El día 29 de diciembre de 1906, con alarde tipográfico, el periódico EL NORTE DE EXTREMADURA publicaba una amplia información sobre el desprendimiento de tierras que se había producido el 25 de diciembre anterior, en las obras que se estaban ejecutando en una solar de la calle de Solana (actuales calles Donoso Cortés y calle Pizarro), a consecuencia del que resultaron sepultados y muertos tres albañiles.
Aunque no me he centrado en buscar tanto el número de policía de la finca en la que se trabajaba como en qué tipo de proyecto se estaba realizando (algo que haré en próximas fechas en el Archivo Histórico Municipal), por aproximación podría tratarse de las primeras obras que se realizaron en lo que ahora es la Casa Grande, sede el Museo Helga de Alvear. Espero encontrar en el Archivo todas las referencias que den como resultado completar los datos.
Sí quiero reseñar que en 1906 Cáceres capital debería contar con unos 16.000 – 17.000 habitantes, en relación con el dato que se da en la crónica que transcribo de que a los funerales acudieron unas 6.000 personas.
LA CATÁSTROFE DEL 25 -TRES OBREROS SEPULTADOS-DUELO GENERAL EN LA POBLACIÓN
Cuando el martes último recorríamos la población y gozábamos al saber que á pesar de alegría y algazara propias de la noche en que la humanidad celebra el nacimiento de Jesucristo, nada absolutamente había ocurrido que turbase la paz de este honrado y pacífico vecindario, una noticia triste y desoladora llegó hasta nosotros. Indagamos el origen, y he aquí lo que supimos, y que por haberlo visto después, vamos á relatar á los lectores.
Varios albañiles, entre ellos asociados –que precisamente habían estado varias semanas sin ocupación- trabajaban ese día en una obra en la calle de Solana, propiedad de los señores de Cedrún, cuando se vieron de súbito envueltos por un desprendimiento de tierra que los sepultó á más de tres metros de profundidad.
Conocido por el vecindario el infausto suceso, pronto cundió la noticia por toda la población, causando la alarma y consternación consiguientes en todos sus habitantes, que corrieron presurosos al lugar de la catástrofe, á fin de prestar sus auxilios convenientes, y que desgraciadamente fueron ineficaces, pues los infelices obreros debieron morir instantáneamente, sin que nadie pudiera socorrerlos.
Pintar el efecto que causó en todo Cáceres esta desgracia, seríamos punto menos que imposible; baste decir que no se hablaba más que de este asunto en todas partes, tratando cada cual de averiguar de quién sería la responsabilidad del grave suceso acaecido á tres honrados y laboriosos obreros, que por querer ganar ese día un mísero jornal con que atender á las necesidades de los suyos, murieron en la flor de su edad, víctimas, tal vez, de la incuria y el abandono que á todos nos caracteriza.
¡A qué tristes reflexiones se presta esta lamentable desgracia!
Mas consolémonos en parte al considerar que de ocurrir en otro día, hubieran sido muchas más las víctimas sacrificadas en aras del cumplimiento de su deber: el trabajo, único patrimonio que tienen los desheredados de la fortuna.
LA POLICIA, LAS AUTORIDADES Y LA FUERZA ARMADA
En el sitio de la ocurrencia se presentó en los primeros instantes la policía con sus respectivos jefes Sres. Martínez y Santamaría, la guardia municipal con el suyo, Sr. Jalón, quienes con gran esfuerzo pudieron contener á la multitud, que á viva fuerza quería penetrar en el solar donde ocurrió el accidente.
El gobernador civil interino Sr. Pelletán recibió la noticia en su despacho é inmediatamente se personó en el lugar del suceso dictando acertadas y enérgicas medidas que dieron por resultado se retirase el público del solar, que ya se había invadido, á fin de que no interrumpieran las operaciones de salvamento y pudiesen ocurrir otras nuevas desgracias.
En el lugar de la ocurrencia se encontraban también, á más del Juzgado que llegó á seguida, el gobernador militar Sr. Fernández de Toro y las demás autoridades, con las que se encontraban el ingeniero Sr. Mateos, el comandante de Estado Mayor Sr. Vico, el capitán del mimo cuerpo Sr. Martínez, los médicos Sres. Uribarri y Durán, el párroco de San Mateo, Sr. Polo, el director del Banco Sr. Aparicio, y otras muchas personas que no recordamos. La Guardia civil, que fué avisada con oportunidad, y una sección de la Brigada Topográfica, enviada por jefe Sr. Vico, llegaron cuando más público había, evitando que la muchedumbre se aproximara á los alrededores peligrosos de las obras.
TRABAJOS DE EXCAVACIÓN
Con la esperanza de sacar con vida alguno de los sepultados y con las precauciones debidas en estos casos, comenzaron los trabajos de descubrimiento, en los que tomaron parte algunos obreros del Municipio y trabajadores de las obras, reinando en ellos el más profundo silencio. Apareció á poco el primero de los sepultados, el desgraciado Antonio García. Una mano fué lo primero que se vió de este cadáver. Quitóse tierra con más ahínco y después de grandes esfuerzos por estar el cuerpo aprisionado, pudo sacar al infeliz Antonio, que estaba desfigurado y encorvado hacia atrás. Vestía blusa clara con rayas negras, faja negra y botas. Se encontraron en los bolsillos monedas por valor de un real y unos fósforos de cartón.
Este infeliz obrero, era casado y con tres hijos. Se le trasladó en una camilla al depósito judicial y continuaron los trabajos, ya sin esperanzas de encontrar con vida á sus restantes compañeros.
A la hora y cuarto próximamente pudieron extraerse los cadáveres de José Ebole y Manuel García, éste último primo hermano del Antonio, los que aparecieron abrazados.
Este desalentador espectáculo causó profunda sensación entre todos, é hizo prorrumpir en exclamaciones de lástima á cuantas personas presenciaron estas tristes escenas. Un obrero llamado Santiago Sánchez, compañero de trabajo de los fallecidos, y que en unión de otros varios ayudaba las operaciones de extracción, lloró á lágrima viva á la vista de sus infortunados amigos, siendo retirado de aquel lugar por orden del señor gobernador civil, que emocionado, presenciaba tan fúnebre cuadro.
José Ebole vestía blusa y faja negra, pantalón negro y botas; en los bolsillos tenía una moneda de dos céntimos. También era casado y con un hijo.
A Manuel García, que vestía como su compañero, se le encontró en uno de los bolsillos del chaleco de pana color café, una moneda de peseta, una llave pequeña y un lápiz de pizarra. Este era soltero.
Como el anterior, fueron conducidos al depósito judicial.
INSTRUCCIÓN DEL SUMARIO
El mismo día de ocurrir la catástrofe, trabajó activamente el Juzgado de instrucción con el fin de depurar responsabilidades, si es que existen.
Ya han declarado ante el señor juez de primera instancia y escribano Sr. Gaona –dos funcionarios dignísimos y cumplidores de su debe,- los obreros Luis Escalera, Pedro Floriano, Victoriano Fuentes, Juan Barrigón y Luis Doncel, que se encontraban trabajando en dicha obra cuando ocurrió la desgracia.
También han emitido ó emitirán dictamen ante el Juzgado, sobre las causas que hayan podido producir el desprendimiento, los arquitectos Sres. Rodríguez y Arias Montano.
NOBLE PROCEDER
Nuestro querido amigo el concejal republicano de este Ayuntamiento, que vive muy próximo al solar de la ocurrencia y que trabajó incansablemente desde los primeros momentos, ofreció incondicionalmente su casa y cuanto en ella había, para auxiliar, si necesario hubiera sido, á los infelices obreros sepultados.
Desgraciadamente no pudieron utilizarse sus bueno y desinteresados ofrecimientos, mas no por eso dejará de agradecérselos la población entera, que ya conoce demasiado al Sr. Bazaga y que sabe goza de generales simpatías por la afabilidad de su carácter.
EL NORTE DE EXTREMADURA le envía las gracias más expresivas en nombre de las desconsoladas familias de las víctimas.
CARIDAD Y BUENOS SENTIMIENTOS
La Sociedad de obreros albañiles, á la que pertenecían los desgraciados obreros, ha hecho cuanto ha podido, dentro de sus escasos recursos, por sus tres malogrados compañeros y familias, y algunos individuos de los que forman su Junta directiva, han trabajado sin descanso hasta dar cima á los asuntos encomendarlos á su ejecución, que no han sido pocos.
Es digna de aplauso esta laboriosa y simpática Sociedad.
También merece alabanzas el proceder de los Sres. de Cedrún, dueños del solar de la casa que habrá de edificarse y donde ocurrió el hundimiento, pues han costeado los funerales de las víctimas y se proponen socorrer espléndidamente á sus desgraciadas familias.
Estos señores, que lamentan muchísimo la desgracia y que están muy afectados, dicennos que no han escatimado nunca, ni escatimarán en lo sucesivo, nada absolutamente para que las obras que ya se han ejecutado y en adelante se ejecuten en el solar de su propiedad, se lleven á cado con toda clase de seguridades.
El Círculo de la Concordia suspendió en señal de duelo el baile de confianza que tenía anunciado, y lo mismo hizo Mr. Marx, el Sansón del siglo XX, con la función que debió celebrarse aquella tarde en el Teatro de Variedades; determinación que le ha valido el aplauso unánime del vecindario. Mr. Marx ha prometido dar una función, cuyo producto entregará, en parte, á las familias de los muertos.
Y para que no quedara en eso la conmiseración del pueblo hacia las desgraciadas víctimas y sus infortunadas familias, el Círculos de Artesanos, á propuesta de su Directiva, ha abierto una suscripción, para con su producto aliviar en parte la aflictiva situación en que quedan los hijos y padres de los fallecidos.
En la Concordia y el Mercantil, también encontrará consuelo á su desgracia las infortunadas familias de las víctimas.
Loor al pueblo que así sabe aliviar las penalidades hijos y llorar el infortunio de sus hermanos.
LOS FUNERALES
A los verificados por los tres desgraciados obreros en la iglesia de Santa María, el jueves 27 á las ocho y media, que fue una impotente manifestación de duelo, asistió una numerosísima concurrencia de todas las clases sociales.
Presidió el duelo el gobernador civil señor Pelletán, que tenía a su lado al director del Instituto, al dueño de la obra D. Eduardo Gutiérrez Cedrún y al concejal y presidente del Centro Obrero D. Juan Canales, los que en unión de las familias de las víctimas, recibieron el pésame, asistiendo al acto todas las autoridades, nutrida representación de la Ciencia, las Letras y las Artes, la Banca, el Ejército, el Clero, el Comercio y la Industria, las sociedades de obreros confederadas y la de Socorros Mutuos, los jefes y dependencias de las oficinas de todos los órdenes, las clases de obreros, el senador D. José Trujillo, el diputado á Cortes D. Rafael Durán, y otros compañeros del Congreso, varios diputados provinciales; todo Cáceres, en fin, que ha visto con profunda é intenso dolor la triste suerte que ha cabido á esos tres infelices obreros; calculándose que asistieron á los funerales, muy cerca de seis mil personas, siendo interminable el desfile por la puerta de la iglesia.
Al terminar los funerales se formó una grandiosa manifestación de toda clase de personas, que con un número considerable de blandones encendidos, fue á depositar en el Cementerio y en la tumba de los tres trabajadores sepultados, preciosas coronas, costeadas tres por la Sociedad de obreros albañiles con esta dedicatoria: “Los albañiles asociados de Cáceres á las víctimas del trabajo” y otra del Centro Obrero con la siguiente inscripción: “El Centro Obrero á los mártires del trabajo. 25 Diciembre 1906”. Una vez terminada la fúnebre ceremonia, subió la manifestación, recorriendo la misma carrera y disolviéndose en el Centro Obrero, guardando en todo el trayecto recorrido, el mayor orden y compostura posibles.
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En señal de sentimiento por esta horrenda desgracia y mientras se celebraban los funerales y regresaba la comitiva que fue al Cementerio á depositar las coronas, se cerraron todas las oficinas, comercios y talleres, prueba indudable de que la clase obrera por su sensatez y cordura, ha sabido conquistarse las simpatías del hospitalario y caritativo pueblo cacereño.
Descansen en paz los infortunados obreros y quiera Dios que el sacrificio de sus vidas sirva de lección para lo sucesivo.
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El día 27 llegó á ésta el Sr. López, arquitecto director de las obras, el que terminado el funeral, se dirigió á las misma, acompañado del señor gobernador, empezando enseguida á tomar medidas de precaución y seguridad, pues en la noche última hubo nuevos desprendimientos en el ya tristemente célebre solar.
¡Ojalá no haya que lamentar ninguna nueva desgracia!
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EL NORTE DE EXTREMADURA, deseando aliviar de algún modo al infortunio de las familias de las víctimas, abre una suscripción é invita á las personas caritativas á que le ayuden con su óbolo á este fin, agradeciendo por anticipado su generoso concurso
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La Sociedad de albañiles y similares ha entregado á cada una de las familias de estos infortunados compañeros, víctima del desplome de tierras ocurrido en la calle de Solana, un donativo de cien pesetas.
También se ha iniciado entre los obreros una suscripción individual con el mismo fin, cuyos fondos se recogerán en el Centro Obrero.
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A la hora de entrar en máquina este número, nos dicen –sin que nosotros respondamos de la noticia- que el Ayuntamiento ha acordado en la sesión de hoy, accediendo á la solicitud presentada por el concejal señor Canales, socorrer á cada una de las familias de las víctimas del día 25, con doscientas cincuenta pesetas.
Celebraríamos se confirmara la victoria.
Vale.