Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática.
Artículo 15. Derecho de las víctimas a la verdad.
(…)
3. En el fomento de la investigación histórica sobre los aspectos señalados en el apartado anterior, en cumplimiento del mandato establecido en el artículo 44.2 de la Constitución, se tendrá en cuenta el papel esencial que desempeña el debate histórico para la formación de una conciencia histórica adecuada a la dignidad de los ciudadanos de una sociedad libre y democrática y la contribución al mismo de las conclusiones que sean resultado de la aplicación en la verificación e interpretación de los hechos de los usos y métodos característicos de la ciencia historiográfica. Ello se entenderá sin perjuicio de la incertidumbre consustancial al citado debate que deriva del hecho de referirse a sucesos del pasado sobre los que el investigador puede formular hipótesis o conjeturas al amparo de la libertad de creación científica reconocida en el artículo 20.1.b) del Texto Fundamental.
Ya decíamos en el capítulo I de esta serie que el día 29 de diciembre pareció ser una jornada tranquila, salvo las ejecuciones citadas antes, sin nuevas detenciones, sin nuevos juicios sumarísimos. Sin embargo, fue un día nefasto para gran parte de los vecinos acuciados y acosados por una hiperactividad represora bajo el mando cruel de Rada.
Se transcribe a continuación el encabezado de sesión y la parte dispositiva de la sesión de la Comisión Gestora del Ayuntamiento de Cáceres de 29-12-1937, en la que se acordó nombrar hijo adoptivo de la ciudad al general de Rada.
En esta Capital de Cáceres y siendo las doce horas y veinte minutos del día veintinueve de Diciembre de mil novecientos treinta y siete, segundo año triunfal, y en sus Casas Consistoriales, bajo la Presidencia del señor Alcalde, Don Narciso Maderal Vaquero, con asistencia de los vocales Don Eleuterio Sánchez Manzano, Don Fernando Vega Bermejo, Don Gabino Muriel Espadero y Don Marcos Mariño Báez, y el Secretario de la Corporación que suscribe, celebró, en primera convocatoria, la sesión semanal ordinaria señalada para este día, para la Comisión Gestora del Excmo. Ayuntamiento.
(…)
Continúa la Presidencia expresando a la Corporación, que es su propósito y lo supone de la Gestora, agradecer oficialmente la actitud y labor patriótica que tan beneficiosos resultados han producido, en la seguridad y tranquilidad del vecindario, del Excmo. Señor General de esta División Don Ricardo de Rada y Peral, que con energía y rapidez ha sabido extrangular lo que por el Movimiento sedicioso se trataba. Que esta gratitud debe, a su juicio, constar en acta su labor y en la que ha sabido el señor Rada traer al vecindario la tranquilidad de sus espíritus y la seguridad de sus vidas y haciendas, debe constar muy especialmente en acta y propone que, además de ello, como reconocimiento hacia él se le nombre Hijo Adoptivo de la Ciudad de Cáceres, título que debe extenderse, en forma meramente oficial, sino en artístico documento, cuyos gastos serán satisfechos exclusivamente por el Ayuntamiento, sin otra intervención económica.
El Sr. Vega Bermejo, dice que creyendo interpretar el sentimiento de los miembros de la Gestora, en estas circunstancias que están todos perfectamente de acuerdo y compenetrados con la Presidencia y que por tanto prestan su conformidad con verdadera complacencia, en que conste en acta la satisfacción de la Comisión, por la actitud del Excmo. señor General de la División señor Rada y por consideración especialísima se le nombre Hijo Adoptivo de Cáceres en virtud de los hechos que todos conocemos. Acordándose por aclamación, por la Comisión Gestora, aceptar las propuestas de la Presidencia.
Esta manifiesta que debe, levantada esta sesión y sin pérdida de tiempo alguno visitar al Excmo. Señor General, para personalmente y por todos los Gestores, con su Presidencia, notificarle los acuerdos recaídos. La propuesta es aceptada y la Presidencia con las frases del !España-una- España-grande- España libre- Arriba España! levanta la sesión, siendo las doce horas y cincuenta y cinco minutos, habiéndose invertido en la misma treinta y cinco minutos, de todo lo cual como Secretario doy fé:
Sobre esta negra historia se puede consultar (“Tragedia y represión en Navidad. Doscientos republicanos fusilados en Cáceres por el ejército franquista en 1937” Pag. 236. Julián Chaves Palacios. Ed. Institución Cultural El Brocense. Excma. Diputación Provincial de Cáceres, 2008).
He querido transcribir el acta que consta en el Archivo Municipal, para dejar desnudos los deseos de quienes estaban al frente del Ayuntamiento, deseos para complacer al sanguinario Rada, rendirle pleitesía, vergonzosa pleitesía.
Los militares sublevados que tiñeron de sangre la navidad de 1937 en Cáceres cumplían con las órdenes que gustosamente recibían cuando en la ciudad nunca hubo un frente de guerra, pero que necesitaban aterrorizar a la población. Además, necesitaron que las llamadas autoridades civiles estuvieran a su altura, a la altura de los sublevados.
En lo que concierne al “trabajo” de los militares y guardias civiles pudiéramos decir que a partir de los fusilamientos que aterrorizaron a la ciudadanía, excepto a los que vieron en ellos la venganza que deseaban contra los republicanos, daban por cumplida la vendetta. De hecho, el único acto de la guerra refrescado alguna vez fue el bombardeo del palacio de Mayoralgo que afectó también a una salida de misa, nunca los masivos fusilamientos, ni siquiera el del alcalde Canales.
Pero sí es preciso recordar qué hicieron las “fuerzas vivas”, nunca mejor dicho, tras arrastrarse como babosas a los pies de Rada. Porque la apariencia de normalidad en una ciudad que nunca fue frente de guerra debía continuar en los años siguientes. El golpe de estado debía continuar.
Vale.




