Cáceres, 1846.

Tomo V. Diccionario Pascual Madoz. 1846.
El Diccionario Geográfico de Pascual Madoz, una ingente obra siempre presente en nuestra historia, recoge en su Volumen V, el vocablo Cáceres. Se refiere a la Audiencia Territorial, a la Capital, a su término municipal y a la provincia. Hace un repaso por todas las áreas posibles entonces. Y también se detiene en detalles muy importantes. Así, en la página 85 del Tomo V, puede leerse, respecto a la villa de Cáceres.
No faltan tampoco en esta capital aquellos establecimientos de recreo y ornato, tan propios de una población de su importancia: su bonito teatro, capas y bien distribuido, fue ventajosamente reformado en 1842, adornando sus dos órdenes de palcos, sus lunetas y proscenio, de una manera conveniente y se preparan en el mismo nuevas obras, que le darán comodidad y desahogo; hay 2 cafés, botillerías, casas de villa y por último, la plaza de toros, modernamente construida, y que sin duda es la mejor de España; situada al NO de la villa y casi tocando á las casas, forma su recinto exterior una gruesa muralla compuesta de arcos de piedra labrada, rellenos después con fuerte argamasa de piedra y cal; algunos de estos arcos constituyen las puertas de comunicación al interior, que se compone en primer lugar, de una ancha galería circular para recibir sobre sus fuertes bóvedas de ladrillo y arcos de cantería labrada, el peso enorme de los tendidos, gradas y palcos, que son todos de piedra berroqueña, y cuya solidez desafía á la duración de los siglos; de esta galería se sale al circo por 3 puertas, y desde la misma se sube á las gradas y palcos por anchas escaleras de piedra; la grada cubierta está formada por 91 columnas de piedra berroqueña, de grano muy fino, y de una sola pieza; los arquitrabes están enlazados entre sí con fuertes barras de hierro, y sujetos á la muralla del recinto esterior con otros barrones de la misma materia; sobre esta galería se hallan los palcos, divididos por igual número de columnas de la misma construcción y condiciones, y tanto estas como las gradas, tienen sus antepechos de hierro, y su interior está pintado de un color ocre bajo, con algunos adornos y cielos rasos; el tejado forma dos vertientes iguales al interior y al esterior; esta escelente obra se empezó por empresa de varios capitalistas de aquella villa, en noviembre de 1844, trabajándose en ella 90 semanas, sin que haya habido que lamentar ninguna desgracia, cosa no muy frecuente en esta clase de construcciones; su coste asciende a 676.000 rs [reales]. Fue dirigida primeramente por el ingeniero D. Secundino Pelilla, y aunque despues han intervenido más ó menos directamente otros sugetos, lo principal de sus obras, y el progreso y buen órden en los trabajos hasta llevarlos á feliz término, se debe al alarife Tejeda, vecino de la misma villa, que en esta ocasión ha acreditado su conocida pericia.
Vale.
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