Penitencia borbónica
En el periódico MALVAS Y ORTIGAS, de carácter humorístico o satírico, que dirigía Enrique Montánchez, funcionario de la Diputación provincial, se publicaban ripios, chascarrillos y chanzas normalmente de carácter muy local (tenía abundantes roces con El Noticiero, por ejemplo), aunque alguna vez los versos y los comentarios alcanzaban estratos distintos. Como la crónica de la penitencia impuesta por el S.P. Sarto a Federico de Shaeunburg y a Alicia de Borbón.
COSAS DE ROMA
Leyendo el otro día cierto periódico ilustrado –no se malicien ustedes que fue El Sicalíptico– encontréme con la siguiente noticia:
“El príncipe Enrique Shaenburg está dispuesto á reconciliase con su gentil esposa Alicia de Borbón”.
Ya saben ustedes quién es esta gentil Alicia, una de las nenitas de nuestro pretendiente D. Carlos.
La cándida paloma –que, no ha mucho,
Dejando el palomar
Se marchó con un joven –muy cochero
A volar y volar.
En el arreglo ha intervenido el S.P. Sarto, que ha impuesto á los ilustres esposos la penitencia de recorrer á pie, descalzos y vestidos de negro, la friolera de 1.280 kilómetros, alimentándose de pan y agua y hospedándose en las más humildes chozas.
El Papa ha estado muy acertado en los detalles, por que ya saben ustedes, si en vez de pan y agua les hubiera impuesto pan y cebolla hay muchas parejitas felices por esos mundos.

Alicia Ildefonsa Margarita etc de Borbón
También significa otro acierto papal el color del vestido; de haber elegido Sarto el color rosa, por ejemplo, la penitencia quedaría incumplida forzosamente, por que sabido es que, sin traje negro no se va a ninguna parte.
Así, á primera vista, la penitencia parece un tanto fuertecita, pero, ¡qué caramba! examinando con detenimiento, se descubre pronto su justicia; ¡por algo es grave el crimen cometido!
Las personas complaciente, también á primera vista, y dicho sea esto con todo el respeto debido a la infalibilidad del Papa, opinan que el buen Sarto se ha equivocado al fallar de este modo el asunto, mas parándose al pensar, se descubre también que esa sarta de kilómetros la tienen tan merecida el príncipe de Shaenburg como la chica de los Borbón.
La razón es sencillísima –me reveló una señora que está muy caída en estas cosas-, el Santo Padre ha condenado á la princesita por casquilucia (es lo menos ofensivo con que puedo adjetivarla) y al de Shaenburg por estúpido.
Por que, ¡cuidado que se necesita estupidez para gestionar un arreglo después de los sucedido!
¡Pobre príncipe!; me parece estar oyendo decir al Papa, lleno de Santa unción y mirando al reconciliable esposo:
“Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra.”
RIPIOSÍN
Quién es quién en esta historia:
Santo Padre Sarto, Pío X.
Federico Enrique de Shaenburg, noble alemán y su esposa Alicia de Borbón y Borbón Parma, hija de Carlos de Borbón, pretendiente carlista al trono de España. Tuvieron un hijo.
(No sale en el cuadro) Lino del Prete, militar italiano, segundo esposo de Alicia de Borbón. Tuvieron nueve hijos.
Vale.
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