España y el gasto militar

cercadelasretamas —  julio 17, 2022 — Deja un comentario

Con motivo de la reciente cumbre de la OTAN en Madrid, España se ha comprometido a elevar nuestro presupuesto militar hasta el 2% del P.I.B., que para el conjunto de la organización militar de defensa no supone mucho, pero que para nuestro país supone un esfuerzo económico importante, a realizar en un corto espacio de tiempo.

Para España, conforme a nuestra estructura de gobierno y presupuestaria, el incremento del 5 del PIB destinado a Defensa requiere un esfuerzo para priorizar programas de armamento y material que será preciso adquirir a otros países de la organización, y también, y no conviene olvidarlo, en aumentar la inversión en I+D+I, con programas que se desarrollen inicialmente en el ámbito militar, pero que, al mismo tiempo devuelven tecnología y desarrollo para la industria española, no necesariamente militar.

Con motivo de la pandemia de coronavirus, se hizo preciso disponer de respiradores para las UCIs, y una empresa española, Escribano Mechanichal & Engineering, especializada en material de de defensa aerospacial, consiguió, en tiempo récord, la fabricación de esos respiradores tan necesarios, cuando eran un sistema que desconocían al inicio de la pandemia, pero su desarrollo industrial les permitió actualizar rápidamente sus sistemas de fabricación.

Este es un ejemplo que podría servir para otros campos de desarrollo tecnológico e investigación, de manera que una parte del incremento del gasto militar podría revertir de modo inmediato en la industria.

Sin embargo, donde verdaderamente, a mi juicio, sería fundamental que el incremento de gasto militar debería tener mayor repercusión es en mitigar, prevenir o predecir las consecuencias del cambio climático. No conviene olvidar que todos los países occidentales, en mayor o menor medida, están atentos a la evolución del cambio climático, unos en mayor o menor grado, otros en estudios teóricos o de predicción teórica, pero todos expuestos a las consecuencias de los cambios en materia climática.

En España, en estas fechas (julio de 2022) estamos sufriendo las consecuencias de unos fuegos, intencionados o no, eso ya se determinará, que arrasan espacios especialmente sensibles, y con consecuencias devastadoras. A toro pasado en cada incendio aparece el ambientalista de salón, que es como el economista que predice lo que ya pasó, que dice que si se hubiera hecho tal o cual cosa, si…, si…

En Extremadura los incendios son especialmente virulentos cuando atacan joyas medioambientales como Las Hurdes, Monfragüe, Gata, Valle del Jerte. Combatir esos incendios requiere al menos dos estrategias: una, preventiva, y la otra expeditiva. La preventiva es aumentar las inversiones en prevención, algo que, al menos en nuestra región se va avanzando, como se van incrementando las inversiones en medios humanos y materiales para combatir los fuegos. Que hay que seguir aumentando las dotaciones en ambos elementos, está claro.

Pero además, España cuenta con una Unidad Militar capacitada no solamente para intervenir en incendios, sino en situaciones de emergencias como el volcán de la Palma, el terremoto de Lorca, por poner solo dos ejemplos. Esa Unidad Militar de Emergencias de la que España dispone es un ejemplo claramente exportable tanto para países de la OTAN como para organismos internacionales. También en estos días estamos asistiendo a una política autonómica claramente despreciativa, con graves consecuencias para la población. Mientras que en el incendio ocurrido en Las Hurdes, en cuanto el mando único establecido para atajarlo elevó a 2 el nivel, se procedió a solicitar la intervención de la UME, conforme a los protocolos previstos. El mismo incendio, con igual virulencia, saltó a la Comunidad Autónoma de Castilla y León, que no solicitó la intervención de la Unidad Militar. Lo mismo ha sucedido con motivo del incendio ocurrido en Mijas (Málaga), cuya virulencia se podía apreciar en las imágenes, sin que la autoridad autonómica solicitara la intervención de la UME.

Disponer de una unidad militar con formación y capacidades eminentemente prácticas, puede ayudar a contrarrestar los efectos del cambio climático. Si a ello se dedica un mayor esfuerzo económico, tendremos mucho avanzado.

Si del esfuerzo presupuestario que supone llegar al 2% del PIB en materia de Defensa, incrementar las capacidades de la UME, como del conjunto de unidades militares, tanto en material como armamento, incluidas las logísticas, tendremos una base de futuro que nos permita acometer las consecuencias del cambio clim

Los expertos señalan que elementos como la profunda ola de calor que sufrimos estos días es consecuencia incipiente del cambio climático, y la virulencia de los incendios, una muestra de su peligrosidad. Veremos en su momento fuertes y espesas tormentas también nos dicen esos expertos. Y otras variables que nos dificultarán la vida cotidiana.

Si el compromiso adquirido por España en el seno de la OTAN supone incrementar nuestro gasto militar, hagámoslo, pero teniendo en cuenta que el cambio climático es un elemento que forma parte muy importante de la Estrategia Española de Defensa, y, además de otras acciones necesarias, reforcemos las capacidades de la UME.

Vale.

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