Archivos para November 30, 1999

La Junta de Extremadura está estudiando implantar, en el Currículo de la ESO, en los cursos tercero y cuatro, una asignatura teórico práctica denominada, en principio, Cortador de Jamón. Dicen en la Consejería de Educación que es una apuesta por la formación integral de los alumnos, que además producirá beneficios indudables en la salud de los alumnos y en la economía familiar y comunitaria.

La asignatura se impartirá en tercer curso con dos horas lectivas a la semana, y se impartirán el mismo día, en dos horas consecutivas, la primera eminentemente teórica, con la explicación y didáctica sobre el producto a cortar, el jamón, sus distintas variedades: jamón serrano, jamón ibérico de cebo, de recebo, de bellota, y con las características de valores alimentarios, de sabor, visuales, así como los distintos modos de su consumo. Así, el programa de la asignatura incluirá las herramientas necesarias para el corte, como el jamonero, los cuchillos, y su utilización según la pieza sea de jamón o paleta.

Importante también será conocer la teoría de cómo comenzar el corte, si el corte es para consumo en plato o para su utilización como ingrediente de recetas, la conservación de la pieza un vez iniciada, para mantener texturas y sabores.

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Desde la Consejería se señala que es inaudito que hasta ahora no se le haya dado importancia a algo tan importante en Extremadura como es el corte del jamón, producto estrella de nuestra gastronomía, y que, por no saber realizarlo de una manera adecuada, produce importantes quebrantos. Baste un ejemplo: de una pieza de jamón de unos siete kilos y medio, un cortador profesional puede obtener unos tres kilos y medio, mientras que cortándolo «de aquella manera» en casa, en la práctica no se llega a obtener más de dos kilos o dos kilos y medio, destinándose gran parte de la pieza a su uso para cocinar.

En cuanto a la hora lectiva práctica semanal, los alumnos, utilizarán los cortes que vayan haciendo en las piezas que se dispongan en clase para su consumo. Así, consumirán y aprenderán a distinguir por la vista, el olor y el sabor las distintas clases de jamón, al mismo tiempo que ese consumo les permitirá, al menos un día a la semana, comer jamón, y estará a criterio del profesor, en función de las cantidades de corte obtenidas, que los alumnos puedan llevarse a su casa algunas lonchas, para que sus familiares puedan conocer sus avances en la asignatura de sus hijos.

Vale.

El rechazo por la Asamblea de Extremadura de los PGEX para 2016 plantea dos cuestiones de interés. Por un lado, el modo en que se han rechazado, y, por otro, las consecuencias.

Al proyecto presentado por el gobierno de Fernández Vara se habían presentado tres enmiendas a la totalidad, una por cada uno de los grupos políticos de la oposición: PP, Podemos y Ciudadanos. Solamente una de las tres prosperó, la presentada por Podemos, que contó con el apoyo del Partido Popular. Según dicen los dirigentes de Podemos, no sabían que el PP apoyaría su enmienda. En el interesante mundo de las relaciones políticas entre partidos que forman la Asamblea, solamente desde la ingenuidad puede pensarse que Alvaro Jaén y sus compañeros no tuvieran información clara de la intención del PP de votar su enmienda. Y, en todo caso, el hecho contrastable es que, en el mejor de los casos para la credibilidad de los discípulos de Pablo Iglesias en Extremadura, han sido utilizados como arma arrojadiza del PP contra el gobierno de Fernández Vara.

La consecuencia inmediata de este rechazo es que, conforme a la ley, han de prorrogarse los presupuestos de 2015, los últimos aprobados por la coalición del Partido Popular e Izquierda Unida.

Pero esa prórroga tiene efectos muy interesantes. Por ejemplo, habrá que recordar que cuando Rajoy decidió suprimir la paga extra de diciembre de 2012 a los empleados públicos, se hizo mediante un Real Decreto Ley, luego convalidado por el Congreso de los Diputados, que daba a esa supresión el carácter de norma básica (de obligado cumplimiento para todas las administraciones). Cuando en diciembre de 2012 a Monago le cayó el gordo del impuesto bancario salió en tromba para decir que pagaría la extra a los funcionarios. Monago es, según su currículum, licenciado en Derecho, pero ignorante en cuanto a la aplicación de normas básicas, por ejemplo. Los funcionarios de la Junta, igualmente ignorantes del carácter básico de la supresión de la extra, aplaudieron con las orejas, jalearon, le hicieron la ola. Luego hubo de envainarse el ímpetu, reconocer que no podía pagar la extra y al final acordó adelantar la de junio del año siguiente. Y así siguen. Por cierto, Fernández Vara se sumó a “facilitar” que “sus” funcionarios (los de la Junta) pudieran percibir, por la vía del adelanto, la extra. De los funcionarios del Estado en Extremadura, se olvidaron. No eran “su problema”.

Ahora, cuando el gobierno de Rajoy ha pagado un tercio de lo que había recortado, lo ha hecho en una norma que no tiene carácter básico, dejando al resto de las administraciones con el presupuesto al aire, que se busquen la vida. Además, recurriendo a deuda pública.

Pero Rajoy sí ha incluido dos medidas retributivas en los Presupuestos Generales del Estado para 2016: pagar lo que queda por devolver de la extra confiscada en 2012 e incrementar en un 1% las retribuciones de los empleados públicos. Pero esa norma presupuestaria nacional, que tiene carácter básico, solamente se puede aplicar en Extremadura trasponiéndola a la propia Ley de Presupuestos regional. Algo que no puede hacerse porque el Partido Popular de Monago, con la cooperación necesaria de Podemos, han tumbado los presupuestos.

Ahora, aquellos funcionarios de la Junta que defendían por tierra, mar y aire que Monago les iba a pagar la extra de 2012 saltándose el carácter básico de la norma que la confiscó, claman porque la jugada política de su faro y guía, el canario de honor, no les afecte: quieren cobrar lo que les falta de la extra, haya presupuesto o no. Porque con el presupuesto prorrogado no pueden cobrarla, como no pueden ver incrementadas sus retribuciones en un 1% hasta que no haya presupuestos nuevos.

¿Seguirán esos funcionarios ganados por el benefactor Monago con la extra de 2012 aplaudiéndole? ¿Le exigirán responsabilidades? ¿Volverán a votar al Partido Popular?

Vale.

El 17 de noviembre de 2014, en plena vorágine periodística, social y política desatada por la publicación, en el Diario Público, de la información de la periodista Ana Pardo de Vera en la que se daba cuenta de los viajes privados del senador por la Comunidad Autónoma de Extremadura a las Canarias con cargo a los presupuestos del Senado, el actual presidente de la Junta de Extremadura asistió a un acto político informativo en Madrid.

Protagonizó dos momentos, en aquel desayuno informativo, que se recordarán. Uno, su fuga cobarde las preguntas del periodista de El Intermedio, Gonzo. Las imágenes que emitió el programa de El Gran Wyoming dieron y dan muestra de la vergüenza.

El otro, que transcribo a continuación, según un despacho de la Agencia EFE, repicado por el órgano oficial de prensa y propaganda del Partido Popular de Extremadura:

El presidente de Extremadura, José Antonio Monago, ha anunciado hoy que hará públicas todas sus finanzas en enero, dando «mucha más información» que la que aparece en la declaración de la renta, y será el primer jefe de Gobierno autonómico en hacerlo.
En su intervención en un desayuno informativo organizado por Europa Press, Monago ha invitado al resto de sus «compañeros» y a todos dirigentes políticos a seguir su ejemplo. «Si queremos que los ciudadanos nos traten como personas y no como políticos demos pasos que nos acerquen a ellos».
Y ha insistido en que todos los dirigentes políticos deben ponerse «en su sitio, al servicio de los ciudadanos», porque así «volverá la presunción de inocencia» a la política y ésta no seguirá «bajo sospecha».
«Hasta los apuntes de la compra» en el supermercado ha prometido enseñar Monago, quien se ha comprometido a aportar todo el estado financiero de sus cuentas y préstamos.
Con esta iniciativa, Monago ha prometido elevar el «techo» de la transparencia «más alto aún de lo que lo ha puesto nadie en el país».

A la vista de los párrafos copiados, cabe una pregunta: ¿piensa de verdad José Antonio Monago cumplir lo que dijo? El archivo por la Fiscalía de las diligencias practicadas tras presentarse varias denuncias parece que tiene la respuesta. Monago hizo aquellas afirmaciones en el contexto de verse acorralado sabiendo que había utilizado dinero público para fines privados. Ahora que la Fiscalía no ve delito en la conducta del senador Monago, seguramente los consejos de estrategia y marketing que reciba serán: pelillos a la mar.

Lo único claro es que ha transcurrido el mes de enero y Monago no ha cumplido con el compromiso adquirido ante muchos medios de comunicación. Claro que, también, cuando se hizo el valiente anunciando tan altísimo nivel de transparencia, tuvo la ocurrencia de decir que “cuando me atacan, también atacan al pueblo de Extremadura”, algo tan grandilocuente y esperpéntico como si en vez de en un hotel de lujo de Madrid, lo hubiera dicho en el Callejón del Gato.

Y nos quedaremos sin conocer ni los vales de compra ni los billetes del metro de Badajoz.

Vale.

El vigente Plan General Municipal de Cáceres incluye la antigua Cárcel Provincial de Cáceres en el catálogo de bienes protegidos. Se trata de un nivel de protección general vinculado a los desarrollos del Planeamiento Municipal y cuyos efectos, si bien protegen el inmueble, está sometido a los vaivenes del planeamiento y a que, en revisiones futuras, pudiera ser levantada la protección.

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La Cárcel Provincial de Cáceres se construyó en los años 30, siendo alcalde de la ciudad el socialista Antonio Canales, y se levantó sobre terrenos cedidos por el municipio, y con las aportaciones de la Diputación Provincial de Cáceres y de los ayuntamientos de la provincia. Su finalización y entrada en funcionamiento deparó la paradoja de que quien más impulsó su construcción, Antonio Canales, que quería dignificar la vida de quienes estaban privados de libertad, fue uno de los primeros en entrar en ella y salir para ser fusilado.

El inmueble, de una superficie considerable, sobre una parcela de poco más de una Hectárea, y con unos 11.000 m2 construidos, responde a la arquitectura predominante en la primera parte del Siglo XX, con un uso del ladrillo visto en las fachadas, para conseguir un aspecto de fortaleza en inmuebles de baja altura, módulos de 2 y 3 alturas como máximo. Las cubiertas de teja con un color muy similar al del ladrillo visto permiten que el conjunto, para una edificación que ocupa gran parte de la superficie de suelo, dejando los espacios entre módulos como patios semicerrados que, a vista de pájaro, son en realidad áreas que dan continuidad al conjunto.

La vigente legislación en materia de patrimonio histórico, tanto estatal como autonómica, permite que este tipo de edificios puedan ser considerados, deban ser considerados, como elementos urbanos de gran importancia, y que puedan, también, recibir la mayor protección que los preserve en el futuro.

En el caso de la antigua cárcel provincial de Cáceres, al tratarse de un inmueble propiedad de la Administración General del Estado, su preservación y su mantenimiento futuro, le corresponde al Estado. Una preservación que cada día se hace más necesaria, dado que el deterioro se va haciendo cada día más patente, con cubiertas de algunos módulos ya derruidas, los cerramientos exteriores que van siendo “atacados” por intentos intrusión y que pueden convertirlo, si no lo están ya, en focos de peligrosidad para quien intenta en acceder a su interior.

Las características constructivas del inmueble, su potencial aprovechamiento social y cultural futuros, la necesidad de impedir el deterioro, que siempre avanza más rápido de lo que aparece a media que aparecen elementos destruidos, hacen que, ante la falta de utilización actual y futura, por la situación económica que tiene trazas de duradera, aconsejan que sea el momento adecuado para reclamar el Ministerio de Educación y Cultura la incoación del expediente de declaración de Bien de Interés Cultural. Y, aunque la propiedad del inmueble corresponda a la Administración General del Estado, con competencias en la materia, también podría instarse desde la Junta de Extremadura la incoación del expediente, al amparo de lo previsto en la Ley 2/1999, de 29 de marzo, de Patrimonio Histórico de la Comunidad Autónoma.

Sin duda, desde el punto de vista social y de los intereses de la ciudad, que el Ayuntamiento de Cáceres se dirigiera tanto a la Comunidad Autónoma como al Ministerio de Educación y Cultura, obraría en favor de que el deterioro que ya presenta la vieja Cárcel no continúe. El paso, ya dado, en 2010, con su inclusión en el Catalógo de Bienes Protegidos en el PGM debería servir de base a la petición a cursar a las administraciones que tienen las competencias.

La declaración de Bien de Interés Cultural para la Prisión Provincial de Cáceres sería un primer paso fundamental para que, con cargo al programa del 1,5% del Ministerio de Fomento, pudiera de modo rápido, elaborarse el Plan Director que permita su utilización integral como un centro de usos sociales y, sobre todo, culturales, abierto a la ciudad y con proyección nacional internacional.

La amplísima superficie construida es, además, un elemento a considerar, por cuanto necesitará que el Plan Director para su rehabilitación y puesta en uso, cuando ya hubiera obtenido la declaración de Bien de Interés Cultural, sea acompañado de un Plan de Usos, indispensable para que, evitado su deterioro, sea, además, un Bien de Interés Cultural, un espacio fundamental en el desarrollo social y cultural de Cáceres.

Vale.

Cuando un personaje queda desprendido, por rotura, de los hilos que manejan sus movimientos, termina convirtiéndose en una caricatura sin gracia, pero sin pena. Eso está sucediendo con el presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, que en su situación, desesperada, porque sabe que sus viajes privados pagados con dinero público, en su etapa de senador por la Comunidad Autónoma extremeña para arreglar algunos desperfectos en la isla de Tenerife pueden ser el viaje que se lo lleve, ya se lo ha llevado, por delante.

En todo este asunto, llama poderosamente la atención la sobreactuación de Monago en “defensa” de su vida privada y cómo esa sobreactuación, que quiere hacer las muecas de Jerry Lewis y se queda en una máscara de Jim Carrey, está haciendo cada vez más “atractiva” para la gente conocer esa vida privada que tan celosamente se quiere preservar.

Ayer, cuando Monago anunció la venta de la vivienda del presidente de la Junta en Mérida, pretendía dar un golpe de efecto. Nada más. Un hilo más que su sostenedor de movimientos, Ivancito Goebbels, le puso en el discurso. Pero, claro, cuando se pretenden dar golpes de efecto hay que hacerlo sin incumplir la ley. Pero eso le da igual al bombero emérito.

Anunciar en la Asamblea de Extremadura que “Monago pone en venta” el “palacio presidencial” de Mérida y que al momento estuviera colgado el anuncio en un portal de intermediación inmobiliaria fue todo uno. Y que los “medios de comunicación” fueran rápidamente a hacer capturas de las fotos, a la velocidad de Usain Bolt. Había que hacer de onda expansiva de las ideas de Ivancito, que al fin y al cabo, da de comer a algún que otro titulado en periodismo.

Hoy, la portada de lo que ahora es el GEM (y antes el HolaPP y antes El Periódico de Extremadura) es un anuncio más en esa onda expansiva.

Quiero pensar que el gobierno de los mejores presidido por Monago y manejado por Ivancito sabe que anunciar la venta de un bien que pertenece al Patrimonio de la Junta de Extremadura no es legal. Que ese no es el procedimiento legal de venta de patrimonio público. Y que utilizar mecanismos ilegales conduce no solamente a la ilegalidad del hecho, sino que puede dar lugar a ilícitos penales. Por ejemplo, recurrir a una agencia inmobiliaria, aunque sea por la red, requiere contratar con ella las condiciones económicas de la intermediación. Y requiere que esa intermediación entre el vendedor (administración pública) y el comprador (cualquier particular o empresa) quede al arbitrio de negociaciones sobre precio y condiciones de venta. Y ello da lugar sin duda alguna a negociaciones prohibidas a los empleados públicos. Y Monago y su consejo de gobierno son empleados públicos, interinos, cada día más interinos, pero empleados públicos.

Sabiendo, por tanto, como deben saber las marionetas de Ivancito, solamente queda analizar por qué ese recurso de anunciar explosivamente la venta y colgar las imágenes de la vivienda (¿por qué no cuelgan también las imágenes de despachos ocupados y en uso por funcionarios públicos en el mismo “palacio presidencial”?). La respuesta es sencilla: en la vida privada de Monago.

Se está jartando ese señor que habla como si Extremadura fuera su propiedad (privada) de decir que ha renunciado a vivir en ese edificio (público) porque prefiere vivir en su modesta casa de Badajoz (privada). Contrapone lo privado con lo público queriendo hacer ver que es mucho mejor para los extremeños lo privado (su decisión) que lo público.

Como es una decisión que afecta a intereses públicos (el uso de la “Casa del Río”) la decisión privada debería justificarse mejor. Por ejemplo, haciendo números sobre cuánto cuesta al erario público esa decisión. ¿Es más barata? Hay quien dice que no. Seguridad en la vivienda privada del presidente (pagada con dinero público), desplazamientos diarios entre Badajoz y Mérida de empleados públicos (escoltas) que sí tienen derecho a dietas y deben percibirlas, gastos de los vehículos oficiales (el de presidencia y el/los de los escoltas). A lo mejor, o a lo peor, sumando gastos por la decisión privada, resulta que no es tan barato.

La única explicación posible, sabiendo que la decisión de Monago de vender la “casa del río” es, en realidad, una decisión de su propagandista (bueno, nuestro propagandista, que para eso cobra como un miembro del consejo de gobierno y le pagamos nosotros), es que publicar las fotografías de esa vivienda es para hacer creer a la gente que su vida privada es austera en contraposición a un supuesto lujo de la vivienda presidencial.

La propaganda política es débil cuando quien tiene que hacer de modelo no tiene la presencia que se necesita. Y pretender hacer pasar una presunta vida privada austera como más conveniente que el uso público de una vivienda de propiedad pública, no le cabe hacerlo al modelo Monago, que con sus viajes privados a Tenerife ha demostrado ser muy poco cuidadoso con el dinero público.

Vale.

 

En agosto de 2012, recién comenzada una serie de entradas en mi sitio en la red sobre la deplorable situación de la ciudad de Cáceres, bajo el epígrafe “Cáceres, cerrado por falta de uso”, incluí al Espacio para la Creación Joven, realizado por el gobierno socialista en la legislatura anterior (2007-2011).

El actual equipo de gobierno, del Partido Popular, que goza de una mayoría absoluta aplastante, se encontró, en junio de 2011 el ECJ terminado en el antiguo Molino de Aceite de la Ribera del Marco.

Desde entonces, de junio de 2011 hasta ahora han pasado tres años en los que la mayoría aplastante del Popular ha demostratado una aplastante incompetencia.

Hoy, un concejal de esos de la mayoría absoluta publica un artículo lleno de lugares comunes y un tufo de soberbia propios de otros tiempos.

Uno de los lugares comunes, frases hechas o tópicos, como se les quiera llamar es que “a partir de septiembre van a tomar la temperatura de los jóvenes de la ciudad”. ¿Colaboración con el colegio de enfermería, algún centro de salud próximo, práctias de la Escuela Universitaria?

El concejal, que en ningún momento dice que el edificio se lo encontraran terminado, se refiere a a que han tenido que pedir socorro a la Junta de Extramadura para finalizar las obras (¿no han tenido tiempo en tres años de asfaltar el acceso, que era lo único que faltaba?

Que se tarden tres años en asfaltar 80 metros de camino demuestra la temperatura política de una mayoría aplastante de los concejales.

Pero es más. Ese mismo concejal que hoy se marca el farol de que van a poner en marcha el ECJ para que los jóvenes de la ciudad… ese mismo, y todos sus correligionarios votaron el jueves (¿el mismo día que el técnico del área de juventud redactó el escrito para la firma del concejal que hoy publica el HolaPP?) en contra de una propuesta de la oposición que pedía mayor participación de los jóvenes en los asuntos de la ciudad.

Que ahora se anuncie que el dinero para poner en marcha el ECJ venga de la Junta de Extremadura, quiere decir que la mayoría aplastante de los concejales del Partido Popular han estado desde junio de 2011 tocándose las narices con este y con otros muchos asuntos. Y ahora, cuando ya se vislumbra la cuenta atrás de la legislatura, piden socorro al gobierno de Iván Redondo para que les lance un salvavidas, un salvavotos.

Eso de tomar la temperatura de los jóvenes para poner en marcha el ECJ es una solemne estupidez, propia de quien no tiene ni puñetera idea de lo que los jóvenes necesitan y llevan tres años en el ¿gobierno? pasando olímpicamente de ellos. Porque además, parece que lo que pretenden es que la concejalía del área esté en ese espacio. Esto es otra mayúscula estupidez. El EJC se concibió para los jóvenes, para que pudieran tener un espacio en el que desarrollar sus capacidades creativas y culturales. Y meter el poder que sobre estos asuntos representa la concejalía es condenar al fracaso el conjunto.

Porque si los jóvenes “huyen” de algo es de tener en el pescuezo el aliento “de los que mandan” cuando se trata de arrancar ideas, de crear, de ensayar… Y la burocracia de la concejalía será un yugo sobre los jóvenes. A no ser que sea eso lo que pretenden… someter a los jóvenes con un yugo.

Mientras el Partido Popular se dedica a rechazar iniciativas de la oposición para que los jóvenes tengan más participación en los asuntos públicos, el propio partido es el encargado de querer vender lo que otros hicieron. Y lo venden mal.

Mientras Cáceres está cerrado por falta de uso, uno se va dando cuenta que lo que está falta de uso es la capacidad de la mayoría aplastante de los concejales del Ayuntamiento de Cáceres.

https://cercadelasretamas.com/2012/09/15/caceres-cerrado-por-falta-de-uso-vi/

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Junto a la iglesia de Santiago de los Caballeros, cuna de la orden de Los Fratres de Cáceres, se encuentra el Palacio de Godoy, construido en estilo renacentista por Francisco de Godoy Aldana, que participó con Francisco Pizarro en la conquista de Perú, fue alcalde de Lima y gobernador de Valdivia, en Chile. El Palacio que lleva su nombre está datado en 1548 y en su arquitectura destaca el balcón de esquina realizado por Pedro de Marquina en 1563. De este tipo de balcones hay diversas muestras en la ciudad, y, el del Palacio de Godoy tiene columnas laterales de orden compuesto, frontón con busto decorativo y culminado con el escudo de armas de Godoy y Aldana.

Después de haber sido en los últimos 100 años Casa de la Madre, lugar de nacimiento de muchos cacereños, y en los últimos tiempos sede de una delegación provincial de la Junta de Extremadura, está cerrado, y solamente un intento de trasladar a sus salas el Conservatorio Provincial de Música parecía que podrían volver de nuevo a darle uso.

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Con una superficie construida de casi 3.500 m2, y una superficie de suelo de 2.063 m2, una mirada simpre a sus fachadas o a su patio, por la puerta que abre a la calle Zapatería, dan cuenta del estado de abandono en que se encuentra.

Este estado de cierre por falta uso es una muestra más de una ciudad que dispones de muchos y amplios edificios de titularidad pública a los que no hay manera de darles uso. En este caso, además, se trata de un edificio ubicado en una de las colaciones a través de la que la ciudad, al término del siglo XVI, comenzó a sobrepasar las murallas que la habían encerrado. Este palacio, en concreto, se haya situado en la bajada del Arco del Socorro y la puerta de Coria, y forma una pequeña plaza junto a la Iglesia de Santiago. Ambos edificios, palacio e iglesia, permiten conocer cómo fue ese crecimiento extramuros.

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En esta serie de artículos sobre la falta de uso de muchos edificios de la ciudad, en este caso, un inmueble propiedad de la Junta de Extremadura, da fe de la falta de un modelo de ciudad. Mientras la Diputación Provincial cierra un colegio mayor, el Francisco de Sande, alegando falta de medios económicos y de competencias con la nueva ley de régimen local, y pretende crear en él un nuevo museo, el Palacio de Godoy lleva años cerrado, deteriorándose.

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En las previsiones presupuestarias de la Junta no existe dotación alguna para ponerlo en servicio, ni como se proyectó en su día para Conservatorio Provincial de Música ni para ningún otro uso. Una ciudad que se dice que es la capital cultural de Extremadura carece de proyectos y, sobre todo, de ideas, para que inmuebles de gran porte, como este, sin duda uno de lo mejores palacios existentes en la ciudad, tengan un uso cultural, social… Pero no, ni hay ideas ni proyectos. Eso sí, por ejemplo, hay 700.000 € para peatonalizar una calle dizque comercial, pero que de comercial sólo tiene la mitad.

Cuando las ideas se han ido volando detrás de los recortes presupuestarios, el minimalismo mental se instala en aquellos que tienen la obligación y competencia de administrar dineros públicos. El minimalismo mental impera y las señales de abandono aparecen en las ventanas decoloradas del palacio, en los cristales desaparecidos del balcón que tanto fotografían los turistas, que se preguntan si puede visitarse… cuando ven que la puerta está cerrada a cal y canto.

Cuando un partido político, el Partido Popular, pretende hacernos creer que gobierna una ciudad, ver este palacio, abandonado y sucio, no hace sino acrecentar la idea de que a los dirigentes de ese partido la ciudad les importa un bledo.

Unos turistas que, tras ver la iglesia de Santiago de los Caballeros, admirar la imaginería que guarda, incluida la figura del Nazareno, suben de nuevo a la Plaza Mayor por la calle Zapatería y ver la maleza que se apodera del patio del Palacio, no pueden por menos que hacer un gesto de contrariedad ante lo que fue y lo que ahora es, olvido y suciedad, el Palacio.

Vale.

El Boletín Oficial del Estado publicaba el 16 de junio de 2011 el Decreto 92/2011, de 20 de mayo, por el que se declara bien de interés cultural, con la categoría de lugar de interés etnológico, el poblado minero de «Aldea Moret» en el término municipal de Cáceres. Una larga reivindicación que en diversas ocasiones estuvo a punto de fracasar y hacer olvidar el único y más importante rasgo de industrialización de la ciudad de Cáceres a partir de los aprovechamientos mineros.

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Esta declaración de BIC del Poblado Minero incluye un conjunto de espacios e inmuebles cuyas características se detallan el el Decreto y cuya recuperación va a ser más lenta de lo deseable. Y esa lentitud se achacará por quienes nunca quisieron su conservación a causas económicas. De hecho, así viene sucediendo.

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En los últimos días he podido observar cómo uno de los puntos concretos del conjunto, la Mina de la Esmeralda está sufriendo un cambio que, cuando menos, suscita interés y pone en guardia a quienes consideramos que el Bien de Interés Cultural ha de mantenerse y cumplirse.

La torre de la Mina viene siendo rodeada de un andamiaje que no se sabe la finalidad, puesto que no ha trascendido públicamente que vaya a realizarse ninguna actuación de ningún tipo sobre ella. Y cuando esto sucede, nada bueno puede esperarse.

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Dice el Decreto de Declaración de BIC sobre la Mina de la Esmeralda:

Mina de la Esmeralda.

Esta mina de fosfatos tenía una extensión de 120.000 m2. La mina obtuvo su concesión como mina de fosfatos en 1878, si bien, la concesión de su Demasía es de 1876, por lo que lo más normal es que sea anterior a su demasía.

Actualmente es de las minas que más restos de sus instalaciones conserva y es uno de los pocos ejemplos que quedan para estudiar las viviendas de los mineros asentados junto a los pozos de las minas. Además de poseer la única chimenea que se conserva de los viejos hornos, es también la única que conserva las torres de acero de las instalaciones que abastecían de agua a Cáceres. Para ello se creó la Compañía de Aguas de Cáceres el 21 de Enero de 1899. Actualmente sigue abasteciendo de agua a varias urbanizaciones de la ciudad de Cáceres.

Que sobre ella se esté actuando, porque un andamiaje de ese porte no se coloca para nada, y que no haya trascendido nada, puede deberse a que nada bueno ha de esperarse.

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Compete a las autoridades públicas, Ayuntamiento de Cáceres y Junta de Extremadura, velar por el exacto cumplimiento de las normas que amparan el Patrimonio Histórico, y más especialmente cuando ya existe una declaración de Bien de Interés Cultural.

En concreto, el Anexo descriptivo que se incorpora al Decreto de Declaración de BIC determina, de modo expreso para la Mina de la Emeralda, las condiciones urbanísticas que la protegen y que han de incorporarse al Plan General Municipal de Cáceres y establece que las actuaciones que se realicen solamente serán las que se orienten a su puesta en valor.

Con respecto a la zona de las bocaminas en el cerro de la Mina La Esmeralda, la delimitación del bien de interés cultural coincidirá con el Sistema General de Zonas Verdes / Espacios Libres del Sector de Suelo Urbanizable S 3.02 del Plan General Municipal de Cáceres. Se delimita un entorno de protección que va desde la línea de este Sistema General hasta la línea establecida en esta declaración.

Dentro de la delimitación del bien de interés cultural en este ámbito, sólo se permitirán actuaciones públicas de puesta en valor del mismo. En el entorno de protección los usos permitidos serán los de Zona Verde y edificaciones Dotacionales Públicas correspondientes a las dotaciones locales que se obtengan de la aplicación de los estándares urbanísticos del Sector S 3.02. Todas las actuaciones deberán ajustarse al art. 33 de la Ley 2/1999 de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura, y contarán con informe previo preceptivo y vinculante de la Consejería de Cultura y Turismo. Dichas condiciones deberán incorporarse a la normativa del planeamiento de desarrollo del Sector 3.02 del Plan General Municipal de Cáceres.

Resultaría conveniente, cuanto antes, que por la autoridad urbanística, el Ayuntamiento de Cáceres, se aclare si se han concedido permisos o licencias para actuar sobre la Mina de la Esmeralda y en qué condiciones lo hubieran sido, y por la Consejería competente de la Junta de Extremadura saber si esas posibles licencias se ajustan a las determinaciones del Decrecto de Declaración de BIC.

Vale.

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Siguiendo con esta serie de entradas sobre edificios cerrados por falta de uso, en Cáceres, que a este paso se encamina al cierre total, llegamos al número 11 de la Calle Muñoz Chaves, que es definida así en el Plan Especial de la ciudad:

Edificio casa-palacio de amplísimas dimensiones en tres plantas con fachadas a callejón de San Benito y Muñoz Chaves y traseras a Nidos. La principal a Muñoz Chaves con importante composición de huecos jerarquizados con balcones y con recercos y rejas en planta baja. Esquinal labrado en sillería moldurada. Fachada a San Benito sin acabar y huecos elementales. Dos patios, importante escalera y salas.

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El inmueble, del s. XVIII, ya en la redacción del Plan Especial, años 80, se señalaba una condicón deficiente para el inmueble, y fija la propiedad en la familia Trespalacios. Como referencia, al condado de Trespalacios pertenecía la finca denominada Las Golondrinas, en la zona de las Torres (Torreorgaz, Torremocha…) y lugar preferido por cierta nobleza para el ejercicio de la caza fácil con muchos secretarios.

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El Plan Especial, a la vista de un estado deficiente del inmueble, de notable importancia y volumen, reclamaba una rehabilitación rigurosa. Más de 30 años después, la situación sigue siendo deficiente, la rehabilitación sigue siendo necesaria y la calle de San Benito, cerrada, solamente se abre porque en los bajos de este inmueble se guardan algunas andas de pasos procesionales de la cercana iglesia de Santiago de los Caballeros.

Un inmueble como este, situado en un entorno que acoge otros de volúmenes similares (acera de los pares de la calle Muñoz Chaves, donde está la sede del Colegio Notarial, por ejemplo) y junto a la Real Audiencia de Extremadura, debería ser objeto de especial atención. Su condición de edificio privado no exime a las administraciones públicas (Junta de Extremadura, Ayuntamiento de Cáceres) de vigilar que su estado no siga deteriorándose y procurando encontrar las mejores soluciones para que pueda recupararse.

Hace años (años 90) la propiedad planteó alguna alternativa de uso, para dedicarlo a residencia de mayores u hotelero, pero la conformación de sus muros de carga, con una distribución muy extendida en los siglos XVIII a la primera mitad del XX (nos referimos a edificios ya construidos con ciertas características de construcción de inmuebles más industrializada, menos artesanal que los antiguos palacios). Esa distribución interior se caracteriza por el paso de unas estancias por otras, con muros de carga con los huecos de paso, que hacen muy complicada la rehabilitación, que pasaría, en inmuebles como este, por el completo vaciado interior, perdiéndose elementos como la escalera principal o el dimensionado de salas, una de sus características fundamentales, que se aprecia en una primera sala de acceso, en la fachada principal a la calle Muñoz Chaves, de notables medidas.

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Cáceres, cuyo conjunto monumental es merecedor de la distinción de Patrimonio de la Humanidad, no puede permitirse que edificios tan notables como este, de 2.638 m2 de superficie construida, equivalente a 26 viviendas de 100 m2 construidos, vayan demostrando el inexorable e implacable transcurso del tiempo. La fachada, en una calle estrecha, sombría, recibe la humedad y la va tatuando en la fachada, en la mampostería, con signos de una vejez sujeta a una falta de cuidados que no acompaña con la monumentalidad de sus balcones y huecos, cuya verticalidad destacan en la ciudad.

Y este edificio, además, tiene una fachada lateral, la de la calle de San Benito que es un referente en el imaginario local (para ciertas edades, claro). Hasta la construcción de la prisión provincial al sitio de las Vegas del Mocho, a la prisión provincial se accedía por esta calle, a la que da la casa Trespalacios y, también, la Real Audiencia. Y su estrechez era reconocida con el dicho: “más estrecho que la calleja de la cárcel”.

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La fachada a la calle de San Benito, sin terminar como se recoge en el Plan Especial, tiene el encanto, precisamente, de econtrarse sin terminar, lo que le da un pátina de edificio que, terminado, debería ser espectacular… pero también que en vez de saberse que está sin terminar, aparece como una parte ya arruinada.

Vale.