Síntoma, síndrome

cercadelasretamas —  abril 4, 2014 — Deja un comentario

Dice la RAE que síntoma es: “señal, indicio de algo que está sucediendo o va a suceder”. Mientras que síndrome es el “conjunto de fenómenos que caracterizan una situación determinada”.
Ayer, 3 de abril, la expresidenta de la Comunidad de Madrid y presidenta del Partido Popular en esa Comunidad, Esperanza Aguirre, protagonizó un acto de reprobable conducta social y política: desobedecer a unos agentes municipales, atropellar la motocicleta de uno de ellos y darse a la fuga cuando estaba siendo multada por una infracción de tráfico.
Este hecho está siendo tratado en los medios de comunicación como un incidente, como una anécdota. Pero no es ni una cosa ni otra. La actuación de Esperanza Aguirre es un síntoma.
¿Alguien se cree que Dolores de Cospedal y Carlos Floriano dicen las tonterías y payasadas que cuentan a los relaciones públicas, digo, periodistas, que dan cuenta de ellas? No es posible. O sí.
Pero lo mismo que los medios de comunicación “de cada vez menos masas” están convirtiendo en un incidente, en una anécdota, es un síntoma, uno de los muchos que forman el síndrome del Partido Popular.
La actitud despreciativa de Esperanza Aguirre dándose a la fuga cuando los agentes de la autoridad la estaban multando, y, posteriormente, desobedeciendo las órdenes de detenerse, y, sobre todo, la cantidad de gilipolleces, tonterías y payasadas que ha ido desgranando en todos los medios de comunicación (que se han convertido en su mejor parapeto, que para eso están), demuestran que para “ellos”, para Esperanza Aguirre y sus correligionarios, y para esa caterva de relaciones públicas y flyers que dicen llamarse periodistas, las leyes están hechas y promulgadas para que las cumplan otros. Y ese es el síntoma.
Esperanza Aguirre, y los que son como ella, creen, precisamente, que cuando ellos dictan las leyes, solamente piensan en que los demás las cumplan y obedezcan sin rechistar. Esperanza Aguirre y los que son como ella, no están sujetos al imperio de la ley. A eso se le llama impunidad, y no es una calificación adquirida por el mérito.
La impunidad que practica el Partido Popular, destruyendo pruebas, con su presidente y presidente del gobierno mintiendo a sabiendas en sede parlamentaria, con Dolores de Cospedal y Carlos Floriano diciendo gilipolleces en la creencia (firme creencia) de que somos tontos, es la constatación de que ellos se creen seres superiores, seres que pertenecen a una raza superior.
Y eso es lo que a Esperanza Aguirre, en su ronda de bolos por los medios de comunicación (vendidos), habría que haberle dicho: ella no es que se crea que es impune, ella cree (y lo cree por la gracia de Dios), que pertenece a una raza superior. En concreto, a la raza aria.
El comportamiento de Esperanza Aguirre es propio del nazismo. La raza superior, la raza aria a la que pertenece, gobierna por mandato divino, o por ley natural. Y los demás estamos sujetos a cumplir esa ley sin rechistar.
Y a todo esto, a esta reducción interesada de un síntoma de nazismo a una anécdota, es comprado por una gran parte de la población, los votantes del Partido Popular, que no pertenecen a la raza superior, a la raza aria, pero que son capaces de venderse a culquier precio (o lo que es lo mismo, a regalarse, a arrastrase) para creer que forman parte de ella.
Vale.

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