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Podemos™

cercadelasretamas —  enero 31, 2015 — Deja un comentario

La procedencia académica de la dirección de Podemos™ y su característica definitoria de proyecto de laboratorio, va perdiendo la capacidad de sorpresa y va formando parte del paisaje, diluyéndose en un lenguaje reconocible y, a la vez, trufado de trampas que se tejen en los manuales de comunicación política.

A medida que los dirigentes (perdón, el dirigente, Pablo Iglesias) van siendo pasto de la difusión masiva de sus mensajes y, por tanto, de la pérdida de efectividad de sus conceptos (las palabras, a fuer de usadas, diluyen su significado y se convierten en fin en sí mismas), requieren su renovación, su reinvención y su mezcla con otras para que el mensaje final pueda seguir siendo el mismo.

La comunicación política requiere que un mensaje quede fijado y cale en «el público» (los clientes). Para Podemos™ el mensaje es transmitir que la sociedad está fragmentada, de modo radical, entre «la casta» y «la gente», entre «los de arriba» y «los de abajo». Una división tan radical que permita visualizarla como un muro impenetrable, como un concepto tan sólido, que impida a los receptores del mensaje una simple pregunta: si hay una división tan radical entre «ellos» y «nosotros», ¿en qué lugar colocamos a los dirigentes (perdón, a Pablo Iglesias)?.

El lenguaje no es inocente. Puede ser más o menos educado, elegante, proligo, florido, seco… pero no es inocente. Escuchar los discursos, las buenaventuranzas del Profeta Iglesias, va permitiendo saber un poco más de cómo es la personalidad del aspirante, y de cómo su utilización del lenguaje deja ver, con claridad su posición.

Desde el comienzo, desde el primer mensaje de casta vs gente, hasta su sustitución actual, o su uso combinado, siempre deja clara una cosa: Pablo Iglesias (y su cohorte de discípulos, que manejan la misma semántica) está “con la gente”, está “con los de abajo”. La furibunda reacción a las palabras (más o menos acertadas) de Susana Diaz diciendo que ella era de la casta de los fontaneros, les descolocó. La presidenta andaluza había dado con una frase que unía los mundos separados. Pero no explica la cuestión.

Para Pablo Iglesias, no es cuestión ni objetivo unir esos mundos separados (casta vs gente, arriba vs abajo, política vs ciudadanos), porque la política, para el proyecto de laboratorio Podemos™, no es un instrumento de transformación de la sociedad, es un fin en sí misma, con el que imponer su proyecto. Sin más.

En todo esta sobreexposición, saturación a la que la corte de discípulos del profeta se dedica (en la práctica, son ya un producto de consumo, todavía con la cierta sorpresa de lo nuevo, pero con un desgaste comercial imparable), nunca se ha apreciado lo que da valor a las ideas: su conversión práctica.

Mientras que Pablo Iglesias y sus discípulos sigan hablando de casta y gente, los de arriba y los de abajo… pero sigan diciendo que ellos están con la gente, con los de abajo, están cavando la misma trinchera que dicen denunciar.

Pablo Iglesias está, dice, con la gente, con los de abajo. Porque él se sabe, se cree, un individuo por encima de esa gente. Porque él no es de los de abajo, porque quien se cree élite jamás podrá ser de, jamás podrá pertenecer a…

Vale.