Decía en una anterior entrada que ahora, cuando se ha constituido el Parlamento (Congreso y Senado) lo que toca es hacer Política. Pero parece que no, que lo que le interesa a Podemos es seguir con el teatro. Pero en los alrededores del teatro no se ve mucha mierda, porque solo compran entradas los que tienen ya los abonos en los círculos.
Hoy, Pablo Iglesias ha ofrecido un espectáculo teatral, diciendo que le había comunicado al Rey (por cierto, del que ha dicho que está muy preparado para ser monarca) que habría un gobierno entre Podemos, el PSOE e IU. Gobierno en el que el mismo Pablo sería Vicepresidente, otros miembros de su Politburó ministros, y Alberto Garzón también ministro.
Golpe de teatro muy del gusto de quienes, a pesar de tantos círculos y tantos estudios y títulos, todavía no se han enterado de que la política es otra cosa. Y su pretensión, su programa máximo (eliminar al PSOE) no parece que lo vaya a conseguir por esa vía. El Mesías no se ha leído los evangelios de la política.
Ese golpe de teatro ha sido recibido con calma, mucha calma (al menos aparente) por Pedro Sánchez. Y el efecto colateral se ha producido a la hora de la tarde.
Porque para teatro todavía de aficionados, las compañías estables tienen sesudos estudios de puesta en escena. Y Mariano Rajoy ha escenificado la otra parte que le faltaba a la propuesta de Iglesias: ha dado un paso atrás.
Si la propuesta de Iglesias ponía a Sánchez Castejón entre la espada y la pared, tenemos claro quién es la espada y quien la pared. Acabar con el PSOE debería saber Pablo Tsipras que no le garantiza, ni mucho menos, que su partido se hará con toda la izquierda.
Hay que hacer política. No teatro. Los ciudadanos no hemos votado a los partidos para que un día sí y otro también nos escenifiquen malas escenas de teatro o que para observemos que la puesta en escena preparada con el Mesías delante y sus apóstoles un paso detrás sea el mensaje. Los ciudadanos hemos votado para que los partidos y sus dirigentes hagan política.
No hay que olvidar que cuando se trata de hacer política, la de verdad, la que luego se publica en los Diarios de Sesiones, o en los Boletines de las Cámaras o en el BOE, no hay teatro que valga. A mí, como ciudadano, lo que me vale de la política es lo que veo, leo y puedo, tranquilamente, analizar. La puesta en escena, el guión preparado y avisado al amigo García Ferreras, es puro teatro que no va a ningún sitio. Es gaseosa.
Gaseosa a la que esta tarde Mariano Rajoy, en una jugada igualmente teatral, le ha dejado que se le vaya todo el gas. Rajoy ha dejado sin gas la bravata de Iglesias y le ha puesto en la tesitura de hacer política: ahora no tendrá más remedio que asumir que el PSOE tiene más escaños (parece mentira que no quieran saber que en el Congreso valen los escaños conseguidos en función del sistema electoral) y que cuando se sienten a negociar no valdrán puestas en escena.
Rajoy ha puesto toda la presión que le faltaba en Pedro Sánchez. Por si le faltaba poca. Da la impresión de que le ha tomado la palabra. Rajoy espera que Pedro Sánchez acepte intentar formar un gobierno con Podemos e IU y que fracase, que es la misma intención, la misma de Iglesias: acabar con el PSOE.
Hacer teatro no es política. Que Rajoy haga mutis por el foro porque Iglesias le ha cambiado el libreto, es la misma escena. A los dos, a Rajoy y a Iglesias, a falta de capacidad política les sirve con el teatro. Les sirve eso para conseguir su objetivo: ir a nuevas elecciones y culpar de ello al PSOE.
Ah, y un detalle: he escuchado la rueda de prensa de Pablo y me ha llamado mucho la atención lo bien que ha dicho que Felipe VI está muy preparado, muy bien informado. Espero que los republicanos de Podemos (si hubiera alguno, que lo dudo) hayan tomado nota. Si es por Pablo Iglesias la Republica, de entrada, no.
Vale.