Las deposiciones judiciales de la infanta Cristina en el caso Noos ha fijado, en el imaginario colectivo, la impresión de que ignorar qué hacían otros de su entorno, qué hacía y deshacía su marido con dinero público, dinero que ella gastaba tirando de tarjeta, resulta una coartada perfecta para escapar de responsabilidades penales. Al final, aunque por poco, la infanta se sentará en el banquillo de los procesados y tendrá que esperar la sentencia que diga si es culpable o inocente, y si la estrategia de hacerse la tonta (infantonta) le resulta útil.
Pero la infanta no es la única “despistada” que circula por ahí. Hay más infantas, y más listas… de momento.
Repasemos algunas.
La infanta Camps. Ahora, la justicia en Valencia pide 8 años de cárcel para Ricardo Costa (a) El Pijo de la Albufera y Vicente Rambla, números 2 y 3 de la sucursal valenciana de la mafia genovesa. La petición judicial es consecuencia de la implicación directa de estos dos fulanos en la financiación ilegal del Partido Popular en las campañas electorales de 2007 y 2008. Es decir, utilizar dinero (¿negro, comisiones, narcotrático, venta de armas?) por encima de lo permitido. A mayor cantidad de dinero, más fácil es llegar a los votantes y, conlas técnicas publicitarias y de propaganda, en realidad, comprar el voto.
Y a todo esto, la infanta Camps, Paco para los genoveses, no se enteraba. ¿Alguien puede creerse que el jefe no se enterba de dónde sacaban sus empleados Costa y Rambla el dinero con el que montaban las campañas electorales a todo trapo?. ¿Preguntará algún juez a la infanta Paco Camps por qué no se enteraba de nada? Porque si en la financiación ilegal del PP de Valencia ha habido delitos cometidos por su dirección, su presidente (con todo el poder ejecutivo según sus estatutos) seguro que ha cometido o un delito de acción o un delito de omisión. Pero hacernos creer a los ciudadanos que no se enteraba de nada es llamarnos gilipollas. Y que los jueces se crean que la infanta “amiguita del alma” no se enteraba de nada es decirnos a la cara que la justicia es igual para todos nosotros.
La infanta Esperanza, la que según ella “destapó la Gürtel” y en realidad era ella misma la tapadera bajo cuyas posaderas se cocía toda la podredumbre del Partido Popular. La infanta Esperanza dice que no sabía nada, pero que lo destapó. Todavía estamos esperando que diga cuándo y cómo se enteró de que sus ahijados políticos robaban a manos llenas, hacían trampas hasta en el solitario y ella no sabía nada. Todavía estamos esperando a que la infanta Esperanza sea capaz de explicar cómo sus consejeros, allegados, delfines y asesores ejecutivos montaban espectáculos asombrosos y ni siquiera preguntó de dónde salía el dinero. ¿De dónde saca la infanta Esperanza tan poca desvergüenza para tanto como destaca? ¿Preguntarán los jueces a la infanta Esperanza cómo era posible que no se enterara de nada? Claro, que hacer esa pregunta a una amiga es llamarla tonta.
La infanta Mariana, digo Mariano. Otro que tal. Otro que no se enteraba que el arquitecto Urquijo, el que estaba haciendo las obras de los despachos del partido, estaba cobrando en dinero negro que le pagaba el tesorero Bárcenas, nombrado a dedo y por absoluta confianza por el infanta Mariano. En este asunto, además, la infanta recibía sobres con sobresueldos (incluso siendo ministro del gobierno de Aznar) que le pasaba el tesorero Bárcenas. Lo que ahora no sabe, cuando el infanta Mariano repudia en público al tesorero Bárcenas, al que llaman delincuente y dicen que ha robado al partido, es si aquellos sobres con dinero (¿negro?) eran sobresueldos ordenados por el partido o sobres que el tesorero Bárcenas entregaba a la infanta Mariano y otras infantas de Génova para comprar sus silencios.
¿Habrá algún juez que se atreva a investigar por qué los amos del cortijo del PP, las infantas de Génova, o la infanta Esperanza, o la infanta Paco Camps no se enteraban de nada? ¿Serán los tintes de rubia?