Una vez terminadas las elecciones de mayo de 2015, comenzó el tiempo de los pactos y las negociaciones, porque el “arco parlamentario” ha quedado fragmentado en todas partes y en todos los ámbitos, municipales y autonómicos. Extremadura, por supuesto, no ha quedado fuera de esa fragmentación.
En estos días venimos asistiendo a una puesta en escena en modo streaming de las negociaciones entre el Partido Socialista, con su candidato Guillermo Fernández Vara al frente, con Podemos, liderada (¡qué mal llevo esto de llamar líder a cualquiera!) por Álvaro Jaén. Y a medida que ¿han ido avanzando? esas negociaciones hemos podido comprobar cómo desde Podemos (la nueva verdadera izquierda) están calcando los pasos dados por la vieja verdadera izquierda, la de Pedro Escobar, digo, la de Alejandro Nogales.
Hemos llegado al punto, como hizo Alejandro Nogales y el tal Pedro repicó, en el que quienes “lideran” se quedan paralizados y no se atreven a tomar decisiones y recurren al tópico de “las bases”. Y que no vengan con la monserga de los círculos, las asambleas… que no, que simplemente tienen miedo a decidir.
En estas, como en aquellas cosas de 2011 que hicieron Nogales y sus lacayos, hemos llegado a las bases. Y en Podemos dicen que se va a consultar a sus 6.000 inscritos. O 600.000, quién sabe.
Este número, 6.000 inscritos en Podemos en Extremadura me llama la atención. En Andalucía la capacidad de movilización del Partido de San Pablo Iglesias (el culto al líder de la nueva verdadera izquierda está alcanzando ya cotas divinas) quedó patente cuando para las elecciones de marzo no consiguieron ni siquiera llegar al 50% de las mesas electorales con interventores. Claro. Se dan de alta en la página, le dan al clic, y ya son podemitas por la gracia de San Íñigo.
En las elecciones municipales y autonómicas de 24 de mayo en Extremadura, eran 1.366. Desconozco, y he buscado el dato, de cuántas mesas cubrió Podemos con interventores. Pero no creo que fueran muchas, porque el Secretario de Organización, Sergio Pascual, se refirió a los 10.000 interventores y apoderados en las municipales, para más de 28.000 mesas en todo el Estado.
La capacidad de movilización (la movilización es la muestra práctica del compromiso) de esta organización hace aguas cuando no basta con ir a una manifestación lúdica o clicar en una página web. Cuando de verdad hay que comprometerse, no son muchos los que hacen eso tan duro como “dar la cara”.
Es muy fácil sentarse delante del ordenador, o tumbarse con la tablet o el smartphone y pinchar en un puntito de la pantalla. ¡Y ya está!
Ahora, cuando el lider de Podemos en Extremadura siente el vértigo de la toma de decisiones, recurre a las bases. A unas bases sólidas. Una bases asentadas en el ocio y en las cañas.
Ahora, calcando la estrategia de Izquierda Unida en 2011, Podemos, la gauche divine rediviva, consulta a las bases, consulta a los 6.000 hijos de San Pablo. Pocos me parecen, seguro que son más, muchos más. Y, como en 2011, decidirán no apoyar al PSOE, porque la gauche divina es lo que tiene y ha tenido siempre: agallas para comprometerse, para implicarse, y cuando tenía la oportunidad, y la obligación de hacerlo, se ha escudado en lo mismo. En que el PSOE los ha ninguneado (Alejando Nogales, 2011) y en que el PSOE está incapacitado para regenerar la política (Álvaro Jaén, 2015).
Y los niños de San Pablo harán lo que sus padres les dicen: “no os fiéis de vuestros propios ojos, fiaros de mis sermones, que me los escribe Íñigo Errejón, que sabéis que dice que la hegemonía se mueve en la tensión entre el núcleo irradiador y la seducción de los sectores aliados laterales. Afirmación – apertura. ¡Hala! Y ahora a clicar en la web, hijos míos.
Vale.