Archivos para November 30, 1999

El texto que se inserta a continuación fue publicado el 5 de noviembre de 1904 en el periódico EL NORTE DE EXTREMADURA, firmado por Manuel Sánchez del Pozo, autor de diversas publicaciones en prensa de la época, recogiendo noticias e informaciones que señalan aspectos pocos conocidos de la historia de la ciudad de Cáceres.

He aquí el nombre de una humilde sirvienta que tuvo el privilegio de hacerse célebre entre los vecinos de la muy noble y leal villa de Cáceres por un arranque de genio varonil en defensa de su ultrajado amor propio.

Corrían los últimos años del siglo XVIII cuando nuestra protagonista fue traída del pueblo de Arroyo del Puerco, de donde era natural, por sus padres Andrés Cacho y Ana Tejado, á fin de colocarla de sirvienta en casa de la muy ilustre dama Dª Cayetana de Ovando, viuda del teniente general marqués de Camarena la Real, razón por la cual era conocida en la villa con el epíteto de la Generala, y su casa aun hoy, convertida en colegio, es conocida por el mismo nombre.

Decíase que la María Cacho, al propio tiempo de venir satisfechísima á servir á casa tan ilustre, no dejaba de abrigar en su corazón temores fundados, por ser de público conocido el carácter un tanto violento de Dª Cayetana, con la agravante circunstancia de haber sido servida en el Perú y en la Florida por esclavos, cuyos virreinatos había desempeñado su marido D. Vicente Francisco de Ovando, marqués de Camarena la Real, algunos años.

Mucho agradó á Dª Cayetana el aspecto varonil de María, cuyo desarrollo muscula no era inconveniente a su natural belleza, que hacían más singular dos grandes ojos, cuyas cejas se unían sobre la nariz formando una sola obscura y poblada.

Casa de la Generala. Cáceres

La casa de la Generala era la más importante de la villa porque esta noble dama, á sus antecedentes linajudos unía una instrucción poco común, esmerado trato social y gran influencia en la corte de Carlos IV, circunstancia que unida a la de ser madre del entonces marqués de Camarena la Real. D. Vicente María de Ovando, y tener á su hija Dª Vicenta casada con el marqués de Torreorgaz, D. Manuel Aponte, hacían que su casa fuera el centro obligado de la aristocracia cacereña, y puede decirse que de la flamante Audiencia, pues lo mismo el regente que los oidores y alcaldes del crimen pasaban las noches en la tertulia de Dª Cayetana, que se complacía en obsequiar á sus contertulios con todo linaje de agasajos.

Servía de mayordomo y administrador de Dª Cayetana su antiguo paje, á la sazón procurador de los Tribunales, por influencia de la misma, D. José García Carrasco, á cuya gestión fue debida la entrada en la casa de la sirvienta María, que fue presentada por su ama á los contertulios, que ponderaron su simpática y arrogante figura y aun se decía que más de un oidor y alcalde del crimen solían pedir agua sin que les molestase la sed, por el sólo gusto de que se presentase en la sala María conduciendo en una rica salvilla de plata tallados vasos de cristal con el apetecido líquido.

Ya hemos dicho que Dª Cayetana tenía un carácter violento y que la María á  su vez, conocedora del propio suyo, abrigaba fundados temores de que llegara algún día en que no pudiera sujetarse y hubiera un enfrentamiento entre ambas; pero esto no obstante pasaron cerca de tres años sin que María demostrara su genio, á pesar de que en dos ocasiones, una porque María pegó á Bartolo, mono muy querido de la Generala, y otra por haber roto un jarrón de china, fue abofeteada por la señora, ultraje que recibió con cristiana resignación, y no se salió de la casa porque tanto D. José Carrasco como el marqués de Camarena la Real la disuadieron; y este último reprochó á su señora madre sus violencias son una sirvienta, de la que decía ella misma lo difícil que sería encontrar una criada semejante.

Siempre se ha dicho que la fortuna de un tonto es dar con otro, y al fin vino a suceder lo que María presagiaba. Una mañana peinaba á su señora, que usaba  para sujetarse el peinado una larga y gruesa alfiler de oro, y por un motivo baladí en el que la Generala disputaba tener razón y la María no se la daba, fundándose en que lo había visto ella, indignada Dª Cayetana , sin mirarla ni reparar dónde, le clavó el alfiler de oro en el pecho derecho, y tan intenso fué el dolor y tal coraje se apoderó de María, que cogiendo á su ama por el pelo la hizo caer para atrás arrastrándola por un buen espacio del suelo.

A los gritos de Dª Cayetana acudieron los demás criados, representando en sus semblantes el asombro al ver á María hecha una furia contra su ama sin cuidarse de la presencia de sus compañeros, hasta que á viva fuerza  éstos la desasieron del pelo de la Generala, que había perdido el sentido, y mientras la condujeron á la cama, María huyó de la casa, yendo á refugiarse á la ermita de El Amparo, desde la que fué conducida por la tarde á la cárcel de villa, donde por la noche fue atacada de una fuerte calentura, producida por la gran inflamación del pecho, que á los once días le tuvo que sajar el facultativo D. Francisco Cansado; y á esta circunstancia y á la de la haberse quedado en susto el síncope que sufrió Dª Cayetana, se debió el que en toda la villa se diera la razón á María, que sólo estuvo detenida cinco días, y que la propia doña Cayetana influyó en los jueces para que la causa no se siguiera.

De este modo se vio libre y pudo volver al Arroyo de donde no quiso salir más, á pesar de haberla solicitado muy buenas casas para servir.

Manuel Sánchez del Pozo

El periódico El Norte de Extremadura de los días 6 y 14 de mayo de 1904 publicó en dos entregas la historia de un cacereño del siglo IX que sirvió a las órdenes del emir Abderrahman II y sus sucesores Mohamed, Almondhir y Abdalá. Según lo publicado en El Norte de Extremadura, aquel cacereño nació en 802 y murió en Córdoba en 859.

Los número del periódico consultados son el 264 y 266, ya que en la hemeroteca de prensa histórica no aparece el 265, por lo que pudiera haber un salto en la historia, aunque en el nº 266 aparece la entrega con el II.

No he encontrado referencias al personaje cacereño en búsquedas por la red, ni tampoco he podido saber si la Historia inédita de Cáceres que preparaba Manuel Sánchez del Pozo llegó a publicarse. Sí hay un expediente en el archivo municipal de Cáceres que se refiere a esa historia, cuando su autor solicitó del Ayuntamiento una ayuda con los gastos para la obra que estaba preparando. La petición de ayuda fue en 1897, y la cita al autor en el periódico que publicó esta historia es de 1904.

Un cacereño ilustre del siglo IX

Con sumo gusto damos cabida en nuestras columnas á los siguientes fragmentos tomados de la Historia inédita de Cáceres de nuestro particular amigo D. Manuel Sánchez del Pozo, referentes á un ilustre hijo de esta ciudad que representó importantísimo papel en la corte de los emires ommiadas.

Por los años de 824, ocupando el trono cordobés el emir Abderrahman II, su canciller Abdallá-Ibn-Omega, que había venido á Extremadura con el objeto de regularizar los tributos causantes de sublevaciones y tumultos en Mérida y otros pueblos, al visitar á Cáceres tuvo la ocasión conocer á un joven cristiano de veintidós años llamado Juan Pablo Gómez, empleado en el alcázar á las órdenes del caíd, encargado por éste de la recaudación de los tributos; con tal motivo fue el designado para ayudar en sus trabajos a Abdallá, que no obstante haber permanecido en Cáceres muy pocos días, fueron los bastantes para conocer el talento y excepcionales condiciones del joven cacereño, hasta el punto de proponerle el que lo acompañase á Coria primero, á Mérida después, y últimamente á Córdoba, donde á su lado y con su protección alcanzaría un bienestar y una ilustración que su permanencia en Cáceres no podría jamás proporcionarle.

Esta proposición de Abdallá, personaje de tal importancia en Córdoba, no podía ser rechazada por ningún joven que tuviera aspiraciones y mucho menos por Gómez, cuyo clao talento le hizo comprender todo el alcance de ella. Mostrándose agradecido á Abdallá, le manifestó su deseo que ya que tan bondadoso era con él, se sirviera de hacerle presente á su padre Antonino, única persona cuya voluntad era para él muy superior á la propia, que desde luego ponía á la disposición de su protector.

Abdallá, que con esta manifestación de Gómez vio un nuevo motivo para aquilatar más su mérito, hizo llamar por medio del caíd á Antonino, con el que sostuvo una larga conferencia que dio por resultado el que los deseos del canciller se realizaran, y el joven cacereño acompañó á Coria y Mérida á su nuevo jefe, dado á este con sus trabajos en una y otra ciudad pruebas inequívocas de sus excelentes aptitudes.

Vuelto á Córdoba, Abadallá no vaciló un momento en dar á conocer al emir todo lo que para el logro de su cometido en la regularización de los tributos se debía al joven Gómez, cuyos méritos y condiciones excepcionales supo pintarle (de) tal modo que, el emir no sólo accedió á firmar el nombramiento de segundo jefe de la cancillería á favor de Gómez, sino que quiso conocerle por sí mismo haciendo que Abdallá se lo presentase inmediatamente.

No tardó Gómez en captarse las simpatías de Abderrahman como se había captado las de Abdallá, y al poco tiempo de su estancia en Córdoba constituía una de las más poderosas influencias cerca del emir, sin que su cualidad de cristiano fuese obstáculo para merecer toda la confianza de Abderrahman.

El triunfo de Gómez fue completo, si bien contra aquella disposición protestaran los fanáticos intransigentes, Saul, el sacerdote Eulogio y otros que por su desobediencia fueron mandados encarcelar por el metropolitano Rocafredo.

(Aquí parece haber un salto en la narración, por la inexistencia de referencias al Concilio que luego se cita. Fue un concilio de obispos mozárabes, presidido por Rocafredo, en el año 852).

A partir de la declaración del Concilio, ningñun cristiano volvió á dar motivo con sus insultos á la religión mahometana para ser castigado.

Los intransigentes, los obsesionados, los fanáticos contemporáneos de Gómez no le perdonaron su iniciativa en aquel hecho extraordinario que tanta sangre y tantas lágrimas evitó al pueblo cordobés, y como los Jonios con Erostrato, trataron en sus narraciones de ocultar su nombre y origen y solo por el apellido de Gómez ha podido ser descrito por los orientalistas Dazi, Marmiller, Gayangos y otros.

No obstante haber fallecido el emir Abderrahman II el 13 de septiembre del mismo año 852 en que se verificó el Concilio, su hijo y sucesor Mohamed, que empezó su reinado destituyendo á todos los cristianos de cuantos cargos oficiales desempeñaban en la corte, hizo una excepción, conservando á Gómez en el mismo puesto que ocupaba con Abderrahman, probándose con este solo hecho el inmenso arraigo que tenía la influencia de Gómez en la corte cordobesa, que le obligó á la muerte del canciller Abdallá, su protector, á adjurar, haciéndose musulmán, sin cuyo requisito no era posible desempeñar la Cancillería.

Gómez, no por esto varió de nombre, pero su hijo, al adjurar con él, cambió el nombre deMartín con el de Omar-Ibn-Gómez.

El nuevo canciller alcanzó una edad tan avanzada que sobrevivió á su hijo y á los emires Mohamed, Almondhir y Abdallá. Murió en Córdoba en 895 y había nacido en Cáceres en 802.

Vale

El Norte de Extremadura, “periódico político, órgano del partido liberal-democrático en la provincia de Cáceres, el 2 de marzo de 1904 informaba de los asuntos tratados en el Ayuntamiento en sesión celebrada el día 29 de febrero.

Según informa el periódico, tras la aprobación del acta de la anterior sesión, se dió lectura de una instancia en que doña Matilde Martín pone en conocimiento de la Corporación que piensa cerrar la plazuela de su casa calle General Ezponda con un zócalo de mampostería y verja de hierro.

El arquitecto informa que no hay inconveniente en acceder siempre que se guarden las elementales reglas de ornato y la obra se verifique bajo dirección facultativa.

Casa de los Trucos. Cáceres

Usando de la palabra D. Emilio Herreros, manifiesta que tiene entendido que el Ayuntamiento ha ejercido en la plazuela en cuestión algún acto de dominio consentido, que ha sido compuesta y empedrada por la Corporación, y pide que antes de resolver, se aporten datos para una determinación justa.

El señor presidente manifestó que en efecto recayó sentencia en un pleito suscitado, y la Corporación acordó que se vea la precitada sentencia, dejando para la próxima sesión la resolución de esta instancia.

Solicitud de cerramiento. AHMCC

Efectivamente, la solicitud se refería al pleno dominio de la plazuela, y en la tramitación, tras la intervención del concejal Herreros, derivó en que recabara de la solicitante la presentación de certificación judicial que acreditara su propiedad. El certificado judicial, expedido por el Secretario de Sala de la Audiencia provincial, Publio Hurtado, copia literalmente el fallo de dicha Sala de 27 de noviembre de 1882, que refrendaba, a su vez, la sentencia dictada por el Juez de Primera Instancia, que declaró que la plazuela pertenecía en pleno dominio a Francisco Martín Herrero y sus hijas Matilde y Arsenia, y sus hijos Fermín y Serapio. La sentencia en primera instancia se dictó el 8 de junio de 1881.

Contra la sentencia de la Sala de la Audiencia cabía, y así figura en el documento firmado por Publio Hurtado, la presentación del correspondiente recurso de casación ante el Tribunal Supremo. Incluso, parece que dicho recurso estuvo preparado por el Ayuntamiento, si bien nunca se presentó, por lo que el Alto Tribunal, aunque el procurador del municipio, el 7 de diciembre de 1882 informó a la Sala de la Audiencia de la preparación del recurso.

El Tribunal Supremo, en Auto de 26 de febrero de 1883, declaró decaído el derecho de la Corporación municipal, al no haberse formalizado la presentación del recurso.

Encabezamiento de Certificado del Secretario de la Sala de la Audiencia provincial. AHMCC

El Ayuntamiento, no he encontrado información alguna, renunció a recurrir al Tribunal Supremo, por lo que desde que fuera dictada la primera sentencia hasta la presentación de la instancia de 29 de febrero de 1904, la plazuela en litigio parece ser que continuó sin cerramiento, sin el cerramiento que actualmente tiene.

Vale.

El bar de Tirso

cercadelasretamas —  noviembre 12, 2020 — Deja un comentario

En 1945, la barriada del Espíritu Santo contaba con una fila de cinco casas en la actual calle del Río Turia (las llamadas casas del yugo), un indeterminado número de casas aisladas anejas casi todas ellas a hornos caleros y la piscina de falange. En la ortofoto de dicho año se aprecia que se trataba básicamente de terreno sin urbanizar, rústico.

Fragmento de ortofoto del Vuelo de 1945.

La ermita que da nombre al sitio estaba prácticamente arruinada. Nada hacía pensar que aquel embrión de población pudiera ir creciendo a medida que su subsuelo iba produciendo para la ciudad, al tiempo que su única fuente productiva (los hornos caleros) iba perdiendo fuerza, la fuerza que para las obras de mayor importancia iba ganando el cemento.

El barrio del Espíritu Santo representa los elementos originarios de la ciudad de Cáceres: el agua del Calerizo, las rocas convertidas en cales para la argamasa de sus construcciones, las cuevas de Maltravieso y el Conejar (antes conocida como Cueva del Oso), la considerada primera construcción religiosa de la ciudad (Ermita del Espíritu Santo).

Solicitud de licencia para local de despacho de bebidas.

Las cinco casas del yugo, la piscina de falange, los hornos caleros y las sencillas casas cercanas a los hornos… Sólo la Huerta del Conde daba a la zona una pátina de los nobles, hidalgos y clérigos que fueron los que escribieron la historia de Cáceres.

En ese año de 1945, Tirso Durán compró a Modesto Chacón (miembro de la familia a la que los vecinos, con el paso de los años, conocimos como los Chacones, propietarios de terrenos y también, durante un tiempo, de la Huerta del Conde) un solar de 125 m2, medianero por la derecha con otro de Antonio Ferrer, y por la izquierda con el de Baldomero Peña.

Informe de sanidad del distrito 5º (*)

 

Sobre ese solar, Tirso Durán construyó su casa y dejó una parte, menos de la mitad, para la apertura de un establecimiento de bebidas, el primero que hubo por la zona.

El bar de Tirso, en el que los cada vez más numerosos vecinos de la barriada jugaban al tute o a la rana, que en verano se jugaba al aire libre, colocando la rana pegada a la fachada y lanzando los tejos desde la mitad de la calle, aún sin ni siquiera asfaltar, con la tierra colorá característica y con algún peñasco que otro.

Con el tiempo, al bar de Tirso le surgió la competencia, prácticamente enfrente, del bar de Serafín, en la esquina de las actuales calles del Turia y del Darro, pero el bar de Tirso sigue existiendo. Con otro nombre, pero sigue existiendo, después de 75 años.

Vale.

(*)  Los documentos reproducidos en esta entrada proceden del Archivo Histórico Municipal de Cáceres.

El periódico EL NORTE DE EXTREMADURA publicaba el 9 de octubre de 1903 una información muy interesante sobre cómo se afrontaba en España la formación de trabajadores manuales, en industria y artesanía. Se refería la información a una Real Orden próxima a publicarse, del Ministerio de Agricultura, que convocaría la adjudicación de 100 pensiones de estancia en fábricas e industrias extranjeras, para que 100 trabajadores, previamente seleccionados, realizasen su formación, por dos años, en empresas de Francia y Bélgica, en aquella primera convocatoria.

Algo que hoy podríamos entender como una convocatoria de Erasmus laboral. Sin duda, una información que debió resultar muy interesante.

Cabecera. El Norte de Extremadura. 9 de octubre de 1903.

Obreros al extranjero.

Por el ministerio de Agricultura se ha dictado recientemente una importante real orden, cuyo interés indudable nos impele á facilitar á nuestros lectores un amplio extracto.

Se establecen cien pensiones para obreros manuales que en el estudio y aleccionamiento de la producción é industrias extranjeros deseen perfeccionar los medios propios de trabajo y habilidad artística ó ampliar los conocimientos ya adquiridos.

Hasta disponer de mejores recursos para organizar nuevas expediciones, los elegidos para la de ahora son Francia y Bélgica.

Cada pensión será de 150 francos abonables por mensualidades cumplidas.

La concesión de las pensiones se hará individualmente por dos años, ampliable por uno más, á propuesta del ingeniero jefe de la expedición, teniendo en cuenta la aplicación y méritos del pensionado.

Los gastos de viaje de ida y vuelta serán de cuenta del Estado.

También les será entregado, á su definitiva vuelta á España, el importe de los jornales que obtengan en los centros de producción extranjera. Entretanto, esos jornales los recibirá, á nombre del pensionado, el ingeniero jefe, el que los depositará trimestralmente en los Consulados de París y Bruselas.

Por urgente necesidad personal ó por atenciones familiares bien justificada, se les concederá el percibo de alguna modesta suma ó un giro mensual á España no superior á la mitad del salario mensual.

Al terminar la pensión el ingeniero expedirá al obrero una certificación en que se acredite la labor realizada, sin emplear calificaciones de ninguna clase, pero sí expresando circunstancias de oficio, género de industria y lugar de ésta.

Al obrero que más se distinga en cada grupo se le concederá un premio extraordinario de 1.000 pesetas.

Para solicitar las plazas no hay límite de especialidad. Todas las industrias y todo el trabajo manual están comprendidos en el llamamiento.

La peticiones, sin embargo, deberán de obtener un informe favorable de una Sociedad obrera ó industrial, legalmente constituídas, y de cuyo registro, con arreglo á la ley de Asociaciones, certifiquen los gobernadores ó alcaldes.

Se admitirán también la referencia á las propuestas escritas, autorizadas por las Escuelas Industriales y de Artes y Oficios, Cámaras de Comercio y Agrícolas y fábricas y talleres del Estado.

Los aspirantes no contarán menos de diez y ocho años de edad ni más de cuarenta.

Las solicitudes, que se dirigirán indistintamente á los gobernadores ó al ministerio, podrán ser presentadas desde esta fecha hasta el 20 de Octubre próximo.

Ocho días después de terminado este plazo se constituirá en Madrid una junta encargada de resolver en definitiva las industrias y oficios que han de estar representados en la expedición, y los obreros que han de formarla.

Antes del 10 de Noviembre deberá hacer esta junta la elección de industrias y pensionados. Sus acuerdos se publicarán en la Gaceta.

Con la mayor brevedad recibirán los designados las cantidades, instrucciones y documentos necesarios para emprender la excursión.

Al frente de ésta irán dos ingenieros, uno de ellos industrial, quienes se encargarán de distribuir á los pensionados en grupos, por oficios afines, cuidando de su instalación en los establecimientos previamente elegidos.

Estos ingenieros se trasladarán periódicamente de unos á otros puntos en donde los diversos grupos tengan su residencia para inspeccionar los trabajos y cada tres meses comunicarán al ministerio las observaciones y noticias que estimen oportunas, sin perjuicio de redactar al final de la expedición una Memoria de los resultados obtenidos.

Vale.

A comienzos del siglo XX la viruela causaba estragos entre la población, y los periódicos de la época se hacían eco de la situación higiénica, y planteaban las recomendaciones que los médicos les hacían llegar. En esa época comenzaba a extenderse en España la escuela higienista, nacida con la Revolución Industrial. En definitiva, se trataba, en muchos casos, no de buscar la buena salud de los trabajadores, sino de que estos estuvieran en disposición de trabajar.

El texto que se inserta a continuación fue publicado en el Diario de Cáceres de 16 de noviembre de 1903.

Cabecera. Diario de Cáceres. 16 de noviembre de 1903.

La viruela

No escribimos un artículo científico. Carecemos de conocimientos en la Facultad, y hasta de medio (libros, revistas) en los que adquirir para divulgar, aquellos principios de la ciencia y aquellas reglas del arte de curar que puede adquirir el profano. Por esto, aquí, invitamos á los profesores médicos de la localidad, para que con la suficiencia de sus títulos y la experiencia de su carrera, puedan por caridad y aun por deber profesional excita á las autoridad y prevenir al vecindario oportuna y convenientemente.

La viruela, la enfermedad más mortífera de todas las que destruyen nuestra raza –como dice el higienista Arnouil- se extiende por las provincias limítrofes, por Ávila, por Salamanca y también por Madrid hoy en tanta comunicación con nuestra capital.

De Salamanca dicen que la epidemia aumenta que “las criadas huyen á sus pueblos” y que los estudiantes se habían reunido para pedir “vacaciones extraordinarias hasta que acabe la viruela”.

En Madrid, hace notar La Época, hubo en Octubre 1100 defunciones (116 más que en igual mes del año anterior) y de aquellas 1100 son 129 debido á la enfermedad variolosa.

La propagación de la viruela por el polvillo de las pústulas desecadas, la descamación de variolosos, su difusión atmosférica, se extiende á grandes distancias según observaciones de Bertillón y de no prevenirse el contagio, el peligro para la salud pública es cierto, inevitables sus tristes consecuencias. Y ahora más que nunca, pues una constante experiencia enseña que la epidemia aparece con mayor frecuencia en invierno que en verano.

El Dr. Vacher ha podido comprobar que de 800.000 nacidos, más de 220.000 son atacados de la viruela y de estos sucumben 58.000 y otra 24.000 quedan grandemente desfigurados.

Otros médicos aseguran que la mortalidad variolosa es de uno por cada 5 ó 7 enfermos. Estos datos pueden verse en Tardieu.

¡Y sin embargo la viruela es quizá la única enfermedad que se puede evitar y hasta extirpar y solo puede decirse que la padece el que quiere padecerla! ¿Cómo? ¡Por la vacunación ó revacunación,m siguiendo siempre el consejo del médico!

La vacunación ha reducido considerablemente no solo el número de los atacados sino lo que es más importante, el número de fallecidos. ¡Del 25 por 100 ha podido bajar al 7 por 100 gracias al descubrimiento de Jenner, según una estadística de Legonet que tenemos á la vista. Sentimos no tener más datos que ofrecer á nuestros lectores.

Alguno que otro caso creemos que importados de Madrid) han ocurrido ya. Y preguntamos: ¿No es hora de que nuestras autoridades faciliten la vacunación gratuita del vecindario y pongan el mayor celo en hacer cumplir las leyes, reglamentos, reales órdenes y circulares de Sanidad? ¡Sobre todo en lo que á escuelas, colegios fábricas ó talleres se refiere.

Nosotros damos la voz de alarma, no vaya á ocurrir lo que hace dos años ocurrió, que por Abril ó Mayo apareció la viruela en Cáceres, y solo allá á fines de Septiembre ó por Octubre se acordaron nuestras autoridades de la vacuna y la vacunación, después de cuatro meses largos de epidemia.

Nuevamente pedimos la cooperación de los ilustrados médicos cacereños, que en estas columnas (que desde luego ponemos á su disposición) ó donde y como mejor lo prefieran puedan aleccionar y persuadir al vecindario. Nosotros recibiremos y propagaremos sus enseñanzas agradeciéndoselas en nombre de nuestro pueblo.

Vale.

El periódico demócrata EL BLOQUE publicaba el 17 de agosto de 1909 un artículo que había aparecido en El Norte Extremeño, que se publicaba también en Cáceres y que era el órgano de los liberales-demócratas. Al parece, las Ordenanzas municipales de Cáceres no permitían el paso por los soportales de la Plaza Mayor de aguadoras de Concejo con sus cántaros en la cabeza. Una criada que llevaba pocos días en la ciudad accedió a los soportales. El inspector municipal, Sr. Jalón hizo gala de sus galones contra la criada.

El tal Jalón debió crear escuela hasta bien entrado el siglo XX. ¿Recuerdan una lámina de la Maja Desnuda, una librería y un cabo municipal?

Además, en aquellas fechas, soldados españoles combatían a los rifeños en el Norte de África.

EL BLOQUE. Cáceres. Cabecera 17 de agosto de 1909

Más calma, Sr. Jalón.

Ayer á las diez y media de la mañana y en plena Plaza pública, presenciamos un suceso sin importancia, pero desagradable por todos los conceptos, á que dió lugar con su intemperancia y carácter brusco el inspector municipal Sr. Jalón.

Una infeliz doméstica llamada María Gómez, que presta servicios en la calle de Valdés, número 3, y que cierto hace muy pocos días está en Cáceres, desconociendo las Ordenanzas municipales, penetra, de regreso de la fuente de Concejo, en el final de los soportales de la Plaza con el cántaro á la cabeza. Más héte aquí que aparece de improviso la figura tétrica del Sr. Jalón, acompañado de un guardia, y después de grandes voces, ordena al municipal que lleve á la prevención á la doméstica, la que al oír aquellas frases se impresiona mucho y entre sollozos y lágrimas dice al Sr. Jalón que la perdone.

– A la prevé, repite el severo inspector en idénticas formas, y la muchacha, presa del mayor estupor, estuvo á punto de caer al suelo, cosa que no sucedió gracias á la oportuna intervención de un dependiente de comercio que al apercibirse del temblor de la chica, le quitó el cántaro de la cabeza.

El Sr. Jalón, al ver, por fin, el estado nervioso de la joven y las protestas de los presenciaron el sucedido, arrepentido sin duda de su ligereza, dio contraorden y dejó en paz a la sirvienta.

¡Qué falta hacía usted en Melilla, D. Paco!

A buen seguro que su presencia en aquellos campos, tal vez causarían á los rifeños más estupor que el que les causa la ascensión de los globos; y cuidado si éstos les aterra é impone.

¡Oh terror do mondo!

Vale

Cáceres, el puzzle

cercadelasretamas —  septiembre 30, 2020 — Deja un comentario

La decisión de la Junta de Extremadura y la Diputación Provincial de Cáceres de reubicar en el Hospital Provincial los actuales Centros de Salud de Plaza de Argel y Zona Centro, además de mantener el Punto de Atención Continuada actualmente existente, por un lado, y trasladar al mismo inmueble el Archivo Histórico Provincial y el Conservatorio de Música, puede convertirse en un puzzle, si se encajan bien las piezas, o en un juego de tetris con variables que pueden desactivar lo pretendido,

No es mala idea aprovechar un inmueble de un tamaño considerable, unos 20.000 m2 construidos, si ese aprovechamiento se realiza mediante un Plan Director que garantice la ejecución coordinada de encaje de todas las piezas (y quizás alguna más que pueda surgir en el camino), y no mediante una segmentación del inmueble a modo de reparto. A modo de ejemplo, cabe señalar que el edificio dispone de al menos tres entradas notables para dar acceso a distintos servicios y se pueden habilitar otras, de manera que garanticen tanto accesos como salidas de evacuación que será preciso tener en cuenta al producirse usos con distintos horarios de aprovechamientos y por distintos tipos de usuarios.

También será necesario tener en cuenta que la última gran reforma del edificio, para convertirlo en un hospital más moderno, a comienzos de los años ya se llevó a cabo con una intervención pudiéramos llamar agresiva, pero que dio buenos resultados, aunque la pérdida del gran claustro central del primigenio hospital es probable que en estas fechas hubiera sido más difícil realizarla.

En cuanto al puzzle (o tetris) al que se someterá a la ciudad, debería incluirse en el Plan Director. Esto es, determinar qué será de los inmuebles que actualmente ocupan el Centro de Salud de la Plaza de Argel y el Archivo Histórico Provincial, y, en menor medida, que será de los espacios que actualmente ocupa el Conservatorio en el Complejo San Francisco.

Como diría Jack, vayamos por partes.

El Centro de Salud de la Plaza de Argel es un inmueble que debe ser conservado y sometido a una rehabilitación integral, pues el paso de los años y el uso intensivo que como Centro de Salud ha tenido ha dañado sensiblemente su interior. Claro, que para ello, desde el momento en que se tome la decisión de trasladarlo al Hospital Provincial, debería establecerse una idea clara del uso que se le quiera dar, y comprometer, presupuestariamente, los medios económicos para ello. Esperar a que se pueda concluir el traslado y dejar su futuro a un «ya se verá», no hará sino someter al edificio a un deterioro rápido y peligroso.

El Archivo Histórico Provincial ocupa actualmente el Palacio de Moctezuma y el edificio anejo, diseñado por el arquitecto Dionisio Hernández Gil, en pleno corazón de la ciudad monumental. Si para el edifico de la Plaza de Argel se hace necesaria una pronta definición de su uso futuro, y su ejecución sin solución de continuidad con el traslado del Centro de Salud, más necesario será establecer el uso futuro del propio Palacio de Moctezuma y del edificio anexo. No sería de recibo realizar un traslado del Archivo y sus dependencias sin saber el destino de las que quedarán vacías. El que el edificio apareciera vacío, sin uso, siquiera un año, dañaría mucho la imagen de la ciudad monumental y del sello Patrimonio de la Humanidad.

Lo que debería plantearse, por tanto, en ese Plan Director, sería que al mover las piezas del puzzle, no volviéramos a incrementar el número de inmuebles cerrados por falta de uso, y más siendo estos edificios de titularidad pública. Todavía tenemos pendiente de resolver la conversión del Palacio de Godoy en un Hotel y el tiempo no pasa en balde. Cada año, el deterioro, por ejemplo, del patio que da a la calle Zapatería es mayor. Someter al paso del tiempo al edificio de la Plaza de Argel, dejándolo si uso cuando ya hace tiempo viene necesitando una profunda reforma, no debería ocurrir, y menos aún al Palacio de Moctezuma.

Respecto a los espacios que deje libre el Conservatorio en el complejo de San Francisco, sin duda deberán destinarse a concluir definitivamente el uso de este edificio como Centro de Convenciones, y a un inaplazable trabajo de las áreas de Fomento y Turismo de Junta de Extremadura, Diputación Provincial y Ayuntamiento, ofreciendo una ciudad que con San Francisco y el Palacio de Congresos (además de la capacidad hotelera), deberá ser un foco de atracción turística, comercial y cultural de primer orden.

Vale.

Dice la RAE que almena es “cada uno de los prismas que coronan los muros de las antiguas fortalezas para resguardarse en ellas los defensores”.

Torre de los Pozos. Cáceres. Años 20 aprox.

Parece ser que esta definición académica es válida para todas las murallas, excepto para un tramo de la de Cáceres actualmente en rehabilitación. En los últimos días, con motivo de la terminación de obras en un lienzo y una torre, la llamada de los Pozo, los dos periódicos impresos que se publican en Extremadura han coincidido en afirmar que esas obras han levantado la polémica.

Bien es cierto que, como viene sucediendo en la prensa española en general, los dos periódicos eluden en referirse a qué autoridades técnicas o científicas en la materia de historia les parece mal la actuación de rehabilitación que se viene llevando a cabo. Eso sí, parece que es en las “redes sociales” donde se debate el asunto con fruición.

Torre de los Pozos. Cáceres. 2020. Parte de rehabilitación concluida.

Sabido es que esas llamadas redes sociales han sustituido a la barra del bar, y más ahora en tiempos de pandemia, y en las páginas de los medios escritos nos encontramos con la opinión de un arqueólogo, que no critica exactamente la actuación sino que se refiere a esperar el resultado final, y a un divulgador de historias inventadas, ni siquiera leyendas con apoyatura histórica, que parece el origen de la agria polémica.

Estaría bueno que recuperar lienzos de muralla (todas las murallas son defensivas) y sus torres se hicieran sin tener en cuenta uno de los elementos fundamentales en las tareas de defensa, como es el que los defensores pudieran guarecerse de ataques enemigos.

Torre de los Pozos. Cáceres. 2020. Lienzo.

La Torre de los Pozos forma parte del conjunto de torres albarranas que jalonan el perímetro amurallado de la ciudad de Cáceres, que data de la época de la dominación árabe, y construidas en algunos casos aprovechando la existencia anterior de sillares de origen romano, formando cada torre y cada lienzo de la muralla que se conserva, una lectura en si misma de la historia de la ciudad.

Esa torre de los Pozos, a la que ahora la rehabilitación le ha devuelto sus almenas, parece ser que es el quid de que las redes sociales y los titulares de los periódicos hablen de polémica.

Una polémica estéril, puesto que las torres albarranas que se conservan (la de la Yerba, la torre del Horno, la del Aver, la Ochavada…) culminan en almenas de prisma rectangular, que es el modelo que se ha seguido en la recuperación del lienzo y torre de los Pozos, si bien en un lateral, aún en obras, el prisma cambia a una figura de base cuadrada y terminación piramidal, acorde con los datos que se conservan del antiguo alcázar árabe.

Torre de los Pozos. Cáceres. 2020. Parte alta de la torre rehabilitada.

Cuando los mal llamados medios de información se refieren a polémicas sin otro dato que sus titulares, lo que están buscando es “competir” con las redes sociales y conseguir que los usuarios que los visitan vía internet cliquen en esos titulares: cada click es contabilizado y es el medio técnico de contar visitas virtuales que forman parte de la factura que cargan luego a sus anunciantes.

Es de esperar que en pocos días, alguno de los polemistas de las redes se atreva a publicar algún artículo en la prensa y así veremos la calidad de sus argumentos.

De momento, y a ojos de quien esto escribe, la parte de las obras ya terminadas (o casi) presenta un aspecto inmejorable, que permite ver en su primera función, la defensiva, una parte de la historia, digo, de la muralla de Cáceres.

Vale.

En el año 2017 se celebró una Exposición con el pintor Sorolla y su relación con Extremadura como tema. Una exposición, como correspondía a la obra del pintor valenciano, colorida y colorista, en la que, como elemento más distintivo de su relación, incluía su cuadro El Mercado, pintado en Plasencia en 1917.

Fue en ese año, 1917, cuando el artista visitó la región. La primera vez, en enero, cuando llegó primero a Mérida y luego a Cáceres, para terminar su viaje en Plasencia.

Bocetos. Museo Sorolla. Madrid.

El propio pintor define así algún elemento de ese viaje en una carta a Clotilde, su mujer: «Hicimos el viaje en automóvil desde Sevilla, vimos Mérida: el teatro romano es una cosa interesantísima y muy hermosa. La ciudad nada de particular. De allí fuimos a Cáceres que es muy hermoso de monumentos del siglo XV, dormimos allí y por la mañana a las 12 tomamos el tren para venir a este pueblo [Plasencia, que es] menos importante que Cáceres, pero es más amable, más íntimo..»

De esa estancia en Extremadura, y de la posterior del otoño del mismo año 1917, son, además del ya mencionado y famoso cuadro de El Mercado de Plasencia, diversos bocetos de edificios o rincones de la ciudad de Cáceres, y que, en la referida exposición de 2017 ocuparon, algunos, un panel explicativo.

Esos bocetos, que nunca fueron traspuestos a cuadros, dejan algunas pinceladas del genio de Sorolla con la ciudad de Cáceres de fondo.

Así, por ejemplo, la Torre de Bujaco, por dos veces, la Casa del Sol o la torre de los Espaderos.

De su estancia en Plasencia, hay memoria fotográfica, con imágenes captadas por Arte-Photo Diez, un fotógrafo placentino, mientas que no la hay de su estancia en Cáceres, al menos en imágenes en las que se vea al artista trabajando o contemplando algunos edificios. En la exposición de 2017, se señala la existencia de fotografías tomadas por el hijo de Sorolla, y, si bien existen fotografías de las mismas fechas, depositadas en el Museo Sorolla, en las mismas no se atribuye autoría, señalándose como fotografías de autor anónimo.

El mismo museo Sorolla se refiere a alguna fotografía tomada en Cáceres, que pudo ser identificada como la ciudad en que sucede el cuadro de la imagen, por tener el mismo encuadre que una de Ruth Matilda Anderson. Es evidente que, a la vista de las fotografías con ese mismo encuadre, cualquier cacereño de mediana edad en adelante las puede identificar al momento. Son las que captan a aguadoras en la fuente del Concejo y que, además, se encuentran recogidas en bocetos de Sorolla, no sé si a la vista de las fotografías o directamente del natural. En todo caso, el encuadre de los bocetos y las fotografías son similares.

Además de esas imágenes captadas por la cámara del anónimo fotógrafo de las aguadoras en fuente de Concejo, el museo Sorolla guarda imágenes de las mismas fechas de otros puntos de la ciudad.

Vale.