Hace años, un empresario me dijo que a Cáceres, las crisis económicas tardan más en llegar, pero luego tardan mucho más en irse. La explicación está en la conformación demográfica y económica de la ciudad: una población excesivamente dependiente de los servicios, y en gran parte, de los servicios públicos. O lo que es lo mismo: una economía local muy ligada al alto componente de empleados públicos, que durante el arranque de la crisis siguen manteniendo sus empleos y sus retribuciones, que frenan la aparición de signos visibles.
Sin embargo, cuando para el conjunto nacional la crisis económica va desapareciendo y comienzan a mejorar los indicadores macroeconómicos, y, más lentamente, la economía individual, familiar o social, la crisis se mantiene porque solamente con empleados públicos no se generan los medios necesarios para mejorar la situación.
Uno de los indicadores que más visible hacen las situaciones de crisis económicas para el conjunto de los ciudadanos, son los escaparates vacíos, los locales comerciales cerrados. Y sin son céntricos, si están en las calles por las que de un modo u otro la gente transita asiduamente, más todavía.
La ciudad de Cáceres presenta un buen número de locales vacíos, en calles céntricas como San Pedro, Moret, Pintores, Roso de Luna, Donoso Cortes, y otras en las que la población es importante, como, por ejemplo, Reyes Huertas o Ronda del Carmen, Calle Colón.
Otro componente, muy importante, de la persistencia o no de una situación de crisis económica se encuentra en la demografía, en el incremento o disminución de la población. Ahora que se están dando los primeros pasos para atajar la despoblación rural en regiones como Extremadura, conviene analizar, siquiera someramente, la evolución de la población en la ciudad de Cáceres. No hay que olvidar que es la población, son los ciudadanos, los que mantienen en gran medida la economía, a través de lo que se conoce como demanda interna.
En el siguiente gráfico, elaborado con los datos del servicio de estadística del Ayuntamiento de Cáceres y publicados en la web municipal, se aprecia cómo desde 2007, cuando comenzó a nivel nacional a notarse la crisis económica, que se acentuó a partir de 2010, hasta 2019, la población se ha incrementado en 5.689 personas. Sin embargo, entre 1 de enero de 2007 y 1 de enero de 2012, ese incremento fue de 5.368, mientras que entra esta última fecha y 1 de enero de 2019, solamente de 321.
El estancamiento de la población en estos últimos años, con un incremento solo de 321 habitantes entre 1 de enero de 2012 y 1 de enero de 2019, demuestra, al mismo tiempo, una repercusión negativa sobre la economía local, esa que se ve en los locales cerrados.
Uno de los objetivos de los nuevos gobernantes locales debería centrarse en mejorar esa economía local, con una apuesta fuerte en la atracción de empresas que conlleven un incremento de la población. Y para ese futuro, en el plazo de una legislatura, debería fijarse en alcanzar entre cien mil y ciento cinco mil habitantes, y hacer de ese esfuerzo político la excusa que consiga de las administraciones públicas (provincial, autonómica, estatal y europea) inviertan en la ciudad, y convertir esas inversiones públicas en un acicate para la inversión privada, o para conseguir acuerdos de colaboración y cooperación público-privados que lleven a alcanzar el objetivo.
Para una ciudad como Cáceres, conseguir llegar a más de cien mil habitantes a 1 de enero de 2023, supondría un incremento del 5 ó 6 por ciento, que sería un objetivo al que ninguna fuerza política ni los actores sociales de la ciudad deberían poner obstáculos.