A Manolo, hermano, amigo
con quien tanto quería.)
Alimentando lluvias, caracolas,
daré tu corazón por alimento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
No hay extensión más grande que mi herida,
Ando sobre rastrojos de difuntos,
Temprano levantó la muerte el vuelo,
No perdono a la muerte enamorada,
En mis manos levanto una tormenta
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
Quiero mirar la tierra hasta encontrarte
Volverás a mi huerto y a mi higuera,
de angelicales ceras y labores.
Alegrarás la sombra de mis cejas
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
A las aladas almas de las rosas
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