En 1985, en la zona de la arquería de los Nuevos Ministerios, se erigió una escultura de homenaje al socialista Largo Caballero. Una escultura que convivió pacíficamente en la ciudad de Madrid hasta que aparecieron los fascistas, de nuevo, para recuperar sus odios, sus inquinas contra todo lo que recordara la II República Española.
En los años 20 del presente siglo fueron muchas las veces que los medios de comunicación se hicieron eco de la vandalización de la figura córporea de Largo Caballero. La memoria del dirigente socialista fue mancillada por los regidores de derecha y extrema derecha (en realidad, fascistas, sin distinción) y en los más reconocidos medios intolerantes con la historia, el recuerdo y la memoria democráticas.
Hace unos días, la noticia era que el autor de la escultura de Largo Caballero había fallecido. Una noticia publicada en numerosos medios de comunicación, periódicos de los más variopintos lugares de nuestro país. En muchos casos, esas noticias señalaban como hito referente la escultura de Francisco Largo Caballero y los actos de demostración de incultura y de falta de formación democrática que los fascistas que la atacaron. O las veces en las que el alcaldillo de Madrid trató por todos los medios de borrar la figura de Largo Caballero de la ciudad.
Repasé algunas de las noticias que sobre el autor de la escultura de Largo Caballero se han publicado en muchos periódicos y he notado que en los periódicos locales que se venden en Cáceres (en realidad, uno solo, el otro es un fascículo del que se vende en Badajoz) no ha habido referencia, al menos yo no las he encontrado, al fallecimiento del artista que promovió el Museo de Esculturas al Aire Libre del Parque del Principe.
Al menos, una de las obras que componen ese museo es de José de Noja, “Pepe Noja”, y el conjunto lleva su firma y su impulso. Aunque el nacimiento del citado Museo tuvo algún punto de polémica, ahora esas esculturas forman parte del paisaje urbano, del paisaje del Parque del Príncipe.
La ciudad, Cáceres, vuelve, en este caso a mostrar la memoria (inexistente), una ciudad que es mala defensora de quienes se desviven por ella.
Vale.




