Síndrome del Ecce Homo… de Borja.

cercadelasretamas —  octubre 11, 2021 — Deja un comentario

La muy poblada derecha mediática, tras unos amplios esfuerzos en blanquear el fascismo de Box y los ímprobos esfuerzos de la antigua derecha convencional, el PP, de asimilar su doctrinario a las catequesis que imparten Abascal y sus monaguillos, se han lanzado en tromba a perfilar el retrato de Pablo Casado, con la única finalidad de que una vez conseguida la identidad ideológica entre PP y Box, llegar a un nuevo retrato del heredero de Aznar que permita en una más que hipotética victoria de la derecha electoral, el retrato del “líder” que resulte preeminente sea el de Casado.

Para este esfuerzo, tratan los artistas recorrer el camino inverso que hizo Cecilia, esta a partir de un Ecce Homo corrientito y llegar a un Ecce Paquirrín, y esos pintores de brocha gorda parte de una figura desfigurada de lo que debería ser un líder carismático tras una convencional. Convención de sujetos de la más variada fisonomía, unos por ser condenados por corrupción, otros por no ser capaces de espantar su halo de criminal de guerra, los más por haber ya recorrido caminos y vericuetos entre la derecha más derecha y la derecha más folclórica. Y todo culminado con la sabia enseñanza de un premio Nobel que ha transitado en otros paraísos (fiscales) y revelar la divina enseñanza de el buen voto.

Convertir un demacrado Ecce Homo, desdibujado, carente de señas propias de identificación, en un reconocible líder político que sea capaz de emitir opiniones que, aunque no sean propias, no se note que se las ha tenido que aprender de una cuartilla escrita por un asesor. Un líder que ejemplifique unos conceptos en los que no cree porque es un sujeto ignaro, zoquete y remolón para el estudio.

Los esfuerzos, ímprobos, de El Mundo, La Razón, el Abc y toda una pléyade de radios, televisiones, libelos digitales… explicados por las sin duda pingües retribuciones que reciben de la cofradía del Ecce Homo al que se han comprometido a arreglarle las costuras que a cada rato enseñan lo que hay debajo: nada entre dos panes.

Pablo Casado es el Ecce Homo desfigurado, demacrado, cuyo retrato político es es un trasunto del dómine Cabra, es el enjuto hético, el sujeto que no para de atropellarse liándose los flecos raídos de una seca manta ruana que al cuello deja ver lo que parecería una camisa y no más que cuello y pechera donde cada día se coloca unas raspas de ideas que luego, cuando las hilvana, se descosen al momento.

A los medios que el Partido Popular va cubriendo de anuncios y propaganda de las diversas instituciones y organismos donde gobierna, les cae, por riguroso turno, una publirreportaje de dos páginas, un editorial, un reportaje parece que serio, a mayor gloria del Ecce Homo de Génova, 13, cada vez más desfigurado, tanto que, por ejemplo, la última portada dominical de El Mundo ha estado en un tris de, además de un medio contrapicado en la puerta de un noble edificio, que le hubiera gustado fuera la escalinata del Congreso de los Diputados, colocarlo subido en un blanco corcel, con vestimenta de Napoleón.

  • ¡Soy Napoleón Trespatines, emperador de Guanabacoa!

Y, claro, así no hay manera. Se quedó con el contrapicado, sin corbata y pringoso de rancias recetas liberales del siglo XIX.

Ahora, a esperar a cuando le toque al periódico de Iberdrola, digo, de Vocento.

Pero el Ecce Casado está tan estropeado, tiene el lienzo comido de las polillas, que será imposible, hasta para el mejor maquillador de Quasimodo, poder darle apariencia de verosimilitud.

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