Lecciones de historia cacereña. Joaquín Castel (IV).

cercadelasretamas —  mayo 6, 2021 — Deja un comentario

Continuamos con la transcripción del folleto de Joaquín Castel publicado en opciones expresadas en la página 5 de la misma publicación (ver entrada II de la presente serie).

Y muy interesante resulta conocer cómo el autor, que había dejado la farmacia de la que era titular para ejercer de concejal (con la suficiente merma de sus ingresos) y cómo los propios concejales del Ayuntamiento torpedeaban sus investigaciones, cómo no atendían sus peticiones, dando una muestra de lo que sin duda parece una actitud obstruccionista, tanto por la figura de Castel (un foránea) como por los avances técnicos y científicos que los trabajos del farmacéutico representaban.

Una vez resarcida la Empresa [del abastecimiento de aguas] del gasto de instalación de la fuerza motriz hidráulica, seguramente podría bajar á 15.000 pesetas anuales la subvención del alumbrado público y por otras 15.000 podría tener el Ayuntamiento una abundante distribución de aguas en calles y paseos, resultando al fin que por 30.000 pesetas á que se  ha comprometido por la luz sola, podría tener también las aguas, sin que la Empresa perdiera, sino que resultara con un beneficio mínimo de 8 por 100, y la Ciudad quedase verdaderamente mejorada.

Charca y Molino del Marco, antes de su rehabilitación para Espacio para la Creación Joven

Tal convicción tengo sobre los beneficios para Cáceres de este proyecto que solo en persecución de él acepté el puesto de Concejal renunciando mi titular de Farmacéutico; por él he tenido que sostener enojosas discusiones con algunos concejales al negárseme en distintas ocasiones los medios de comprobación, no para convencerme á mí mismo, sino para probarlos cuán equivocados están los que sistemáticamente ya de modo descarado, ya veladamente se oponen con tanta tenacidad á este proyecto, sin alegar otra razón que su ignorancia del asunto y la desconfianza en mis modestos trabajos; pero estoy dispuesto, á pesar de tatos desaires y tantos disgustos, á coadyuvar á su planteamiento en la medida de mis fuerzas.

De mis convicciones es efecto también el que al discutirse el reciente contrato del alumbrado eléctrico tratase de conseguir al rematante la obligación de instalar la central en el Vadillo y contribuir al proyecto de aguas, y si bien mis peticiones quedaron casi anuladas por la invencible fuerza del número, tengo todavía esperanza de que llegará día en que otros señores, con criterio distinto á los que hoy tienen á su cargo la gestión municipal, ampararán este proyecto que es de cuanto pueden aquí implantarse para transformar á Cáceres el más importante, el más trascendental y el más productivo.

Cada pueblo en sus evaluaciones progresivas debe ajustarse en primer término á los medios naturales de que disponga para no vivir de un modo artificial que siempre resulta muy caro, y si en Cáceres tenemos el ejemplo práctico y vivibles de que este pueblo se fundó y creció casi única y exclusivamente al amparo del agua del Marco, hoy las circunstancias aconsejan la transformación de su aprovechamiento, que sería la tercer ó la cuarta de las sufridas desde la fundación de Cáceres. ¿Por qué no aprovecharla basando en ella el porvenir económico é higiénico de la presente generación y algunas de las venideras?

Insisto en asegurar de la manera más terminante que este es el único proyecto puede dar á Cáceres aguas y alumbrado eléctrico en la forma más abundante y más barata, con la circunstancia de que el agua potable de él es la más pura y la más sana de cuantas existen en cuatro leguas de contorno. La fuerza motriz, siempre precisa, obtenida con el agua del Marco, haría resultar sumamente económica la elevación, así como el desarrollo de la corriente eléctrica del alumbrado desde luego, y quizás no esté lejano el día que base por sí sola para el alumbrado público y particular de la ciudad.

Todo lo que sobre aguas y luz se funde en Cáceres en otras bases, no puede dar más resultado en cuanto al Ayuntamiento, que gravar su reducido presupuesto de ingresos (adquiridos estrujando al pobre contribuyente en la medida máxima que toleran las leyes) con cargas enormes que le conducirían á la insolvencia en plazo breve, y en cuanto al vecindario obligarle á pagar por los servicios mucho mayor suma de la que debiera pagar, haciendo así más difícil la vida en esta pobre Ciudad , tan digna de mejor suerte y que ya á a pasos agigantados corre á la despoblación y á la ruina.

Opino yo, salvo el parecer de quien piense mejor, que la obrita de reembalse del Marco dados los resultados beneficiosos en alto grado que para Cáceres en general y los propietarios de la ribera en particular, se obtendrían con su ejecución, debiera desde luego declararse de utilidad pública y proceder al estudio y construcción á expensas del Ayuntamiento y algún auxilio de los propietarios beneficiados. De este modo el Municipio tendría alumbrado, aguas muy baratas para el servicio de los inverosímiles paseos que han dado en construir en los últimos tiempos sin que llegasen á serles, como de otro modo no puede menos, una carga insostenible su entretenimiento y se fomentarían en carca de un doble las producciones de la ribera que es el primer elemento de vida que tiene Cáceres.

La conducción, elevación y distribución de las aguas y en su caso el alumbrado eléctrico, podrían encomendarse á una Sociedad de Cáceres, ó de fuera y en la cual yo entraría con arreglo á mis pocos medios por el gran deseo que de la prosperidad de este pueblo siento.

Para terminar este bosquejo, por si resultase, como es posible, sermón en desierto, y si estas explicaciones no bastaran á disipar la idea de Chifladuras que sobre el fondo del asunto se ha procurado crear en contra mía, debo decir que me importará muy poco que cualquier erudito á la violeta ó cualquier notabilidad de similor [sic] opinen como tengan por conveniente, pues que la satisfacción de haber querido prestar á Cáceres un buen servicio leal y desinteresadamente me compensará siempre de todo lo que la ignorancia y la malicia en consorcio puedan inventar, y si alguien pudiera considerarse molestado, que consulte su conciencia y tenga en cuenta que hago constar con el higienista del cuento que

Á todos y á ninguno

Mis advertencias tocan, etc.

Cáceres 12 de Septiembre de 1896

Joaquín Castel

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