Los periódicos locales de principios del Siglo XX estaban al servicio de ideas políticas, con las dos líneas básicas: liberales y conservadores. En algunos casos aún permanecen restos de algún sector republicano (hasta la muerte de Salemerón) y al servicio concreto de candidatos de ambos sectores. Además, estaban dirigidos a las clases superiores, las que tenían “cultura” y medios para la compra de los periódicos. El DIARIO DE CÁCERES publicó el 6 de noviembre de 1903 un suceso ocurrido en una taberna de la calle de Nidos, nº 3, y lo hizo “á pesar de su vulgaridad”. Las clases populares, además de pobres eran vulgares. Claro.
EL SUCESO DE HOY
Esta mañana ocurrió en la taberna que existe en la casa número 3 de la calle de Nidos, un suceso que á pesar de su vulgaridad ha interesado mucho al pacífico vecindario de aquellos alrededores.
El hecho
tal como fue referido al Juez de Instrucción es como sigue: Tomasa Gómez Pizarro, dueña del establecimiento, viuda y con dos hijos de corta edad, tiene una hermana casada en Plasencia con el alguacil de aquel Juzgado de quien tuvo á Julio Aceves Pizarro, protagonista del hecho que nos ocupa.
Este hace ya tiempo que vino á Cáceres, sirviendo como cochero en la casa de carruajes de Peña y Ramos; pero habiendo quedado cesante, se puso al frente del establecimiento de su tía, en cuya compañía vive, para ver si ayudándola en su comercio podían salir de la situación en extremo precaria en que se encuentran.
Esta mañana el Julio fue á la estación, donde tomó unas copas de aguardiente, y de regreso almorzó con su tía diciéndola que iba á salir, como en efecto lo hizo, dirigiéndose a otro establecimiento de bebidas, de donde le sacó la Tomasa haciéndole volver á casa.
Una vez en ella se encerró en un cuartucho, donde comenzó a disputar consigo mismo y á decir que no había hombre que se pusiera con él, saliendo al corral y creyéndose enemigo de sí propio, se infirió una puñalada, haciéndose una herida por la que comenzó á arrojar bastante sangre.
La herida
Avisados los agentes de la autoridad, penetraron en la casa, mientras otro compañero acudió á buscar á los médicos Sres. Sánchez Orduña y García Aguilera, que ayudados por el practicante Sr. Martínez, reconocieron la herida. Esta, que está situada en los cartílagos de las costillas falsas, tiene centímetro y medio de profundidad y es de pronóstico reservado.
El arma
con la que se la ha causado es una navaja ordinaria de 12 centímetros próximamente, de la que se incautó el Juzgado.
El Sr. Cardenal y el Escribano Sr. Gaona instruyen las diligencias procedentes y el herido hecha que fue la primera cura pasó conducido en la camilla al Hospital provincial.