Archivos para November 30, 1999

Una vez aprobado el Plan General de Cáceres, pendiente de su entrada en vigor, aparte de algunos episodios políticos que sin duda surgirán, ahora llega el momento de su aplicación.

Las empresas, los profesionales, las entidades financieras serán responsables de una más o menos agilidad privada en el desarrollo del planeamiento, lo que conllevará la creación de empleo ligado a la actividad urbanística, aunque la coyuntura actual no sea la mejor, y siempre teniendo un horizonte: que el sector inmobiliario funcione con mejores criterios que lo ha hecho en años anteriores. Es de esperar, para ello, que los propietarios de suelo, en su mayoría herederos que esperan con la mano extendida hacer caja, entiendan que no pueden buscar la especulación como camino para hacerse más ricos de lo que son.

A la administración, al Ayuntamiento, también le toca ponerse las pilas, ser más ágil en la tramitación de los documentos (consultas de viabilidad, programas de ejecución…), sin dejar de ejercer un control suficiente en el desarrollo de la ciudad. Para ello, y en el menor plazo, el Ayuntamiento debería poner en marcha la Gerencia Urbanística, con suficiente capacidad para facilitar la agilidad en la tramitación de expedientes, controlada por el pleno municipal, dirigida políticamente por la alcaldía y con funciones claramente intervencionistas.

La intervención de la administración en el control y seguimiento del planeamiento no tiene por qué ser causa de retrasos, sino elemento de garantía, de manera que bien fijadas las reglas del juego, todos han de atenerse a ellas, evitándose caminos tortuosos como los que actualmente se producen. Fijando criterios claros, suficientes, todos los agentes que intervienen en el proceso sabrán a qué atenerse.

Creo, no obstante, que la conformación política del ayuntamiento, y la conformación interna de los servicios administrativos, serán un lastre para sacar adelante una Gerencia Urbanística que permita el mejor funcionamiento posible. Es más, será más determinante la situación administrativa, la estructura administrativa actual, que la política.

Una Gerencia Urbanística, con funciones definidas, claras, y una estructura bien definida, vinculada a las decisiones del pleno municipal y a su ejecución por quien corresponde en la alcaldía, será un obstáculo, sin duda, para la actual estructura de los servicios municipales.

Cualquier cambio es un problema en las administraciones, mientras que las tendencias en las empresas se orientan a no considerar problemas sino dificultades los procesos de adaptación.

Vale.

La vida cultural, referida a las bellas artes, de una pequeña ciudad como Cáceres, no tiene sentido ni referencia sin una decidida acción política desde el Ayuntamiento, claramente diferenciada de otras áreas de gestión, para que la visión de los ciudadanos sea nítida y para que la visión de las actividades culturales sea referente social.
Cuando la acción cultural está asociada al área de festejos, por ejemplo, no existe separación visual en la percepción ciudadana, y eso lleva a que en la mayor parte de las veces, cuando los medios de comunicación realizan encuestas (o lo que sea eso que hacen), toda la actividad cultural se circunscriba a si hay o no conciertos de determinada música.
La acción municipal en materia de cultura debería apostar por realizar políticas de promoción de las bellas artes, pintura, escultura, dibujo, música (entendida como cultura y no como espectáculo comercial de masas, que también). Hasta ahora, desde que en junio de 2007 se terminó con doce tediosos años de política municipal de la derecha más rancia, las actividades culturales en estos campos siguen siendo las mismas, con un continuismo que solamente tiene su explicación en la indolencia.
Es penoso que el Ayuntamiento de Cáceres solamente disponga de una sala de exposiciones (en el Palacio de la Isla) ya que las casas de cultura, distribuidas por barriadas tienen funciones específicas y su utilización en la promoción de artes, pintura y similares complementaria. Esta disponibilidad ínfima es herencia del tedio cultural recibida, pero es necesario cambiar la tendencia. Es inasumible políticamente que se reciban en el Ayuntamiento peticiones de artistas para exponer en Cáceres (vecinos de la ciudad o no) y no se les pueda atender.
No es necesario que el ayuntamiento disponga de inmuebles destinados a ese uso, pero sí es necesario que sea el ayuntamiento el que tenga capacidad, política, de que inmuebles públicos y/o privados, con escasos usos o ninguno no puedan ser destinados a mostrar los trabajos creativos de quienes han hecho del cultivo de las Bellas Artes un modo de vida o un modo de entender la vida.
Crear un censo de lugares de exposiciones habituales (determinados bares o pubs, salas particulares, salas de instituciones públicas) y promover la incorporación a ese censo de espacios no utilizados o infrautilizados es una tarea política que debió acometerse hace mucho tiempo, para evitar la desazón de los funcionarios municipales que han de arruinar los deseos de los artistas de exponer en Cáceres.
Es incomprensible que el hall de la Estación de Autobuses tenga más actividad en este campo que muchos edificios públicos y privados del casco histórico.
Vale.
Cuando un artista desea dar a conocer su obra, sobre todo cuando se trata de gente novel, la primera cuestión que se plantea es dónde. En la ciudad de Cáceres existen, dicen, tres galerías (Belleartes, María Llanos y Punto Rojo) en las que pueden exponer quienes conocen a sus propietarios y cuya obra interesa o es del gusto de esos propietarios. Todos los demás, la inmensa mayoría, tiene que buscarse la vida.
El primer lugar, el primer intento de búsqueda de un espacio en el que exponer los cuadros, las fotografías, las esculturas… suele ser, debe ser, el área de Cultura del Ayuntamiento. Siempre que los ayuntamientos tengan área cultural, por supuesto.
En Cáceres, con una concejalía de cultura en el organigrama municipal, son muchos los artistas, más o menos consagrados, principiantes, estudiantes de Bellas Artes, autodidactas, que se dirigen a la concejalía solicitando un espacio, unas paredes, una sala en la que su obra, trabajada desde el esfuerzo, la imaginación, la constancia, pueda ser conocida.
La realidad es dura: en la mayor parte de los casos, en un porcentaje muy elevado, casi del cien por cien, esas peticiones no pueden ser atendidas. La razón: el Ayuntamiento solamente cuenta con un espacio, el Palacio de la Isla, y un par de salas dentro de ese inmueble. Y dentro de las prioridades de la política local en materia de cultura no se encuentra facilitar esas salas a quien las solicita, sino que se utilizan para, como sucede estos días, exponer unos grabados de Picasso, pertenecientes a una colección cuya procedencia está en entredicho. Y no solamente se exponen esos grabados por un tiempo razonable, sino que con la excusa, incierta, de que es muy visitada la exposición, se prorroga su exhibición.
Mientras, las peticiones de multiples artistas se amontonan en unas cajas de cartón, en el suelo, bajo unas estanterías, olvidadas ya antes de que llegaran al Ayuntamiento. En esas cajas de cartón duermen el sueño eterno el eterno sueño de muchos artistas que solamente quieren que los ciudadanos, en la mayor parte, sus propios convecinos, conozcan su obra.
En esas cajas olvidadas, pero que gritan cada vez que se las mira, duerme una forma de hacer cultura: ninguna.
Vale.
Durante gran parte del mandato de José María Saponi al frente de la alcaldía de Cáceres (1995-2007), siempre con mayorías absolutas más que holgadas, la mayor parte de sus defensores a ultranza y de quienes, no siendo fieles seguidores se plegaban a sus decisiones, siempre se referían a su gran capacidad como gestor. Esa capacidad, cuando se trata de ciudades, se ve traducida, con el paso del tiempo, en aquellas realizaciones que repercuten en la calidad de vida de los vecinos y en la mejora de la ciudad como espacio de convivencia, esto es, en los equipamientos.
Más de una vez he planteado a muchos defensores de la gestión de Saponi que me señalen qué elementos de su gestión son los que han mejorado la calidad de vida de los cacereños y en qué elementos físicos, en qué equipamientos se ha traducido su gestión. La ciudad ha crecido, se han extendido los barrios, pero estos crecimientos no son sino realizaciones privadas, con la ejecución por las Juntas de Compensación de los distintos sectores de planeamiento. Equipamientos de titularidad pública, planificados, desarrollados y ejecutados por el propio Ayuntaminto, no existen. Quizá una sede de asociación de vecinos y poco más.
Tras 12 años de gobierno con mayoría absoluta, su recuerdo queda más por la enorme deuda en la que sumió al municipio y en la ausencia absoluta de equipamientos. Y alguna cuestión más que demuestra su incompetencia como gestor público. Veamos algún ejemplo.
El Ferial. La Revisión del Plan General Municipal, tramitada en su mayor parte con gobierno del PP, hasta que la Junta de Extremadura decidió que había elementos inasumibles y obligó a modificarlo a un gobierno municipal en minoría socialista, contenía alguna cuestión que habría de ser explicada.
El actual recinto Ferial de la ciudad tiene una superficie de unas 13 Has., y su entorno es el origen de la Revisión, ya que inicialmente se planteó una modificación puntual, redactada por Manuel Herrero (que luego resultaría director de la Revisión), incluyendo la aportación a las arcas municipales, como contrapartida, de 200 millones de pesetas para la construcción de un pabellón ferial. En los diversos documentos de la Revisión, hasta el aprobado el 4 mayo de 2007, 24 días antes de las elecciones municipales, los terrenos del municipio aparecían tramados en los planos de clasificación del suelo (Plano 3), mientras que en los planos de gestión aparecían sin trama, esto es, como suelo urbano. ¿Qué sucedía? Los terrenos se incorporaban al planeamiento urbano, pero a la hora de la gestión y desarrollo, volvían a ser suelo urbano, por lo que el ayuntamiento no podía obtener derechos urbanísticos (que llevan aparejadas obligaciones, obviamente). O lo que es lo mismo, los redactores del Plan, los libérrmos discípulos de Porto Rey, hurtaban al municipio de su participación con terrenos de propiedad pública, en una equivalencia no menor a suelo con capacidad para 500 viviendas.
Esta pérdida de derechos municipales es atribuible a la gestión de José María Saponi como alcalde de la ciudad, que no se preocupó, en modo alguno, de saber en qué condiciones quedaban en el planeamiento este y otros espacios de titularidad pública, no cómo se podían defender mejor los derechos municipales, es decir, los bienes públicos.
Afortunadamente, esta cuestión ha sido resuelta y así aparece en el documento redactado ya con un gobierno socialista, aunque minoritario, y todavía deberá solventar algún escollo, como la alegación presentada por los antaño generosos propietarios de terrenos circundantes y que ahora regatean todo lo regateable. Cuando plantearon la modificación del plan y ofrecían dinero para un pabellón ferial no eran tan generosos, contaban con la anuencia del gestor Saponi, y ahora, bien asesorados, tratan de torpedear que la ciudad pueda disponer de suelo para equipamientos necesarios, incluido el Pabellón Ferial, el Centro de Ocio, y, sobre todo, de la capacidad de generar recursos económicos para ello. Algo que con el gestor Saponi era inviable.
Vale.
La prensa madrileña recoge hoy que se producirán nuevos cambios en los escalones intermedios del Ministerio de Defensa, en sus direcciones generales. En concreto, el actual Director general de Infraestructura, Jaime Jesús Denis Zambrana, pasará a ser nuevo máximo responsable del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial “Esteban Terradas” (www.inta.es), uno de los centros de investigación de mayor nivel de nuestro país.
Para sustituirle, la ministra Carme Chacón ha elegido, según parece, a una asesora suya cuando fue titular de Vivienda, Mónica Melle Hernández, que formó parte de la lista del PSOE por Madrid en las pasadas elecciones generales de 2008. Mónica Melle es profesora en el área económica en la Universidad Complutense de Madrid.
Este cambio, apostando por una persona directamente vinculada al Partido en el gobierno para un área de gran importancia en el ámbito de la Administración militar puede explicarse si tenemos en cuenta que uno de los objetivos de la Directiva de Defensa Nacional firmada por el Presidente Zapatero es la consecución de un marco financiero estable para un área del Estado, en el sentido más puro y tradicional del concepto de Estado, por lo que poner a una economista al frente de la dirección general que ahora coordina la obtención de recursos económicos con los que hacer frente no sólo a nuevas infraestructuras sino, en la actual situación económica, a prioridades como la seguridad de las misiones internacionales y a culminar procesos de transformación en curso.
El marcado perfil de militancia socialista de la que posiblemente el viernes 8 de mayo de 2009 sea nombrada Directoral General de Infraestructura debería contribuir también a desbloquear algunas cuestiones, como el desarrollo del Protocolo firmado el 2 de diciembre de 2008, por la Ministra de Defensa con el Presidente de la Junta de Extremadura y la Alcaldesa de Cáceres, incluso en una situación económica adversa y con una previsión en el ámbito de Defensa algo compleja. Pero con una significada militante socialista en la Dirección general, sería, debería ser, más fácil plantear soluciones a lo firmado solemnemente en el salón de plenos del Ayuntamiento de Cáceres.
Vale.