Archivos para November 30, 1999

Estos días, Podemos ha llamado a sus ¿militantes, simpatizantes, inscritos…? a participar en una consulta sobre un posible gobierno. Lo de menos, quizás, el motivo de la consulta. Lo interesante es cómo los mismos dirigentes del Club de Fans de Pablo Iglesias retuercen los conceptos para esconder la realidad.

Ya en las elecciones andaluzas salieron, ufanos, agradeciendo a quienes habían decidido participar como interventores, apoderados… Hacía poco, en enero, que habían echado el resto en una macromanifestación para hacer una demostración de fuerza. Querían, en la calle, demostrar su fuerza. El marketing, su única ideología, es más importante que la realidad.

En aquellas elecciones de marzo en Andalucía debían demostrar su fuerza como organización. Sobre el éxito que suponía que ni siquiera llegaran a cubrir el 40% de las mesas electorales escribí https://cercadelasretamas.com/2015/03/23/ayer-no-pudimos/ .

Claro, no es lo mismo la simpatía, la inscripción en una página web o salir de jarana en una manifiesta que el compromiso real de la militancia política.

Ahora, en plena negociación para un posible gobierno, el Amado Líder destituye al Secretario de Organización con nocturnidad, alevosía y un comunicado donde dice que no Sergio Pascual es un fracaso.

Y, después, nombra a Pablo Echenique, que es rival interno suyo. A Echenique le corresponde organizar la consulta. Consulta por internet, sin que haya auditoría de garantías.

La primera decisión de Echenique es convocar a los inscritos… a los inscritos activos en el último año. Es decir, a los que en el último año han accedido a la web del Club.

Y aquí comienza el retorcimiento de los conceptos. Hasta hace casi nada, Podemos hacía gala de sus 393.358 inscritos. Sin embargo, qué cosas, de esa tamaña cantidad eliminan a los que no han entrado en la web el último año. Es decir, a los que pasan de seguir las doctrinas del Amado Líder.

Entonces, llaman a los que quedan, “inscritos activos”, 204.906. ¿Por qué han elegido el plazo de un año para hacer el censo? ¿Por qué no han elegido el censo de los que han entrado en la web desde el 20D, es decir, por qué no han hecho el censo de los que, si hubieran accedido desde esa fecha podrían ser considerados “inscritos comprometidos”?

La realidad es que Podemos ha tirado la toalla de la militancia activa, del compromiso activo de sus “simpatizantes” y se centra exclusivamente en el marketing, en manejar las apariciones en prensa escrita, en radios y televisiones y en el favor que le hacen algunos medios digitales, como el Pravda, donde no verás ni una mísera crítica al Amado Líder.

La propia organización, al elegir a los “inscritos activos” en el último año en la red, está reconociendo que ha perdido 188.452 simpatizantes, militantes o como quieran llamarlos. Un fracaso en toda regla que puede explicar la depuración del número 3, Sergio Pascual, y el ostracismo del número 2, Íñigo Errejón.

¿Cuántos “inscritos activos” pueden contabilizarse desde el 20D? Porque serían esos y no otros los que tendrían derecho a votar en la consulta, los que han seguido siendo internautas activos.

Las organizaciones políticas son fuertes en función de varios factores: la capacidad de movilización, la capacidad de penetración de sus mensajes en la sociedad y, sobre todo, ¿tienen sus militantes compromiso activo y real con la organización? Hay otros factores, pero estos tres nos ayudan a entender qué pasa en el Club de Fans.

¿Tienen capacidad de movilización? Sí, y lo han demostrado. ¿Tienen capacidad de penetración de sus mensajes en la sociedad? Sí, lo vienen consiguiendo. ¿Tienen sus militantes, simpatizantes, inscritos… compromiso real? Esto ya es dudoso y puede, y de hecho así sucede, anular los éxitos de las dos respuestas anteriores.

Podemos ha tenido un éxito fulgurante en una coyuntura (la del desprestigio de la política, la de la crisis económica) que, como todas las coyunturas, será más o menos pasajera: ha movilizado a mucha gente y se ha aprovechado de la movilización previa, que no puede apropiarse de ella. Ha conseguido un beneplácito mediático importante, eso es indudable. Pero no ha conseguido una militancia comprometida que le dé garantías de futuro y de fuerza organizativa cuando la coyuntura deje de ser favorable y cuando los propietarios de los medios de comunicación se den cuenta de que el producto no vende, no añade valor a la cuenta de resultados.

Entonces, solamente quedará la militancia comprometida. Y ahí han fracasado estrepitosamente los estudios del laboratorio de la Facultad: han elegido un modelo de organización que ha sustituido la militancia por la simpatía, el carnet por la inscripción en una página web.

Han elegido el postureo, la imagen y el marketing en detrimento del compromiso.

Y en la acción política, el compromiso, incluso la implicación (que es un grado mayor) son fundamentales.

Vale.

El martes, 12 de abril, el Pleno del Congreso de los Diputados tiene previsto debatir sobre la llamada Ley 25, presentada por Pablo Manuel y 57 más. Una Ley que debería llamarse La Inútil, o que el mismo lunes sus promotores deberían presentar un escrito retirándola. ¿Para qué?

Mientras no haya gobierno, las ¿decisiones? que apruebe el Parlamento no sirven para nada, porque no obligan ni al gobierno en funciones ni tienen efecto sobre un gobierno futuro si son necesarias nuevas elecciones.

La gente que promueve una ley de estas características sabe, porque al menos habrán estudiado 1º de Derecho, que lo único que produce un debate como el planteado es frustración. Deberían decir a sus votantes y seguidores que lo único que quieren son fuegos artificiales y que eso les permitirá salir en la tele y en os periódicos y que algún pijo de crestas y greñas se muestre “orgulloso mil”.

Las necesidades sociales no se combaten con fuegos artificiales, se combaten con aplicaciones presupuestarias, y estas solamente corresponden al poder ejecutivo.

Si finalmente Pablo Manuel (esto es, El Amado Líder) mantiene que su demagogia se debata, estará, una vez más, poniendo en primer plano su ego, su narcisismo, y olvidarse de los ciudadanos. Estará demostrando que su exhibicionismo está por encima de las necesidades de la gente, que para él la gente no son más que mercancías, más que una palabra en la que asir sus discursos pero que, cuando los termina, acude raudo y veloz a desinfectarse.

Si el 12 de abril se debate una cosa cuya aplicación es inútil, Pablo Manuel debería decir la verdad: la gente se la suda.

Vale.

Tras la celebración de las elecciones del 20D y el aparente, que no real, final del bipartidismo, nos encontramos 80 días después con un gobierno constitucionalmente en funciones. Digo constitucionalmente en funciones porque ese concepto lo manejan a conveniencia: acuerdan en Europa acciones contra los derechos humanos de los refugiados y se niegan a dar cuentas al Congreso de los Diputados. O acuerdan seguir esquilmando el Tajo con la aprobación de nuevos trasvases. O nombran altos cargos que pueden, sin duda, condicionar la acción del nuevo gobierno… que pudiera llegar a constituirse.

Pero mientras el gobierno está en funciones “a conveniencia”, el Congreso sigue sin conseguir un acuerdo que dé lugar a su primera decisión constitucional importante: la elección del Presidente del Gobierno.

La duda surge cuando, tras un largo tiempo transcurrido sin que se produzcan los hechos jurídicos necesarios (investidura del presidente del gobierno), podemos asignar al Congreso de los Diputados el mismo concepto de “en funciones” que adquiere el Gobierno desde el momento mismo de la celebración de las elecciones.

Constitucionalmente, el gobierno en funciones tiene limitadas sus competencias en asuntos relevantes, mientras que el parlamento, Congreso y Senado, se constituye en los plazos marcados con la elección de las respectivas mesas y la constitución de los diversos órganos (comisiones, junta de portavoces…). Pero es a partir cuando las atribuciones legales de las cámaras de representación están, en estos momentos, paralizadas, tras el primer intento de investidura de presidente del gobierno.

Es a los grupos políticos a los que corresponde llegar a acuerdos para la investidura de un presidente de gobierno, y en estos momentos la situación de bloqueo por vetos cruzados, parece que nos lleva a un período largo de incertidumbre que puede acabar con un acuerdo de última hora, y seguramente frágil, o con nuevas elecciones cuyo resultado nadie se atreve a aventurar, aunque sí a condicionar con encuestas a medida.

Desde el mismo momento en que los actores políticos (los diputados, a través de los respectivos grupos) parecen más entregados a impedir acuerdos lanzando vetos que a la labor para la que han sido elegidos, hacer política, las funciones del Congreso están… o no están.

Mientras que el gobierno en funciones acuerda en Europa una desgraciada medida contra los derechos humanos de los refugiados, el Congreso es incapaz de que ese gobierno en funciones acuda a dar explicaciones. Y esa incapacidad es la misma que hace que no haya acuerdos. Claro, que mientras los grupos políticos se ponen zancadillas, se empujan, esperando la caída del adversario o su rendición, los derechos humanos de los refugiados se vulneran con el beneplácito de España.

Mientras las necesidades de los ciudadanos no parecen existir y sí las expectativas de los dirigentes políticos de formar gobierno (de pillar cacho) las funciones del parlamento no existen: ni existe el control al gobierno ni existe la capacidad legislativa.

El aparente final del bipartidismo trae al primer plano la realidad bipartidista: PP y PSOE están alejados y separados por cuatro años de ejercicio despótico de la mayoría absoluta que ha hecho la derecha en la última legislatura. Tras estos cuatro años, el PSOE, legítimamente, no puede facilitar en modo alguno un gobierno del Partido que ha aplicado un ajuste de cuentas en muchos aspectos criminal contra el estado del bienestar.

Por otra parte, el aparente final del bipartidismo nos ha traído dos fuerzas políticas, Podemos y Ciudadanos, que están repitiendo, siquiera con otro lenguaje, la misma divergencia que los dos partidos tradicionales.

Y a todo esto, con un gobierno en funciones según para qué, y un Congreso que parece que no sabe para qué ha sido elegido, los ciudadanos esperamos que se legisle para revertir los salvajes hachazos dados al estado del bienestar y un gobierno que adopte decisiones ejecutivas para mejorar la vida especialmente de los sectores más perjudicados por la inicua acción del gobierno del Partido Popular.

Vale.

 

Tercer round

cercadelasretamas —  marzo 4, 2016 — 1 Comentario

Al término de la jornada de hoy viernes, lo más probable, lo más seguro, es que seguiremos sin acuerdo de gobierno y con el Secretario General del PSOE conocedor de que habiéndolo intentado, ha cumplido con su obligación, algo muy difícil de entender. Otros, como Rajoy, ni siquiera aceptó el encargo, o como Iglesias, que solamente ha intentado acaparar focos y titulares. Solamente Rivera se ha sumado al intento.

Al término de la jornada de hoy, comenzarán a correr los plazos para una nueva convocatoria electoral, objetivo último sin duda tanto de Partido Popular como de Podemos, ahítos de deseos más que de realidades. No se sabe, nadie puede a estas alturas, saber si el resultado que deparen una nuevas elecciones colmarán esos deseos de la derecha pura y dura que representa el Partido Popular, o los deseos feroces de Podemos por marcar un territorio, la izquierda, del que quieren apropiarse.

Al término de la jornada de hoy seguiremos con el Partido Popular sin entender que está noqueado y que cualquier golpe de corrupción que se sume a la somanta de puñetazos le hará caer más a la lona. Y seguiremos con un partido que se ha situado por conveniencia de mercado electoral a la izquierda cultivando como toda ideología el culto a la personalidad de su amado e histriónico líder.

Al término de la jornada de hoy no sabremos qué va a ocurrir ni mañana ni en los próximos días. No sabremos si cuando el Jefe del Estado vuelva a recibir a Patxi López le pedirá de nuevo la lista de los grupos parlamentarios para iniciar una nueva ronda de consultas o le dirá que visto lo visto, puede resultar más sensato dejar cumplir los plazos si ninguno de los líderes (¡a qué poco se cotiza ya esta palabra, cualquiera se dice líder!) tiene agallas suficientes para intentar formar gobierno.

Al término de la jornada de hoy no sabremos qué ocurrirá mañana ni en los próximos días. Ni siquiera sabremos si el Jefe del Estado sondeará con Patxi López, presidente del Congreso de los Diputados, la posibilidad de buscar un mirlo blanco, una personalidad de reconocido prestigio a la que encargar la formación de un gobierno. Aquello que el día 21D decían los de Podemos cuando comprobaron que si querían tocar pelo tendrían que sumarse al PSOE, y claro, eso no, hija, eso no, que diría Antonio Ozores.

Al término de la jornada de hoy los ciudadanos seguiremos huérfanos de gobierno, con un presidente en funciones que solamente tiene seguro ser candidato en unas inmediatas elecciones porque los estatutos de su partido no tienen la flexibilidad suficiente para cambiar de ¿líder? a la carrera. Salvo, claro está, que la potencia de quienes quieran descabalgarlo sea extrema.

Al término de la jornada de hoy los ciudadanos seguiremos huérfanos de gobierno y soportando los sables cruzados que ejecutivas y barones socialistas se lancen, despreciando la necesidad de una unión real y no ficticia, y desconociendo la máxima de que el partido es una herramienta para transformar la sociedad y no una oficina electoral exclusivamente.

Al término de la jornada de hoy los ciudadanos seguiremos huérfanos de gobierno y asistiendo al ir y venir ideológico de un partido de derechas que quiere y no puede ser de centro y que quiere y no puede asestarle la dentellada que fuera definitiva al Partido Popular, del que son un spin off, y viendo a su máximo dirigente esforzarse en ser el tiburón que lance esa dentellada y en ser la estrella de mar que conduzca a sus “ciudadanos” por el centro del mar electoral.

Al término de la jornada de hoy los ciudadanos seguiremos huérfanos de gobierno y asistiendo al espectáculo del histrión Pablo Iglesias, convertido a sí mismo en El Mesías, cuando no pasa de ser un Presumidín, como un personaje de Jardiel Poncela, metido en el centro de un salón de espejos de aumento que se enfrentan entre sí y proyectan su imagen engrandecida unos a otros hasta el infinito.

Al término de la jornada de hoy, los ciudadanos seguiremos huérfanos de gobierno y asistiendo atónitos al espectáculo que los ¿líderes? monten para decirnos que tenemos que volver a votar, que el 20D lo hicimos mal. Como si ellos hubieran hecho bien su trabajo.

Vale.

 

Novatos

cercadelasretamas —  febrero 27, 2016 — Deja un comentario

Los resultados del 20D nos han devuelto a unos partidos que, ante la perspectiva de pactos necesarios, nos han devenido en novatos. Unos, novatos porque a lo largo de los años no han tenido necesidades imperiosas por obtener acuerdos. Otros, porque son novatos, sin más. En esta situación tenemos, vistos los cabezas de lista, el siguiente panorama.

Don Tancredo, al frente del PP, que ha gozado de una amplísima mayoría absoluta que no ha sabido conservar, por incompetente, y que durante cuatro años se ha dedicado a arrojarla contra los adversarios, impunemente, convirtiéndose en un partido completamente carcomido por la corrupción.

Pedro Sánchez, que llegó al cargo de Secretario General en unas primarias, con el voto mayoritario de los militantes de un partido especializado en, al día siguiente de elegir Secretario General ya tiene ganas de cargárselo, pero que la propia estructura del partido va calmando. Eso sí, dejándose jirones por el camino.

Pablo Iglesias, verdaderamente un novato salido de un laboratorio creado en la Facultad de Políticas y que, ante la necesidad de mirar a través de varias ventanas por las que asomarse a acuerdos con otros partidos con las herramientas que esos partidos llevan utilizando años, ha encontrado el camino por el que imponer (de eso se trata, de imponer) sus postulados (lo de ideas es un concepto de nivel superior) en el adanismo: el nuevo, Pablo Iglesias, quiere y necesita que las normas y las relaciones (los reglamentos) se adapten a sus intereses.

Albert Rivera que ha encontrado en el desgajamiento de la militancia del Partido Popular un filón por el que encaminarse a los centros de poder, desde que hace 9 años comenzara a ser “alguien” en el Parlament de Catalunya. En el plano nacional es, como Pablo Iglesias, un novato.

Con estos cuatro elementos, la posibilidad de un acuerdo que garantice un gobierno de estabilidad es realmente complicada. Por un lado, el abuso que el PP hizo de su mayoría absoluta, con desprecio hacia los demás partidos, imposibilita cualquier acuerdo con el PSOE y le pone en una situación muy complicada con Ciudadanos, ya que un acuerdo con Rivera metería un caballo de Troya impredecible en el propio Partido Popular.

Por otro, el PSOE, con el peor resultado de su historia en términos reales (eso sí, en un contexto totalmente distinto a todo el desarrollo político desde 1978), no tiene por sí mismo capacidad de conformar un gobierno si no es con acuerdos con otras fuerzas, siendo insuficiente en la aritmética parlamentaria un gobierno de coalición con Podemos si no hay abstención de Ciudadanos. Y viceversa.

Podemos no pretende, en su adanismo, llegar a acuerdos de gobierno, de investidura o de legislatura. Podemos quiere el poder, quiere poder sentar en sillones confortables de gobierno a su dirección, compuesta por penenes universitarios. Solamente garantizándose cuotas de poder personal para sus dirigentes están dispuestos a llegar a acuerdos. En su filosofía adanista, el acuerdo no existe, sino la rendición del otro.

Ciudadanos no suma ni con Partido Popular ni con PSOE si no existen abstenciones de unos u otros. Y conseguir que tras la legislatura de mayoría absoluta desperdiciada por el PP, el PSOE se abstenga es imposible. Y que Don Tancredo dé un paso al lado (se abstenga) en favor del PSOE es tan imposible como la opción inversa.

En todo caso, los dos inconvenientes que imposibilitan un acuerdo tienen caminos distintos. La abstención de PP y/o PSOE en favor uno otro solamente sería posible si ambos partidos renuncian en beneficio de los intereses generales (esta opción se ve más factible si hay nuevas elecciones con similares resultados a los actuales).

El escollo mayor está en un pacto PSOE – Podemos. Porque los adanistas no están dispuestos a renunciar a ninguna opción de sentarse en sillones de poder, y para ello, no valoran que a los ciudadanos nos puede hartar una nueva convocatoria electoral y más un resultado similar.

Además, en el caso de Podemos, el adanismo de su dirección se ve acrecentado por algo que es realmente peligroso: el culto a personalidad que profesan los seguidores del Amado Líder, Pablo Iglesias. El culto a la personalidad cuando se transmite por personas que pasan por tener algún atisbo de intelectualidad (y hay muchos “intelectuales”) es el primer paso en el camino a la alienación de las masas. ¿Os suena?

Vale.

Ahora que Podemos presiona al PSOE para pillar cacho en el gobierno que intenta (sólo intenta) formar, y que Pablo Iglesias se arroga la mitad de los ministros porque sí, resulta interesante recordar… a Alexis Tsipras.

Y preguntar a Pablo Iglesias si se acuerda de su amigo de campañas electorales y de asalto a los cielos. Porque parece que cuando se gobierna se cambia mucho de punto de vista.

No hay que olvidar los trasiegos de levantar los brazos, de abrazos en los mítines… Ahora que Alexis Tsipras está poniendo en práctica el programa social y económico con el que Syriza ganó las elecciones, haciendo frente con inusitada fuerza a las imposiciones de la troika… precisamente ahora es cuando Pablo Iglesias sufre un ataque de desdemoria.

Y lo que son las cosas, los paralelismos. Recuerdo haber escuchado a Iglesias decir que el programa de Podemos y las políticas que Podemos pondría en marcha serían como las de Syriza. Algo parecido a: “queremos para España lo que Alexis Tsipras y Syriza hará en Grecia”.

Alexis Tsipras and Pablo Iglesias tsipras y ntan

Los amigos de mis amigos son mis amigos

¿Recuerdan? “Yo quiero para España las mismas políticas que Jaume Matas está haciendo en Baleares”.

Ahora que la troika ha puesto a Tsipras en el sitio que no quería y los recortes sociales son más fuertes incluso que antes de que ganara, por dos veces, las elecciones, Pablo Iglesias no se acuerda de sus fotos y sus exultantes discursos.

Ya en la campaña electoral para el 20D, en Podemos olvidaron besos y abrazos, no querían saber nada de “ese señor griego al que usted se refiere”.

¿Se imaginan cuán grande sería la arrogancia de Pablo si su amigo Alexis no hubiera tenido que claudicar del modo vergonzoso en que los está haciendo? ¿Se imaginan cómo sería “el gobierno” que Pablo le habría querido imponer a Pedro Sánchez con un aval ganador como el de Syriza?

Cuando se pretenden asaltar los cielos desde el agnosticismo, uno se puede dar de bruces con el adoquín de la realidad.

Esas vidas paralelas entre quiero para España lo que Matas/Tsipras hace/hará en Baleares/Grecia, y esas vidas paralelas de “ese señor (griego) al que usted se refiere” hace que los intereses de Partido Popular y Podemos confluyan y les dé igual que los ciudadanos hayan votado lo que han votado. Quieren elecciones anticipadas, quieren decirle a los ciudadanos, quieren decirnos que no sabemos votar y que habrá elecciones anticipadas cuantas veces sean necesarias hasta que ellos, PP o Podemos, puedan formar gobierno.

Sin embargo, la política, hacer política, no es un mitin en la plaza Syntagma o en la Plaza de Toros de Valencia. Hacer política es poner al servicio de los ciudadanos las normas y los medios para resolver los problemas.

A las estrellas de las casas de discos les acompañan desde su lanzamiento los club de fans, como a los partidos que defienden los intereses del gran capital les acompañan las líneas editoriales de los medios de comunicación. En la práctica lo mismo es un club de fans que un consejo de administración: digan lo que digan nuestros guías o nuestros valedores políticos, estará bien si ello engorda nuestros intereses.

Que el Partido Popular se haya instalado en “el nosotros o el caos” (como pintaba Chumy Chúmez en Hermano Lobo, el caos también son ellos), y en el reverso de la misma moneda Podemos quiera el asalto a los cielos sin escalera, no deja de ser una reedición del clásico “los extremistas se tocan”.

Vale.

*Inglés nivel usuario

Los datos del último barómetro del CIS se corresponden con un trabajo de campo de hace un mes, es decir, hace un mundo. Pero, claro, cuando se publica cualquier cosa, su análisis (o su utilización publicitaria, según se mire) depende de los intereses del futuro de quien los analiza.

Así, estos datos han dado lugar a tres interpretaciones. La primera, la del Partido Popular, que, según Pablo Casado (aquel que era botijero en los negocios de Aznar con Libia) es una buena noticia porque Podemos adelanta al PSOE. La segunda, la del PSOE, que dice que los datos son de hace un mes y desde entonces ha llovido. La tercera, la de Podemos, que, en boca de Errejón, no son datos fiables porque todavía no se había conocido el último estallido de la corrupción en Valencia.

Como puede apreciarse, al PP le interesa destacar que el PSOE cae en porcentaje de votos, al PSOE que las cosas han cambiado desde hace un mes, y Podemos, Errejón mediante, ha hecho un “análisis” de casta.

¿Qué cosas han cambiado?

Ha cambiado que el Presidente del PP (que según sus estatutos es su “representante legal”, está ya formalmente llamado a deponer en el juzgado por un posible delito de destrucción de pruebas) ha demostrado que como político y como “patriota” es un auténtico cobarde, incapaz de asumir sus responsabilidades.

Ha cambiado, por el contrario, que el PSOE, por medio de Pedro Sánchez, ha asumido el intento de formar gobierno, de asumir un grado de responsabilidad de la que ha huido Rajoy.

En cambio, donde más cambios se han producido es en el Club de Fans de Pablo Iglesias. Ha cambiado que se han descubierto como un Club cuya máxima figura tiene un ego político de enormes proporciones. Y eso deslumbra.

Ha cambiado también una cosa de gran importancia pero a la que los medios (y esto no es un recurso, es una realidad que tiene que ver con la degradación del periodismo) no acuden porque lo que les interesa es el deslumbramiento. Siempre que ese deslumbramiento perjudique al adversario político (en el caso de Podemos, no tienen adversarios, tienen enemigos). La encuesta del CIS, el trabajo de campo se hizo antes de que el sabio en Ciencias Políticas Pablo Iglesias hiciera un espantoso ridículo en el Congreso, cuando propuso que su “entorno” tuviera 4 grupos. El sabio Pablo demostró no tener ni idea del Reglamento del Congreso  Y esto es así… aunque sus fans, los pabliebers, nunca lo entenderán.

Porque si “las confluencias” no pueden tener representación propia en el Congreso, es más que dudoso que en unas próximas elecciones quieran ser comparsas de Pablo Iglesias y sus mariachis y repetir el modelo. De hecho, Compromís ha desgajado de Podemos cuatro diputados, que han pasado al grupo mixto. Si Pablo Iglesias quiere presentarse en Valencia, seguramente deberá asumir que tendrá que competir con Compromis, y su resultado disminuirá, porque dividirá más aún el voto de izquierdas.

En Catalunya, Ada Colau (con un ego político tanto o más universal que el de Pablo) ya ha lanzado que creará un partido propio, para disputar el terreno a Esquerra… y de paso a Podemos, que, también, debería hacer como en Valencia, presentarse para seguir fragmentando el voto.

Y en Galicia, tres cuartos de lo mismo.

La desaparición de las confluencias de la suma de Podemos desvirtúa, y mucho, la encuesta del CIS y pone bastante sordina a la efervescencia de Podemos y a los deseos de Pablo Casado de que los PBI desbanquen al PSOE (Proetarras Bolivarianos Iranizados). Al PP cualquier mierda le vale para atacar a los que no se acunan a sus brazos. A Podemos se le tiene que ganar haciendo política. Y de eso el PP no sabe.

El PSOE ya tiene bastante con lo suyo. Y si en eso “suyo” consigue Pedro Sánchez formar gobierno, seguramente el farol de Iglesias se confunda con la niebla.

La encuesta del CIS no es más que una persiana que se sube o baja según los deseos de quien las comenta.

Vale.

Utilizando términos técnicos, en muchas ocasiones hacemos, en nuestros diálogos, en nuestros análisis, diacronía y sincronía.

Diacronía: Evolución de un hecho, un fenómeno o una circunstancia a través del tiempo. Ej. «la diacronía de los acontecimientos políticos»

Sincronía: Coincidencia en el tiempo de dos o más hechos, fenómenos o circunstancias, especialmente cuando el ritmo de uno es adecuado al de otro.

En términos más coloquiales, decimos que las cosas no son como empiezan, sino como terminan. O si tiramos de un símil taurino, hasta el rabo todo es toro.

Pues así estamos, en el eterno dilema de la sincronía y la diacronía.

En estos tiempos de la información instantánea y de la noticia caliente, su difusión puede llevarnos a pensar que esa noticia, esa información instantánea ya es inmutable, a hacernos creer que la sincronía con la que la percibimos permanecerá inmutable en el futuro, sin ser sometida a una evolución (evaluación) futura.

A mi juicio, el enorme flujo de información que recibimos, la cantidad ingente de impactos que soportamos, nos produce una ensoñación de estar viviendo un momento único, que en función de nuestros intereses o de los intereses de la fuente de la información, nos hará sentirnos felices o desasosegados.

La pérdida constante (por bombardeo) de la capacidad crítica, de discernimiento entre lo que es información, lo que es noticia, de lo que son propaganda y relaciones públicas forma parte de nuestro paisaje.

Vamos perdiendo capacidad crítica a la hora de evaluar noticias, al mismo tiempo que las fuentes de las noticias (generalmente, medios de comunicación) nos venden productos adulterados y pierden rigor y credibilidad.

Baste el ejemplo de la situación política española tras el 20D. Y tomemos en ese ejemplo el pasado viernes, día 22 de enero. Ese día, correspondía que fueran recibidos por el Jefe del Estado los líderes de los tres partidos que más escaños habían obtenido el 20D. Se produjeron tres hitos informativos, correlativos en el tiempo pero que forman un todo único, en un solo día, superpuestos entre sí.

En primer lugar, Pablo Iglesias planteó directamente al Jefe del Estado su propuesta de un pacto político con el PSOE, y con, incluso, una distribución de “carteras ministeriales” para lo que no había consultado nada con el otro partido afectado.

En segundo lugar, mientras Iglesias daba una estaliniana rueda de prensa, rodeado de su politburó, el Jefe del Estado informaba a Pedro Sánchez de su pacto con Podemos, se supone con el secretario general socialista poniendo cara de haba.

En tercer lugar, tras la rueda de prensa de Iglesias, la posterior de Sánchez, en la que dejaba correr el tiempo, sin rechazar el farol de Podemos, Mariano Rajoy tomaba la decisión que a la tarde trasladaría a Felipe VI: pasar su turno en la investidura hasta mejor ocasión (fracaso de la de Pedro Sánchez confiando en que no llegaría a buen puerto un acuerdo PSOE-Podemos).

El fuego de artificio provocado por Pablo Iglesias ha producido aturdimiento en unos, ceguera en otros y ha dejado en muchos casos la sensación de que ya está todo hecho y que será lo que Iglesias quiere, sin más (sincronía).

Pero aquí es donde entra el concepto de diacronía. O cómo evolucionará el asunto en el futuro. El adanismo con el que se mueve Podemos en las procelosas aguas de reglamentos, negociaciones, acuerdos… se vio reflejado en el esperpento vergonzoso de la formación de los grupos parlamentarios, que en cualquier partido político europeo (excepto en los españoles) habría provocado dimisiones en su cúpula. Pero en ese delirante vodevil, la dirección de Podemos demostró que ya es “casta” y se comporta como tal: nadie asume ninguna responsabilidad por el espectáculo.

Ahora toca negociación entre unos recién llegados, cargados de petardos de colores, con un partido asentado en su historia y sus estructuras, cubierto de contradicciones de las que suele surgir habitualmente una respuesta concreta. Ahora veremos en qué queda el órdago de Pablo Iglesias y su consistencia. Eso sí, un detalle: si el farol se apaga y queda como una tenue velita, las llamadas “bases de Podemos” deberían, si consiguen despertar del deslumbramiento, pedir explicaciones. No lo harán, porque el politburó no lo querrá.

gobierno machista

Fotomontaje de Al Rojo Vivo, La Sexta, con el «gobierno» propuesto por Pablo Iglesias. ¿El deseo de García Ferreras?

En todo ese farol y puesta en escena de Pablo Iglesias dando los nombres de ministros y reservándose la Vicepresidencia, un par de detalles. En la fotografía del “gobierno” que resultara de la propuesta de Iglesias, solamente una mujer, ese es el valor que da Iglesias a las mujeres que forman Podemos. «Fotografía/fotomontaje» hecho por el equipo de García Ferreras en tiempo récord, dijo, seguramente ocultando que tenía la información previa. Y otro detalle, el ministro de Defensa. Iglesias habló (¡asombroso!) de la gran preparación personal del Jefe del Estado y de su conocimiento de los datos de la realidad (¿síndrome de La Zarzuela, Pablo?). Seguramente desconoce que dentro del papel del Rey en la Constitución está el del mando supremo de las Fuerzas Armadas, y que algo tendrá que decir de quién vaya a ser ministro de Defensa. Y, por supuesto, así y todo se producen nombramientos tan desafortunados como el de Pedro Morenés.

Este último, un detalle sin importancia. Como el del desconocimiento del Reglamento del Congreso.

Vale.

 

Decía en una anterior entrada que ahora, cuando se ha constituido el Parlamento (Congreso y Senado) lo que toca es hacer Política. Pero parece que no, que lo que le interesa a Podemos es seguir con el teatro. Pero en los alrededores del teatro no se ve mucha mierda, porque solo compran entradas los que tienen ya los abonos en los círculos.

Hoy, Pablo Iglesias ha ofrecido un espectáculo teatral, diciendo que le había comunicado al Rey (por cierto, del que ha dicho que está muy preparado para ser monarca) que habría un gobierno entre Podemos, el PSOE e IU. Gobierno en el que el mismo Pablo sería Vicepresidente, otros miembros de su Politburó ministros, y Alberto Garzón también ministro.

Golpe de teatro muy del gusto de quienes, a pesar de tantos círculos y tantos estudios y títulos, todavía no se han enterado de que la política es otra cosa. Y su pretensión, su programa máximo (eliminar al PSOE) no parece que lo vaya a conseguir por esa vía. El Mesías no se ha leído los evangelios de la política.

Ese golpe de teatro ha sido recibido con calma, mucha calma (al menos aparente) por Pedro Sánchez. Y el efecto colateral se ha producido a la hora de la tarde.

Porque para teatro todavía de aficionados, las compañías estables tienen sesudos estudios de puesta en escena. Y Mariano Rajoy ha escenificado la otra parte que le faltaba a la propuesta de Iglesias: ha dado un paso atrás.

Si la propuesta de Iglesias ponía a Sánchez Castejón entre la espada y la pared, tenemos claro quién es la espada y quien la pared. Acabar con el PSOE debería saber Pablo Tsipras que no le garantiza, ni mucho menos, que su partido se hará con toda la izquierda.

Hay que hacer política. No teatro. Los ciudadanos no hemos votado a los partidos para que un día sí y otro también nos escenifiquen malas escenas de teatro o que para observemos que la puesta en escena preparada con el Mesías delante y sus apóstoles un paso detrás sea el mensaje. Los ciudadanos hemos votado para que los partidos y sus dirigentes hagan política.

No hay que olvidar que cuando se trata de hacer política, la de verdad, la que luego se publica en los Diarios de Sesiones, o en los Boletines de las Cámaras o en el BOE, no hay teatro que valga. A mí, como ciudadano, lo que me vale de la política es lo que veo, leo y puedo, tranquilamente, analizar. La puesta en escena, el guión preparado y avisado al amigo García Ferreras, es puro teatro que no va a ningún sitio. Es gaseosa.

Gaseosa a la que esta tarde Mariano Rajoy, en una jugada igualmente teatral, le ha dejado que se le vaya todo el gas. Rajoy ha dejado sin gas la bravata de Iglesias y le ha puesto en la tesitura de hacer política: ahora no tendrá más remedio que asumir que el PSOE tiene más escaños (parece mentira que no quieran saber que en el Congreso valen los escaños conseguidos en función del sistema electoral) y que cuando se sienten a negociar no valdrán puestas en escena.

Rajoy ha puesto toda la presión que le faltaba en Pedro Sánchez. Por si le faltaba poca. Da la impresión de que le ha tomado la palabra. Rajoy espera que Pedro Sánchez acepte intentar formar un gobierno con Podemos e IU y que fracase, que es la misma intención, la misma de Iglesias: acabar con el PSOE.

Hacer teatro no es política. Que Rajoy haga mutis por el foro porque Iglesias le ha cambiado el libreto, es la misma escena. A los dos, a Rajoy y a Iglesias, a falta de capacidad política les sirve con el teatro. Les sirve eso para conseguir su objetivo: ir a nuevas elecciones y culpar de ello al PSOE.

Ah, y un detalle: he escuchado la rueda de prensa de Pablo y me ha llamado mucho la atención lo bien que ha dicho que Felipe VI está muy preparado, muy bien informado. Espero que los republicanos de Podemos (si hubiera alguno, que lo dudo) hayan tomado nota. Si es por Pablo Iglesias la Republica, de entrada, no.

Vale.

Política

cercadelasretamas —  enero 18, 2016 — 1 Comentario

En la www.rae.es, el vocablo “política” tiene diversas acepciones. Por ejemplo, estas:

  1. f. Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados.

  2. f. Actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos.

  3. f. Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo.

Pues eso, política es… hacer política. Y claro, ese hacer depende de quién lo haga, cómo, cómo se perciba…O no hacerla, no “meterse” en política, que es lo que recomendaba Franco a los afines para que pudieran medrar. O lo que quienes desde el ejercicio de un cargo político recomiendan a quienes les critican con aquello de que “lo politizan” todo.

No es lo mismo hacer política antes de una cita electoral (entonces se llama campaña) que hacer política cuando los ciudadanos ya han decidido con su voto (acepción 9 de la RAE).

Las elecciones del 20D arrojaron un resultado fragmentado, que señaló que ningún partido estaba, está, en disposición de formar gobierno sino es con el apoyo por activa (pacto de legislatura o acuerdo de gobierno) o por pasiva (acuerdo político por la abstención de uno o varios partidos para permitir un gobierno en minoría). En realidad, una vez constituidas las Cortes Generales, no cabe hablar en materia de pactos estrictamente de partidos, sino de grupos parlamentarios.

Ahora, con un resultado fragmentario, es cuando los líderes (en mi opinión, eso de líder es algo que se aplica a cualquiera, aunque no tenga capacidad de liderazgo alguna) han de “hacer política”, cuando deben demostrar su capacidad de llegar a acuerdos o de su habilidad para que el adversario no consiga acuerdos, que también se produce.

El “arco parlamentario” que dibuja el Congreso de los Diputados debería, a los ciudadanos, animarnos a participar más activamente en política, y a los dirigentes de los partidos a demostrar si son o no líderes. Pero esa tarea es asumida, en exclusividad, por los medios de comunicación (convencionales o menos convencionales) que lanzan todo tipo de informaciones orientadas a hacer caer el acuerdo donde más les interese.

Así, mientras parece que el PP lo tiene prácticamente imposible (ojo, prácticamente), y que Mariano Rajoy ya tiene claro (casi claro) que no repetirá, el siguiente partido con alguna opción de formar gobierno, el PSOE, se ve asaetado por todos los flancos, tanto para que se abstenga y deje gobernar al PP, como para que llegue a acuerdos con todos a la vez, menos con el PP.

O eso o nuevas elecciones.

En este panorama, la capacidad de hacer política viene determinada por acuerdos previos (lo que le sucede a Podemos y sus confluencias) o por acuerdos posteriores (el mandato envenenado del Comité Federal del PSOE a Pedro Sánchez), y por cómo se resuelvan. En el caso del PSOE, la acción política que parece verse está muy pegada a la ortodoxia, a resolver relaciones con los grupos minoritarios que pueden apoyar la candidatura de Sánchez a la presidencia del gobierno. En el caso de Podemos, su grandilocuente adanismo parlamentario (“por llega gente decente al Congreso”, el gesto de Carolina Bescansa amamantando a su hijo…) tropieza con el reglamento, algo tan árido que no cabe en la poética del asalto a los cielos.

Hacer política no es lanzar un mitin, o facilitar a los medios el titular que tape la realidad, hacer política es saber, tener capacidad o habilidad de que esos mensajes y esa poética encajen en el articulado del reglamento. El caso de los 4 grupos que quieren tener Podemos y sus confluencias demostrará si Pablo Iglesias tiene madera de líder político o simplemente es un predicador al que la realidad le devuelve de la ensoñación.

Vale.