Alberto Feijóo se ha quedado trabajando en agosto, mientras su competidor disfruta de unas vacaciones en La Mareta. La tentación aparece cuando se presenta una posibilidad de ascender y necesita solamente el apoyo de cuatro socios. Una especie de hada madrina (en realidad, hada abuelina) le cuenta un cuento del pasado.
Esto podría ser un guión, muy poco esbozado, de lo que podría suceder en este “el final del verano”, pero ni Alberto Núñez Feijóo es Billy Wilder ni el hada madrina es Marilyn Monroe. Más bien, estaríamos en una trama policíaca muy de serie B.
Lo que si parece estar claro es que Alberto Núñez Feijóo está dispuesto a repetir y multiplicar por dos la jugada que la vieja hada madrina, la reina de la charca, llevó a cabo en junio de 2003, cuando en una votación de constitución de la Asamblea de Madrid, dos diputados electos del PSOE-M.
Desde que el Jefe del Estado le encargó formar gobierno, porque para Felipe Uve Palo, es la costumbre proponer para ese menester a cualquiera que sea gallego, que en este caso le explicó eso de que el gobierno recae en la candidatura más votada.
Desde entonces, y con las ganas que Alberto tiene de pillar las llaves de La Moncloa, por supuesto que el gallego no ha parado. No ha parado de decir dos cosas: que él es el encargado de formar gobierno y que tiene 172 votos asegurados para la investidura y que solamente le faltan 4 votos para obtener la investidura.
Cuatro votos nada más. Por eso, solamente por eso, la tentación se apodera de Feijóo y su “entorno” más próximo (Bendodo, González Pons, Cuca Gamarra y el monaguillo Borja) y repiten como un mantra eso de los cuatro votos que les faltan.
Incluso Alberto está dispuesto a reunirse, sin hemoal, con Puigdemont, el mismo que se le escapó a su partido en el maletero de un coche, el mismo que llevó a cabo dos referéndums, el que declaró una DUI de 8 segundos, a ese mismo Puigdemont lo quiere llevar a que le arriende los votos de Junts.
Incluso no tendrá inconveniente en usar un reclinatorio para rezarle, para pedirle a sant Pere Aragonés que interceda para conseguir los votos de ERC.
Aunque las plegarias de Feijó parece que están cayendo en saco roto, porque el PNV ya le ha dejado muy claro que con ellos no cuenten, que llamen a otra puerta, que esa está cerrada.
Bueno, en realidad, Feijóo tiene todas las puertas cerradas, todas, y eso que hay unas que no ha tocado aún y que dice que no tocará. Las de EH-Bildu. Claro, que ahí ya ha dicho Oskar Matute que ni se le ocurra.
¿Y qué hará Alberto para obtener los cuatro votos que le faltan? Pues hará (o intentará) hacer lo que ha hecho históricamente la derecha: comprarlos. Ya lo hizo la vieja hada madrina de la Charca de las Ranas cuando compró los dos Tamayos que le hacían falta para conseguir el gobierno de Madrid. Pero la hada madrina ya no es más que una vieja arrugada que ha perdido todos sus poderes.
Por eso, la tentación vive arriba, vive en Génova, 13, buscando viejos libros de la historia de la derecha para encontrar el conjuro que convierta cuatro votos de cuatro socialistas buenos que le apoyen. Pero, ¿habrá en el PSOE cuatro traidores como los Tamayos?
Parece que no. Y en un intento de desviar el foco de su inutilidad para que esa incompetencia de la que hace gala caiga, es su intención, sobre el Presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, no ha tenido más feliz idea que pedirle al “okupa” de La Moncloa una reunión. ¿Será para pedirle consejo? ¿Será para pedirle que les preste los cuatro votos que le hacen falta? ¿O será para que le traspase esos cuatro votos antes del cierre del mercado de fichajes?
La tentación, que vive en Génova, 13, se desvanece, hace un fundido a negro y de entre las neblinas solamente surge una imagen: Marcial Dorado.
Vale.




