Archivos para Franco

Visitando el Museo Helga de Alvear prácticamente en su inauguración, me surgió una inquietud o un interés en saber si dentro del Arte Contemporáneo la visión política de los artistas podía ir más allá de la mera interpretación de la realidad a través de sus obras, o de la denuncia social, algo evidente viendo muchas de las obras e instalaciones presentes en las salas del Museo.

Kimsooja, Oct 22 2000

Otra cuestión sería si los propios artistas que plantean obras claramente de contenido o denuncia social expresaran, sin duda alguna, que responden a un compromiso político, así lo hicieran. También, las circunstancias en que se fraguan las obras de contenido indubitablmente político, podrían entenderse más o menos comprometidas, como es la de Ai Weiwei.

Thomas Hirschhorn. Power tools.

A mi modo de ver, solamente una obra, la lámpara que el disidente chino Ai Weiwei, podía entrar en el criterio de arte político. Seguramente, careciendo de datos de otros de los artistas representados en la muestra, alguna obra más podría entrar en ese criterio.

Ai Weiwei es claro en su denuncia del Partido Comunista Chino en cuanto a al fuerte sistema de contención de las libertades políticas y sociales de los ciudadanos chinos, aunque hace una salvedad en cuanto a que es ese sistema político el que está impulsando a la PRC a ser una gran potencia económica, lo que no se traduce en derechos y libertades, según él, de la población, sometida a un férreo control.

Descending light. 2007

La vocación del Museo Helga de Alvear y de su impulsora se manifiesta en que, durante el tiempo que duró la construcción del magnífico edificio diseñado por Tuñon y Mansilla y culminado, ya en solitario por Tuñón, es permanecer abiertos a nuevas incorporaciones de obras de artistas que puedan, sobre todo, añadir valor, añadir calidad y añadir frescura a los fondos, ya muy amplios, de que dispone el Museo.

No sé si en este afán de Helga de Alvear de añadir obras de interés, o, incluso, de impacto, se encuentra la adquisición de “Síndrome de Guernica”, de Francisco Sánchez Castillo, que había recalado en Cáceres formando parte de “Cáceres Abierto”, habiéndose expuesto en la Plaza de San Mateo, con un fondo en el balcón de la fachada principal del Palacio de Los Golfines de Arriba, donde residió algún tiempo durante la Guerra Civil el dictador Franco.

La incorporación de esta obra al Museo ha sido inmediata para exponerla al público, en dos elementos distintos: uno, colocando sobre uno de los arandeles del jardín los hierros formando pacas, y la otra, exhibiendo en el Auditorio algunas piezas y el vídeo del proceso de desguace y transformación del yate de Franco, porque de eso trata la la instalación, del desguace del Azor, uno de los símbolos del poder que ejerció con mano de hierro el dictador.

Sánchez Castillo. Síndrome de Guernica. 2012

La obra de Ai Wewei es de 2007, y la de Sánchez Castillo de 2002. Las dos tienen, por propia definición de sus autores, una significación política, siendo la primera una obra bien acogida por las mentes bien pensantes de Occidente por cuanto supone una desacreditación del régimen comunista chino. La segunda, en el tiempo transcurrido desde 2012 adquiere nueve años después cada vez más actualidad y más valor, porque los deseos de una normalización real y efectiva de la Memoria Democrática requiere una redefinición de los símbolos que perviven, y son muchos, de una Guerra Civil y de una Dictadura, que nunca han sido sometidos a la más adecuada asimilación a los valores que deben conformar una democracia real, como las occidentales que tanto aplauden cuando se trata de la obra del disidente chino.

Las tensiones que genera apelar a esa normalización y asimilación entre los materiales e ideológicos del fascismo impuesto por el dictador Franco frenan esa normalización tan necesaria.

Vale.

En la maña de hoy, 14/07/2021, he vuelto a visitar el Museo Helga de Alvear, para completar mi visión y conocimiento de la obra de Francisco Sánchez Castillo “Síndrome de Guernica”. A los bloques de chatarra prensada de lo que fue el yate de recreo del dictador Franco, he conocido algunos otros restos del barco y, sobre todo, un vídeo de 32 minutos de duración que, fundamentalmente, recoge el proceso de desguazado del símbolo de Franco, del símbolo que suponía dedicarse a una vida plácida mientras sus Ejércitos, sus policías, sus guardias civiles, sus jueces y fiscales, hacían la vida imposible a los españoles que aspiraban a zafarse de su bota y pretendían ser ciudadanos en vez de súbditos.

La obra de Sánchez Castillo se expuso por primera vez en la antigua sala frigorífica del Matadero de Madrid, en 2012. La presentación y exposición de los restos del Azor convertidos en una instalación artística enlazada con el significado del Guernica, de Picasso, apareció en aquellos días en innumerables noticias de prensa. En 2012.

Hoy, viendo los restos que completan la instalación, y el vídeo de su desguace y compactación de piezas de restos de amasijos, pensaba que quizás hoy, 9 años después de su primera exposición en el Matadero de Madrid, y 9 años más lejos, formalmente, de la Dictadura franquista, sería una anécdota con elementos de historia. Pero

Sin embargo, al mismo tiempo que reflexionaba sobre la distancia temporal de la Dictadura, recordaba las noticias del día, de estos días, y me alegraba de que la Fundación Helga de Alvear haya adquirido la instalación, de la valentía de la propia Helga para ello, y de que Cáceres guarde entre palacios y casas fuertes esta obra, que simboliza todo lo contrario de lo que hoy vemos una y otra vez en los medios de comunicación: fascistas que campan a sus anchas por calles, plazas, platós… O que permanecen, en fraude de ley, en cargos que en su día fueron judiciales y que han convertido en políticos. O las dificultades (judiciales) para exhumar los restos de Franco y llevarlos a un cementerio “más” ordinario, o las propias dificultades que se encuentran en la ciudad de Cáceres para retirar el ominoso símbolo de la “Cruz de los Caídos”, o la leyenda en piedra en la concatedral con el nombre del ideólogo del fascismo en nuestro país, o la placa con la que unos “nobles” cacereños hacen blasón e hidalguía de haber dado cobijo al dictador, o que un campo de prisioneros rojos se haya convertido en un hotel de lujo (¿se imaginan igual conversión en Auschwitz).

Cáceres acoge, para siempre, uno de los símbolos más ominosos de la Dictadura, en la más moderna y premiada construcción, uno de los símbolos que comparte espacio con otras obras, como la lámpara de Ai Waiwei, que el artista chino dedica a lo que él considera el final del partido comunista chino.

Ahora, con esta obra, con el impulso de lo que es y lo que representa, de la fuerza que las pacas de chatarra transmiten, con el vídeo, sin voz en off, o, mejor dicho, con la única voz en off de las máquinas que desguazaron el yate de Franco, será más fácil eliminar o trasladar la cruz de los caídos, quizás la más grande de las que aún existen, de las que aún recuerdan al dictador.

Visitar el Museo Helga de Alvear es dar un auténtico paseo por lo más rabiosamente moderno del Arte, por lo más rabiosamente atrevido, relajante, reflexivo, del Arte.

Y gracias al Museo, ver que, al cabo de los años, algunos podemos recordar a nuestros abuelos, que no pudieron ver destruido el franquismo, y ahora, su destrucción, que se hace más necesaria sociológicamente, al menos nos reconforta cuando la vemos convertida en chatarra y sobre esa chatarra emergen las ansias de libertad de tantos españoles.

Vale.

Hoy, además, ha muerto Michael Boltanski, artista francés, multidisciplinar, y que dedicó gran parte de su obra a resignificar la memoria.

El pasado 12 de mayo, el BOE publicó el Real Decreto 325/2021, referido a ayudas a los soldados de reemplazo españoles que participaron en la llamada guerra de Marruecos o más propiamente, Guerra de IFNI (https://boe.es/boe/dias/2021/05/12/pdfs/BOE-A-2021-7841.pdf).

El Ministerio de Defensa del actual gobierno de la coalición liderada por el PSOE trata así de reparar, más de 60 años después, las pesadillas y la crueldad de una guerra a la que fueron enviados soldados de reemplazo, soldados de las levas del Servicio Militar Obligatorio.

Es curioso que el MINISDEF haya recurrido a la inscripción de aquellos que fueron enviados forzosamente a la guerra, cuando debería ser el propio ministerio el que tuviera disponibles los listados de quienes fueron enviados al desierto. Pero…

Esta guerra, de la que nadie habla (y menos desde las tribunas de los partidos fascistas que campan a sus anchas en las calles provocando disturbios o manifestándose violentamente contra miembros del gobierno), esta guerra desconocida por sujetos tan despreciables como Santiago Abascal o Pablo Casado, que un día sí y otro también utilizan las tribunas parlamentarias del Congreso y el Senado para llamar indigno al Gobierno de España, esta guerra no existió, ni existe.

Si nos fiamos de la Wikipedia, en ella participaron 9.000 soldados españoles y 5.000 franceses frente a unos 20.000 marroquíes. ¿Desconoce el Ministerio de Defensa español el número exacto y real de los soldados españoles que combatieron contra “los moros”? No, no lo desconoce, pero no puede utilizar sus archivos para ofrecer a los 9.000 soldados forzosos las ayudas que ahora se publicitan.

Y no puede (o no quiere) reconocer con sus propios archivos a esos soldados porque toda la documentación de esta guerra está velada por la Ley de Secretos Oficiales de 1968, y su modificación de 1978. Levántese el velo de los secretos oficiales, y así podremos honrar a nuestros compatriotas. Siguiendo la Wikipedia, en esos combates murieron: 200 españoles en la invasión inicial, 128 resultaron heridos y unos 100 desaparecidos; en la Batalla de Edchera, 37 muertos y 50 heridos y en la ¿Reconquista del Sahara Español? 55 españoles muertos, 74 resultaron heridos y uno desaparecido.

Oficialmente, la guerra fue ganada por España con la intervención de Francia, frente a Marruecos. Sin embargo, la evolución de la distribución de las tierras objeto de la guerra fue una victoria real marroquí, como se aprecia en los mapas.

Levántese el tapiz de los secretos oficiales, dispóngase de toda la documentación de esa guerra y no solo conoceremos el coste en vidas de compatriotas, el coste en heridos, el coste en desaparecidos, sino, seguramente, que la guerra supuso un triunfo para quienes explotaban recursos marroquíes, que los siguieron administrando después (¿alguien no ha oído hablar de los superfosfatos del Sahara?). Si fue tal el triunfo, cómo es posible que el Ejército vencedor sea el que cubre con el velo de los secretos oficiales, y no quiera que conozcamos la vergüenza de cómo fue la salida de España de los territorios del Sahara y por qué se producen episodios como las periódicas “crisis migratorias”.

1956
1958

Y siguiendo la Wikipedia, un detallito nada más: las fuerzas marroquíes las mandaba, durante la invasión inicial Ben Hammu, siendo desconocidos los comandantes marroquíes al frente de sus tropas. Un dato que nos lleva a otra entrada de la Wikipedia, a la referida al sanguinario jefe de la guardia mora de Franco, y nombrado por este capitán general de Galicia, en cuyo palacio de capitanía de Atocha mandó construir una mezquita, y después capitán general de Canarias: Mohamed ben Mizzian. Para conocer algo de este sujeto (y entender cómo Franco le dejó a sus anchas, pues compartían el mismo sanguinario virus del poder) reproducimos una parte de la entrada que la enciclopedia le dedica:

Mizzian en 1924

En 1956, al obtener Marruecos la independencia, el rey Mohammed V le pidió que se encargara de la organización del nuevo ejército marroquí, por lo que solicitó su baja en el ejército español, siéndole ésta concedida con fecha 22 de marzo de 1957.

En Marruecos ocupó primero el puesto de inspector de las Fuerzas Armadas Reales y en 1957-58, junto con el futuro rey Hassan II, protagonizó la despiadada represión de la sublevación del Rif, cuyos habitantes rebeldes fueron bombardeados con napalm.

En 1964 fue nombrado ministro de Defensa y el 22 de febrero de 1966, Hassan II lo envió como embajador de Marruecos a Madrid, según se dijo, en «un gesto de buena voluntad de acercamiento a España». En 1970 volvió a formar parte del gobierno como ministro de Estado y el 17 de noviembre de ese año fue ascendido a mariscal, convirtiéndose en el militar de más alta graduación del ejército marroquí.

En su larga trayectoria militar obtuvo múltiples condecoraciones, tales como la Medalla Militar individual, la Cruz Laureada de San Fernando colectiva, once cruces rojas al mérito militar, dos medallas de sufrimientos por la patria y la Gran Cruz del Mérito Militar, entre otras.

Casado en 1925 con Fidela Amor, tuvo siete hijos, seis niñas y un varón, Mustafá que estudió en la Academia de Artillería de Segovia y que murió en un accidente. Dos de sus seis hijas se casaron con militares. El marido de una de ellas fue ejecutado en 1971 por encabezar un intento de atentado contra Hassan II. La otra se casó en secreto con un militar español, sobrino del que fuera ministro de Asuntos Exteriores Alberto Martín-Artajo. Esta boda provocó las iras de Mizzian, musulmán convencido, ya que para llevarla a cabo la hija había de convertirse a la fe católica. Para impedirlo planeó secuestrar a su hija, que se hallaba refugiada en Valladolid. Con tal fin, convenció a la pareja para que viajara a Tetuán y reconciliarse. No obstante, en el mismo aeropuerto un oficial, siguiendo instrucciones suyas, retuvo a la hija y expulsó al marido. Este incidente provocó hondo malestar en la oficialidad española, pero Franco hizo oídos sordos a la protesta y al escrito que le dirigió el marido. En cambio sí intervino para impedir que prosperara la propuesta, formulada por el Consejo Supremo del Ejército, de que le fuese retirada la paga española que Mizzian aún percibía tras pasar a las órdenes de Mohamed V.

Vale.

El consenso constitucional del 78 ha ido resquebrajándose con el paso de los años, como no puede ser de otra manera cuando se trata de una fórmula de relaciones sociales y políticas sobre la que el tiempo puede, y de hecho así ha sido, hacer que haya envejecido mal. Como el color de algunas películas, o su trama o sus efectos especiales.

El punto de no retorno de esa fractura del consenso constitucional fue la abdicación de Juan Carlos I y su progresiva aparición en investigaciones judiciales tanto en España (menos) como en otros países. El papel de Corinna, su amante más duradera, es el envoltorio de esa ruptura.

Lo que no ha sucedido, más bien al contrario, es que no ha sido posible sustituir la fórmula del consenso del 78 por otra que, adaptada a los tiempos, pueda hacer posible un tiempo amplio de concordia (con todos los defectos que cualquiera pudiera tener). Y no lo ha sido fundamentalmente por dos, a mi juicio, acciones decididas de la derecha, que ha visto en esa fractura su oportunidad de llegar al poder y mantenerse aniquilando cualquier atisbo de alternancia. Una de esas acciones fue la de tratar, por todos los medios, de aniquilar al PSOE con motivo de la investidura de Mariano Rajoy en 2016, forzando un sí que suponía (y que la derecha anhelaba) una fractura que creían irreversible en el partido moderado de la izquierda.

La otra acción de la derecha ha sido y sigue siendo, en plena efervescencia, la de utilizar a su antojo el Poder Judicial, por cuya estructura y funcionamiento no ha pasado ningún “espíritu de concordia” que se planteaba en el 78. El Poder Judicial, sostenido por el poder económico a través de los medios de comunicación (véase la estructura societaria de los grupos que detentan el poder de la comunicación), sigue siendo ajeno a la constitución del 78, y, si aplican las leyes surgidas del mismo es por utilizarlas para sus fines.

Estas dos acciones de la derecha han llevado, en 2020, en plena pandemia por el devastador coronavirus, a hacer que ese poder económico y judicial, sintetizado por jueces y grupos mediáticos, a poner en el punto de salivar con la posibilidad de recuperar lo que ellos creen el poder que les pertenece por ley natural.

Y en estos momentos, mientras el poder judicial detenta (que no ostenta) unas funciones para las que no están elegidos por haber caducado nombramientos, y la extrema derecha plantea una moción de censura dirigida a hacerse con todo el pastel electoral de la derecha, ante un Partido Popular dirigido por un inane mental, un verdadero milagro de equilibrio, Pablo Casado, tenemos un panorama en el que los símbolos constitucionales han sido capturados y sometidos a los designios del fascismo.

Entre esos símbolos, la figura (el figurín, más bien) del jefe del estado no es sino un muñeco manoseado ad nauseam por la extrema derecha, por el fascismo que no pierde hora ni ocasión que si es rey es porque Franco puso ahí a su padre, el huido.

La derecha política (léase, el fascismo) que grita vivas a Hitler y a Franco han decidido, con la connivencia del rey, hacerse con su símbolo, manoseándolo como un objeto de deseo nada oscuro. Mientras la extrema derecha dice (Ayuso, por ejemplo) que El Manoseado bloquea la acción del gobierno legítimo, y una piara de cerdos, menesterosos y piratas grita “viva el rey”, él calla, otorga y se cree a salvo de que, una vez consumados los deseos de poder de quienes ahora le manosean como barro sucio, lo arrojen al mismo destino que a su padre.

Mientras recordamos que Valle Inclán dijo que a Alfonso XIII el pueblo español no lo echó por rey, sino por ladrón, y que Juan Carlos I se haya huido en un exilio dorado, El Manoseado ya se ha quedado como símbolo de su origen, de su cuna en los brazos de Paca la Culona.

Vale.

El pasado 4 de abril, a raíz de la huida de la policía local de Madrid de Esperanza Aguirre escribía en este mismo sitio un texto bajo el título “Síntoma, síndrome”, en el que expresaba mi opinión acerca de lo que considero que es la situación natural en la que la derecha de este país considera que vive: no en la impunidad, que desde el punto de vista jurídico es flagrante, sino en que el ejercicio del poder es consustancial a su pertenencia a una raza superior. Nazismo puro.

Hoy, el diario El País informa de que un juez ha desestimado la demanda presentada contra ese medio por José María Aznar, cuando el periódico informó del cobro de sobresueldos por parte del ahora presidente de honor del Partido Popular, y antes presidente ejecutivo del mismo y presidente del gobierno. Además, según El País, el juez desestima la demanda por considerar probado que sí, que cobró sobresueldos.

El convencimiento público de que Aznar cobraba sobresueldos, los documentos publicados, no fueron obstáculos para que Er Niño De Los Abdominales presentara la demanda. Sin duda, en la creencia de que ningún juez le llevaría la contraria. La realidad es tan abrumadora que no es obstáculo para esta gente a la hora de hacernos creer lo contrario de lo que vemos.

Lo mismo que dejaba ver el caso Esparanza Aguirre, se aprecia en la demanda de Aznar: un conjunto de síntomas (lo que es lo mismo, un síndrome) que les hace creerse que gobiernan como Franco, por la gracia de Dios. Es lo que tiene creerse que pertenecen a una raza superior.

Los sobresueldos de Aznar, como los que han cobrado (¿y siguen cobrando?) los dirigentes del Partido Popular, no provienen de las cuotas voluntarias de los militantes del partido, sino que su procedencia solamente puede ser o del dinero público que la legislación electoral establece que se se transfiera presupuestariamente a los partidos o de las “donaciones” de empresarios a cambio de adjudicaciones públicas. En los dos casos, el cobro de esos sobresueldos atenta contra la más elemental honradez. Que Aznar haya cobrado sobresueldos a cargo de dinero público (opción menos “dañina”) o a cargo de “donaciones interesadas” de grandes empresas demuestra, sencillamente, que nunca ha sido un sujeto honrado.

Sin embargo, la grosería con la que se muestran en público los dirigentes del Partido Popular en la misma situación, la impunidad con la que se mueven, y, sobre todo, el uso y abuso de los medios de propaganda a su disposición (todos los medios de comunicación escritos, todas las cadenas de radio, todas las televiciones, públicas y privadas) transmiten la sensación de que con ellos no van las leyes. Que ellos hacen las leyes para que los demás las cumplas.

Demuestran, con sus comportamientos, su superioridad racial, ya que la superioridad moral y ética no la pueden demostrar, la tienen grabada a fuego: el ejercicio del poder les pertenece por la gracia divina.

Vale.

El gobierno de Extremadura, que un día se autocalificó como el “gobierno de los mejores” sigue dando muestras de lo que son: un grupillo de indocumentados políticos al servicio de un aprendiz de Goebbels. No sólo en las espantadas ostentóreas de Monago, sino en barbaridades como la del senecto consejero de Hacienda, alegrándose de los sueldos de miseria que cobran los (cada vez más escasos) trabajadores extremeños. Y también cuando, con todo el descaro del mundo se aprovechan del trabajo de los demás.

Esto último es lo que ha sucedido con la página Arte Actual Extremadura (http://arteactualextremadura.com/), un proyecto desde 2008 de la tuitera @zapatosrosas (Montaña Hurtado) que, tras exponerlo a la Consejería de Educación y Cultura para desarrollarlo, han visto como desde el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo su proyecto ha sido fusilado. Ni siquiera copiado con arte, como, candorosamente @zapatosrosas dijo en su página de internet (http://zapatosrosas.com/2014/02/22/el-arte-de-copiar-proyectos/).

Cuando es el poder el que se apropia del trabajo y de las ilusiones de los ciudadanos, eso no tiene más que un nombre: sinvergonzonería. Una absoluta falta de vergüenza y una demostración de la incompetencia del gobierno de los mejores.

Al ponerse el marcha la mala copia realizada por Franco (qué bien le viene el apodo), ya se podía ver algún detalle, como el de que algún artista, que en twitter se expresa como transgresor era el primero en abrir la lista de los seguidores franquistas.

Ahora, poco a poco, desde Arte Actual Extremadura irán viendo cómo artistas que se habían incorporado al proyecto, comenzarán a “colaborar” con el franquismo, algunos, quizás, con algún ápice de timidez “compartiendo” su presencia. Otros, directamente abandonarán el original en beneficio de la copia, buscando el refugio del poder y esperando que el maná del dinero público (ahora menguado) les alcance. Pero esos “artistas” deberían saber que este tipo de proyectos, cuando caen dentro de las Adminsitraciones Públicas y están al servicio no de la cultura sino de personajes sin ninguna capacidad, terminan, más pronto que tarde, desapareciendo como nacieron: fusilados por la incultura de quienes han cogido el fusil de internet y han disparado salvas de fogueo que han cegado a los descuidados.

De todos es sabido que el poder corrompe, y que el poder absoluto, corrompe absolutamente. Pero, además, cuando ese poder se ejerce, como hace el “gobierno de los mejores” apoyado exclusivamente en las ocurrencias de un charlatán de feria, terminando sumiendo en la mayor de las pobrezas a los súbditos (en Extremadura, ahora, para quienes ejercen el poder, no hay ciudadanos, hay súbditos). Y cuando eso se traslada a la cultura, al arte, la pobreza cultural se expande y la mala copia, el plagio, el fusilamiento. Pero a Franco y al jefe del gobierno de la Junta, el Ivancito, les da igual. Franco ya está amortizado, y Redondo, cuando cubra sus expectativas o cuando quienes le ríen y obedecen las gracias le dejen de sonreir, se irá a su tierra vasca, volverá su empresa de “think thank” a seguir ejerciendo sus dotes de prensa y propaganda.

Para @zapatosrosas (Montaña Hurtado) encontrarse con esta situación supone, seguramente, una frustración, porque es el gobierno de su tierra el que le roba su trabajo, y es el mismo gobierno que se dedica a gastar dinero públicos en cientos de coches sin matricular, en hacer políticas que mantienen a más del 50% de los jóvenes en el paro, en tener amordazada (en este caso, consentida) a la prensa con el presupuesto público.

Pero, también, a @zapatosrosas le debe dar fuerza la cantidad de apoyos recibidos de muchos, sobre todo jóvenes, embarcados como ella en proyectos de difusión del arte y la cultura.

Hoy, una vez más, se demuestra que ni el poder ni el dinero sirven para que sujetos indocumentados como Monago se revistan de algo que no se compra: la capacidad de entender la cultura, de aprender. Y los eslóganes y las ocurrencias de Ivancito solamente se entienden que sean compradas en un país gobernado por un partido cuyo presidente solamente lee, con mucha dificultad por cierto, el Marca. Y esa es la marca de todos los conmilitones de semejante sujeto.

Vale.