Archivos para November 30, 1999

El gobierno de la Comunidad Valenciana, del Partido Popular, presidido por Alberto Fabra ha tomado la decisión de cerrar la Radio Televisión Valenciana, tras la anulación del ERE presentado, que obligaba, por sentencia judicial, a la readmisión de los trabajadores despedidos.

La reacción del Partido Popular (Alberto Fabra no toma por sí mismo la decisión de cerrar sin consultarla con el partido, con su presidente y del gobierno Mariano Rajoy) a la sentencia del juzgado de lo social no es una pataleta. Ante una sentencia judicial firme, la decisión es la del cierre patronal.

En múltiples ocasiones, con motivo de huelgas de trabajadores, nos bombardean con lo de huelgas salvajes, sobre todo cuando los dirigentes políticos concernidos se encuentran desbordados, especialmente por su incapacidad y su incompetencia para resolver problemas seguramente creados por ellos mismos. Las huelgas salvajes existen.

Pero también existen los cierres patronales salvajes. Y eso es lo que ha hecho Alberto Fabra: ante un problema creado por su partido, un problema que él es incapaz de resolver, un problema que afecta directamente a sus decisiones políticas, lo que ha hecho es ir al cierre patronal salvaje. Y salvaje es quien, como Alberto Fabra, hace salvajadas.

Cuando un padre deja de pagar la pensión de los hijos y la mujer, fijadas en sentencia judicial, puede ser condenado a penas de cárcel. Cuando Alberto Fabra incumple la sentencia del juzgado y ordena el cierre patronal salvaje ¿no está cometiendo un delito?

En el ordenamiento jurídico español no creo que exista, en materia laboral, la posibilidad de la sentencia de imposible cumplimiento, que sería el caso al que podrían acogerse quienes, sencillamente, como hace Alberto Fabra, pasarse la decisión judicial por el arco del triunfo.

Estos dirigentes del Partido Popular, instalados, de sobra y a base de sobres, en la impunidad más absoluta, conocedores que el sistema judicial es el mismo que heredaron del franquismo (es decir, que los jueces, en su mayoría, “son de los nuestros”, y los que no lo son, no forman parte de los núcleos de decisión judicial o son expulsados), no dudan en no cumplir una sentencia y, además, provocar más daño con el incumplimiento. Así, mientras el ERE devuelto a los corrales por ilegal planteaba el despido de 2/3 de la plantilla, la decisión del cierre patronal salvaje provoca el despido de la totalidad de la plantilla (los más afectos al régimen serán recolocados de modo inmediato) y la liquidación de la sociedad.

El quebranto laboral provocado por la decisión de ir al cierre patronal salvaje, también provocará graves perjuicios económicos a la Comunidad Valenciana, por cuanto, hasta que legalmente la sociedad sea liquidada, habrán de seguir abonándose los sueldos de todos los trabajadores, además de ir al abono de los finiquitos, en directo y en contante y sonante, de todos ellos. A ello, también, hay que añadir que los bienes muebles (maquinaria y equipos) e inmuebles adscritos a la RTVV (los que no puedan recuperarse para uso de las administraciones públicas) sufrirán un notable deterioro por la falta de uso, y una más notable depreciación de su valor.

A la deuda acumulada por la gestión nefasta, propia de dirigentes incompetentes en lo político y ladrones en lo personal, hay que añadir los costes laborales del despido de toda la plantilla y la depreciación de los activos de la sociedad. Y todo ello lo pagarán los valencianos.

Un presidente de comunidad autónoma desbordado por la gestión delictiva de sus predecesores, acusado de cerrar la sociedad de la Tv para ocultar y destruir pruebas de la trama Gürtel, toma la decisión de ir al cierre salvaje patronal, mostrando el camino, a cualquier empresario, de que incumplir las sentencias judiciales no tiene castigo.

Y a todo esto, la mayoría de los valencianos volverán a votar al Partido Popular. Lógico, si tenemos en cuenta que, en esta tesitura, se puede afirmar que la mayoría de los valencianos son corruptos en potencia, o encubridores de delincuentes, de políticos corruptos.

Vale.

Ayer será tarde

cercadelasretamas —  noviembre 10, 2013 — Deja un comentario

En estos días, el PSOE está reunido en una conferencia que pretender marcar unas líneas programáticas de futuro, de un proyecto futuro para 2015. No está mal. Pero…

Pero los ciudadanos necesitan un proyecto de futuro para ayer. El mañana lo han tomado la derecha y los bancos, los medios de prensa y propaganda al servicio del poder económico.

No estamos en una coyuntura económica ni social. Estamos en una desestructuración social, económica y cultural. Las coyunturas forman parte del paisaje ordinario de la sociedad. La estructura permanece.

El gobierno del Partido Popular, títere del poder económico, y los medios de comunicación, ahogados por las deudas, son serviles al poder. Lo hemos visto con la Radio Televisión Valenciana: los mismos periodistas que con la coyuntura política manipulaban serviles, piden ahora apoyo de los ciudadanos a los que manipularon y engañaron por dinero. Porque ahora la RTVV no está en una coyuntura, está en la destrucción de la estructura.

El PSOE debe hacer autocrítica real (las personas son lo de menos) y decirle a los ciudadanos que reformar el artículo 135 de la Constitución al dictado del BCE y el FMI fue un error.

La Conferencia socialista es necesaria en la coyuntura, pero es prescindible en la estructura.

Ayer ya será tarde para los 6 millones de parados. Ayer ya será tarde para los pensionistas de dentro de 10 años. Ayer ya será tarde para los jóvenes que la única frontera de futuro está en la emigración.

La estructura del estado del bienestar que la derecha está desmontando, paso a paso, no puede esperar un proyecto para dos años. Necesita ya que ayer esté listo.

No estamos en una situación política ordinaria, donde la coyuntura es un instrumento. Estamos en una situación política extraordinaria, donde la estructura ha sido desmontada, piedra a piedra, y no existe argamasa para poderla reconstruir.

Ayer será tarde para todos. Seguramente, para el PSOE también puede serlo.

Vale.