El pasado 1 de marzo entraron en funcionamiento los recortes, salvajes, en frecuencias y trayectos, de los autobuses urbanos de Cáceres. En algún caso, como en la linea 4, con la aviesa intención de perjudicar a una instalación oficial, el Centro de Formación de Tropa nº 1 (CEFOT 1). Y hoy, 10 de mayo, el Instituto Nacional de Estadística ha hecho públicos los datos provisionales de marzo de la Estadística de Transporte de Viajeros (TV) .
En el caso de Cáceres, ya advertimos desde este mismo sitio de la inutilidad de los cambios introducidos, que no llevarían sino a aumentar el déficit secular del transporte en la ciudad, porque con recortes en los presupuestos no se solucionan los problemas. Pero el equipo de gobierno de esta ciudad no tiene más capacidad de riego intelectual.
Los datos del I.N.E. (nada sospechoso) determinan que en Extremadura el número de viajeros en el transporte urbano ha disminuido en un 17,6%. O, como diría Su Eminencia Luis de Guindos, el número de viajeros de transporte urbano ha realizado en marzo una envolvente con decremiento sostenido de un 17,6%. En Extremadura, cualquier dato de transporte urbano que se produzca en cualquiera de las cuatro ciudades más importantes influye en el conjunto de manera determinante. Y en marzo los cambios efectuados en Cáceres son los que determinan el descenso, tan acusado de usuarios.
Aunque el I.N.E. no dice expresamente que la estadística referida a Extremadura tenga su punto determinante en la ciudad de Cáceres, cualquier usuario de los autobuses urbanos, usuario diario es consciente de la disminución real y efectiva de viajeros. Pero eso lo ve un usuario diario, no un concejal que sube un día para hacerse una foto, se agarra a una de las barras amarillas para hacerse la foto y luego, raudo, se encamina a desinfectarse la mano.
Cuando los datos concretos de la empresa concesionaria lleguen a la Intervención Municipal reclamando la diferencia en el déficit se comprobará un incremento de esa diferencia en comparación con los “efectos” buscados con los recortes. Porque la empresa cobra por kilómetros, y los recortes realizados por un equipo de gobierno que no ve más allá de las narices de un chato, no han disminuido, de modo claro y real, los kilómetros recorridos.
Las consecuencias son las de un círculo (muy) vicioso en el que se cae cuando quienes toman las decisiones obedecen (por mandato de partido y porque, hay que decirlo, es más cómodo obedecer que pensar) al imperio del austericidio: disminuyen los usuarios del transporte urbano, eso hace que el déficit se incremente, hay que volver a recortar. Y en el caso de Cáceres, además, con un proceso necesario de nueva convocatoria de concesión del servicio que, recorte tras recorte, bien puede ahuyentar a empresas interesadas, bien puede obligar al Ayuntamiento a un concurso en el que la actual empresa (SUBUS Vectalia), si quiere seguir en la ciudad, imponga unas condiciones que vuelvan a convertir el contrato en un pozo sin fondo de, precisamente, fondos públicos.
No hay que olvidar que el contrato vigente se hizo a mayor gloria (seguramente por ignorancia) de Busursa, aquella empresa de aquel empresario modelo, ahora en prisión, Gerardo Diaz Ferrán.