- Continuamos insertando los artículos III y IV, publicados por el profesor Julián Rodríguez Polo, como resumen y «vulgarización» del Informe de Fernández Navarro y de Eduardo Hernández Pacheco.
- III.- 20 de Diciembre de 1927. Periódico Nuevo Día.
Si después de una capa que se halle a 25 metros, en la que hay temperatura constante, se sigue profundizando, aumenta un grado por cada 33 metros aproximadamente en cualquier lugar del Globo.
Pero ese grado geotérmico no es constante hasta el centro de la Tierra, en contra de lo que se creía: fuera preciso suponer una temperatura final de 18.000 grados, incompatible con la densidad y rigidez del planeta que habitamos. No se concibe modernamente la temperatura superior a 4.000 grados, tal como la temperatura superficial del Sol. Según Jeffreys, tal vez disminuye hacia el centro desde más allá de cierta profundidad.
Calculada la densidad del Globo en conjunto, de 5,52, y siendo por término medio de 2’7 en la costra superficial, habrá en el interior, en cambio, densidades mayores, de metales pesados, hierro y níquel. Sobre el núcleo de metales pesados hay una zona viscosa, espesa, de silicatos ferro-magnesianos (que se llama sima), y flotando sobre ello la zona externa, de composición aproximada a la roca granítica que se llama sial (silicato de aluminio).
Se creó primero en un núcleo central incandescente, que, pugnando por salir, levantaba la costra de la Tierra, formando las montañas.
Más tarde se creyó que la superficie del planeta se contrae por enfriamiento, y que la superficie se pliega para adaptarse al menor volumen, siendo esa la causa de que las capas del terreno que se depositaron horizontalmente se encuentre en las cordilleras formando arrugas y dobleces, ondulaciones alternante, elevaciones y depresiones, que se llaman anticlinales y sinclinales respectivamente. Después se supuso que en grandes depresiones oceánicas se depositaban los sedimentos, que por su propio peso se hundían en la corteza, hasta que, no habiendo espacio que rellenar, los materiales, comprimidos, emergían del mar, originando así la arista montañosa.
La teoría hoy predilecta es que, siendo los continentes actuales bloques de sial flotantes en la capa viscosa de la sima, como los hielos flotantes en los mares polares, tienden a separar marchando a la deriva, siendo la causa de los plegamientos montañosos la gran resistencia que la viscosidad del sima oponga al frente continental de la masa que se mueve y su adherencia mayora la misma en esporádicos puntos interiores.
Si la composición y densidad del Globo fueran uniformes, el planeta adoptaría la forma definitiva inalterable de un elipsoide; pero siendo su constitución heterogénea, allí donde su masa sea más ligera tendrá más elevación y se deprimirá donde sea mayor su densidad, cuyo equilibrio es inestable porque la acción de los agentes exógenos atacan y erosionan y transportan los materiales de las cordillera, así arrasadas, a los niveles inferiores, siendo preciso un desplazamiento compensador de material de la costra sólida del Globo, cuya superficie se creyó antes de ahora inconmovible.

Por la disposición de los estratos yacentes según el orden de formación, aunque por las presiones tangenciales aparezcan plegados, inclinados y hasta invertidos a veces; por los seres vivos que en ellos habitaron, cuyos restos petrificados se conservan en ellos y con característicos de cada formación geológica, se puede descubrir la época relativa en que se formaron los estratos, y hasta calcular, por la formación actual de sedimentos en comparación con el espesor de los que antes se formaron, los años transcurridos, que según Lapaport son 67 a 90 millones de años desde el principio de la era paleozoica, era llamada así porque los fósiles (seres vivos de aquel tiempo) que en sus estratos se encuentra, son los más antiguos de los que se conocen.
De tan remota edad son tres de los terrenos que constituye la cuenca geológica de Cáceres, que descubriremos otro día, y que es la materia que tratan los geólogos en el capítulo II de su informe. Es restante de los cuatro terreno que la forman, es aún más antiguo; pertenece a la era arcaica, que así se denomina porque sus terrenos son los primeros que se formaron en la Tierra.
- IV.- 21 de Diciembre de 1927
Ciertamente que las fuerzas epigénicas (la atmósfera y las aguas) obran por regla general muy lentamente; pero su acción es tan continua, que a través de los llegan a ser arrasadas grandes cordilleras, quedando la superficie del planeta en aquel sitio como penillanura.
La acción química de los gases atmosféricos combinados con la humedad; la acción mecánica del viento; la que ejercen las aguas de los ríos y la que constituye los lagos y los mares; la nieve que cae sobre las montañas donde el agua en tal estado es persistente, y que se desliza en forma de glaciar hasta los valles; todas esas fuerzas trastornan el aspecto superficial del Globo, disgregando los materiales rocosos más duros, como el granito, y, vencida su cohesión, convertidos en arena o tierra, los transportan a distancias diferentes, dejándolos depositados en forma de capas o sedimentos en el suelo y los mares.
Por las causas diversas (presiones enormes, aumentos grandísimos de temperatura, acciones químicas diversas), los materiales así depositados sufren tal metaformismo, que materiales tan incoherentes como la arena y las arcillas llegaron a constituir rocas, pizarras y areniscas, algunas tan resistentes como las cuarcitas que afloran en las proximidades de Cáceres, en el Paseo Alto y en el cerro donde tiene su ermita la Virgen que todos veneramos; y se formaron masas rocosas por precipitación mecánica y por precipitación química, como esas del Calerizo, a cuya formación hemos de referirnos, originadas por los esqueletos calizos de crinoides equinodermos, animales marinos), cuya variedad fue extraordinaria y en número asombroso.
Luego los sedimentos que se depositaron formando estratos horizontalmente, fueron trastornado, apareciendo ahora en pliegues, o fraccionados y hundidos, o inclinados hasta la vertical. En la cantera que hay junto a “La Ronda”; en la curva del camino (donde hay una trinchera), próximo a la capilla del “Cristo del Amparo”; en El Calvario” y en otros muchos sitios de los alrededores, se ven perfectamente los estratos con diferentes grados de inclinación, y las grietas o diaclasas por donde las rocas se fraccionarán en los ciclos sucesivos.

Parece increíble hasta dónde llega la acción de los agentes que venimos mencionando; los bancos de cuarcitas se convierte en canturrales, cuarteados y desmenuzados por los cambios de temperatura, que han originado igualmente los inmensos arenales del desierto, el viento erosiona y corroe la Gran Esfinge y convierte rocas arenosas en verdaderas esponjas de piedra; los río excavan profundos barrancos, tales como los cañones del Colorado en Arizona, cuyas paredes casi verticales tienen en algún punto 1.800 metros de altura, y arrastran anualmente hasta cientos de millones de toneladas de materiales fangosos, que depositan en la desembocadura, como el Mississipí, formando llanuras pantanosas que se llaman deltas, como el del Ebro, el del Nilo y el de los ríos Ganges y Bramaputra, que ocupa una extensión de 80.000 kilómetros cuadrados; los antiguo glaciares, ríos de nieve, llevaron con sus hielos enormes bloques de granito, cantos erráticos abandonados lejos de su punto de origen; los corales y madréporas, que viven en colonias sobre un armazón o esqueleto calizo, dejan restos en cantidad tal, que llegan a sobresalir del nivel marino, formando arrecifes e islas madrepóricas, que abundan en el Océano Pacífico.
Expuestos ya los antecedentes que hemos creído necesarios, podremos en los sucesivos artículos tratar ya exclusivamente el informe geológico respecto a la cuenca hidrológica de “El Calerizo”.
Cuatro terrenos –dicen Fernández Navarro y Hernández Pacheco-, constituido cada uno por una clase predominante de roca, concurren a formar la cuenca geológica de Cáceres: uno forma el fondo o substrato, otros dos la bordean, y el cuarto que encerrado en un círculo montañoso, y por estar formado de caliza se denomina El Calerizo.
Mañana, Dios mediante, los especificaremos.
Vale