La imagen que abre esta entrada me la remitió, muy al principio de la declaración del estado de alarma un militar. Una imagen en la que quienes luchan desde el principio contra el COVID-19 empujan la bandera para dejarla en lo más alto, para simbolizar el triunfo, si se quiere, en la batalla contra el virus.
Hace dos o tres día, los patriotas de hojalata, los que se llenan la boca de banderas y de España, han ordenado que en los sitios donde gobiernen se arríe la bandera y se ponga a media asta: están admitiendo su derrota.
Había hace años un dicho: “Quien se pasa la vida evitando que le atropelle un Mercedes, termina arrollado por un 600”. Pues aquí lo mismo: quien se pasa la vida llenándose la boca de banderas, tapando sus vergüenzas de corrupción con las banderas, ha terminado derrotado por un virus.
En medio de la lucha por aplanar la curva, por detener los contagios, por salvar vidas, el PP ha decidido renunciar.
Poner la bandera a media asta en medio de una batalla es, simplemente, asumir la derrota. Lo malo de todo esto, es que en esa derrota, los patriotas de la derecha están intentando lanzar algunos derrotes como los toros aculados en tablas.
RT @AgustinBotines: En la primera mitad del siglo XVII, heredó esta casa doña Beatriz de Godoy, que casó con Juan Roco y Campofrío, apellid… 1 hour ago
@carlossegovia_ @elmundoes Debe joder bastante que la economía vaya bien y no podáis recibir dividendos de vuestros panfletos. 1 hour ago