Archivos para January 31, 2009

Hace ya unos años, un infausto presidente del gobierno de España y jefe máximo (entonces y ahora) del PP declaró solemnemente que ese partido y sus militantes eran «incompatibles con la corrupción». La última historia conocida, de hoy mismo, demuestra la falsedad de esa afirmación y, en realidad, demuestra que derecha y corrupción son inseparables.
En nuestro país, la derecha nacida de los terratenientes ha controlado siempre los resortes del poder. Para algunos, habrá que recordar que en el siglo XIX y bien entrado el XX, las familias poderosas «distribuían» a sus hijos en las esferas de control de todos los poderes: uno, se quedaba de administrador de los bienes de la familia, a otro, lo mandaban al ejército (las sagas de apellidos militares ilustres, en gran medida, viene de ahí), a un tercero, al seminario, pero no para ser cura, sino obispo (obispos de apellidos ilustres hay en la historia de la iglesia a montones), y al más tonto lo mandaban a Madrid, «a Cortes», para evitar que se dictaran leyes que perjudicaran sus privilegios o para favorecer otras que los salvaguardaran o acrecentaran.
Esa derecha es la misma, ideológicamente, que hoy dirige el PP: salvaguardar sus privilegios e incrementar sus sinecuras.
Por eso, en el inconsciente colectivo de nuestro país está instalado que a los ricos que ejercen cargos públicos no se les exige honradez y honestidad (y, también, por miedo, ya que ellos detentan el poder económico). Por eso, da igual lo que hagan: su ambición por el dinero se les presupone y que quieran más y más, forma parte de «su natural». A alguien de izquierdas no se le perdona.
El PP, heredero económico, de privilegios e ideológico de esa derechona del siglo XIX, no es incompatible con la corrupción, es inseparable. Saber quienes son los detenidos hoy por una acción judicial no levantará indignaciones de ningún tipo. Entre otras cosas, porque a ver quién es el guapo (o la guapa) que investiga que ha sido detenido un amiguísimo del yernísimo y qué relaciones hay entre el detenido F.C.S. con A.G. y con J.M.A.L.
Vale.
El PP suspende temporalmente la investigación abierta sobre los presuntos espionajes. Las «razones» para esta suspensión están en que Esperanza Aguirre (vocalista de Presuntos Implicados) ha aceptado un comisión de investigación en la Asamblea de Madrid y la existencia ya de una investigación judicial. ¡Como si al PP le importaran las comisiones parlamentarias de investigación y las propias investigaciones judiciales!
¿Dónde está la doctrina Gallardón? ¿Qué fue de la doctrina Gallardón? Por cierto, otro de los músicos de esta historia (¿Os Resentidos?). Sí, la doctrina aquella que decía sobre las conductas de los responsables políticos, que además de adecuarse a la legalidad, debían inscribirse en niveles de autoexigencia superiores a los habituales en otros ámbitos como el del mundo de los negocios.
Aquella doctrina, que luego se reveló solamente de aplicación a los enemigos políticos (para el PP el concepto de adversario no existe) de su propio partido. La suspensión de la investigación (¿seguro que habían investigado algo?) de algo que conocen todos no es sino una muestra más de la hipocresía política de la derecha, de la derechona.
Pretenden, al anunciar la suspensión, hacernos creer que en la Asamblea de Madrid se va a aclarar algo, cuando lo único que desean es ganar tiempo, perder tiempo y conseguir el olvido. Y qué podremos esperar de una investigación judicial «en contra» de los intereses del partido si el PP está aplaudiendo con las orejas (las de Mayor y las de todos los demás) la huelga de los jueces, esos señores de derechas (99%) que siguen comportándose igual que siempre, desde tiempo inmemorial.
El PP no sabe cómo echar tierra al asunto, porque si lo hace, dejarán algún cadáver político mal enterrado, y confían en la incapacidad de los diputados de la oposición en la Asamblea de Madrid de plantear una investigación como es debido (la comisión del tamayazo demostró que los diputados de la oposición carecían de bagaje y capacidad política y formación suficiente para haber demostrado lo que era obvio: que el PP había comprado a Tamayo y Cía).
Y el PP confía, y mucho, en que la investigación judicial siga los pasos de cualquier procedimiento y que finalmente, si se llegara o llegase a plantear siquiera algún atisbo de imputación, volveríamos a la doctrina del caso Naseiro, del caso Palop (sí, aquel en el que una grabación indiscreta descubrió que Zaplana estaba en política para forrarse), del caso Camas: algún error o algún olvido determinará la nulidad de las actuaciones.
Por eso, Rajoy puede estar tranquilo: otros resolverán, por la vía de la extinción, lo que él, como líder (¡qué cachondeo!) no tiene… capacidad para solucionar.
Vale.
Lo que está sucediendo en el PP, en la Comunidad de Madrid es la consecuencia de la saturación del poder político, que aspira a la saturación del poder económico. El PP ocupa todos los espacios de poder de la comunidad, desde la presidencia autonómica, la alcaldía, el arzobispado (sí, el arzobispado) hasta un sinfín de alcaldías, empresas públicas y empresas privadas que antes fueron públicas, fundaciones, asociaciones sin ánimo de lucro que reciben lucrativas subvenciones.
Pero todos quieren más, quieren convertir, aspiran a convertir su poder político en un principado económico. La lucha desatada de dossieres, espías, traiciones, amigos enemistados, enemigos muy íntimos, tiene un horizonte: Cajamadrid.
Hasta llegar a este punto hay que hacer algo de historia. Y hay que recordar que al PP lo llevaron al poder los votos de muchos barrios y ciudades dormitorio que se habían reclamado de izquierdas, pero que entendieron que había que desalojar al PSOE por casos de corrupción… que visto lo que está pasando en la derechona eran jugaditas de monopoly.
Las privatizaciones que han venido haciendo los de la gaviota desde que llegaron al poder van a terminar por convertirse en un calvario para los que los llevaron en volandas. Y luego tendrá que ser la izquierda la que resuelva sobre un desierto en el que no habrá nada, porque se lo habrán repartido. Materialmente, sí, materialmente.
Ahora, cuando se conocen mentiras, traiciones, espionajes entre aparentemente compañeros, es el momento de saber que cuando vieron su poder en entredicho no dudaron en comprar a dos diputados socialistas, a los que los medios de comunicación no investigaron, solamente cubrieron el expediente. El tamayazo es una de la ramificaciones del espionaje que ahora, al haberse quedado sin enemigo político, por extinción, ha de mantenerse en todo su apogeo para que los espías sigan ganando dinero, y para que los beneficiarios de cada dossier puedan disponer de munición contra quienes, poseedores de información también pagada, les pueden resultar incómodos.
Y a todo esto, el líder máximo es rehén de la lideresa, que está hasta las cejas de mierda política y está siendo sustentada (do ut des) por medios de comunicación afines en lo ideológico, y sobre todo afines en lo económico (más bien, deudores en lo económico).
Vale.