Archivos para November 30, 1999

En estos dos meses electorales, y desde la moción de censura que presentó y gano el PSOE de Pedro Sánchez, es recurrente que diversos dirigentes de la derecha (de la derecha de recortables) tilden tanto al líder socialista como a otros (últimamente le ha tocado a Manuela Carmena) de okupas, sí, con k.

El llamar okupa a quien ocupa un espacio de poder al que ha llegado legítimamente, tiene dos connotaciones. Y las dos, negativas. La primera es que la k define al cuestionado como radical, como extremista. Y la segunda, de un profundo pensamiento que señala no solo la ilegitimidad de la okupación con respecto a las leyes, sino que es ilegitimidad es contra el derecho divino del poder y la propiedad.

La derecha, en España, la de los tres cromos recortables, tiene interiorizado que el poder les pertenece por derecho natural cuando no por derecho divino. Y quien no lo entienda así, está actuando en contra de las leyes naturales y divinas que inspiran el ser de ¡España!

Utilizar el sustantivo okupa contra Pedro Sánchez, Manuela Carmena o cualquier otro cargo público legítimo forma parte del argumentario ideológico de Casado, de Rivera… y cuando son subordinados en el escalafón de ellos mismos, el sustantivo pretende convertirse en insulto.

La indigencia ideológica y moral de las tres derechas les lleva a la exageración en cualquier asunto con el que pretenden atacar a los que legítimamente ostentan el poder.

Casado, Rivera, Abascal y sus comepollas mediáticos parece que han desempolvado los viejos libros de formación del espíritu nacional y bucean en su mierda tratando de llevar al subconsciente colectivo aquellas “enseñanzas” que nacían de flechas y pelayos que hicieron una profesión de ellas.

El origen divino del poder es lo que une, como un cordón umbilical, a las derechas con la iglesia más rancia, con la iglesia que bendice las barbaridades que, de momento, solo de palabra cometen sus monaguillos políticos.

El origen natural del poder, el derecho natural a ejercer el poder, les corresponde a ellos, a quienes representan la selección natural de ricos contra pobres. Si buscamos un ejemplar en esta especie en extinción más significativo, lo encontramos en Iván Espinosa de los Monteros. Él, más que ningún otro, representa el pedigrí de quienes acuden al origen natural del poder y de quienes, para avalarlo, muestran sus vínculos con la jerarquía eclesiástica.

Pero el poder político, y lo saben aunque les duele en las entrañas, ya se sabe y se asume por la mayor parte de la ciudadanía, no tiene un origen divino, ni tampoco proviene del derecho natural. Quienes todavía apelan a este origen no están sino diciendo que el poder les pertenece por selección natural, porque son los más fuertes (el poder económico los sustenta), y porque la mayor parte de los ciudadanos somos piezas de caza a los que como los guepardos y leones asestan sus colmillos al acercarnos a la orilla buscando agua, como los ñus.

Vale