En 1945, la barriada del Espíritu Santo contaba con una fila de cinco casas en la actual calle del Río Turia (las llamadas casas del yugo), un indeterminado número de casas aisladas anejas casi todas ellas a hornos caleros y la piscina de falange. En la ortofoto de dicho año se aprecia que se trataba básicamente de terreno sin urbanizar, rústico.

Fragmento de ortofoto del Vuelo de 1945.
La ermita que da nombre al sitio estaba prácticamente arruinada. Nada hacía pensar que aquel embrión de población pudiera ir creciendo a medida que su subsuelo iba produciendo para la ciudad, al tiempo que su única fuente productiva (los hornos caleros) iba perdiendo fuerza, la fuerza que para las obras de mayor importancia iba ganando el cemento.
El barrio del Espíritu Santo representa los elementos originarios de la ciudad de Cáceres: el agua del Calerizo, las rocas convertidas en cales para la argamasa de sus construcciones, las cuevas de Maltravieso y el Conejar (antes conocida como Cueva del Oso), la considerada primera construcción religiosa de la ciudad (Ermita del Espíritu Santo).

Solicitud de licencia para local de despacho de bebidas.
Las cinco casas del yugo, la piscina de falange, los hornos caleros y las sencillas casas cercanas a los hornos… Sólo la Huerta del Conde daba a la zona una pátina de los nobles, hidalgos y clérigos que fueron los que escribieron la historia de Cáceres.
En ese año de 1945, Tirso Durán compró a Modesto Chacón (miembro de la familia a la que los vecinos, con el paso de los años, conocimos como los Chacones, propietarios de terrenos y también, durante un tiempo, de la Huerta del Conde) un solar de 125 m2, medianero por la derecha con otro de Antonio Ferrer, y por la izquierda con el de Baldomero Peña.

Informe de sanidad del distrito 5º (*)
Sobre ese solar, Tirso Durán construyó su casa y dejó una parte, menos de la mitad, para la apertura de un establecimiento de bebidas, el primero que hubo por la zona.
El bar de Tirso, en el que los cada vez más numerosos vecinos de la barriada jugaban al tute o a la rana, que en verano se jugaba al aire libre, colocando la rana pegada a la fachada y lanzando los tejos desde la mitad de la calle, aún sin ni siquiera asfaltar, con la tierra colorá característica y con algún peñasco que otro.

Con el tiempo, al bar de Tirso le surgió la competencia, prácticamente enfrente, del bar de Serafín, en la esquina de las actuales calles del Turia y del Darro, pero el bar de Tirso sigue existiendo. Con otro nombre, pero sigue existiendo, después de 75 años.
Vale.
(*) Los documentos reproducidos en esta entrada proceden del Archivo Histórico Municipal de Cáceres.
El consenso constitucional del 78 ha ido resquebrajándose con el paso de los años, como no puede ser de otra manera cuando se trata de una fórmula de relaciones sociales y políticas sobre la que el tiempo puede, y de hecho así ha sido, hacer que haya envejecido mal. Como el color de algunas películas, o su trama o sus efectos especiales.
El punto de no retorno de esa fractura del consenso constitucional fue la abdicación de Juan Carlos I y su progresiva aparición en investigaciones judiciales tanto en España (menos) como en otros países. El papel de Corinna, su amante más duradera, es el envoltorio de esa ruptura.
Lo que no ha sucedido, más bien al contrario, es que no ha sido posible sustituir la fórmula del consenso del 78 por otra que, adaptada a los tiempos, pueda hacer posible un tiempo amplio de concordia (con todos los defectos que cualquiera pudiera tener). Y no lo ha sido fundamentalmente por dos, a mi juicio, acciones decididas de la derecha, que ha visto en esa fractura su oportunidad de llegar al poder y mantenerse aniquilando cualquier atisbo de alternancia. Una de esas acciones fue la de tratar, por todos los medios, de aniquilar al PSOE con motivo de la investidura de Mariano Rajoy en 2016, forzando un sí que suponía (y que la derecha anhelaba) una fractura que creían irreversible en el partido moderado de la izquierda.
La otra acción de la derecha ha sido y sigue siendo, en plena efervescencia, la de utilizar a su antojo el Poder Judicial, por cuya estructura y funcionamiento no ha pasado ningún “espíritu de concordia” que se planteaba en el 78. El Poder Judicial, sostenido por el poder económico a través de los medios de comunicación (véase la estructura societaria de los grupos que detentan el poder de la comunicación), sigue siendo ajeno a la constitución del 78, y, si aplican las leyes surgidas del mismo es por utilizarlas para sus fines.
Estas dos acciones de la derecha han llevado, en 2020, en plena pandemia por el devastador coronavirus, a hacer que ese poder económico y judicial, sintetizado por jueces y grupos mediáticos, a poner en el punto de salivar con la posibilidad de recuperar lo que ellos creen el poder que les pertenece por ley natural.
Y en estos momentos, mientras el poder judicial detenta (que no ostenta) unas funciones para las que no están elegidos por haber caducado nombramientos, y la extrema derecha plantea una moción de censura dirigida a hacerse con todo el pastel electoral de la derecha, ante un Partido Popular dirigido por un inane mental, un verdadero milagro de equilibrio, Pablo Casado, tenemos un panorama en el que los símbolos constitucionales han sido capturados y sometidos a los designios del fascismo.
Entre esos símbolos, la figura (el figurín, más bien) del jefe del estado no es sino un muñeco manoseado ad nauseam por la extrema derecha, por el fascismo que no pierde hora ni ocasión que si es rey es porque Franco puso ahí a su padre, el huido.
La derecha política (léase, el fascismo) que grita vivas a Hitler y a Franco han decidido, con la connivencia del rey, hacerse con su símbolo, manoseándolo como un objeto de deseo nada oscuro. Mientras la extrema derecha dice (Ayuso, por ejemplo) que El Manoseado bloquea la acción del gobierno legítimo, y una piara de cerdos, menesterosos y piratas grita “viva el rey”, él calla, otorga y se cree a salvo de que, una vez consumados los deseos de poder de quienes ahora le manosean como barro sucio, lo arrojen al mismo destino que a su padre.
Mientras recordamos que Valle Inclán dijo que a Alfonso XIII el pueblo español no lo echó por rey, sino por ladrón, y que Juan Carlos I se haya huido en un exilio dorado, El Manoseado ya se ha quedado como símbolo de su origen, de su cuna en los brazos de Paca la Culona.
Vale.
En el día de hoy, se reúne, después de 10 meses desde su constitución, el “equipo de trabajo” que deberá proponer los usos futuros que tendrá el Hospital Provincial Virgen de la Montaña, actualmente cedido a la Junta de Extremadura por la Diputación Provincial de Cáceres.
Días atrás se hicieron públicas algunas propuestas/decisiones en relación con dicho inmueble:
1.- Mantener en el mismo el Punto de Atención Continuada (PAC) del Servicio Extremeño de Salud, que necesitaría una inversión, no cuantificada, para su mejora de instalaciones.
2.- Trasladar a dicho inmueble el Centro de Salud de la Zona Centro, del SES, actualmente ubicado en unos locales comerciales junto a la Delegación de Hacienda, en la Plaza de Hernán Cortes. No se conoce el importe de la inversión necesaria, que lo será cuando se acometan la redacción y ejecución del correspondiente proyecto.
Parece ser que los actuales locales que ocupa el Centro de Salud son propiedad de la Junta de Extremadura, por lo que podrían constituir un importante activo bien para destinarlo a otros usos, bien para su enajenación y obtención de recursos económicos. De todas formas, parece que dichos locales necesitan alguna inversión para mejorar su seguridad estructural.
Estos dos servicios se considerarían ya definitivos, y por tanto, la superficie que ocupen continuarían siendo servicios sociosanitarios.
3.- Traslado provisional, mediante la realización del correspondiente proyecto de ejecución, del actual Centro de Salud de la Plaza de Argel. Dicho Centro se encuentra enclavado en un edificio de 594 m2 de solar y 1.594 m2 de superficie construida, que es propiedad de la Tesorería General de la Seguridad Social, a quien revertiría si dicho Centro es trasladado definitivamente de lugar. También hay que señalar que el Centro de Salud de la Plaza de Argel necesita imperiosamente obras de rehabilitación y consolidación, ya que se encuentra en mal estado.
Es evidente que, en el caso de que por la Junta de Extremadura se obtuviera un espacio, ya construido o un solar para su construcción como edificio de nueva planta, el Centro de Salud de Plaza de Argel no sería necesario ubicarlo provisionalmente en el Hospital. Otra cosa será que el Servicio Extremeño de Salud haya realizado o realice una exploración de mercado inmobiliario que permita localizar una ubicación adecuada a la superficie del área de salud correspondiente a ese Centro.
4.- Ubicación en el Hospital Provincial del Archivo Histórico Provincial, que actualmente se encuentra en el Palacio de Moctezuma y el Edificio que se construyó en los años 80 específicamente para su uso como archivo. Las Asociaciones de Archiveros de Extremadura consideran que no es aconsejable el traslado, entre otras cuestiones, por seguridad estructural.
En todo caso, el Archivo Histórico Provincial necesitaría para su traslado la conformidad, previos los informes técnicos precisos, del Ministerio de Cultura.
Esta propuesta, de la Junta de Extremadura, se completaría con el destino a un Museo (sin determinar) en las actuales dependencias del Archivo.
5.- Ubicación en el Hospital Provincial del Conservatorio de Danza, actualmente en el Complejo Cultural San Francisco, de la Diputación Provincial, que, a su vez, y para “tapar” el vacío que en dicho Complejo dejaría el Conservatorio, trasladaría al mismo la actual Sala de Exposiciones “El Brocense” (calle de San Antón) y los espacios expositivos del edificio Pintores, El Hospital Provincial Virgen de la Montaña tiene una superficie de suelo de 13.363 m2 y una superficie construida, según Catastro, de 21.024 m2, cifras que son muy importantes pero que requerirían un planteamiento de conjunto, algo así como un Plan Director, que establezca un Acta de Definición de Necesidades (ADNE), en la que se determinen los usos preferentes para el Hospital, las superficies necesarias para cada uno de ellos, los presupuestos aproximados para las reformas precisas y, sobre todo, una definición clara de cómo los distintos usos pueden coexistir en el inmueble, sin que ninguno de ellos interfiera en los otros y una definición ciertamente flexible de espacios para su redefinición en el caso de necesidades imperiosas en un plazo razonable de tiempo.
Tanto la Junta de Extremadura, como la Diputación y el propio Ayuntamiento tienen técnicos cualificados para llevar a cabo el Plan Director y para proponer un ADNE más preciso, de manera que los nuevos usos que se den puedan llevarse a cabo de manera ordenada y, sobre todo, coordinada.
Vale.