Archivos para November 30, 1999

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Autobús de campaña de Monago encajado en el Arco del Cubo, de Zafra.

Dice la RAE en la primera acepción de la palabra “comunicación”: “Acción y efecto de comunicar o comunicarse”. Y en la acepción 8, con el encabezamiento “Retórica”, la RAE señala que comunicación es la “figura que consiste en consultar la persona que habla el parecer de aquella o aquellas a quienes se dirige, amigas o contrarias, manifestándose convencida de que no puede ser distinto del suyo propio”.

Ayer, el Partido Popular, por voz de su presidente, al analizar, de aquella manera, eso sí, los resultados electorales del 24 de mayo, daba en el clavo de que su partido necesita mejorar “la comunicación”. Algo que habitualmente repiten dirigentes políticos, normalmente tras un fracaso electoral: “tenemos que comunicar mejor”.

En realidad, lo que quieren decir es que su parecer (su mensaje) no es compartido por los destinatarios (los votantes). Pero no analizan las causas de ese desacuerdo. Por una razón, porque consideran el mensaje un fin en sí mismo y no un instrumento para facilitar su comprensión y su aceptación por los destinatarios. De ahí que, cada vez más, se abuse del marketing y se prescinda de la comunicación. En política.

Los partidos en general, y en nuestro país y en Extremadura, especialmente el Partido Popular han elevado el marketing (conjunto de productos de emisión de mensajes propagandísticos) a la categoría de ideología.

Toda la legislatura de 2011 hasta 2014 en la Comunidad Autónoma de Extremadura ha estado marcada por un continuo incremento del marketing como instrumento de comunicación entre el Partido Popular y, sobre todo, el gobierno de la Junta de Extremadura, con los ciudadanos. Este incremento continuo se desbocó como consecuencia de las informaciones publicadas en www.eldiario.es/eldiarioex   por Pablo Sanchez y José Luis Aroca (@jlaroca) y por Ana Pardo de Vera (@pardodevera) en el diario Público (www.publico.es) sobre los viajes de José Antonio Monago a las Islas Canarias en su etapa de senador (legislatura 2007-2011) con viajes cargados al presupuesto del Senado (dinero público).

A partir de esa publicación, tanto el Partido como el gobierno regional comenzaron una desbocada carrera de marketing, en realidad, de propaganda pura y dura, y que ha producido momentos hilarantes cuando se han ido conociendo y momentos, muchos, convertidos en diana de comentarios jocosos que han degradado la imagen no solo de José Antonio Monago dentro y fuera de Extremadura, sino que han perjudicado a lo que podríamos llamar “Marca Extremadura”.

Porque comunicación no es lo mismo que marketing. Ni el marketing puede sustituir la reflexión política, no puede sustituir el pensamiento político. El marketing es un instrumento o un conjunto de instrumentos para vender (en su sentido más monetarista) un producto. Si el producto que se pretende vender es defectuoso o carece de virtudes que lo hagan atractivo para los clientes (los votantes), ya puede todo el marketing que se quiera ponerse a disposición del vendedor: no se comprará.

Cuando Rajoy y los dirigentes del PP (en otros casos, de otros partidos) dicen que no han comunicado bien (lo de que “nos ha faltado piel”, que decía Floriano en un anuncio, es el síntoma del sinsentido y de la falta de reflexión y de capacidad de generar pensamiento), en realidad está diciendo que han sido incapaces de vender su producto, sin pararse a pensar en la calidad de ese producto.

El caso paradigmático de Extremadura ha estado en que un experto en marketing ha convertido a José Antonio Monago en producto. En el objeto del marketing. Y no ha hecho una evaluación de la calidad de ese producto, de ese objeto. Un producto defectuoso de origen, con dificultades para elaborar por sí mismo un discurso político coherente y con ideas (que luego pueden ser aceptadas o no, pueden tener más desarrollo o no, pueden ser más elaboradas o no), y que se ha ido limitando cada vez más a repetir los mensajes elaborados por el experto. O a ponerse en situaciones (escaparates) en las que el experto ha creído conveniente para visibilizar mejor el producto.

A medida que se fueron desvelando detalles e informaciones sobre los viajes a Canarias, el producto defectuoso Monago fue acrecentando sus faltas, mientras el experto trataba de darles una capa de barniz. Pero la podredumbre ya era generalizada. De nada sirvieron lágrimas públicas de arrepentimiento, frases grandilocuentes (“mis viajes me los pago yo”), otras meramente cómicas (“no tengo parabólica, eso que me estoy ahorrando”), promesas que se sabía que se incumplirían (“en enero presentaré mis cuentas en un ejercicio hasta ahora no visto de transparencia”). Porque el producto, el personaje no daba más de sí. Ni marketing ni nada.

Los ridículos propios de las elecciones (el spinning, el trote del anuncio con camiseta pistacho…) y los cometidos por su entorno (el autobús encajado en el arco del Cubo de Zafra ha sido definitorio) han hecho el resto.

El caso Monago debería ser estudiado por su partido (y por los demás) para que de una vez por todas se destierre de la acción política, de la comunicación política, el marketing como fin en sí mismo.

Para comunicar, para conseguir que el parecer de uno sea aceptado por el auditorio, primero es necesario que ese parecer esté bien construido, responda a criterios de pensamiento y no a criterios comerciales. Si se tiene un parecer definido, claro, coherente, el marketing no es necesario. Y entonces, sólo entonces, aparece la comunicación.

Vale.

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El titiritero Juan de las Viñas, por Alba y Ortego. Imagen publicada en El Museo Universal en 1860.

Los boletines oficiales han publicado las listas que los partidos, coaliciones y agrupaciones de electores han presentado para las elecciones locales y autonómicas del próximo 24 mayo, y también han publicado las listas que las respectivas juntas electorales han proclamado. He tenido la paciencia de leer todas las listas publicadas en las provincias de Cáceres y Badajoz, tanto para ayuntamientos y entidades locales menores como para la Asamblea de Extremadura y me ha extrañado la notable ausencia de un candidato.

No ha habido manera de encontrar en las listas del Partido Popular, o de su spin-off Ciudadanos, el nombre de Iván Redondo Bacaicoa, el titiritero que actúa a diario en la presidencia de la Junta.

No entiendo que después de llevarse unos buenos sueldos de los extremeños, más los anteriores que recibió del Partido Popular (al fin y al cabo, también dinero público), no tenga la delicadeza, la hombría, de dar la cara y colocarse en las listas al lado de su obra. O delante. O detrás.

¿Por qué Iván Redondo Bacaicoa, el consejero sin careta pero con cartera, no se ha presentado a las elecciones? La primera respuesta estaría en aquello que dijo Fernando Manzano: “Todos los candidatos del Partido Popular llevan boina como se ha llevado siempre entre Baños de Montemayor y Monesterio”, y este chico, el titiritero, es de un poco (un poquino) más allá de Béjar. O, siguiendo la teoría de Ferdinand Apple, a Ivancito le falla el RH boinal.

Pero no creo que ahí no está la respuesta. Ferdinand Apple podría, en su gran muestra de teorías y requiebros, haber encontrado la justificación de la excepción. Creo que Iván Redondo no se presenta a las elecciones porque no quiere perder su careta, y quiere que la careta le permita que los hilos con los que maneja a su marioneta no se le rompan si se le ven los juegos de manos.

Los titiriteros, como los magos de la tele, esconden sus trucos y desvían la atención con diversas técnicas para que, al final, la marioneta parezca que se mueve por sí misma. Y, los titiriteros sin licencia en cuando escuchan ¡agua! levantan el chiringuito y hacen mutis por la primera esquina a mano.

Y parece que ya hace tiempo que a Iván le llueven los cubos de agua, los hilos de la marioneta se le van de las manos o aparecen en Canarias o desaparecen cuando la casete de la marioneta repite yo, yo, yo y se raya el sonido.

Habría sido interesante ver al titiritero sin manejar los hilos, apoyado sobre la pared, en la esquina de cualquier local de la calle Menacho, y repartiendo octavillas con un mentiras electorales.

Ya que lleva cuatro años cobrando de los extremeños, habría sido un gesto de decencia haberse presentado a las elecciones, dar la cara, pero hay una cosa que parece clara: no se atreve. No es lo manejar una marioneta que romper los hilos y salir al proscenio a que el público le diga que le ha descubierto los trucos.

Vale.

 

Tal día como hoy, 8 de abril, parece que a Monago, y a su manejador de hilos, les ha dado una especie de sobredosis de chorradas y ocurrencias que… Bueno, que tienen que ver con que ayer se supo que el presidente de la Junta se subió el sueldo un 6% y que sigue siendo uno de los mejor pagados de todas las autonomías. Monago (a) El Austero, miente, y para contrarrestar las mentiras monta una orgía de ocurrencias. Bueno, se las monta Iván Redondo, que mueve los hilos de la marioneta de estado.

Así, aprovechando una muestra de 35 fotos de la Agencia EFE, la agencia oficial del gobierno, sobre rock, y, como por casualidad, para su inauguración se ha invitado por el señor Vera (presidente de EFE) a un rockero. En concreto a Sherpa, miembro del grupo Barón Rojo. ¿Van hilando? Monago, digo Ivancito, quiere recuperar la leyenda del barón rojo del PP, y ya verán las fotos (se tomarán a las 19,15 h, yo escribo antes de esa hora) en la que algún periodista de cámara, en un alarde de asociación libre de ideas, titulará algo parecido a aquello de dos barones rojos juntos.

Esta ocurrencia no es baladí, porque Monago, digo Iván, su manejador, quiere distanciar al Mencey de Las Vaguadas del PP, de las siglas, de la política de Mariano Rajoy. Como si no tuvieran nada que ver. Pero son indisolubles. Como diria un clásico, uña y carne. Como se diría en el barrio de la Teta Negra, uña y mugre.

Por mucho que lo intenten, Monago es responsable del desastre de los recortes. Y es responsable, sobre todo, de no tener palabra, de no tener cullons para cumplir su propia palabra: no se cortó un dedo y no presentó sus cuentas.

A esto de los barones rojos, hoy se ha sumado un rap, un tipo de música como todo el mundo ignora, propio de los barrios nobles de las ciudades, desde Neguri o el Barrio de Salamanca a Las Vaguadas. Por supuesto, un tipo de música con una estética que impide determinados colores, como los azules “gaviota”. Requiere colores oscuros, como la ideología de Monago, azules marengo, propios de quienes añoran los uniformes de ese color. Y sus correajes.

Como sigan a este ritmo Monago y su muñidor de hilos, habría que rezar, quien sepa y quiera, para que cada día no se conozca una nueva cagada del mejor de los mejores, porque por cada una tendrá que discurrir una nueva ocurrencia Iván, que cobra un buen sueldo de todos los extremeños, no tanto como los 148.000 euros que se calzó del PP (y también de todos) en 2011.

Lo mejor sería tener previsto algo que pueda asumir todas las malas noticias que generan Monago y sus consejeros (¿recuerdan, por ejemplo, el World Padel Tour en el Anfiteatro Romano de Mérida?). Se me ocurre, (te regalo la idea, Iván, para que veas que no eres tú solo el que tiene ocurrencias) la celebración del Festival del Tocino, en la línea del Festival del Uranio organización por el líder @norcoreano. Eso sí, dándole un toque cosmopolita, internacional. Por ejemplo, Tocino’s Festival. No bacon, no, Tocino. Ni siquiera panceta.

De momento, las primeras figuras para el cartel, ve contratándolas, Iván, que son muy solicitadas, deberían ser Leonardo Dantés, Malena Gracia, Tamara Seisdedos, Leticia Sabater. Y de presentadora, Sonia Monroy.

Un cartel Redondo, Iván.

Vale.

 

Morro, S.A.

cercadelasretamas —  marzo 17, 2015 — Deja un comentario

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Momento en el que en la sede de Morro, S.A. se destruyen los discos duros de un ordenador cualquiera

Cuando he leído y escuchado hoy que Hacienda dice que el Partido Popular dejó de ingresar al fisco 220.000 € en 2008, pero que eso no es problema porque el Partido Popular es como Cáritas o la Cruz Roja, me he acordado del concepto de empresa privada que se gastan los voluntarios que dirigen la organización con sede social en Génova, 13, de Madrid.

La memoria, que a veces falla, me llevó a recordar cómo Carlos Floriano (por cierto, ¿dónde está, que hace mucho que no se le oye ni ve?) justificaba la destrucción de los discos duros de los ordenadores que Luis Bárcenas, tesorero del Partido No Gubernamental (PNG), con una frase que hoy conviene recordar (escribo esto antes de ver El Intermedio, que seguro que no lo olvidan):

“Floriano no ha querido detallar nada más al respecto [la destrucción de los discos duros], pues considera que “se trata de una práctica que se lleva a cabo en todas las empresas” http://www.cadizdirecto.com/el-pp-borro-los-ordenadores-de-barcenas-porque-formaban-parte-de-su-propiedad.html.

¿En qué quedamos, el Partido Popular es una empresa que justifica en esa condición la destrucción de pruebas en un proceso judicial o es una ong como Cáritas o Cruz Roja, exenta de pagar impuestos?

Creo que sí, que en realidad el Partido Popular es una empresa privada, Morro, S.A., que lleva a rajatabla eso de la RSC (Responsabilidad Social Corporativa) de tal manera que toda la cuenta de resultados, el balance, es un gigantesco numeral de caridad. Incluidos los beneficios, los beneficios antes de impuestos y que los impuestos, en vez de pagarlos, los reparten en sobres entre los voluntarios que dirigen la sociedad anónima para gratificar sus desvelos.

Que en el membrete de la Agencia Tributaria, responsabilidad última de Carlos Montoro, miembro del consejo de administración de Morro, S.A, se denigre a organizaciones tan necesarias como las ONGs citadas, comparándolas con un partido que, cuando menos, ha obtenido beneficio lucrativo de actividades corruptas, muestra hasta qué punto está corrompido, en todos sus niveles el partido de los nietos del general bajito.

Que en el mismo membrete se pretenda luego decirle a los ciudadanos que paguen sus impuestos, firmado por gente que se declaran democristianos, un pecado de hipocresía y cinismo… a no ser que sean democrátas cristianos ateos, como señalaba el filósofo de la malta Jaume Perich.

A este paso, cualquier día nos encontramos a los de Nuevas Generaciones haciendo cuestaciones con huchas pidiendo para los negritos de Génova, o a Bertín Osborne, la nueva musa del partido de Mariano Rajoy, anunciando un remedo del Sorteo del Oro.

Eso sí, morro, de sobra. Incluso para cuando menos preparados estemos, soltar de nuevo a Carlos Floriano a deleitarnos con alguna de sus disertaciones detalladas y magnificamente elaboradas. A no ser que en este caso estemos ante una obra de caridad y lo hagan para decirnos que en Génova no discriminan a nadie por sus capacidades.

Vale.

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Tras rogar y mucho al Presidente de la Junta de Extremadura (perdón, Gobierno, que son mejores) que le diera algo (argo, Monago, dame argo), consiguió unos dinerillos para peatonalizar una calle, San Pedro de Alcántara. Me refiero a la alcaldesa (¡y senadora!) de Cáceres, Elena Nevado.

La dudosa inversión de 700.000 € en la peatonalización de una calle “comercial”, abandonando las vías más céntricas, ha supuesto un aluvión constante de críticas. Las obras de peatonalización de San Pedro de Alcántara van a terminarse con el tiempo justo de la inauguración electoral. Pero las críticas han sido potentes y van en la dirección de poner en una balanza el gasto (inútil) y el abandono (premeditado) del resto de la ciudad.

Para tapar esas críticas, a la alcasenadora se le ha ocurrido (¿a ella sola o en compañía de otros?) hacer un anuncio, electoral, por supuesto, de algo que es muy querido en el Partido Popular: anunciar que baja impuestos.

Por eso, Elena Nevado ha anunciado que baja el IBI y el ICIO en varias calles: Pintores, Moret, Gómez Becerra, Obispo Ciriaco Benavente, San Pedro de Alcántara y Santa Joaquina de Vedruna. Pero solamente para los locales comerciales, no vaya a ser que los vecinos de los pisos que hay encima de los locales se hagan ilusiones. Conociendo al PP, que tampoco se las hagan los que vayan a intentar aprovecharse de esa rebaja, que falta la letra pequeña, que se está sacando de la chistera, se tiene que escribir (no está escrita la propuesta), se tiene que tramitar, se tiene que aprobar… Y todo en dos meses.

Ahora bien, como la señora alcasenadora Nevado dice que esa medida populista es para incentivar el comercio, que en esas seis calles tiene un 18,45% de los locales cerrados (los han contado, seguramente, con los dedos), pero parece que no les ha dado tiempo para contar los locales que hay cerrados en otras muchas calles, en otros muchos barrios.

Dice la futura exalcaldesa que la medida no es discriminatoria. Pues sí lo es, discriminatoria, lo es con todos los propietarios de locales comerciales cerrados (que hay muchos) en toda la ciudad pero que desde el asiento de atrás del coche oficial no se ven. Y bajarse del coche para ver cómo están las calles seguramente es muy cansado o aburrido o peligroso, no vaya a ser que algún vecino, molesto, le diga cuatro cosas.

Que una ciudad que tiene un buen número de inmuebles públicos cerrados por falta de uso del cerebro (que es donde se alojan las ideas y el pensamiento) de los regidores, se preocupe por los locales cerrados de 6 calles es discriminatorio, y es la muestra de que quien acomete gastos inútiles (que pagan otros, porque no tiene un euro para pagarlo de las arcas que gestiona) y beneficia a unos ciudadanos frente a otros, señala la capacidad política de quien se mueve por intereses que le llegan al oído como a susurros de amigos (políticos) cercanos.

Ahora falta saber si los propietarios de locales en Moctezuma, Virgen de la Montaña, Aldea Moret, las distintas Mejostillas… o la misma calle Paneras, que creo que se le ha olvidado (¿por qué?) se callarán, o dirán algo.

Estaría bien que todos los propietarios de locales cerrados, que esperan poder alquilarlos o arreglarlos, que hay en la ciudad (y que a ojo de buen cubano son más del 18,45% que afecta a los vecinos beneficiados por la jeró), dijeran algo. Pero me temo que no. Son conservadores. Y prefieren conservar su dolce far niente.

Vale.

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    En enero de 2014 escribí en esta misma Cerca de las Retamas (https://cercadelasretamas.com/2014/01/17/caceres-cerrado-por-falta-de-uso-xxxii/) sobre un inmueble cerrado. Cerrado por falta de uso. Había sido escuela pública, de edificación simple, sencilla, y su uso fue desapareciendo con el envejecimiento de la población.

Un barrio, las Tenerías, Santiago y aledaños, cuyo envejecimiento poblacional llevó a la decisión de cerrar la escuela. Posteriormente, durante un tiempo, fue sucursal del Instituto de Formación Profesional “Virgen de Guadalupe” (la vieja, a su vez, Escuela de Artes y Oficios). En El Madruelo se instaló el Módulo de Frío de Formación Profesional, por poco tiempo. Los achaques del edificio desaconsejaban su uso. Hasta su cierre.

Ahora, hace unos días, se ha sabido que la Junta de Extremadura (digo, el Gobierno, que es más presuntuoso) ha traspasado el inmueble al Ayuntamiento de Cáceres. Lo ha hecho, constatando que no es útil a las finales educativas de la autonomía. Y porque el “gobierno de los mejores” no sabía qué hacer con el inmueble.

Ahora, a dos meses escasos de las elecciones municipales, el Ayuntamiento se encuentra con un edificio de 2.600 m2 construidos, con alguna tara en absoluto incapacitante para su uso… siempre que en el “Ayuntamiento de los mejores” se tuviera alguna idea.

Que, por ejemplo, un ayuntamiento como el de Cáceres, con mayoría absoluta del Partido Popular, haya tardado toda la legislatura en poner en marcha (y veremos si lo consigue, esto está escrito a mediados de marzo) un edificio, el Espacio para la Creación Joven, terminado y al que solamente le faltaban los acceso, hace inimaginable que esos concejales que tardan más de 3 años en conseguir cuatro perras del gobierno de los mejores, el de la Junta (amigos y correligionarios) necesitarían muchos años en averiguar para qué puede utilizarse El Madruelo.

Claro, que gobernar no es esperar que los técnicos municipales en cuestión económica hagan el presupuesto y luego los técnicos municipales en cuestiones varias digan dónde se emplean los euros. Gobernar es plantear opciones de futuro, proyectos sociales y culturales, y eso es muy complicado.

Pensar es muy difícil, y los concejales (empezando por la alcasenadora Elena Nevado) del Partido Popular en Cáceres no están acostumbrados. O peor aún, no están entrenados. Pensar, qué funesta idea.

Vale.

 

Formando parte de una campaña de propaganda monstruosa a mayor gloria de un político inane, aparece una pantalla en la que se incluye un número de whatsapp para que… eso digo yo, ¿para qué?

Que un partido político como el PP se lance a una campaña de propaganda a mayor gloria de un individuo que ha usado dinero público para ir a visitar a su amante a las Canarias y que todavía no ha explicado lo que tiene que explicar, no deja de ser un síntoma.

Hace unos meses podría haberse pensado que Monago era un muñeco de ventrilocuo en manos de su consejero espiritual, Iván Redondo. Ahora, el muñeco ha dejado de serlo y se ha convertido en un personaje de las marionetas. En Cáceres, en el Paseo de Cánovas, dos pequeñas figuras representan a dos marionetas, Gorgorito y Peneque el Valiente. En pocos meses, otra figura, que debe realizarse con búsqueda de equilibrios de testas, podría aumentar la colección: Monago.

Porque la decisión de incluir en la web de propaganda un número de whatsapp es la muestra de llamar ignorantes a los ciudadanos (se debe tener en cuenta que los votantes del Partido Popular lo son y, por tanto, no cuentan), ya que hacen creer que el señor Monago es un tipo enrrollado y moderno, al que le gusta estar en las redes sociales… No hay que olvidar que Monago salió huyendo de twitter cuando fue pillado poniendo los resultados de un juego un lunes (día laborable) en horario de mañana (laborable) y tuvo la desvergüenza de decir que había sido su hijo, que le había cogido el móvil. Poco después, declaró que «twitter es un pudridero de enfermos».

Ahora pretende, con la propaganda, hacer creer que es un político que se comunica con los ciudadanos.

Pero es mentira.

El guasap es una comunicación entre uno y uno (o entre varios si creas un grupo, por ejemplo, el grupo de los viajeros a Canarias en fines de semana alternos) y no es público salvo que uno de los dos que “se comunican” haga pública la conversación.

Por eso, lo mismo que la falsedad de la política de Monago viene dada por el uso de la propaganda (a mayores y más cuantiosas mentiras, mayor será la propaganda).

Ahora, la marioneta cree en haberse convertido en muñeco con personalidad propia, pero no deja de ser un muñeco al que Iván le mueve los hilos.

La monstruosa campaña del Partido Popular se transmuta en algunos medios, por ejemplo, en El Periódico Extremadura, en una extensión de la propaganda de la Junta de Extremadura (gobex, dicen ellos, que se parece a gowex, los del pufo financiero), y alguien, por ejemplo, la portavoz del Partido Popular en el debate parlamentario en el Senado de la Ley de Transparencia (¿quién es, quién es), debería hacer públicos los números: cuánto cuesta la campaña, cómo la financian, de dónde sacan p’a tanto como destacan…

Por ejemplo, sería interesante preguntarle a Monago, el guasapero, esos datos de la campaña publicitaria. O preguntarle a Monago cuándo va a cumplir con su palabra, comprometida públicamente el 17 de noviembre de 2014, de presentar todas sus cuentas en enero de 2015 (bueno, esto no lo pregunten, que ya lo hice yo el 22 de febrero y estoy esperando). O preguntarle a Monago si la visa con la que pagó viajes a Canarias y desde Canarias a nombre de una amiga fuerte estaba vinculada a una cuenta personal o a una cuenta del Partido Popular.

Pregunte a Monago, el guasapero, que no le contestará.

Dígale por whatsapp que es el más alto, el más guapo, el más ligón, el mejor recolector de plátanos (¡uy, se me ha escapado!) y le contestará.

Porque Iván Redondo, Presidente de la Junta de Extremadura, sabe cómo manejar a la marioneta que sale en las fotos y sabe engañar, por supuesto, con la ayuda de otros por fidelidad política o a cambio de un buen precio.

En realidad, la exageranción de la campaña es tal que el protagonista no es el que parece, sino el que en realidad es, una campaña de autobombo de Iván Redondo.

Vale.

La acreditación en sede judicial de que el Partido Popular pagó las obras de su sede central, donde están los despachos de la cúpula del partido, incluidos los de su presidente y presidente del gobierno, con dinero B, plantea muchas cuestiones que están sin aclarar… y que no se aclararán nunca.

Urquijo y rajoy

De izda. a dcha.: Urquijo (arquitecto), Acebes, Bárcenas y Rajoy, demostrando que no se conocían de nada

Puede que algún día se descubra la procedencia del dinero que nutría (¿sigue nutriendo?) la caja B del Partido Popular. Procedencia por supuesto ilícita por cuanto un partido político no puede tener bajo ningún concepto más ingresos que los que se presentan en las cuentas que audita el Tribunal de Cuentas. Todo lo demás es dinero ilícito. Esto puede, quizás, que algún día se conozca. Sería lo único.

Porque… vamos a ver.

El PP realiza obras en su sede por las que paga en dinero negro 1.700.000 € según lo acreditado en sede judicial. ¿Era ese el total del importe de las obras? En la actual fase de instrucción del procedimiento, desde el PP se pretende que toda la responsabilidad de esa cuantía recaiga en el arquitecto Urquijo (ese gran desconocido para Rajoy, Acebes y Bárcenas), de manera que, incluso, podría imputársele un delito fiscal que quedaría, seguramente, en la nebulosa de la duda y en la más que probable, artimañas jurídicas, prescripción.

El Partido Popular pagó en dinero negro a la empresa que realizó las obras en su sede. Pero, ¿cuántos trabajadores de todos los oficios relacionados con la construcción y decoración participaron en las obras? Que se sepa, por el Ministerio de Trabajo o por la Consejería correspondiente de la Comunidad de Madrid, no se ha ordenado a la inspección de trabajo ni a la Seguridad Social investigar el asunto. El juez Ruz, tampoco parece haber pedido esa investigación.

Dado que las obras se pagaron, en todo o en parte, con dinero negro, debería saberse cuántos trabajadores intervinieron en ella, cuántos estaban (o no) dados de alta en la Seguridad Social, cuántos tenían contrato con la empresa que se encargó de las obras o con las empresas subcontratadas por esta. También resultaría muy interesante conocer los libros de matrícula de la Seguridad Social de la empresa del arquitecto Urquijo en las fechas en las que se realizaron las obras. O conocer también, si Urquijo subcontrató algunos servicios, algo habitual en el sector (fontanería, electricidad, climatización…) y si los pagos los hizo en dinero A o con el dinero negro que el Partido Popular le abonó.

Si en unas obras de reforma se acreditan 1.700.000 € en dinero negro, es más que probable que hubiera trabajadores sin dar de alta en seguridad social, sin contrato de trabajo… Pero la inspección de trabajo no ha abierto ni una página. El delito fiscal puede esfumarse si el PP consigue (lo tiene fácil, viendo cómo están las cosas en la justicia) pasarle todo el marrón a la empresa del amigo Urquijo.

Pero que hubiera trabajadores sin dar de alta en la Seguridad Social, sin contrato de trabajo, percibiendo retribuciones en negro, pueden constituir un delito contra los trabajadores, un fraude a la Seguridad Social que podrían, en un momento dado, llevar a una situación judicial y penal más grave a la empresa de las obras y a que el arquitecto Urquijo decidiera no comerse él todo el marrón y repartir un poco la mierda entre los amigos de la foto.

Vale.

Las deposiciones judiciales de la infanta Cristina en el caso Noos ha fijado, en el imaginario colectivo, la impresión de que ignorar qué hacían otros de su entorno, qué hacía y deshacía su marido con dinero público, dinero que ella gastaba tirando de tarjeta, resulta una coartada perfecta para escapar de responsabilidades penales. Al final, aunque por poco, la infanta se sentará en el banquillo de los procesados y tendrá que esperar la sentencia que diga si es culpable o inocente, y si la estrategia de hacerse la tonta (infantonta) le resulta útil.

Pero la infanta no es la única “despistada” que circula por ahí. Hay más infantas, y más listas… de momento.

Repasemos algunas.

La infanta Camps. Ahora, la justicia en Valencia pide 8 años de cárcel para Ricardo Costa (a) El Pijo de la Albufera y Vicente Rambla, números 2 y 3 de la sucursal valenciana de la mafia genovesa. La petición judicial es consecuencia de la implicación directa de estos dos fulanos en la financiación ilegal del Partido Popular en las campañas electorales de 2007 y 2008. Es decir, utilizar dinero (¿negro, comisiones, narcotrático, venta de armas?) por encima de lo permitido. A mayor cantidad de dinero, más fácil es llegar a los votantes y, conlas técnicas publicitarias y de propaganda, en realidad, comprar el voto.

Y a todo esto, la infanta Camps, Paco para los genoveses, no se enteraba. ¿Alguien puede creerse que el jefe no se enterba de dónde sacaban sus empleados Costa y Rambla el dinero con el que montaban las campañas electorales a todo trapo?. ¿Preguntará algún juez a la infanta Paco Camps por qué no se enteraba de nada? Porque si en la financiación ilegal del PP de Valencia ha habido delitos cometidos por su dirección, su presidente (con todo el poder ejecutivo según sus estatutos) seguro que ha cometido o un delito de acción o un delito de omisión. Pero hacernos creer a los ciudadanos que no se enteraba de nada es llamarnos gilipollas. Y que los jueces se crean que la infanta “amiguita del alma” no se enteraba de nada es decirnos a la cara que la justicia es igual para todos nosotros.

La infanta Esperanza, la que según ella “destapó la Gürtel” y en realidad era ella misma la tapadera bajo cuyas posaderas se cocía toda la podredumbre del Partido Popular. La infanta Esperanza dice que no sabía nada, pero que lo destapó. Todavía estamos esperando que diga cuándo y cómo se enteró de que sus ahijados políticos robaban a manos llenas, hacían trampas hasta en el solitario y ella no sabía nada. Todavía estamos esperando a que la infanta Esperanza sea capaz de explicar cómo sus consejeros, allegados, delfines y asesores ejecutivos montaban espectáculos asombrosos y ni siquiera preguntó de dónde salía el dinero. ¿De dónde saca la infanta Esperanza tan poca desvergüenza para tanto como destaca? ¿Preguntarán los jueces a la infanta Esperanza cómo era posible que no se enterara de nada? Claro, que hacer esa pregunta a una amiga es llamarla tonta.

La infanta Mariana, digo Mariano. Otro que tal. Otro que no se enteraba que el arquitecto Urquijo, el que estaba haciendo las obras de los despachos del partido, estaba cobrando en dinero negro que le pagaba el tesorero Bárcenas, nombrado a dedo y por absoluta confianza por el infanta Mariano. En este asunto, además, la infanta recibía sobres con sobresueldos (incluso siendo ministro del gobierno de Aznar) que le pasaba el tesorero Bárcenas. Lo que ahora no sabe, cuando el infanta Mariano repudia en público al tesorero Bárcenas, al que llaman delincuente y dicen que ha robado al partido, es si aquellos sobres con dinero (¿negro?) eran sobresueldos ordenados por el partido o sobres que el tesorero Bárcenas entregaba a la infanta Mariano y otras infantas de Génova para comprar sus silencios.

¿Habrá algún juez que se atreva a investigar por qué los amos del cortijo del PP, las infantas de Génova, o la infanta Esperanza, o la infanta Paco Camps no se enteraban de nada? ¿Serán los tintes de rubia?

Vale.

La escalada de corrupción y su desentrañamiento, lento, demasiado lento y con grandes dificultades, hacen sean un recurso en los medios de comunicación y en las conversaciones de barra de bar. Y que se haya impuesto, como es lógico, un doble concepto: quien lo haya hecho, que lo pague, y que devuelvan lo robado.

Nada que objetar, al contrario. La Justicia, ciega del ojito derecho generalmente, camina lenta, tropieza con juegos de artificio judiciales, retrasos en los procedimientos propiciados por los encausados, que normalmente no tienen problemas económicos para pagar los mejores servicios de abogados.

Claro que hay que devolver lo robado.

¿Pero qué sucede cuando lo robado son escaños en los parlamentos, en los plenos municipales?. Estos días, por fin, se van cerrando instrucciones (caso de Valencia, por ejemplo) en las que se acredita la comisión de delitos de financiación ilícita del Partido Popular en las campañas electorales de 2007 (municipales y autonómicas) y 2008 (generales). Y también el juez Ruz viene acreditando una caja B en la contabilidad del Partido Popular que ha servido para financiar al partido y hay indicios, cada vez más, de financiación ilegal de las campañas electorales.

Lo robado, en los casos de financiación ilegal, además de dinero procedente de donaciones irregulares, ilegales o comisiones por adjudicaciones de contratos públicos, son algo que puede cuantificarse económicamente (subvenciones por escaños conseguidos, subvenciones por votos obtenidos en los procesos electorales), pero que tienen algo más de valor, de mucho más valor.

¿Cómo devolverá el Partido Popular de Valencia los escaños obtenidos de más por haber financiado ilegalmente sus campañas electorales? ¿Qué escaños de más ha obtenido? ¿Cómo resarcir a los ciudadanos cuando el robo ha sido de votos, obtenidos con dinero ilegal?

¿Cómo hacer en 2015 que el Partido Popular de Valencia devuelva los escaños de 2007 y 2008? ¿Qué sentencia ejemplarizante dictar en estos casos? ¿Cuánto dinero ilegal gastó el Partido Popular en todo el tiempo en el que la caja B ha sido modo habitual de financiación?.

Porque no se trata solamente de un delito de financiación ilegal, del robo de la voluntad ciudadana, sino de las consecuencias: los recortes en sanidad, en educación, en dependencia, son una continuación, una consecuencia de aquel delito.

Sin el delito de financiación ilegal, utilizando dinero de procedencia cuando menos sospechosa, las salvajadas cometidas con los dependientes no habrían tenido lugar. Ahora ¿quién devuelve a los dependientes los daños causados por unos delincuentes? ¿Quién devuelve a la enseñanza los daños causados? ¿Quién devuelve a la sanidad los daños causados por la supresión de camas, la pérdida de médicos en la sanidad pública, los copagos, los repagos?

Y así, ad infinitum.

Vale.