Con la Revolución industrial surgió un movimiento sanitario en muchas parte de Europa, y que en España tuvo especial presencia en el País Vasco. Una corriente que se conoce como el higienismo, que abogaba por la mejora de las condiciones de sanidad y salubridad de los trabajadores de las industrias pesadas.
En el artículo que reproduzco a continuación, el Diario de Cáceres del 21/11/1903 recomendaba a los concejales del Ayuntamiento que conocieran las propuesta que la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao y que divulgó en nuestra ciudad el Colegio Médico de Cáceres.

Cabecera. Diario de Cáceres. 21 de noviembre de 1903.
Barberías y peluquerías.
En el último número del Boletín del Colegio Médico de Cáceres, encontramos lo siguiente que recomendamos á nuestros concejales.
Por considerarlo –dice- de interés y por la frecuencia con que se presentan en nuestra consulta enfermos atacados de infecciones adquiridas en las barberías y peluquerías, publicamos á continuación las enmiendas que propone la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao al proyecto de ordenanzas municipales de dicha villa. Las referentes á este punto son:

Barbería antigua
1º. El Barbero ó Peluquero cuidará especialmente de la limpieza y aseo de su persona y sus ropas.
2º. Las navajas, tijeras y máquinas de cortar el pelo, se desinfectarán de preferencia en estufas de aire caliente (á más de 100 grados) ó en aparatos de evaporación intensa de formol. Si no se disponen de tales aparatos habrá que hacer un lavado de los instrumentos, pieza por pieza, en el alcohol absoluto.
3º. Se prohíbe el empleo de brochas y esponjas para enjabonar, salvo cuando pertenezcan al mismo parroquiano. En su lugar pueden emplearse torundas de guate y gasa ó hacer la manipulación con polvos jabonosos.
4º. Habrá paños limpios de diferentes formas y usos para cada cliente.
5º.- Se prohíbe aplicar polvos por medio de cisnes ó borlas, debiendo sustituirse por pulverizadores de fuelle.
6º. Los afinadores de navajas se desinfectarán al formol, y no se pondrán en contacto sino con las navajas previamente desinfectadas.
7º. Los cepillos y peines de cuero y concha, pueden desinfectarse al formol intensivo. Se recomienda de preferencia el empleo de instrumentos metálicos por su fácil esterilización al agua hirviendo.
8º. No pueden ejercer la profesión de barbero o peluquero, aquellos que presentaren síntomas infecciosos de sífilis ó de enfermedades contagiosas; así mismo está prohibido servir en estos establecimientos á los clientes que tuvieran idénticas afecciones. Estos enfermos pueden ser servidos en sus domicilios con utensilios propios, debiendo los barberos desinfectarse las manos con sublimarlo al 1 por 1000 al terminar su cometido; y
9º. Todos los barberos y peluqueros cumplirán con el mayor rigor la siguiente prescripción: Al comenzar el trabajo con cada uno de los clientes se lavará y jabonará las manos, delante de los mismo, cuidando con especial esmero de la limpieza de uñas.
Vale.