Archivos para March 31, 2020

PAPEL HIGIÉNICO

LA ASAMBLEA era un semanario republicano y de intereses materiales que se publicó en Cáceres para seguir las enseñanzas políticas de Nicolás Salmerón, profesor y filósofo, introductor en España del krausismo.

El 23 de julio de 1904, LA ASAMBLEA publicó una carta de un lector muy enojado con el director de El Noticiero, diario que también de publicaba por aquellas fechas, a cuenta de un Festival para niños y niñas de las escuelas municipales.

CARTA ABIERTA

Sr. Director de La Asamblea. Cáceres.

Muy señor mío y de mis consideraciones más afectuosas: Acometido ayer por una de esas crisis funcionales que, en los cuerpos cuando marchan bien, como vulgarmente se dice, suelen ocurrir á cada veinticuatro horas, tomé al azar un papel cualquiera, del montón en donde tengo costumbre de poner los que yo destino á tales usos, por su insustancialidad, falta de importancia y de interés, etc. etc.

El que tomé, según á usted digo, por casualidad, y no con intenciones tan aviesas y torcidas como el extrábico mirar de ciertos hombres, hubo de ser El Noticiero, periódico pequeño  que se publica diariamente en esta Capital, bajo la competente dirección é inspiraciones del Sr. D. Manuel Castillo; viendo en aquél, antes de usarle, la falta de fundamento y de verdad con que el Sr. Castillo inclúyese á sí propio, entre los organizadores del Festival Infantil dado por el M.N. é Ilustre Ayuntamiento de esta Capital á los Niños y á las Niñas de todas las escuelas por él sostenidas, pagadas y subvencionadas, y celebrado durante la tarde del 16 del mes en que estamos.

De la verdad el amor

En respetarla consiste;

Que así lo manda el honor:

Y hará un papel muy triste

Si de cosas que no hicistes

Llamarte quiere autor.

Ahora bien: como la aseveración hecha por dicho señor en su periódico, no tiene absoluta ni tampoco parcialmente, NADA DE VERDAD, por haberse iniciado y organizado fiesta tan hermosa, sin que el Sr. Castillo concurriese á todo ello para nada, por ser perfectamente innecesario su concurso, no me parece bien ni es justo en modo alguno que, si en los esfuerzos para llevar á efecto aquella fiesta, hubo algún merecimiento, resulte éste mermado ni en poco ni en mucho, respecto de los hombres verdaderamente organizadores y obreros de mencionado festival, con la inclusión extemporánea y oficiosa que entre los nombres de aquéllos hace el Sr. D. Manuel Castillo, de su propio nombre.

Donde quiera, echando el resto

Por darse lustre mi Ernesto

Tanto se lustra las botas,

Que apenas se las ha puesto

Cuando ya las tiene rotas.

Si á todo lo dicho, Sr. Director de LA ASAMBLEA, junta usted lo pertinente y lo efectivo de mis relaciones con el suceso, por haber visto muy de cerca la preparación y celebración de las fiesta supradicha, entenderá usted cómo y hasta qué punto, el encariñamiento que, sin poderlo remediar, se desenvolvió desde luego en mi corazón en pró de fiesta tan hermosa, pudo desarrollar, tratándose de aquélla, el BIEN ENTENDIDO Y JUSTO CELO contra todo linaje de INTEMPESTIVAS INGERENCIAS y de ARBITRARIAS INTRUSIONES, con motivo de las cuales, y de los miramientos que todo hombre debe á la verdad, me he permitido dirigirle esta carta.

Si á alguna boda te llaman

Ó te invitan á un entierro,

No anheles ser el casado

Ni tampoco ser el muerto.

Pues semejantes manías

No pueden tener asientos

Mas que en caractéres chinos

Ó en caletres que están hueros.

Agradeciendo á usted de todo corazón el amabilísimo hospedaje que ested se sirve darle en su popular y amable semanario LA ASAMBLEA, soy de usted, ahora como siempre, afectísimo seguro servidor q.b.s.m.

ZURRA-TONTAÍNAS

Cáceres, 22 Julio 1904.

Vale.

Alcaldada

Durante unos meses de 1844 se publicó el Boletín de la Agencia de Cáceres, cuyo último número, el 38, apareció el domingo 10 de noviembre. Llevaba este Boletín el lema “Periódico popular, de conocimientos útiles, noticias, avisos y anuncios”. En el citado número 38 y último se insertó un artículo, a modo de despedida, que comenzaba: “Cuando anunciamos al público nuestro pensamiento de redactar un periódico, emitimos nuestra opinión respecto al carácter y circunstancias que pudieran hacer más ó menos interesante su lectura. Digimos entonces, y repetimos hoy, que la política era una necesidad para la mayoría de los españoles.”

En ese último número, bajo el título de Desafueros, se incluía un escrito firmado por Tomás Santibáñez sobre un sucedido en Perales [del Puerto] y que se refiere a la política en la “escala” más básica: la municipal.

DESAFUEROS

Don Patricio Iñíguez Torre, el titulado comandante de armas, el alcalde constitucional de Perales por antifasis, firme en su propósito de gobernar á un pueblo como á una horda de salvages, continúa realizando los mas detestables atentados. En su rotunda, en su crasa ignorancia, no concibe como bueno sino lo que le dicen y aconsejan otros ignorantes como él; ni en su orgullo insensato halla para dirigirle otra regla que su estúpido capricho. Esta verdad, página muy frecuente en su vida, acaba de ser confirmada en una de sus recientes fechorías. Oíd:

El 19 del pasado Octubre, dio órden á Gabriel Santibáñez para que condujeres con una yunta unos ladrillos de los Propios, desde el tejar al pueblo. Contestóle que la yunta no era suya, sino de su hermano el capitán, D. Antonio, y así se lo demostró este en un oficio del mismo día, reclamando la salvedad de las prerrogativas que por su clase le corresponden. La contestación que dio el alcalde, en que pretendía de todo punto desconocerla, es mas bien el lenguaje de un jefe de errantes beduinos, que el de una autoridad de un pueblo civilizado. Conociendo, sin embargo, que en este terreno no podía desempeñarse con ventaja, denuncióle como peligroso á la autoridad militar, y se dirigió contra el primero, conminándole con las multas de 4, 8 ducados y sucesivamente así, si insistía en la negativa. Incontinenti fué á satisfacerlas, acompañado de dos testigos, puesto que no quedaba otro recurso el injusto, ilegal y tiránico capricho del alcalde; pero no pudo hacerlo, porque ni el mayordomo de Propios estaba en casa, ni tampoco había recibido órden para ello.

Yuntero con su yunta de bueyes

En esta situación, acudió Gabriel á la gefatura, denunciando y pidiendo la corrección de estos abusos. La esposición fue devuelta y entregada al alcalde el 24, con decreto  “para que informase y suspendiese los procedimientos hasta nueva resolución”. Pero el alcalde, desentendiéndose de esta prevención, puso el 3 del actual en prisión al interesado, y le envió á la cárcel nacional de Hoyos, donde se le ha recibido indagatoria por el señor juez de primera instancia.

En primer lugar, la yunta no es de Gabriel, sino de Antonio, y ninguno está obligado á prestar servicios con cosas agenas. En segundo lugar, ningún vecino está obligado, con sus cosas ó persona, á ningún servicio de los Propios; y por consiguiente, estaría Gabriel en su derecho resistiéndose aunque aquella [la yunta] le perteneciese. ¿Ignora, por ventura, esto el alcalde de Perales, ó sea el comandante de armas? ¿Ignora los límites que señalan á su autoridad las costumbres y ordenanzas municipales? Pero… ¿qué son para él esas costumbres y ordenanzas cuando en el código de su locura, las halla para todo lo que quiere? En todo pueblo regularmente organizado, se tiene adoptado como un principio incontestable, que la autoridad en el desempeño de sus funciones, debe ceñirse á las leyes, y á falta de ellas, á lo que la razón autorizada por el sentimiento común y la conciencia pública prescriben. Sin embargo, este principio no tiene aplicación con quien se cree más bien un Bajá altanero de Turquía que el alcalde de un pueblo de España.

Resumamos las consecuencias que resultas. El alcalde de Perales ha cometido: 1º Un abuso de autoridad, creando para los vecinos de ese pueblo, obligaciones que no existen. 2º Un acto de tiranía, porque tiranía es apropiarse una autoridad de las atribuciones que corresponden á otra; y crear obligaciones como establecer derecho, es peculiar tan solo del legislador. 3º Un acto de despotismo, porque despotismo es la inversión de la razón, de la justicia y las leyes; y estas, como la primera y la segunda, reprueban la conducta del alcalde en el caso en cuestión. 4º Ha despreciado la autoridad y las atribuciones del señor gefe político, que por el decreto anunciado le había inhibido de su conocimiento, y mandado suspender los procedimientos consecutivos. 5º Se ha hecho reo de atentado contra la reputación, y de ataque á la seguridad de Gabriel Santibáñez, formando un proceso sin méritos, y privándole de su libertad sin causa justa y ostensible.

Estamos á la mira de este proceso, donde creemos que el señor juez de Hoyos sabrá arreglarse á las leyes, haciendo al interesado la correspondiente justicia, como la autoridad militar ha sabido ya hacerla á su hermano D. Antonio. Empero si nos engañamos en este juicio; si contra lo que la razón nos indica y las leyes ordenan, siguiese otro rumbo este proceso, dispuestos estamos contra todos los fiscales y abogados del mundo, á reclamar en el santuario tutelar de Témis, la responsabilidad del alcalde y de todos los jueces que no sepan, ó no quieran, hacer respetar los derechos de la inocencia. Cáceres 8 de noviembre de 1844. Tomás Santibáñez.

Vale.

Historias de la puta mili

EL BLOQUE, periódico liberal, defendía en sus páginas un cierto regionalismo extremeño, encarnado por dos de los políticos más conocidos en los años 1910 a 1920: el botánico Marcelo Rivas Mateos, que en 1918 era Director General de Educación primaria, y Juan Luis Cordero, escritor y poeta.

En el ejemplar de 29 de enero de 1918 incluyó en sus páginas el escrito de un obrero ferroviario, Vicente Cortés, sobre el comportamiento en los trenes de la leva de reclutas de ese año.

LOS RECLUTAS DE ESTE AÑO

Vivimos en una completa época de renovación; antiguamente los reclutas, cuando marchaban á incorporarse á un Regimiento cometían en las cantinas de las estaciones y puestos de refresco ciertos desmanes propio de la juventud y de la afluencia de consumidores; pero en la concentración actual, se han cometido una serie de atropellos inenarrables, y que los obreros de la vía y jefes de Estación cuando en lo sucesivo circule algún tren militar, nos veremos precisados, además de banderines de señales que los Reglamentos preceptúan, á usar una browing perfectamente acondicionada que el instinto de conservación nos aconseja.

Estación del Norte. Madrid. 1917. Soldados listos para embarcar rumbo a la Guerra de África

El 14 del corriente, á un amigo y compañero jefe de Estación de Aldeanueva, le mataron una docena de gallinas y algunas más que se llevaron en el tren con el mayor descoco y sin respeto de nada ni de nadie. En ese mismo día, el que esto suscribe recibió un golpe producido con una caja de madera que arrojaron otros reclutas de un tren, que de haber tenido parada en este apeadero, hubiera buscado quizás con acierto al autor de la salvajada, y por último, al pasar el tren militar 1.004 por las inmediaciones del puente del Tajo, donde se hallaban trabajando los obreros de la 31 brigada, de uno de los coches partió una lluvia de piedras y objetos, hiriendo gravemente en la cabeza al capataz Agustín Pizarro, el cual fue llevado por sus compañeros á la Estación de Río Tajo, donde le fué practicada la primera cura, pasando después á la de Arroyo para que el médico de Sección hiciera la definitiva, dándole tres puntos de pronóstico reservado.

Los mismo reclutas de este tren acometieron al jefe de Casar, Sr. Martín Barrientos, porque trató de impedir se llevaran las gallinas de su propiedad; en esta Estación hubo de intervenir con gran acierto la Guardia Civil, para no lamentar desgracias personales.

[Falta una línea en el ejemplar consultado] justificadísimamente la actitud que para otra concentración debemos adoptar los empleados ferroviarios, pues aunque en los mismo trenes viajan jefes y oficiales que conducen semejantes kábilas, se ha demostrado en la ocasión presente, que no son bastante para la seguridad personal de los que por razón de nuestros cargos, tenemos que presenciar el paso de los nuevos defensores de la patria.

Tal vez muchos de ellos marchen á europeizar a los rifeños, sin tener en cuenta que éstos al lado de ellos, en la mayoría de los casos, resultarán menos salvajes en todos los órdenes de la vida.

VICENTE CORTÉS.

Vale.

Penitencia borbónica

En el periódico MALVAS Y ORTIGAS, de carácter humorístico o satírico, que dirigía Enrique Montánchez, funcionario de la Diputación provincial, se publicaban ripios, chascarrillos y chanzas normalmente de carácter muy local (tenía abundantes roces con El Noticiero, por ejemplo), aunque alguna vez los versos y los comentarios alcanzaban estratos distintos. Como la crónica de la penitencia impuesta por el S.P. Sarto a Federico de Shaeunburg y a Alicia de Borbón.

COSAS DE ROMA

Leyendo el otro día cierto periódico ilustrado –no se malicien ustedes que fue El Sicalíptico– encontréme con la siguiente noticia:

“El príncipe Enrique Shaenburg está dispuesto á reconciliase con su gentil esposa Alicia de Borbón”.

Ya saben ustedes quién es esta gentil Alicia, una de las nenitas de nuestro pretendiente D. Carlos.

La cándida paloma –que, no ha mucho,

Dejando el palomar

Se marchó con un joven –muy cochero

A volar y volar.

En el arreglo ha intervenido el S.P. Sarto, que ha impuesto á los ilustres esposos la penitencia de recorrer á pie, descalzos y vestidos de negro, la friolera de 1.280 kilómetros, alimentándose de pan y agua y hospedándose en las más humildes chozas.

El Papa ha estado muy acertado en los detalles, por que ya saben ustedes, si en vez de pan y agua les hubiera impuesto pan y cebolla hay muchas parejitas felices por esos mundos.

Alicia Ildefonsa Margarita etc de Borbón

También significa otro acierto papal el color del vestido; de haber elegido Sarto el color rosa, por ejemplo, la penitencia quedaría incumplida forzosamente, por que sabido es que, sin traje negro no se va a ninguna parte.

Así, á primera vista, la penitencia parece un tanto fuertecita, pero, ¡qué caramba! examinando con detenimiento, se descubre pronto su justicia; ¡por algo es grave el crimen cometido!

Las personas complaciente, también á primera vista, y dicho sea esto con todo el respeto debido a la infalibilidad del Papa, opinan que el buen Sarto se ha equivocado al fallar de este modo el asunto, mas parándose al pensar, se descubre también que esa sarta de kilómetros la tienen tan merecida el príncipe de Shaenburg como la chica de los Borbón.

La razón es sencillísima –me reveló una señora que está muy caída en estas cosas-, el Santo Padre ha condenado á la princesita por casquilucia (es lo menos ofensivo con que puedo adjetivarla) y al de Shaenburg por estúpido.

Por que, ¡cuidado que se necesita estupidez para gestionar un arreglo después de los sucedido!

¡Pobre príncipe!; me parece estar oyendo decir al Papa, lleno de Santa unción y mirando al reconciliable esposo:

“Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra.”

RIPIOSÍN

Quién es quién en esta historia:

Santo Padre Sarto, Pío X.

Federico Enrique de Shaenburg, noble alemán y su esposa Alicia de Borbón y Borbón Parma, hija de Carlos de Borbón, pretendiente carlista al trono de España. Tuvieron un hijo.

(No sale en el cuadro) Lino del Prete, militar italiano, segundo esposo de Alicia de Borbón. Tuvieron nueve hijos.

Vale.

Oscuridad eléctrica

En 1903 se publicaron varios números de un periódico república, de periodicidad semanal: LA ASAMBLEA. Este medio era afín a los postulados de Nicolás Salmerón, que había sido presidente del Gobierno durante la I República, en 1873, y que dimitió al mes y medio por no estar de acuerdo con unas penas de muerte. Salmerón, historiador y filósofo fue uno de los introductores en España del krausismo, y en La Asamblea se esforzaban por trasladar a lo ordinario local sus ideas. El 19 de diciembre de 1903 insertó un artículo sobre la situación del alumbrado público en Cáceres. Durante un tiempo, fue director de La Asamblea Manuel Sánchez del Pozo, que luego escribiría una historia sobre el periodismo en Cáceres. Nicolás Salmerón murió en 1906.

LUZ Y SOMBRA

Bueno, pues como todo tiene fin, parece que le toca ya á su término la paciencia del público en lo que se refiere a la oscuridad eléctrica. No hemos de incurrir en la vulgaridad de llamarla luz, porque no tiene visos de verdad.

No podrá quejarse la Sociedad [sociedad privada que gestionaba el alumbrado público y privado en Cáceres] de la pachorra pública, me parece que ya era tiempo. Nunca dio buena luz, pero siempre benévola la gente con el nuevo invento, soportaba las intermitencia creyendo que eran verdad las ofertas de mejoría, luego que se trasladara la fábrica, se trageran nuevas máquinas y, qué se yo cuantas más mentiras, todo eso sucedió y lejos de mejorar, ha ido empeorando, empeorando hasta dar gusto andar de noche, cuando hay luna, por esas calles.

Pero ya ante el clamor público, en lo referente á la luz pública también, que no á la privada ó de los particulares, ha tenido el Ayuntamiento que tomar cartas en el asunto y requerir á la tal Sociedad, amenazándola con rescindir el contrato.

Plano de Alumbrado de Cáceres. 1895. Fuente: sig.caceres.es

Esto que parece como una amenaza grave, no es sino una broma como cuando se dice á los niños que se los va á meter un brazo por una manga, sólo que los niños asustados lloran y la Sociedad se ríe y sigue cobrando.

Tal como apañaron el contrato los señores que otorgaron la escritura, la rescisión por las malas costaría un pleito y á éste no va una Corporación de sentido común; más hacedero y fácil es un arreglito, por medio del cual, la Sociedad continúa dando mala luz (porque no puede darla buena aunque quiera ella, y ya sabemos por qué) y rebajar algo, no mucho el precio; de lo que resultará ineludiblemente que seguiremos á oscuras y no era esto lo estipulado, era tener luz de tanta intensidad, por tantas horas y por tantas pesetas. Rebajar el precio á costa de la intensidad, es seguir en una escandalosa lobreguez, que no existe ni en Navas del Madroño.

Y venimos á uno de estos términos: ¿puede consentir el Ayuntamiento aunque gaste menos de las 30.000 pesetas estipuladas que la población esté á oscuras una mitad y la otra mitad apenas esté alumbrada? ¿Puede irse en último término á la rescisión del contrato sin un pleito?

Estas y otras dificultades quedaban orilladas si el público consumidor, tuviera un poco más de energía y no se conformara con la protesta mansa á soto voce. Es muy extraño, es anómalo y habla bien poco a favor de la seriedad de un individuo que como particular sufre y paga la mala luz y pretende que el Ayuntamiento saque las castañas del fuego á costa de un pleito, antes que darse de baja. Si el comercio y los particulares desenganchan, dejando á la Sociedad sólo el importe del alumbrado público, ya ésta tomaría sus medidas y, ó dejaría el negocio si no le convenía, ó se gastaría el dinero en nueva red, nuevas máquinas, personal técnico y apto, y cuantos requisitos necesita una empresa para cumplir honradamente sus compromisos, cosa que hoy no sucede.

El subterfugio de rebajar precio para no dar luz, sería una inmoralidad que el Ayuntamiento seguramente no ha de cometer.

Vale.

Una pedrá a la jícara

Un artículo publicado en El Bloque, periódico democrático, publicado el 8 de febrero de 1910. Este periódico, que ya hemos visitado en algunas entradas de esta serie para (tratar de) entretener durante el confinamiento a causa de la pandemia del coronavirus, se instalaba a menudo en una situación política de izquierdas, un espacio en el ya por aquellos años el Partido Socialista comenzaba a ser referente en las luchas de los trabajadores. El posicionamiento de El Bloque tenía, por otra parte, en una contraposición a los conservadores.

Salvajadas

El Boletín Oficial de ayer publicó una real orden de Gobernación encareciendo á los gobernadores la vigilancia de las líneas telegráficas, ante la escandalosa repetición de las averías á mano airada.

Tales daños no se pueden producir sino por la falta de educación y de cultura, por hombre ó mozos cerriles, por domesticar, que viven en estado semisalvaje ó primitivo.

Plaza de San Juan. Entrada a C/ Pintores. Jícaras. Palomillas.

El respeto á las plantas, á los pájaros útiles á la agricultura, á las creencias de los demás, al ornato público, la higiene pública y privada, el amor á la patria y á la bandera y tantas otras cosas entre ellas la seguridad de las líneas férreas, telegráficas y todo lo que conviene al servicio público, son notas que fácilmente se inculcan por el maestro en la escuela, constituyendo modos de la educación, que no es lo mismo que la ilustración, aunque se dan la mano.

A nosotros nos duele que se registren con tanta frecuencia los hechos que denuncia la real orden citada y por eso hacemos estos comentarios, por si nuestra excitación, que quisiéremos ver recogía por toda la prensa, puede cambiar en algo la comisión de esos daños que tanto pueden perjudicar al servicio público y que acusan un verdadero estado de incultura en los bárbaros que los cometen solo por el placer de “dar una pedrá á las jícaras” y reír de gozo cuando hacen blanco en ellas haciéndolas mil añicos.

Ejerce tal influencia en el ánimo de los niños la palabra del maestro cuando en los primeros años se les hace ver el respeto que todas estas cosas merecen por el bien general que producen, que difícilmente se atrevería un mozuelo á perseguir ó castigar á los animales, ó arrancar flores de un jardín público y menos destruir el telégrafo, las estatuas, ni otra cosa de uso público, si escuchó en la escuela reprochar y afear la conducta de los que tales cosas hacen, cuando todos tenemos el deber de velar por ellos.

Vale.

Fútbol antiguo

A finales de octubre y primeros de noviembre de 1924 se celebraron en Cáceres dos encuentros ente el Deportivo Cacereño y el Nacional F. C., de Madrid. Ambos terminaron con victorias locales por 3 a1 en el primero y 1 a 0 en el segundo. Las crónicas de los dos encuentros se publicaron juntas en la edición del 3 de noviembre de 1924 en el diario LA MONTAÑA, y a continuación insertamos la crónica del primero de los dos encuentros. Aunque no se cita en las crónicas, los dos partidos debieron celebrarse en el único campo de fútbol existente en esas fechas, el de Cabezarrubia, al que muchos llamaban “el estadio”. La crónica tiene un cierto estilo naïf, un punto entre ingenuo y lo desconocido. Aquí va.

El encuentro del Sábado

Luz, alegría y un público bastante numeroso, ávido de presenciar un encuentro donde la emoción va a correr pareja con la valía de los dos equipos contendientes.

Notamos, eso sí, la falta de música, lo que imposibilita que todo se complete.

Y aunque solo sea con la discreción y el respeto que las resoluciones nacidas de la Directiva nos merecen, hemos de censurar un tanto el acuerdo tomada en sentido de que nuestra brillante banda “brille” por su ausencia en el campo, aunque en los programas de mano anuncie con su repertorio el espectáculo y hasta se nos prometa el extreno del pasodoble “Atenas”, obra de un compositor de la tierruca.

Pero en fin; tendremos que conformarnos con esa lugubridad que cita López de Haro en su última producción Fútbo y Jazz-baad.

Por lo menos en Cáceres hasta la fecha había pasado desapercibida.

Pero Rodríguez Semperez interrumpe nuestro filosofeo y observamos que las huestes contendientes comienzan el rudo “match” (cuatro menos diecisiete minutos).

Lo que fue el encuentro.

Comienza Jake a dar ruido enviando el esférico a Virel, pero el pase no es recogido.

Avanza el inter-izquierda madrileño, produciéndose un córner a favor de los nacionales que despeja muy bien Corrochano.

Turégano pasa a Virel el que se interna, despejando con gran acierto la defensa madrileña.

El encuentro se desarrolla a todo “tren” y con juego durísimo.

Una mano de los madrileños motiva un golpe franco que tira Martínez sin consecuencias en el “score”.

Calderón avanza con el balón, pasa a Turégano y despeja la defensa.

Herrero envía un centro a Turégano, desaprovechado por descolocación del citado delantero.

Hay que apuntar seguidamente una peligrosa colada de la línea delantera de los madrileños, sin consecuencias, porque en la rapidez arroja el inter-izquierda el balón fuera de campo.

Calderón asusta a Silvio ante un formidable chuts que este para con maestría.

Córner contra Cáceres que despeja Corrochano con acierto.

Entrada en el área de penal de este delantero con el esférico; Silvio para con serenidad el punterazo que Corrochano dá al balón.

Nuevamente avanzan los de la Villa y Corte salvando la situación Díaz; notamos descolocación en nuestros defensas.

Se pita un orsay y se tira un córner contra los nacionales que Virel envía demasiado abierto.

Turégano se hace con el esférico y pasa al medio ala y a los defensas y envía un chut a Silvio de los de marca la “casa” que significa tanto como decir de los imparables. El tanto por su preciosa ejecución es recibido con una clamorosa ovación.

El juego desde este momento aumenta en dureza y no es su característica la limpieza.

Esto dá lugar a que se castigue con un golpe franco una entrada ilegal que hace el defensa izquierda de los nacionales a Corrochano y que pasa alto.

Un chuts del extremo derecha de los visitantes vá fuera de campo.

Un pase recogido por Calderón motiva que lance un fuerte chuts que Silvio se vé en la precisión de dejar pasar y que apunta en el “score” el número dos a favor de los locales.

Dos córners centra Madrid y dos chuts de Jake que Silvio para con estilo de maestro.

Y con este tanteo termina el primer tiempo.

El segundo tiempo fue el reverso de la medalla; el juego decayó muy mucho y solo merece apuntarse un golpe franco que lanza Turégano y que perforó la red ante un desconcierto entre Silvio y la defensa izquierda, un avance madrileño que origina el tanto de honor a favor de los nacionales ante un exceso de confianza de Díaz y un fallo de Silvio que pudo convertirse en goal con un poco de codicia puesta en nuestra línea delantera.

Y dejamos para lo último un incidente de escasa importancia, pero el que vamos a dar a la publicidad para con ello evitar su repetición.

Un equipier de los visitantes, parecióle oportuno y adecuado al caso, el improvisar unas “lecciones” al árbitro; este en su perfectísimo derecho, ante tamaña insolencia, ordenó se retirara del campo; pero lejos de obedecer continuó con gran obstinación su empeño, teniendo que ser retirado a viva fuerza por el capitán de su equipo.

Hasta aquí solo elogios merece la actitud del árbitro y la del capitán Silvio, que dio un ejemplo de cordura digno de imitación.

Pero hete aquí que una exigua minoría de “intelectuales” censuran al árbitro y éste, acaso olvidando el libre derecho de crítica que al público le acompaña siempre que en ella no vaya el insulto, abandona el campo ante las ruidosas protestas del respetable, merecedor de más consideración.

Nos parece increíble que el Sr. Rodríguez Semperez ignore que un árbitro jamás puede abandonar su puesto, aun en el caso máximo de agresión por parte de los espectadores, agresión que la fuerza pública puesta a su servicio repelerá.

En su decisión del sábado hubo una falta de templanza que pudo traducirse en lamentable incidente si el público no se hubiera revestido de serenidad y de la cordura que a él le faltó; por lo demás su actuación merece plácemes por lo imparcial y acertada.

Vale.

Crónica negra. El Pincelero

Una manera de contar un suceso es hacer caso de las notas informativas de la policía. Otra, la que aparece en El Noticiero, Diario de Cáceres, el 14 de abril de 1903, es seguir los pasos del comisario de policía y uno de los detenidos en la reconstrucción de los hechos, hasta que convergen en un punto: la aparición del arma homicida. Muy curiosa y bien contada

El crimen del sábado.

En la pista.

Ayer el celoso inspector de policía Sr. Santamaría, que tantas pruebas tiene dadas de sus aptitudes, para el cargo que desempeña, se dirigió al lúgubre edificio de la calle de Nidos [la cárcel, calleja de San Benito], acompañado de dos agentes.

Nadie se fijó en este incidente de por sí tan natural, hasta que el inspector volvió á salir con la pareja á sus órdenes, conduciendo con las manos atadas a la espalda á uno de los supuestos autores del asesinato del Pincelero, llamado Porras.

Algunos desocupados, en su mayoría mujeres y chiquillos, que vieron la conducción, se apresurar á correr la voz por las calles inmediatas y ya á la entrada de la calle de Caleros, seguía á la policía multitud de personas ávidas de enterarse de todo cuanto pudiera ocurrir.

Hablando en el vecindario.

Apenas llegó á nosotros el relato del hecho, nos trasladamos á la calle de Caleros, donde algunos vecinos nos facilitaron pequeños datos.

Una de esas mujeres que preguntamos, nos comunicó que á eso de las diez y minutos de la mañana, el Sr. Santamaría con dos agentes habían pasado por dicha calle conduciendo á uno de los del crimen del sábado, que tenía una gran cicatriz en una mejilla y que iba hablando en voz alta y como declarando al inspector cuanto se refería con el asesinato cometido, llegando á oídos de las vecinas las frases “aquí nos paramos” y “aquí entramos”, que el detenido pronunció al pasar por la taberna.

En la taberna.

En busca de algún dato cierto entramos en este establecimiento.

Es una habitación poco espaciosa y humildemente amueblada. Consta de un pequeño mostrador, cuatro bancos de madera y algunas sillas de las llamadas del Casar. Su dueño Isidoro Barrio nos refirió lo que a continuación copiamos:

A las primeras horas de la noche –nos dijo- entraron aquí el Pincelero acompañado del Porra y el Pitorrecio y me pidieron dos cuartillos de vino que les serví. Estuvieron bebiendo y hablando amigablemente hasta que al levantarse y pedirles yo el importe de lo consumido dijo el Porra que él no pagaba; entonces el Pincelero le amenazó con una botella y para evitar escándalos en mi casa intervine yo y los separé.

  • ¿Y no ocurrió nada más? Le preguntamos.

  • Sí señor, respondió; el Pincelero me amenazó con una copa, pero casualmente estaba aquí un hermano mío y consiguió aplacarle, luego enseguida se fueron, y yo, temiendo que volvieran cerré la puerta, pues ya he dicho que no me gustan los escándalos.

  • Estas declaraciones del tabernero, según nos dijo, son las mismas que hizo al señor Juez de Instrucción.

Calle de Caleros. Cáceres.

¿Qué buscaba la policía?

Continuamos interrogando á los vecinos de la calle de San Roque (lugar del suceso) y de la Fuente Concejo, los que nos dijeron que habían visto á la policía y al Porras examinar las tapias de la calleja del Moral y patios del Gobierno, haciendo el detenido demostraciones de tirar alguna cosa, y poco después un albañil recorrer los tejados.

¿Qué buscaba la policía? No hay duda que lo que buscaba era el arma con que se cometió el crimen, pues de otra manera no se explica la salida de la cárcel de uno de los autores del triste hecho, que acaso sea el menos culpable.

El arma.

Las indagaciones de la policía en la maña de ayer fueron infructuosas, pues por más que trabajó, no pudo dar con el cuerpo del delito.

Sin embargo, este se encontró cuando menos se esperaba.

Ayer al anochecer un criado del conocido sastra D. Antonio Galán, con el objeto de cortar unas rosas, se dirigió al huerto que dicho señor tiene a la entrada de la calle de San Roque, un poco más arriba del sitio llamado las higueras que fue donde murió el Pincelero. Este criado iba provisto de un farol á cuya luz vio brillar en el suelo un objeto; la curiosidad le incitó y se bajó á cogerle, viendo con sorpresa que era un cuchillo de grandes dimensiones, cuya hoja estaba cubierta en sus dos terceras partes por un papel blanco manchado de sangre ya seca.

Horrorizado salió del huerto y corrió á contar al Sr. Galán cuanto había visto, ordenándole dicho señor que diera parte á cualquier individuo del cuerpo de policía, como en efecto lo hizo al agente de seguridad Sr. Zancada que se hizo cargo de la herramienta.

Esta es un cuchillo de los que usan los carniceros para cortar la carne, su hoja mide una cuarta de longitud y unos cinco centímetros de ancho, conserva el brillo de lo no usado, pesa bastante y se halla manchado de sangre por el lado destinado á empuñarla y la parte inferior de la hoja, lo que prueba que penetró en su totalidad en el cuerpo de la víctima. En la tarde del pasado domingo se practicó la autopsia al cadáver, confirmándose que las heridas recibidas por el Pincelero eran mortales de necesidad.

Es todo cuanto en el día de hoy en la tarde de ayer hemos podido averiguar respecto al triste suceso que nos ocupa; el sumario sigue su curso y por nuestra parte enteraremos á nuestros lectores de todo cuando llegue á nuestro conocimiento.

Vale.

Bienvenido, míster Marshall en Cáceres.

En 1954 se produjo un accidente aéreo en las proximidades de Cáceres. Un avión norteamericano se estrelló a unos 5 km de la ciudad, resultado dos tripulantes heridos leves y los otros tres ilesos. Cómo contó la noticia el Extremadura, diario de acción católica, es un ejemplo de servilismo, en unas fechas en las que el régimen de Franco trataba de saltar el aislamiento internacional negociando con EEUU el establecimiento de bases americanas en España. Un año antes, se había estrenado con gran éxito “Bienvenido, míster Marshal”, de Luis García Berlanga.

Aquí la noticia tal cual la contó el Extremadura, diario de Acción Católica.

El accidente de esta madrugada

Un bimotor de transportes de fuerzas norteamericanas se estrelló en la finca denominada “Fuente de Guadiloba” a cinco kilómetros de la capital.

Los cinco tripulantes se arrojaron en paracaídas, resultado dos de ellos con heridas leves.

Inmediatamente acudieron al lugar del suceso el gobernador civil, señor Rueda, y fuerzas públicas.

En la pasada noche, hacia la una y cuatro, se ha registrado en las inmediaciones de la capital un accidente de aviación.

Los cacereños se dieron cuenta de que un avión estaba evolucionando reiteradamente sobre la capital y muchos de ellos pensaron incluso en la posibilidad de un aparato averiado que buscaba la forma de aterrizar.

Efectivamente, a la citada hora, el bimotor C-119 0163 de transporte de fuerzas norteamericanas llegaba sobre nuestra ciudad y comenzaba a evolucionar. Se trata de un aparato de transporte que salió ayer tarde a la una y cuarenta y cinco minutos de Francfort del Main y se dirigía vacío a Las Azores.

Los cinco ocupantes que pilotaban el avión son:

Capitán don Guillermo Adala, de 37 años, natural de Nueva York.

Teniente don Tomás Johnson, de 26 años de edad, de Los Altos, California.

Teniente don Juan Mattcheson, de New Haren, Conecticut.

Sargento don Clemente Serik, 22 años. Natural de Reanoke, Virginia.

Y sargento Mervin N. Stronge, de 32 años de edad. Naural de Amaula, Minisota.

CAUSAS DEL ACCIDENTE

Como hemos indicado, dicho avión salió de su punto de partida a la una cuarenta y cinco minutos de la tarde y pensaban estar en Las Azores a las once cincuenta de la noche. Cuando ya se encontraban en altamar, paró uno de los motores y viendo que perdían velocidad a consecuencia de la avería, volvieron hacia atrás buscando las costas de Galicia para tomarlas a lo largo hacia abajo con el fin de poder alcanzar Lisboa.

Con solo un motor y habiendo perdido las agujas de navegación, con la inmensa niebla reinante, temieron estrellarse contra alguna montaña y entonces se adentraron en la Península. Cuando llegaron sobre la ciudad de Cáceres, al divisar una población grande, evolucionaron con el fin de descubrir señales de algún campo de aterrizaje para poder descender. Se les acabó la gasolina y hubieron de lanzarse en paracaídas, cayendo el aparato en la finca “Fuente de Guadiloba”, a cinco kilómetros de la capital y que es propiedad de la señora viuda de don Gregorio Andrada.

Los aviadores cayeron cerca de “La Quinta”, a unos kilómetros del aparato.

Área aproximada de caída del avión

AUTORIDADES Y FUERZAS AL LUGAR DEL SUCESO.

Inmediatamente de ocurrido el accidente, el excelentísimo gobernador civil, señor Rueda, y otras autoridades se trasladaron al lugar del suceso. Acudieron también fuerzas de Aviación, Guardia Civil, Policía Armada, Policía municipal y las de guarnición.

Acudieron igualmente al lugar del accidente el capitán de la Policía Armada, señor Moreno; el comisario de Policía, señor Herrera; el Teniente Coronel de la Guardia Civil, señor Medina y otras personas oficiales.

Posteriormente llegaron numerosos paisanos, entre ellos los médicos señores Gil, Fernández, Guija y el señor Sotomayor.

Recogidos los tripulantes, dos de los cuales se encontraban con heridas leves los tres restantes ilesos; fueron trasladados al Hotel Álvarez, donde se les atendió y fueron solícitamente curados los heridos. El capitán presentaba herida en el cráneo, en que fue necesario aplicarle cinco puntos. También está lesionado el sargento radiotelegrafista. De todas formas, las heridas no son de gravedad.

LOS TRIPULANTES AGRADECIDOS A LAS ATENCIONES.

Los tripulantes del bimotor norteamericano se encuentran emocionados y han expresado su agradecimiento por las atenciones recibidas por las autoridades y las fuerzas, así como de los particulares que han colaborado con las autoridades y las fuerzas.

UN PASTOR Y SU FAMILIA SE SALVAN MILAGROSAMENTE.

Como dato curioso y de interés, hemos de consignar el del pastor de la finca donde se estrelló el aparato, Pedro Granado Barrantes, que, con su esposa y tres hijos, dormía en un chozo a siete metros de donde cayó el aparato y que no perecieron por verdadera casualidad.

LA NOTICIA EN LA CIUDAD

En las primeras horas de la mañana, la ciudad comentaba el suceso con verdadero interés. No se conocían detalles ni se sabían las circunstancias que habían concurrido en el accidente, pero el rumor fue creciendo hasta tomar  considerable cuerpo y no hablándose de otra cosa en todas las conversaciones.

CUATRO PARACAÍDAS ENCONTRADOS.

Hasta la fecha han sido rescatados cuatro paracaídas, faltando por encontrar el correspondiente a uno de los aviadores y otro que fuer arrojado con algunos objetos.

OBJETOS DEVUELTOS POR LA GUARDIA CIVIL

El Servicio de Información de la Guardia Civil, que con tanto celo actúa, ha encontrado y devuelto a los aviadores un talonario, unos guantes grises y unos billetes de Banco.

Avión bimotor C-119 Fairchild, similar al que se estrelló

EN EL AYUNTAMIENTO

El alcalde los obsequió con una copa de vino español. Los aviadores piden una copia del plano de Cáceres como recuerdo del accidente.

A mediodía los aviadores norteamericanos, acompañados del simpático señor O’Ferrall, que sirve de guía e intérprete, estuvieron en el Ayuntamiento, siendo recibidos por el alcalde, señor Elviro, y concejal, señor Cedrún, quienes obsequiaron con una copa de vino español a los aviadores.

Estos mostraron deseos de tener un croquis del lugar del accidente, entregándoseles, por el señor Galán cinco copias del plano de Cáceres, señalados en rojo los lugares en que cayó el avión y donde cayeron los aviadores. El alcalde dedicó en cada ejemplar unas breves líneas de simpatía e higalguía para el pueblo norteamericano y los aviadores que hoy constituyen la nota de atención máxima en Cáceres.

Asimismo, el señor Elviro ha puesto a disposición de los aviadores los autos del excelentísimo Ayuntamiento, para que esta tarde se trasladen al lugar del accidente, acompañados del señor O’Ferrall y del jefe de la Policía Municipal, señor García Plata.

Los aviadores agradecieron conmovidos las atenciones que les dispensaba el alcalde, mostrando en frases de cordial entusiasmo la hospitalidad de Cáceres, de sus autoridades y del vecindario todo, que hace objeto a los aviadores a su paso por las calles de cordiales muestras de admiración y simpatía.

A última hora de la tarde se han personado las autoridades competentes en el lugar del siniestro, juntamente con los aviadores para levantar acta del resto de lo que queda del avión.

Vale.

Premios de Ferias en 1903

El Noticiero, que comenzó a publicarse en abril de 1903, fue durante unos años el periódico de más difusión de la ciudad de Cáceres, y solía reunir crónicas y noticias locales con otras recibidas desde Madrid. El 13 de abril de 1903 daba cuenta de una reunión celebrada el día anterior en el Ayuntamiento en la que se habían acordado diversas actividades de cara a las Ferias de Mayo de ese año. Así era la crónica, insertada como un suelto de información local.

Ayer á las doce y presidida por el señor Alcalde se reunió la comisión encargada de la organización de los festejos. Asistieron los Srs. Santos, Fernández, López Montenegro, Cruz Quirós, Muñoz, Díaz y González, y se acordó:

1º.- Dar dos sesiones públicas de fuegos artificiales.

2º.- Repartir panes á los pobres de la ciudad como disponga el Sr. Alcalde.

3º.- Premiar con dinero ó efectos á las dos viudas que mantengan más hijos, y mejor educados los tengan en la sana moral y buenas costumbres.

4º.- Premiar del mismo modo á dos jornaleros en iguales condiciones y al hijo ó hija que mantenga á su padre ó su madre ó á mayor número de hermanos.

5º.- Dar un premio en metálico ó efectos á los alumnos y alumnas de las escuelas municipales que á juicio de sus profesores sean más aventajados: y,

6º.- Dar al Sr. De la Riva omnímodas facultades para firme todos los documentos, para que resuelva con su recto entender y sano juicio todos cuantos incidentes pudieran ocurrir.

Se advierte á los que soliciten los premios antes indicados, que las solicitudes deben dirigirse al Sr. Alcalde, en el tiempo comprendido entre el día mañana y el 20 de mayo, ambos inclusive.

Vale.