuestros, que los tesoros artificiales (Almaraz, centrales hidroeléctricas) también sean nuestros, que ya está bien de explotación, que ya está bien de expolio, es, desgraciadamente, una utopía.

Cuando vemos que un ministro del gobierno más corrupto que pueda existir se cachondea de la región y nadie le pone en su sitio, estamos viendo la nula fuerza que tenemos ante el dominio exterior.

Cuando vemos que se pretende alargar la vida de la Central Nuclear de Almaraz a costa de poner en peligro nuestras vidas y no hacemos nada por impedirlo, estamos asumiendo nuestra derrota.

Cuando Extremadura no cuenta ni para los propios extremeños, estamos asumiendo nuestra derrota.

Vale

Cuando llega el 1º de Mayo, aparecen estudios, informaciones, “radiografías”, de cómo está “el mundo del trabajo”. Críticas a los sindicatos de clase (por defecto, elogio a los sindicatos corporativos, amarillos), estudios sobre salarios medios (pocos estudios sobre medios salarios…).

En Extremadura sucede lo mismo. Un periódico informa que los sindicatos han perdido casi medio millón de afiliados y 56.000 delegados. El medio, del grupo Vocento, achaca esos datos a la crisis y a la corrupción. No es coña, los mismos elementos, crisis y corrupción, que hacen subir al Partido Popular y seguir ganando elecciones. Algo no funciona.

Y en Extremadura, funciona menos.

El otro periódico regional, del grupo catalán Zeta, hace una radiografía que, en primera página titula: “Las cotizaciones sociales caen cien millones pese a subir la afiliciación”. Eso, algo no funciona.

De entrada, no funciona una reforma laboral salvaje, digna de sociópatas y no de políticos electos. Bueno, en nuestro país, sí es digna, digna de la salvaje corrupción del Partido Popular, que debería ser ilegalizado por organización criminal.

En Extremadura gozamos de los salarios medios más bajos del país. Y si a eso añadimos los contratos por hora (si es que merecen el nombre de contratos) o por días, las bonificaciones a los empresarios (dadivoso el partido popular con sus votantes) no es extraño que las cotizaciones sociales (cuota obrera, cuota patronal) estén bajo mínimos. No es cierto que los trabajadores extremeños cobren los sueldos más bajos, la realidad, y así deberían ser los titulares de prensa (si hubiera de esto en la región), “los empresarios extremeños pagan los sueldos más bajos del país.

Algo no funciona. Y en Extremadura, menos.

Cada cierto tiempo, además, aparecen los datos mensuales de pensiones, que dicen ¡sorpresa! que las extremeñas son las más bajas del país. Algo obvio. Si los sueldos lo son, si las cuotas sociales lo son, la consecuencia “natural” es que las pensiones sean raquíticas.

Todo ello una consecuencia de una historia demográfica (la demografía es diacrónica, no sincrónica) cuyo episodio más dramático es el expolio que el franquismo, con el Plan de Estabilización de 1959, cometió con la población extremeña, llevando a la emigración a los más jóvenes, para cubrir los puestos de trabajo que las burguesías catalana y vasca (como hoy) reclamaban en pago a sus servicios al golpe de estado de Franco, y hoy reclaman con el chantaje de la separación. La misma burguesía.

Extremadura fue expoliada en su población, con la emigración de los más jóvenes, con la pérdida de la población joven, de la mano de obra productora y de la juventud reproductora. Por eso, hoy nuestra región está despoblada y envejecida, gracias a servir los intereses de las burguesías financieras.

Resultado de imagen de emigracion española

En el 1º de mayo, en Extremadura no hay nada que celebrar. No se puede celebrar el trabajo, porque no hay. Y las perspectivas no son nada halagüeñas.

Además, los sucesivos gobiernos desde 1978 han ido disminuyendo progresivamente su interés por favorecer, siquiera un ápice, a la región, llegando a los últimos cinco años, en los que a la crisis económica se ha unido un partido, el Partido Popular, que yace sumiso a los pies de la economía en una coyunda pornográfica, robando, a manos llenas, sin vergüenza ni recato. Y de todo lo que roban, que es mucho, mucho es lo que roban a Extremadura. Y si Monago o cualquiera de sus compinches lee esto, que lo desmienta.

Hoy, Extremadura sigue sumida en la pobreza laboral y salarial, sin que nada podamos esperar de un Estado, el español, que nos abandona. Nos abandona a conciencia, a sangre y fuego.

Algo no funciona en Extremadura, y algo no funciona en las relaciones entre Extremadura y el resto del Estado. Hora es ya de decir basta. Por la ley o por los hechos. Pero ya.

No podemos seguir celebrando un vergonzante 1º de mayo perteneciendo a un Estado cruel, que ni siquiera tiene interés en que nuestras comunicaciones sean decentes, no ya digna, solo decentes.

No podemos.

Vale.

Venimos viendo desde hace un tiempo en los medios de comunicación regionales una aparente reivindicación sobre la necesidad de la mejora de las infraestructuras ferroviarias en Extremadura. Aparente.

Quienes somos sufridores del inicuo servicio público que Renfe presta entre Cáceres y Sevilla, pensamos que esa apariencia de reivindicación tiene más que ver con un postureo social (“para que veáis lo que me interesan las cosas de Extremadura, reivindico el tren, aunque yo no lo use para nada ni tenga pensado usarlo”) que con una auténtica reivindicación.

Así, hemos visto como el ministro de Fomento visitó Extremadura, se reunió con la “plataforma” que reivindica un “tren digno”, largó su discurso preparado en un despacho de Madrid, se fue y listo.

En esa reunión estuvo presente el Presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, quien tras el discurso del ministro y conocer el proyecto de Presupuestos Generales del Estado manifestó que “nos han engañado”.

Claro que os han engañado. Sobre todo si confían en la palabra de alguien que, seguramente, lo que hizo fue repasar durante el viaje Madrid-Garrovillas de Alconétar en coche oficial el discurso que algún asesor le había escrito.

Porque de lo que hablamos es de la competencia en materia de transporte ferroviario y de responsabilidad política en que esa competencia se ejerza.

La Junta de Extremadura no tiene competencias estatutarias en materia de ferrocarriles, pero sí tiene responsabilidades ante los súbditos extremeños para exigir el cumplimiento de obligaciones del Estado para con la región. También tienen esas responsabilidades los partidos políticos, todos, menos el Partido Popular, cuyo jefe debería estar fuera de política por sus devaneos canarios.

Hablamos de competencia y de responsabilidad. Cuando no se tiene la competencia sí cabe la responsabilidad. Y con el presidente de la Junta a la cabeza, todos los que dicen que se han sentido engañados por el ministro de Fomento tienen la responsabilidad de aclarar por qué, cuando hubo ocasión, cuando ministro engañó no le exigieron. ¿Por qué no son más avisados cuando el ministro discursea y se hacen los ofendidos cuando comprueban que el ministro les estaba engañando?

Un día sí y otro también tenemos conocimiento de incidencias de mayor o menor calado en los trenes que mal circulan por Extremadura. Incidencias que afectan a los derechos de usuarios y consumidores. ¿Por qué la Consejería competente, sí, competente, no actúa de oficio contra Renfe?

Un día sí y otro también tenemos conocimiento que usuarios con discapacidad, en el grado que sea, se ven afectados por el mal servicio que Renfe presta en Extremadura. ¿Por qué la Consejería competente en materia de discapacidad no actúa de oficio contra Renfe?

Las competencias ferroviarias no radican en la Comunidad Autónoma, pero la defensa de los súbditos extremeños, sí. La responsabilidad de los dirigentes autonómicos, tanto en el poder ejecutivo como en el legislativo está en defender los pocos, escasos, derechos que los súbditos extremeños tenemos. Si no la ejercen, están sobrando.

Si quienes tienen la responsabilidad de garantizar el cumplimiento de los servicios a usuarios y consumidores no la ejercen, ¿por qué siguen cobrando sueldos por algo que no cumplen?

Si quienes tienen la responsabilidad de hacer valer lo que dicen las tarjetas de discapacidad que llevan el nombre de Extremadura y están avaladas por informes profesionales de la Comunidad, no la ejercen, ¿qué valor dan al trabajo de médicos y otros profesionales de la propia región?

La competencia del desastre ferroviario en Extremadura es de Renfe, del Gobierno. La responsabilidad de consentir ese desastre es nuestra, empezando por la máxima ¿autoridad? regional, el Presidente de la Junta de Extremadura.

Vale.

La denominación Ruta de la Plata se asimila con la C.N. 630, transformada actualmente en la Autovía A-66, “Autovía de la Plata”. La CN 630, Gijón al Puerto de Sevilla, discurría, como la A-66 (esta con las variaciones propias de un trazado “más moderno”) siguiendo el eje de la Calzada Romana “Vía de la Plata”, que unía Mérida con Astorga, si bien la propia Emerita Augusta tenía calza de conexión hacia el Sur.

Hubo un tiempo en el que, además de la CN 630, la Ruta de la Plata contaba con ferrocarril. La conexión entre el Puerto de Gijón con el Puerto de Sevilla tenía su trazado ferroviario. Sin embargo, a mediados de la década de 1980, el tramo ferroviario Plasencia-Astorga cercenó la conexión Norte-Sur sin pasar por Madrid. La justificación, la falta de rentabilidad económica. La realidad, que dejó de apostarse por un sistema de transporte, el ferroviario, en beneficio del transporte por carretera.

De aquel trazado ferroviario ya solamente queda un hilito, que ha tenido algún que otro susto de desaparición: la conexión entre Cáceres y Sevilla. Una conexión abandonada por el gobierno central y por la sociedad extremeña, por una sociedad que solamente mira a Madrid esperando que lleguen migajas y subvenciones.

Cuando desapareció el tramo Plasencia-Astorga de los mapas ferroviarios, ya comenzaban los estudios para la “alta velocidad”. Cuando la economía era la causa del cierre de un tramo ferroviario, la economía era la excusa para abrir las altas velocidades. El AVE Madrid-Sevilla, inaugurado en 1992 no se improvisó, llevó años de estudio.

Ahora, el gobierno central quiere invertir en convertir el antiguo trazado Plasencia-Astorga en una vía verde, aunque, tímidamente se intenta que se reabra al tráfico de trenes. Sin mucho éxito.

Mientras que los dirigentes políticos extremeños fíen todo su capital a conectar Badajoz con Madrid en alta velocidad, nublan su vista sin pensar en otros mejores planes.

Los 817 kilómetros entre Gijón y Sevilla por la antigua C.N. 630 serían la razón perfecta para reivindicar un eje Norte-Sur sin pasar por Madrid. Claro, que eso puede ser un sacrilegio. Que Extremadura tenga una conexión ferroviaria (pasajeros y mercancías) con el Norte no parece interesante. Seguramente por falta de información o por falta de ganas. Que Extremadura se conecte con el Sur (mercancías y pasajeros) tiene todavía menos explicación, si no fuera esta la falta de capacidad de la clase dirigente (política, económica, social, sindical).

Es evidente que los presupuestos del Estado se hacen en Madrid, y es en la capital donde se decide qué ingresos y qué inversiones llegan (si es que llegan) a la región. Por eso, hay que estar cerca en tiempo de la teta del Estado.

Es evidente que los programas de subvenciones se deciden en Madrid, y los emprendedores quieren que haya un tren de alta velocidad para llegar cuanto ante al reparto, a la caída de las migajas con las que el poder económico tapa sus verdaderos negocios.

Ahora mismo, la única conexión entre Cáceres y Sevilla, con menos de 300 kilómetros, la cubre un solo tren que tarda casi cinco horas. La conexión entre Gijón y Sevilla cuenta con una media de 5 trayectos diarios, combinando AVE y Larga Distancia, y una duración, incluyendo tiempo de espera en Madrid, que no pasa de las 9 horas y medias. Para una distancia en kms (Gijón-Madrid-Sevilla) que supera en casi cuatro veces la de Cáceres a Sevilla, el tiempo del viaje no llega al doble.

Cuando uno mira la web de Renfe y observa que los trayectos entre Gijón y Sevilla aparecen con previsiones de “tren completo” para una semana o dos de antelación, no deja sino de sentir la rabia de que quienes desde Extremadura reclaman un tren rápido para llegar rápidamente a la teta del Estado, no analizan los beneficios que la Ruta de la Plata encierra para esta región.

Vale.

Leyendo el blog http://caminandoenlaperseverancia.blogspot.com, en el que mi esposa, María Consuelo, escribe muy acertadamente en su última entrada (http://caminandoenlaperseverancia.blogspot.com.es/2017/02/cuando-la-maleta-de-la-medicinas-pesa.html) sobre la tarjeta sanitaria universal, algo que no existe, creo que es relevante hacer hincapié en cómo los recortes económicos que deciden quienes detentan el poder afectan a las personas.

Y esta es la cuestión: la progresiva implantación de mecanismos informáticos que permitan una mejor gestión de los servicios públicos tiene en la tarjeta sanitaria universal un gran ejemplo.

El Real Decreto 9/2011, de 19 de agosto, una de las últimas decisiones del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, antes de que tirara la toalla ante las presiones “de Bruselas”, determinaba que era preciso mejorar la cohesión del sistema nacional de salud. Un instrumento fundamental sería la tarjeta sanitaria que tuviera validez en todo el territorio nacional.

En septiembre de 2013, el primer gobierno de Rajoy publicó un Real Decreto sobre la implantación de la tarjeta sanitaria individual. En la norma, que recogía todas las características de identificación y contenidos de dicho documento, se establecía un plazo de cinco años hasta su total implantación. El plazo finaliza en octubre de 2018.

Sin embargo, esa implantación parece que lleva para mucho más tiempo. Desde Extremadura se han producido acuerdos de interoperabilidad con las comunidades autónomas de Navarra y Canarias. Cuando se publicó el RD de 2013, la comunidad autónoma andaluza fijó en al menos 12 millones de euros el coste para dicha comunidad el cumplimiento del Decreto.

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O lo que es lo mismo. Desde el primer momento la comunidad andaluza, como seguramente hicieron el resto, se acogía a la excepción que el Decreto establecía para la total implantación en cinco años de la tarjeta sanitaria individual: que hubiera causas económicas que lo impidieran.

En la práctica, como señala el blog de María Consuelo, se produce un daño importante en los derechos de los ciudadanos: concretamente en aquellos que están afectados de dolencias crónicas, con tratamiento prolongados. El desplazamiento de una Comunidad Autónoma a otra por algún período de tiempo más o menos prolongado, está supeditado a que los fármacos que están prescritos por los médicos de una comunidad no pueden ser dispensados en farmacias de otra, porque los sistemas informáticos lo impiden.

Que un paciente crónico se desplace, requiere que lleve consigo los medicamentos que necesite y si el desplazamiento supera el plazo de prescripción de cualquier fármaco, no podría obtenerlo si no retorna a la comunidad autónoma de origen.

La necesidad de que la tarjeta sanitaria individual sea operativa en todas las comunidades autónomas requiere un esfuerzo económico de interconexión de los sistemas informáticos de los distintos Servicios de Salud autonómicos, pero también, y puede ser una de las causas fundamentales por las que todavía no se haya producido esa interconexión, que la dispensa de fármacos se pueda producir en cualquier farmacia del territorio nacional, con independencia de la comunidad de origen del paciente.

La interoperabilidad de las tarjetas sanitarias individuales para su uso en cualquier parte del territorio es una necesidad. Y en pacientes con dolencias crónicas, la ausencia de interoperabilidad, produce efectos indeseados.

Los recortes en sanidad no solamente son los que se ven hospitales, en centros de salud, son también los que tienen efectos sobre las personas individuales, impidiendo incluso los intentos de mejora en la calidad de vida. En realidad, las decisiones políticas y económicas, tomadas por dirigentes al servicio del dinero, son decisiones salvajes y demuestran que esos dirigentes acumulan un alto nivel de insensibilidad: tienen comportamientos sociopáticos.

Ahora mismo, un usuario de la sanidad pública de Extremadura, con tratamiento prolongado, no puede hacer uso de su tarjeta para la dispensa de los fármacos que sus médicos le hayan prescrito si se desplaza, por ejemplo, a Andalucía por un tiempo mayor del que un determinado medicamento sale en el sistema. Y más aún cuando en un tratamiento prolongado por enfermedad crónica y su conjunto de síntomas (por ejemplo, la fibromialgia y patologías asociadas) requiere más de un medicamento, disponibles en fechas dispares.

O como dice mi esposa, cuando la maleta de las medicinas “pesa” más.

Vale.