Archivos para November 30, 1999

El fondo de inversión o “hedge fund” británico Centaurus Capital ha despedido a Aznar. Según las informaciones de las páginas económicas, “el fondo Centaurus Capital, fundado en el año 2000, gestionaba activos valorados en alrededor de 4.500 millones de dólares (3.496 millones de euros) antes del colapso de los mercados en 2007 y se ha visto afectado como otras compañías del sector por las dificultades para obtener financiación y la depreciación de activos.”
Lo que no dicen las páginas salmón ni las de internet especializadas es si Aznar ha sido despedido con honores. Vamos, que si le han dado una suculenta indemnización. Teniendo en cuenta cómo se las gastan los directivos de bancos y empresas que están recibiendo importantes ayudas económicas de los gobiernos, no es de extrañar que la carta de despido fuera acompañada con el resguardo de una buena indemnización. ¿A nombre de José María Aznar López o de Famaztella?
Aznar fue fichado por el “hedge fund” para aportar su experiencia internacional, es decir, para que aportara al negocio sus conocimientos y relaciones adquiridos durante su mandato de 8 años al frente del gobierno de España.
La crisis financiera, consecuencia de las políticas neoliberales de gentes como Aznar, al final le han pasado factura. Esa crisis no sólo devora puestos de trabajo, también devora a quienes la facilitaron con sus decisiones políticas.
Lo peor que puede pasar a una familia tradicional es que el cabeza de familia se quede en el paro. No ya que disminuyan sus ingresos (no creo que sea el caso de Josemari), sino que esté todo el día en casa sin hacer nada, dando… la lata. Y esto es lo peor que le podría pasar a la tradicional familia pepera, que no sólo tiene que recomponer lazos rotos, superar espionajes internos, soportar acusaciones muy graves de corrupción, sino que, además, puede aparecer todos los días el cabeza de familia por la calle Génova preguntado aquello de “qué hay de lo mío”.
Vale.
Hace ya unos años, un infausto presidente del gobierno de España y jefe máximo (entonces y ahora) del PP declaró solemnemente que ese partido y sus militantes eran «incompatibles con la corrupción». La última historia conocida, de hoy mismo, demuestra la falsedad de esa afirmación y, en realidad, demuestra que derecha y corrupción son inseparables.
En nuestro país, la derecha nacida de los terratenientes ha controlado siempre los resortes del poder. Para algunos, habrá que recordar que en el siglo XIX y bien entrado el XX, las familias poderosas «distribuían» a sus hijos en las esferas de control de todos los poderes: uno, se quedaba de administrador de los bienes de la familia, a otro, lo mandaban al ejército (las sagas de apellidos militares ilustres, en gran medida, viene de ahí), a un tercero, al seminario, pero no para ser cura, sino obispo (obispos de apellidos ilustres hay en la historia de la iglesia a montones), y al más tonto lo mandaban a Madrid, «a Cortes», para evitar que se dictaran leyes que perjudicaran sus privilegios o para favorecer otras que los salvaguardaran o acrecentaran.
Esa derecha es la misma, ideológicamente, que hoy dirige el PP: salvaguardar sus privilegios e incrementar sus sinecuras.
Por eso, en el inconsciente colectivo de nuestro país está instalado que a los ricos que ejercen cargos públicos no se les exige honradez y honestidad (y, también, por miedo, ya que ellos detentan el poder económico). Por eso, da igual lo que hagan: su ambición por el dinero se les presupone y que quieran más y más, forma parte de «su natural». A alguien de izquierdas no se le perdona.
El PP, heredero económico, de privilegios e ideológico de esa derechona del siglo XIX, no es incompatible con la corrupción, es inseparable. Saber quienes son los detenidos hoy por una acción judicial no levantará indignaciones de ningún tipo. Entre otras cosas, porque a ver quién es el guapo (o la guapa) que investiga que ha sido detenido un amiguísimo del yernísimo y qué relaciones hay entre el detenido F.C.S. con A.G. y con J.M.A.L.
Vale.
En su despedida, Bush, el señor de la guerra de Iraq, ha repartido medallitas de la libertad a sus amigos. A sus verdaderos amigos: Toñín Blair, el australiano Howard y Álvaro Uribe, de Colombia. A ellos les concede Bush, el monstruo de las galletitas que atragantan, sus premios de despdida. ¿Y a nuestro Ansar? ¿Y al profesor de Georgetown que tanto hizo por él? Pobre Jose.
Bush debe tener un problema de memoria cuando se olvida de su fiel escudero, de su cabo de la remonta, y no le da una medallita de la libertad. ¿Se la merece nuestro Jose? ¿Se la merece?
Yo creo que sí, que Bush es un ingrato, que Bush se olvida de los servicios prestados por Aznar, y esa ingratitud dará lugar sin duda, a reeditar las canciones de Pimpinela. Ahora, cuando el azar les haga coincidir, se subirán a los escenarios y se cantarán como Pimpinela. O mejor, para dar gusto a Jose Mari, parecerán Juanito Valderrama y Dolores Abril (dejo a la libre elección cuál de los dos será Valderrama, aunque por tamaño, le tocará a Jose).
Sin embargo, Bush no se ha olvidado de Aznar. Según fuentes confidenciales de toda solvencia, la comunicación de la Casa Blanca para conceder la medallita de libertad de Bush llegó a la sede de FAES y el topo que ha conseguido colar allí Mariano se puso enseguida a localizar al jefe interino del PP que, con la ayuda de Moragas y Thais Villas de tapadera para no llamar la atención, consiguieron llegar a la Casa Blanca y convencer a Jorgito de que anulara la medalla para Jose.
La pujante presencia internacional de Mariano, los buenos oficios de Moragas y la maniobra de distracción de Thais Villas, han conseguido que Bush, finalmente, olvide a Aznar.
Sí parece que tiene previsto resarcirle invitándole a su rancho de Crawford para que se pueda hacer otra foto con la melena al viento y la botas de cowboy en la mesa. Eso, para Aznar, para el soldado de la remonta de Bush, ya será un gran premio.
Vale.
Cada vez que el nieto del autor de los discursos de Franco habla, cuando menos, sube el pan. Y lo ha vuelto a hacer para decir que la elección (democrática) de Barack Obama es un «exotismo histórico». ¿Qué pretende decir Aznar? O mejor dicho, ¿qué pensamiento profundo se esconde detrás de esa afirmación? En realidad, Aznar hace una afirmación claramente racista, por cuanto de su afirmación solamente puede desprenderse que Obama será el primer y último presidente americano negro. Ese es el pensamiento profundo de Aznar. Ni siquiera considera que los votantes americanos han decidido libremente. Considera que se han equivocado eligiendo a un negro y que en el futuro no volverán a equivocarse porque nunca más ningún negro tendrá la posibilidad de ser elegido.
Ese pensamiento racista, profundamente antidemocrático (en realidad, a Aznar le gustaría que los negros no tuvieran derecho a voto, que no se les reconociera el derecho de un hombre, un voto), es el mismo que la cohorte de pensadores que en torno a FAES le jalean, le ríen las gracias y hacen de su capa un sayo, cuando al analizar las derrotas de los derechistas recurren a aquello de que a los socialistas les votan los que vivimos en zonas rurales o menos pobladas (vamos, los analfabetos, los que no deberíamos tener derecho a voto). Lo que yo no entiendo es cómo en las ciudades dormitorio de Madrid hay tanto tonto de los cojones votando a la derecha reaccionaria.
Pero del mismo modo que Aznar afirma, mesándose su melena al viento (por cierto, tiene el mismo corte de pelo que Bernie Ecclestone) afirma que la elección de Obama es un exotismo histórico, sería muy conveniente que los ciudadanos españoles, incluidos los tontos de los cojones, aplicáramos a Josemari el mismo concepto, pero adaptado a su pensamiento (?) político: los ocho años de gobierno de Aznar fueron un exotismo democrático. Porque su comportamiento, sus decisiones, sus actitudes demuestran que, como su abuelo, el escribano del general bajito, no cree en la democracia.
Para Aznar, la constitución de 1978 es una anomalía histórica, y sus hechos y sus palabras, una y otra vez, así lo demuestran. Ya desde su época de miltante de la extrema derecha en La Rioja, cuando mandaba cartas a la prensa en contra de la Constitución, así lo demostró.
Vale.
No es en absoluto comprensible que la derecha española, dizque liderada por Mariano Rajoy, no sea capaz de acallar a su anterior dirigente, que cada vez que habla hunde un poco más al PP y da ánimos a la ultraderecha. Ahora, con motivo de una reunión de NNGG se ha largado un discurso con dos partes diferenciadas: una, para asestar mandobles al Gobierno, y otra, para deslegitimar a su heredero a título de nada, Mariano.
Lo que Aznar diga de su partido o de su presidente, allá él, allá ellos, si no fuera porque el PP tiene que jugar un importante papel constitucional. Claro, que eso, la Constitución, a Aznar, se la trae floja. Nunca ha creído en ella ni nunca creerá. Para él, la única constitución política son los principios fundamentales del movimiento y los discursos que su abuelo le escribía a Franco. Y para él, la única constitución efectiva en la que cree es en el dinero, el que «gana» por haber sido presidente del gobierno y en el que le hace ganar su yernísimo, Agag.
Sí es más importante que Aznar se dedique a deslegitimar al Gobierno, porque cada vez que habla se pone en evidencia. Que el joven inspector de hacienda en Logroño que escribía cartas a los periódico blasfemando contra la constitución se dedique a descalificar al presidente del Gobierno es una garantía de que Zapatero lo está haciendo bien.
Cuando Aznar critica que se vaya a reuniones por ahí de prestado, en referencia a la cumbre reciente de Washington, tiene su gracia. Si se es políticamente correcto, habría que decir que Aznar se coló de prestado en la foto de las Azores. Pero si se juega a lo mismo que él, habrá que recordarle que en la guerra de Iraq, su trabajo, al tratarse de una guerra, era el de mamporrero de Bush. Que Aznar quiera descalificar a Zapatero, ahora, después de las consecuencias nefastas de un nefasto Bush y de la política seguida por los neocons en EEUU y los neofascistas en España, tiene su gracia.
Dejemos de ser políticamente correctos con Aznar, porque él no lo es, porque él no cree en la Constitución y llámemosle por su nombre y por su comportamiento: fascista. Para él, lo importante no es ganar unas elecciones o gobernar. Para él, lo único importante es mandar, que no es lo mismo. Y si no hubiera elecciones y mandara él siempre, mejor. Ese es su pensamiento político. El pensamiento económico está en la contabilidad de FAMAZTELLA.
Vale.
El juez Garzón se ha declarado incompetente para seguir con la causa abierta por los crímenes de la dictadura, al constatar que Franco y los demás responsables señalados en el Auto de apertura de la investigación han muerto. Lo ha hecho en un documento judicial de más de 150 folios, en los que afirma que la responsabilidad penal del dictador y los que el acompañaron en la comisión de los delitos, se ha extinguido con su muerte, pero afirma que estos delitos siguen vigentes, porque los cuerpos de los desaparecidos no se encuentran.
Pero en toda esta cuestión, desde que hace un mes dictara su primer auto, y a partir de que el colaborador activo de la dictadura Manuel Fraga «recordara» la existencia de la Ley de Amnistía de 1977, han sido muchos, en los medios de comunicación de la derecha y de la extrema derecha, los que han afirmado, sin despeinarse, que, efectivamente, esa Ley de Amnistía también «cubría» los crímenes de la dictadura.
Se recuerda de vez en cuando las acusaciones fundadas al ministro Piqué, gobierno de Aznar, por sus beneficios fiscales en base a una cuidada «ingeniería fiscal». Es habitual que los procesos por delitos urbanísticos estén trufados de una sofisticada «ingeniería urbanística», que construye paso a paso todos los mecanismos necesarios para que los pelotazos queden impunes o se salden con mínimas penas y sin restitución de lo robado.
Ahora, la derecha heredera del «legado ideológico» del general bajito, heredera de los bienes económicos obtenidos en la comisión de los delitos de la dictadura, ha construido, con la inestimable y sonrojante colaboración necesaria de la Fiscalía, una suerte de ingeniería jurídica que les permitirá no sentir que sus riquezas, acumuladas por ellos y por sus padres, beneficiándose de la dictadura, están manchadas de sangre y de olvido.
Es vergonzoso que los periodistas con tirantes, que los añejos y caducos derechistas de la calle de Serrano y los vocingleros de la emisora de los obispos invoquen la Ley de Amnistía para salvar el legado (económico, no quieren ningún otro) que el dictador Franco les dejó. No hay que olvidar que los discursos de Franco se los escribía el abuelo de Aznar.
Pero no hay que olvidar que lo mismo que se persigue a los que justifican la violencia terrorista de ETA habría que perseguir, judicialmente también, a quienes justifican los crímenes de la Dictadura, a quienes amparan a los beneficiarios de esos crímenes y a quienes consideran que la desaparición de más de 140.000 españoles ya está saldada. Saldada, sí, en sus cuentas corrientes.
Vale.
Un leader politique doit assumer ses responsabilités, en toute loyauté et en faisant preuve de courage, de même qu’il est tenu de faire avancer des causes nobles et justes. (Un dirigente político debe asumir sus responsabilidades con toda lealtad, y mostrando coraje, ya que se requiere para avanzar en las causas justas y nobles.)
Así comienza el artículo de homenaje a Bush que firma en Le Figaro el exPresidente Aznar: un homenaje de lealtad… a Bush, claro.
Porque cuando el señor Aznar afirma, sin ruborizarse (mejor dicho, sin sentir ni un ápice de vergüenza) que las responsabilidades se asumen con total lealtad no se está refiriendo a la lealtad que le obligaba con los ciudadanos españoles que le eligieron como presidente del gobierno. Él se refiere a la lealtad a los señores más poderosos que él. En la práctica, cuando Aznar habla de Bush se refiere a él como a su señor.
Aznar no fue leal con los ciudadanos españoles, embarcando a nuestro país en una guerra ilegal, a mayor gloria del más nefasto presidente de los EEUU, según todos los estudios que se vienen haciendo en ese país. Y ser pelota mayor del universo del más nefasto, viene a ser lo mismo que ser el más ridículo de los pelotas del universo.
Unir en dos líneas conceptos como lealtad y coraje con las causas nobles y justas, y atribuyendo a Bush la toma de decisiones en causas nobles y justas (guerra de Irak, Guantánamo, torturas, desregulación financiera…) y atribuyéndose el mismo Aznar la lealtad a esas causas es una falacia propia de quien atesora un elevado concepto de sí mismo, de quien es, en realidad, un ególatra.

Aznar resume, en ese artículo, algo que es propio de los acomplejados, de los psicológicamente acomplejados: se muestra fuerte con el débil (para él, todos los que no le adoran, son desleales y, por tanto, débiles) y débil con el fuerte (con Bush, claro).
De todas formas, en España tenemos la suerte de que su sustituto, que no sucesor, en el PP, el tal Mariano Rajoy, tiene una acusada personalidad, tiene fuerza de carácter y cada vez que su homo antecesor la caga, como en el artículo de Le Figaro, él, superMariano, de manera inmediata se desmarca de esas opiniones y da instrucciones en su partido para que todo el mundo abjure de Aznar, abjure de ÉL.
Vale.

Misiones de Paz

cercadelasretamas —  noviembre 10, 2008 — Deja un comentario

La muerte, en atentado terrorista, de dos soldados españoles, el brigada Juan Andrés Suárez y el cabo Rubén Alonso, en Afganistán, vuelve a poner de manifiesto, una vez más, cómo interesa retorcer los argumentos de quienes no terminan de entender cuál es el papel, cuál es el trabajo de las tropas españolas en ese estado fallido.
De nuevo se pide al gobierno que aclare el sentido de la misión militar, cuando es meridiana: se trata de una misión de paz con mandato legal internacional. En Afganistán, en estos momentos, hay dos misiones militares: una, la que lleva a cabo Estados Unidos, que es una acción de guerra, y otra la que llevan los países que, como España, intervienen en una misión cuya finalidad última es recomponer la estructura de un estado fallido en un estado dotado de una estructura política, social, económica, judicial y militar propia.
Los riesgos, en lugares como Afganistán, son ciertos, claros y siempre, desde el gobierno, se ha dicho que es una misión de riesgo, difícil, pero no es menos cierto que las acciones de guerra de los EEUU influyen en una dispersión mayor por el territorio afgano de grupos talibanes, que actúan buscando respaldo civil contra militares de los diversos países que están allí presentes, sin distinguir, porque no les interesa, entre los que combaten en una guerra de los que ejercen uniformados una labor de paz y de apoyo a la reconstrucción.
Repetir, machaconamente, que el gobierno tiene que aclarar la finalidad de la misión, el «para qué están allí» nuestros soldados (estos machacones enfatizan: «para qué estamos allí», cuando ellos están en las trincheras de la retaguardia con el pulgar bajo los tirantes) no tiene otra finalidad que tratar de demostrar que España está en guerra. Es lo que quieren, es lo que vienen, como martillo pilón, repitiendo una y otra vez para «demostrar» que Afganistán es lo mismo que Irak.
Estos señores de la guerra de la calle de Serrano pretenden, así, lavar sus conciencias cuando apoyaron tocando palmas con las orejas la entrada de España en una guerra ilegal, la de Irak, en el afán de un sujeto, el tal Aznar, de meternos en la historia: en la historia oscura de las ilegalidades internaciones.
Por cierto, y al paso, que los teóricos de la estrategia de la FAES y del melenas del bibote, el autodenominado GEES acaba de comparar a Barack Obama con Hitler. ¿Y a Aznar, con quién lo podemos comparar?
Hoy, cuando todavía regresan a nuestro país los cuerpos de Juan Andrés y Rubén, deberíamos ser más respetuosos con quienes, en una misión de paz, al amparo de la legalidad internacional, y por mandato legítimo, han encontrado la muerte trabajando por ello.
Loor a los soldados y desprecio a los hipócritas.
Vale.
De nuevo, como cíclicamente sucede, aparece una situación de crisis. En este caso, con un comienzo claro en las hipotecas basura con unas entidades estadounidenses Freddie Mac y Fanny Mae, nacidas como consecuencia del crack del 29. Y originada esta crisis como consecuencia de la supresión de los mecanismos de control (o reguladores) del mercado realizada progresivamente por la administración Bush, ahora los neocons, los ultraliberales están escondidos.
Estos ultraliberales, incluidos unos individuos llamados José María Aznar (Centaurus Capital) y Rodrigo Rato (Banco de Inversión Lazard), están ahora escondidos, parapetados tras las montaña de noticias que como consecuencia de sus decisiones políticas están sacudiendo un día sí y otro también los medios de comunicación.
En esencia, estos liberales, ultraliberales o neocons lo que planteaban es que el mercado por sí mismo se puede autorregular y no es necesaria la intervención del Estado. En los EE.UU., con motivo del huracán Katrina, hubo muchos ciudadanos de Nueva Orleáns que decidieron, en el ejercicio de su libertad (es decir, de su liberalismo), permanecer en sus propiedades. Las consecuencias: miles de muertos. Ahora, cuando eran la tormenta Hanna o el huracán Ike amenazaban Nueva Orleans o Tejas, la administración ultraliberal Bush decretó la evacuación de las zonas afectadas, advirtiendo a los ciudadanos que aquellos que no la obedecieran sobre algo muy sencillo: si no evacuaban, el Estado no tendría ninguna obligación sobre las consecuencias que para ellos tuvieran los fenómenos meteorológicos.
Algo así debería haber hecho Bush y su corte de ultraliberales y neocons: eliminar los mecanismos reguladores del mercado debería tener como contrapartida que el Estado no pondría ni un duro, ni un dolar, para «rescatar» a ninguna entidad si se producían problemas.
Sin embargo, esos ultraliberales de un país en el que no existe la seguridad social universal, han de invertir miles de millones de dolares, muchos miles, para que un banco de inversiones como Merryl Linch pueda ser absorbido por el Bank of America, pero ya para salvar a otro del mismo tipo, Lehman Brothers, no había, y lo dejaron caer.
Y después la aseguradora AIG (la de la publicidad del Manchester United, por cierto), que ha necesitado algo así como 85.000 millones de dolares para evitar su quiebra.
Todo este panorama mientras los «ideólogos» ultraliberales, los neocons, Rato y Aznar incluidos, escondidos.
Por cierto, ¿qué dirían los medios conservadores en España, que se alinean normalmente con las más claras tesis ultraliberales si el «hedge funds» Centaurus Capital o el Banco de Inversión Lazard tuviera problemas?
Vale.

Aznar, ausente

cercadelasretamas —  febrero 24, 2008 — Deja un comentario

Iba a titular esta entrada como «Aznar, el Ausente», que es el título que daban los falangistas a su fundador. Pero es probable que aquel fundador se sintiera despreciado por su émulo con melena.
¿Por qué tienen escondido a Gánsar los peperos? ¿Mostrará Gánsar los muñones de tanto morderse las uñas porque no dejan que salga de la caja en que está arrinconado? La extrema derecha que gobierna el PP no quiere que alguien más a su derecha les haga sombra. ¿Qué pasa con Gánsar en el PP? Mientras en el PSOE no hay reparo, sino al contrario, alegría porque Felipe González haga campaña, ¡y con qué ánimos! los peperos sólo tienen un cartucho y está gastado.
Gánsar está amortizado y él lo sabe y por eso cada vez que abre la boca no es para atacar tanto a Zapatero o a los socialistas en general, sino para recordarle a Rayoy a quién le debe la fotografía del cartel electoral.
Cuando en la noche del 9-M se conozcan los resultados electorales y se constate la derrota sin paliativos del señor de los Hilillos, saldrá el Gánsar, con los muñones comidos a mordiscos, para empujarle por la ventana de Génova.
A Gánsar no lo tienen encerrado en un cajón para que no moleste en la campaña y perjudique la ¿estrategia? de Maricomplejines. Al limpiabotas de Bush lo tienen encerrado porque saben que les dará una patada en el culo.
Gánsar está loco por volver a dirigir el PP, ahora que ha conseguido su anhelo: que se haya convertido en un partido de extrema derecha, al más puro estilo de Le Pen o de los austríacos.
Gánsar está deseando que Rajoy se estrelle para volver.
Volver, volver, volver… a mentirnos otra vez.